Al aumento de la integración entre personas y robots, le llaman “hibridación“.
Convivirán e interactuarán en cada vez más áreas; trabajarán codo con biela.
Se incorporarán prótesis robotizadas al cuerpo humano; piezas de recambio a falta de tornillos.
Habrá robots con forma de serpiente.
Con forma de araña.
O con forma de niño.
Dicen que no hay que fabricarlos demasiado parecidos a nosotros, porque cuando el robot se parece demasiado a un humano, la confiada aceptación se torna en abrupto rechazo.
Está por ver… porque el ser humano es muy adaptable.
Ya hay robots humanoides que son loados por mostrar una expresión facial.
Pero los seres humanos con mucho menos nos conformamos.
En Japón se comercializa una “silla de los abrazos” para combatir la soledad.
No es tan siquiera un robot.
Es una muñeca que “se parece a una madre“.
Su contacto hace recordar lo que se sentía al recibir el “afectuoso abrazo” materno, algo que con el paso del tiempo “tiende a olvidarse“…
Todo un éxito de ventas… Especialmente, entre los ancianos que viven solos.
El fabricante sostiene que la mayoría de los pacientes que la han probado un tiempo prolongado, experimentaron una reducción de la ansiedad, el miedo y la ira.
No anda desencaminado.
Está científicamente demostrado, como ya vimos, que dar y recibir abrazos ayuda al cuerpo a producir oxitocina, una hormona natural presente en la conducta sexual y en el sentimiento materno-filial, que calma el sistema nervioso y estimula las emociones positivas.
Así que no hace falta que las máquinas consigan replicar la calidad de las emociones humanas.
Nosotros llenamos la diferencia.
Somos tan adaptables, que nos autoengañamos con suma facilidad, para conseguir paz de espíritu.
Que un bebé reconozca un ser de entre varios objetos, no suele deberse a la similitud visual con una persona… Los bebés reconocen como “humana” la capacidad de interactuar socialmente, no la apariencia.
Da igual lo humano que pueda parecer… Es la socialización del robot la que hace que el bebé le trate como a un ser.
Aunque “una vez que uno aprende cómo funciona un robot, ya sabe cómo funcionan todos“, su software no deja de avanzar para articular gestos, pestañear… Interactuar con el espacio que les rodea.
Les hacen más humanos.
Otra cosa es el “problema” de la conciencia de uno mismo, y la inteligencia.
El Test de Turing es una prueba propuesta en 1950 por Alan Turing para demostrar la existencia de inteligencia en una máquina.
Sea o no la prueba idónea, dado el aumento de su capacidad de procesamiento… es una cuestión de tiempo.
Al ritmo de los algoritmos.
Ya hay programas que consiguen imitar conversaciones humanas (‘chatbots‘).
Y se saben chistes.
No es noticia que un programa inconsciente, sin ninguna inteligencia identificable, logre engañar a sus interrogadores.
No es que éstos sean ingenuos.
En el contexto apropiado, los humanos pondremos lo que falte para lograr socializar.
Aún se considera difícil que un robot tome conciencia de sí mismo… pero se le puede programar para que lo parezca.
Conforme los robots entran por la puerta de la socialización, los humanos saltan por la ventana.
Un investigador japonés ha inventado unas gafas para fingir sentimientos; con ojos falsos, sirven para ocultar las emociones, evitando que los ojos delaten los sentimientos.
Perfectas para traducir la dicotomía entre lo que se muestra y lo que realmente se piensa.
Un robot podría pensar que se trata de humanos imitando ser humanos.
Pero no.
Es también un comportamiento humano genuino… En este caso, una sofisticada forma de adaptación defensiva frente a una sociedad agresiva construida para fomentar el lucro y la explotación de unos sobre otros.
Lo que, en el reino animal, viene a ser un mimetismo defensivo.
Se pregona por doquier que el ser humano es “el animal más inteligente“.
Está por ver. De momento, no acaba de usar la tecnología para preservar a todos y cada uno de los miembros de su propia especie.
