Posts Tagged ‘apocalipsis zombie

23
Feb
11

Zombificación



El estreno de la serie de TV «The Walking Dead«, basada en el cómic del mismo nombre, bate récords de audiencia en todo el mundo.





En TV aparecen cientos de cuerpos de niños, ancianos, mujeres y adultos, desmembrados, ensangrentados, muertos o agonizando, y los supervivientes sin esperanza de atención médica, con dolores, con sufrimiento extremo, deambulando como zombies entre los cadáveres y las ruinas.


No, no se trata de la serie de TV… Es la vida real, y está pasando en sitios como Haití.





Haití se hizo famoso por los ritos vudú que crean un efecto de «zombificación» sobre aquellos que caen en trance, aunque en realidad no sea sino un estado de catalepsia, de origen esquizofrénico o farmacológico… Paradojas de la vida. Más allá de los ritos, un año después del terremoto, la mayor parte de su irredenta población son «muertos vivientes«.





Por contra, en «The Walking Dead«, los muertos que vuelven a la vida… Y no provocan indiferencia.


La forma de actuar de humanos y zombies constituye un ensayo inevitable de sociología.




El director de películas de temáticazombie‘ más conocido es George A. Romero.


En producciones como «Dawn of dead» (1978), subyace una crítica al consumismo.





Esa es la interpretación «clásica» del enfrentamiento entre el ser humano y su imagen carente de vida y de pensamiento racional: la crítica a la sociedad de consumo actual… porque el neoliberalismo capitalista proyecta en la gente un comportamiento gregario e inconsciente.


El ‘centro comercial‘ (‘mall‘) es el escenario del ‘apocalipsis zombie‘, porque ‘comprar’ se ha convertido en una necesidad primordial y básica… Y ‘consumir‘ es lo que hacemos todos los días.


Romero comenta que sus películas expresan la idea de que los zombies no son “ellos” sino «nosotros»… Los zombies son aquello en lo que nos estamos convirtiendo.





Tal es el papel que nos han asignado en este teatro del Dinero… porque el papel de «vampiro«, ya está reservado para la Banca.


Como ‘consumidores’, no sólo somos «seducidos» por las campañas intencionales de marketing.


Para estimularnos a consumir, las fabricantes se dirigen directamente a nuestros sentidos, desarrollando el color, el sonido y la fragancia de los productos que finalmente compramos, en un continuo ciclo programado de comprar-tirar-comprar.





Desde 1962, las tendencias de «moda» vienen predeterminadas por Color Marketing Group, una organización internacional que diseña los colores a utilizar cada año, no por un altruista sentido estético, sino porque limitar la paleta de colores supone un notable ahorro en los gastos de fabricación. No se «apuesta» por una tendencia, se juega sobre seguro.





No hay «elección» como tal, es una mera «ilusión de libertad«.


Somos «orientados«, por no decir «condicionados«, y los medios de comunicación y de entretenimiento juegan su papel de «crear opinión«… Lo cual va más allá del ya aparente ‘desinformar’.





Unos lo hacen subrepticiamente, como es el caso de los medios de comunicación y entretenimiento… y otros, tan a las claras como ese «think tank» de empresas que, en rueda de prensa, declara haberse constituido para «asesorar» al gobierno socioliberal o neoliberal de turno.


Las imágenes que nos proyectan a través del cine y del resto de medios audiovisuales, no son un reflejo de la realidad: constituyen una visión sesgada, buscando influir en nuestra percepción e interpretación del mundo, de forma interesada.





Queda patente en el caso de los jóvenes, quienes, como si no tuvieran bastante con las inseguridades creadas por su inexperiencia vital y por su incipiente sexualidad, sufren un bombardeo de culpabilidad propia e insensibilidad ante el sufrimiento ajeno, introducido en las películas de terror adolescente (‘slasher‘)… Que, de paso, les prepara para conformar nuevas y sumisas camadas egoistas pro-lucro, máxime en una época con tasas de desempleo juvenil astronómicas.


Esto se traduce, por ejemplo, en que el 47% de los escolares españoles se burla del físico de sus compañeros.