Y si a alguien le choca que los robots puedan mejorar las relaciones humanas poco satisfactorias, puede reparar en las mascotas.
La función de las mascotas no es otra que sustituir a los seres humanos.
Sí. Como los robots.
Las mascotas ayudan a superar el anonimato y la falta de comunidad, haciendo mucho más llevadera la vida.
Proporcionan a muchísima gente un motivo, en forma de ser vivo, para volver a casa.
Reemplazan a maridos, esposas o hijos ausentes o poco cariñosos, llenan el vacío hogar y alivian la pesada carga de la soledad en las sociedades post-industriales; máxime, para la gente que vive sola, en las grandes ciudades y/o en la vejez.
Pueden entretenernos como consumados comediantes, formarnos en biología y robótica, ponernos en forma como entrenadores deportivos, relajarnos, querernos…
Las mascotas pueden hacer todo esto sin imponer el maltrato y los castigos que propinan los seres humanos “reales” atrapados en relaciones altamente competitivas, estratificadas y explotadoras.
Por todo ello, a las “mascotas” se les llama “animales de compañía“.
Para sustituir del todo a los humanos, las mascotas tendrían que poder comunicarse, pero, afortunada o desafortunadamente, no pueden sostener realmente una conversación.
Pero escuchan, y, como bien saben psicoanalistas y sacerdotes católicos, las frustraciones y la angustia se alivian por el mero hecho de tener a alguien que nos escuche… o que aparente escucharnos.
Los robots escuchan… pero también pueden hablar, y cada vez mejor.
Las razones para tener robots de compañía en casa podrían ser las mismas que para tener una mascota, con la ventaja de que no se esclaviza a un animal en una jaula de hormigón.
Teniendo en cuenta que las grandes ciudades ya no tienen espacio para las mascotas, no extraña que se agote en las tiendas y haya colas para adquirir un Pepper, el robot “con corazón“, capaz de comunicarse con personas y de interpretar sus emociones.
Para sustituir a los seres humanos reales en derredor, sus dueños les preferirán para llenar sus carencias sociales en relaciones cálidas, apoyo mutuo y amor.
Los robots no son la solución.
Son otra respuesta a un mismo problema.
¿ Miedo porque “las máquinas no tienen escrúpulos ?”
Depende de quien las controle. Depende de cómo se programen.
Como los perros guardianes… según su educación.
Como sus propios amos… según la ocasión.
La mayor amenaza para la especie humana no son los robots, ni tan siquiera los marcianos: es la propia raza humana.
Nosotros hemos creado las armas de destrucción masiva… y los hemos puesto en manos de “androides” egoístas a los que no puedes distinguir, porque viven entre nosotros, piensan como nosotros… pero prefieren que sangremos nosotros, y no ellos.
Son como “geminoids“, marionetas de alta tecnología, de carne y hueso, guiadas por el control remoto del afán de lucro despreciativo del sufrimiento ajeno, insensibles enfermos por golpes cerebrales o por maltratos conductuales que se comportan como psicópatas desaprensivos.
No es nuestra “estupidez innata” ni nuestra “arrogancia irresponsable”.
Son los “intereses” de unos pocos los que deciden que las máquinas sirven para ahorrar trabajo humano, mientras se despreocupan de las consecuencias para quienes pierden su empleo.
Los humanos somos, en efecto, “cíborgs tecnológicos”.
Pero aún parecemos máquinas idiotas, porque, ante la tesitura de “evitar el sufrimiento humano“, vemos cómo la decisión óptima elegida históricamente es “matar a la gente“.
Por qué los robots habrían de respetar las 3 leyes, cuando sus programadores humanos no las aplican entre sus congéneres…
Dan más miedo los humanos roboides (te roban la vida), que los robots humanoides.
Todos, máquinas.
Deambulantes.
Controladores, controlados y controlables.
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Antropoceno 4
Catarsis
Este momento es crucial.
En palabras del antropólogo Marvin Harris:
“Cada decisión individual de aceptar, resistir o cambiar el orden actual, altera la probabilidad de que se produzca un resultado específico.
La evolución cultural nunca está libre de influencia, y probablemente algunos momentos son más «abiertos» que otros.
Los momentos más «abiertos» son aquéllos en los que un modo de producción alcanza sus límites de crecimiento, y pronto debe adoptarse un nuevo modo de producción.
Estamos avanzando rápidamente hacia uno de esos momentos «abiertos».
Cuando lo hayamos atravesado, y sólo entonces, al mirar hacia atrás, sabremos por qué los seres humanos eligieron una opción, y no otra.
Mientras tanto, la gente comprometida a nivel personal con una determinada visión del futuro, está plenamente legitimada para luchar por ella, aunque conseguirlo pueda parecer parezca difícil e improbable.
En la vida, como en cualquier partida cuyo resultado depende tanto de la suerte como de la habilidad, la respuesta racional, en caso de desventaja, consiste en luchar con más ahínco.”
Pero, en este sistema, algunos llegan a la conclusión de que favorecen sus propios intereses cuando consiguen perjudicar con su comportamiento a los demás… Así que, querrán justificar como “respuesta racional” una conducta que no surge del consenso sino de la imposición de sus intereses sobre los de los demás.
Se podría calificar ese comportamiento desaprensivo como “racional” , dado que es fruto de un razonamiento, pero, moralmente, es “destestable”.
Quienes lo llevan a cabo saben que, por regla general, su mala conducta quedará impune, bien porque no existe ninguna ley que la prohíba, o bien porque dicha ley existe pero no se hace cumplir con eficacia.
Ahí se encuadra precisamente el ritual neoliberal de “privatizar los beneficios y socializar las pérdidas“.
Los infractores se sienten seguros: son pocos en número, y están muy motivados ante la perspectiva de cosechar beneficios cuantiosos, fáciles e inmediatos.
En contraste, las pérdidas generadas quedan difuminadas entre un gran número de individuos… Esto proporciona a los perdedores (o, como vimos, “incautos“) una motivación escasa para “escarmentar“ y complicarse con el trastorno, el embrollo y el coste que supone defenderse, ya que cada perdedor pierde sólo un poco, y, aunque consiguiera enmendar el robo perpetrado por la minoría de “tramposos“, únicamente obtendría beneficios reducidos, inciertos y tardíos.
La lucha contra el cambio climático es otro ejemplo de lucha por una “sociedad civil” organizada fuera de las empresas o corporaciones para actuar en el campo de lo público, buscando el bien común cívico y social, sin ánimo de lucro personal.
El proverbio chino de “la unión hace la fuerza” se ha disfrazado en el eufemístico y moderno concepto de sinergia… Y también resulta válido fuera del ámbito empresarial: la fuerza de la unión de acciones realizadas simultáneamente por individuos separados tienen, en su conjunto, un efecto mayor que la suma de sus individuales: “1+1=3”
No es por un mero calentón.
El cambio climático puede suponer una nueva oportunidad para denunciar el desamparo del capitalismo y su actual globalización corporativa neoliberal.
Para reconstruir la esfera pública, fortalecer la sociedad y crear trabajos dignos.
Para ahondar en la democracia y mejorar realmente la calidad de vida de todo el mundo.
Pero, ¿cómo de probable es influir?
No bastará con recordar que la impredecibilidad del clima es global, y que a todos o a cualquiera le puede afectar.
El tifón Haiyan de 2013 en Filipinas, es un ejemplo de desastre natural que veremos cada vez con mayor frecuencia en el futuro… Miles de muertos, importantes daños económicos, crisis humanitaria y éxodo, violencia y saqueos, informes sobre dejación de la responsabilidad estatal en el mantenimiento de las infraestructuras, críticas a los gobiernos por el tardío aviso y la falta de preparación y coordinación de la asistencia…
Pero eso mismo ocurrió con el huracán Katrina 8 años antes (2005) en la metrópoli EEUU.