Y en la «liberal» Europa, el 46% por ciento de los estudiantes se burla de los demás por su orientación sexual, el 42% por la apariencia física, y el 35% por la discapacidad… En esa linea, el 47% de los inmigrantes de primera generación ha sufrido burlas en los últimos 3 meses, y el 17% han sido intimidados.





Las películas de zombies recogen las peores tendencias posibles de la gente, tanto entre humanos, como de los humanos hacia los zombies, mostrando otro aspecto de la misantropía, de esa actitud social y psicológica inducida de aversión general hacia la especie humana.


Este subgénero de películas predica que en realidad somos un subgénero humano, y se apoya en la frase de Plauto, un comediógrafo latino al servicio de la élite romana, de que “el hombre es un lobo para el hombre”.


Pero ese estado NO es «natural«. Es un comportamiento, y, por aberrante, urge modificar las condiciones en las que se apoya.


La «competencia» sólo surge cuando unos se empeñan en dejar fuera a otros. Y este planeta puede dar cabida a todos, si se hace un uso justo e inteligente de los recursos.


Otro mundo es posible.


Pero raramente se cita la frase de Séneca «el hombre es sagrado para el hombre«, y muy poca filmografía recuerda que la corrupción NO es innata al ser humano, que ha sido fruto del uso del Dinero, y agravada por el capitalismo para intensificar las desigualdades, hasta en lo más básico.





En lugar de fomentar la colaboración, que es inherente a la especie humana, se fomenta la competividad sin medida, explotando un falso rasgo animal desde una perspectiva capitalista, para globalizar un mundo donde el Dinero de unos pocos subyuga al resto, y bajo cuyo prisma tan lícitos son el enriquecimiento de la minoría como la esclavitud de la gran mayoría, amparados bajo cualquier revestimiento ideológico y religioso.


En las películas de zombies, los únicos que cooperan realmente entre sí, son los propios zombies… La ‘cooperación‘ entre «homo sapiens« queda denostada al compararla con el comportamiento de «homo infestus» inventados.


Esa es una idea perversa.


Pero hay
otras más…


Otras que también persisten en las películas y en la serie «The Walking Dead«.





En un mundo plagado de zombies, los ‘supervivientes’ humanos se consideran legitimados para acceder a todos los medios materiales a su alcance para exterminar a los zombies, especialmente a las armas y a la gasolina.


Eso viene a justificar, tanto la legalización de la venta de armas a particulares y países, como el intervencionismo exterior para el saqueo de recursos naturales como el petróleo.





Y otro mensaje.


Apostados en lo alto de los edificios, detrás de los búnkers, o parapetados detrás de un vehículo, los ‘supervivientes contemplan con suficiencia y asco cómo se mueve a nivel del suelo esa marea infrahumana, cosificada, y el ‘tiro al zombie‘ se convierte en un deporte plausible.





En una época escasa de verdaderas revoluciones‘, pero plena de ‘protestas‘ contra los recortes sociales y los dictadores políticos (y quizá, en algún momento, contra la dictadura de la Banca, sus crisis planificadas y sus previsibles ‘subidas de los tipos de interés‘), los cuerpos y fuerzas de seguridad de cada Estado pueden tener la tentación de sentirse oníricamente «legitimados» para considerar al pueblo al que supuestamente debían servir, como zombies, como meras dianas inhumanas sobre las que hacer blanco.


Las demostraciones populares puede que estén dirigidas por intereses espúreos (como el control del petróleo y del gas natural), que pretenden, o bien perpetuarse en el poder, o bien sustituirlo por nuevos y lucrativos regímenes-títere neo-liberales pseudo-democráticos globalizados.


Pero, cuando se manifiestan centenares de miles de personas, parece claro que están representando a una mayoría, habitualmente silenciosa, que se atreve a salir a la calle reclamando justicia social y una lucha honesta contra la corrupción del Dinero.


Adoctrinados para la caza del zombie, las fuerzas y cuerpos de seguridad no tienen por qué pararse a pensar en quién se manifiesta y por qué.


Pese a que, después de todo, la mayoría de los manifestantes podrían estar compartiendo algo con los ‘zombies‘.


El hambre.




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