Nada cambió porque nada se hizo… Eso sí, se evitó que los pobladores volvieran a sus hogares, para especular urbanísticamente con ese terreno.
Suiza también quedará afectada… Pero las transferencias de fondos son electrónicas, y en algún otro paraíso fiscal hará buen tiempo.
Así, que, con este capitalismo financiero global, no va a ser una tarea fácil.
Pero nunca lo ha sido.
Parafraseando al científico Jared Diamond, cuando la élite puede aislarse de las consecuencias de sus actos, es más probable que haga cosas que beneficien a sus miembros aunque sus actos perjudiquen a todos los demás.
Y, a la inversa, en aquellas sociedades en las que la élite no puede aislarse de las consecuencias de sus actos, es mucho menos probable fracasar en las demandas.
(Continuará)
Antropoceno 3
¿Podemos hacer algo a nivel individual?
Sí.
Se podría pensar que la acción de un consumidor poco o nada puede hacer ante un problema tan grande y global como el cambio climático.
Sin embargo, un pequeño gesto realizado a diario por millones de consumidores puede tener un efecto considerable.
Una sola bombilla puede parecer insignificante, pero si todos los consumidores del mundo sustituyeran las bombillas incandescentes por las de bajo consumo, la reducción del consumo mundial de electricidad permitiría el cierre de más de 270 centrales eléctricas de carbón de 500 megavatios.
Hay más de 100 posibles acciones cotidianas.
Unas son fáciles:
• No dejes el coche en marcha si estás parado
• Mantén una correcta presión de los neumáticos
• Reemplaza los filtros de aire del vehículo con más frecuencia
• Apaga los electrodomésticos, evitando dejarlos en stand-by.
• Utiliza bombillas de bajo consumo
• Repara las juntas exteriores
• Si dispones de calefacción, ajusta el termostato en invierno y en verano.
• Baja 2ºC la temperatura del agua caliente
• Cierra el grifo al lavarte los dientes o afeitarte
• Dúchate en vez de bañarte
• Si el agua del grifo es de buena calidad, no consumas agua embotellada
• Cocina con ollas a presión
• Compra electrodomésticos de bajo consumo energético
• Compra productos locales y de temporada.
• Compra cerca de tu casa
• Compra a granel cuando te sea posible; tú decides cuanto necesitas: evita embalajes innecesarios
• Reutiliza las bolsas
• Rechaza de plano los alimentos presentados en bandejas de corcho blanco.
• Compra botellas de vidrio reutilizables, en lugar de “botes” de bebida
• Recicla lo más posible
• Pide que no te envíen más facturas ni folletos en papel
• Evita dejar enchufados cargadores, transformadores y aparatos (como los ordenadores)
Otras, demandan algo más de voluntad:
• Utiliza un transporte limpio, compartido y/o público.
• Planta un árbol. Un solo árbol absorbe una tonelada de CO2 durante su vida. Eso sí, que el árbol sea de una especie adaptada y sostenible.
• Haz un uso responsable del agua: instala cisternas de doble carga para inodoro (y no lo uses como cubo de basura); usa la lavadora y el lavaplatos/lavavajillas solamente cuando estén llenos; mancha un sólo vaso para el consumo de agua diario… Por cada grado que se eleve la temperatura del planeta, disminuirá, al menos, un 20% su disponibilidad.
• Reduce el consumo de carne. Su producción es responsable de, al menos, un 18% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero… ¿Qué tal un “Lunes sin carne“?
• Evita los alimentos enlatados, especialmente con especies en peligro de extinción, como la sardina o el atún.
• Instala sensores para encender la luz automáticamente, e interruptor manual para desconectarla, al menos, en las escaleras y zonas comunes de tu edificio.
• En lugar de viajar, intenta reunirte por audio o videoconferencia.
Y, aparte de todo lo anterior, tú puedes conseguir mucho más.
Basta con que influyas en los que te gobiernan.
Vigila que se gasten tu dinero en proyectos eficientes y de futuro.
Reprende ocurrencias políticas como la de destinar a la lucha contra el cambio climático cantidades tan exiguas como una décima parte del gasto en armamento“. No apoyes esas “bienintencionadas” declaraciones de intenciones.
Exige a tu gobierno que se lea y se comprometa con las 102 páginas de medidas que ha publicado el IPCC para los sectores de la construcción, el transporte, la industria, energético, agrícola, tratamiento de desechos sólidos y de aguas residuales…
Pide también planes concretos para detener y revertir la deforestación, que es la 2ª mayor fuente emisora de CO2, tras la quema de combustibles fósiles.
Que un envase sea “reciclable” sólo significa que “podría ser reciclado”… no que lo vaya a ser. La realidad es que sólo se recupera entre el 1% y el 15% de lo reciclable… Hablamos de vidrios, plásticos, papel, envases, pilas, aparatos electrónicos, medicamentos…
Y, con mucho, lo peor que se puede hacer, es incinerarlos.
Pide sistemas de depósito, devolución y retorno.
Advierte de cualquier fuga de agua, y demanda que se reparen las pérdidas en la red de distribución, que pueden suponer un 25% del volumen en el recorrido hasta los grifos domésticos.
No apoyes las “falsas soluciones” contra el cambio climático: la captura y secuestro de carbono (CAC, o CCS en inglés, como ya vimos), la energía nuclear, las plantaciones comerciales de monocultivos forestales utilizando agroquímicos contaminantes…
Las fuentes renovables no producen residuos tóxicos o radiactivos.
Ya hay 7 tecnologías diferentes para generar electricidad de forma renovable: solar fotovoltaica, solar térmica de concentración, eólica terrestre y marina, geotérmica, bioenergía, hidro-eléctricidad y oceánica.
Conectadas a una red eléctrica eficiente (lo suficientemente dispersa), son fuentes “permanentes“: siempre hay viento o sol en alguna parte.
Además, los sistemas renovables modernos contemplan métodos para almacenar la energía.
Por tanto, no hay excusa… Aplica:
• Demandar una planificación energética integrada
• Abogar por la eliminación de todas las subvenciones a los combustibles fósiles y a la energía nuclear (cuyo cierre ha de ser progresivo pero urgente)
• Desincentivar la tentación de invertir en nuevas centrales térmicas
• Apoyar nuevos y ambiciosos objetivos de reducción de emisiones
Cualquier control del suministro de energía ejercido centralizadamente por unos pocos, se convertirá en otra fuente de poder despótico y control dictatorial: en nuevos oligopolios.
Sin un acceso descentralizado y libre a los recursos y a sus tecnologías de explotación, es fácil perpetuar una tiranía con el mínimo esfuerzo, tal como predecía la Teoría Hidráulica de Karl Wittfogel, referida originalmente al control del agua para el riego, y extensible al resto de recursos naturales.
Así, un ejemplo altamente cuestionable, como ya vimos, es el proyecto DESERTEC, patrocinado por la UE y el Club de Roma, pese a estar basado en energía solar.
Presta atención a repentinas leyes, supuestamente ecológicas, que, en realidad, se diseñan a la medida de ciertos intereses muy determinados… Esas, estilo “Ley Virus“, que autorizan la construcción de viviendas en suelo rural no urbanizable, para convertirlo en viviendas, palacetes, hoteles y urbanizaciones de lujo… si eres un gran propietario de terreno… Leyes para que las grandes fortunas legalicen sus cortijitos, creen otros nuevos, e inflen nuevas burbujas inmobiliarias lucrándose a costa del medio ambiente y el patrimonio de todos.
El cambio climático es uno de los efectos de la acción del ser humano.
Pero hay muchos más, y se retroalimentan entre ellos.
De hecho, la contaminación en China parece aumentar la virulencia de los ciclones en el Océano Pacífico.
Reconocemos la creciente necesidad de dar más prioridad a problemas medioambientales, como la contaminación del aire (77% en las encuestas) y del agua (75%), al uso de pesticidas, al desperdicio de envases y plásticos, y a la escasez de agua.
No es para menos.
Televisores, frigoríficos, lámparas…
Casi todo lo que hay en un centro comercial… Podemos encontrarlo flotando en mitad del océano.
Y las corrientes marinas están transportando esta basura por todo el mundo.
Así, la Gran Mancha de Basura del Pacífico ya ocupa 1.400.000 km².
A su vez, la Gran Mancha de Basura Plástica del Atlántico Norte mide cientos de kilómetros de largo, con una densidad de 200.000 fragmentos de basura flotante por kilómetro cuadrado… Estacionalmente, cambia de posición hasta 1600 km de norte a sur, y se desplaza aún más lejos durante el fenómeno climático de El Niño.
Son todos efectos de un sistema productivo insostenible.
Y, aunque no funciona, el neoliberalismo sigue desbocado.
Además de no ser valorado como productor, tendrás que darte a valer también como consumidor.
Es absurdo que nos induzcan a comprar todas y cada uno de los objetos del mundo, a cualquier precio, pudiendo tener a nuestro alcance “bibliotecas” para compartirlos, a un precio bajo, dentro de una economía orientada a los recursos.
Se fomenta que cada uno se construya su tramo de carretera, su tramo de saneamiento, su escuela, su hospital, su automóvil…
Que cada uno tenga su planeta.
Ya.
Por muy ridícula que pueda sonar… Esa es la idea neoliberal.
Mundos para-lelos, separados por vallas y protegidos con guardias, perros y cámaras.
Afortunadamente, hay otras visiones, y existen la tecnología y los medios para llevarlas a cabo.
(Continuará)
Publinformes 1
Detrás de cada anuncio publicitario, hay muchos mensajes.
El informativo, el formativo y el comercial.
El aparente, el subliminal, el real.
El que captas y el que no.
Están presentes todos a la vez.
Siempre pueden redescubrirse, con tan sólo cambiar un poco la perspectiva.
Dándole una vuelta.
1. Autobänk
Yo soy muy pijo.
O sea: pijo, fresa, cheto, gomelo, cuico, pirulo, pituco, bien, sifrino, pipi, pelucón, jevito, yeyé, preppie, caquero, fresón, plástico o fufurufo.
Pues eso.
Yo, que soy muy pijo, me quiero comprar un supercool, extracaro y megafrágil coche alemán.
Voy a mi banco, y le pido un crédito, poniendo como garantía mi casa, pues parece seguro que su precio a subir un 300% en los próximos 10 años.
Pero el dinero no va directamente desde mi banco a la cuenta del fabricante en un banco alemán.
Antes, mi banco iba al mercado de capitales y pedía un crédito, pongamos, al Credit Suisse.
Pero mi banco se ha endeudado temporalmente con la última burbuja inmobiliaria, y, pese a la inyección del rescate con dinero público, ahora no tiene acceso al flujo de capitales privados del mercado.
Bueno, tiene acceso, pero no se lo dan.
Así las cosas, ¿ quién le facilita el dinero ?
En la zona euro, es el banco central del estado.
En la zona europea más afectada por la crisis inmobiliaria: si un español, un portugués, un griego, un irlandés o un italiano compra un coche importado de Alemania, el dinero que llega a Alemania lo pone el Banco de España, o el Banco de Portugal, el Τράπεζα της Ελλάδος, el Central Bank of Ireland o la Banca d’Italia.
Por ejemplo, es el Banco de España el que facilita los euros para que mi banco español cancele la deuda con el banco alemán, transfiriendo euros al banco central alemán, el Bundesbank, vía el sistema de transferencias transeuropeas de liquidez automática, sin límite y en tiempo real, llamado Target2.
El efecto de estos pagos-cobros privados que están garantizados por deuda pública es que el Banco de España reduce su ‘base monetaria’ y que el Bundesbank alemán aumenta la suya, al transferir dinero desde el sistema bancario español al alemán.
Así que voy a tener un coche alemán, y como mi banco necesita ayuda, el Banco de España va a aparecer como deudor en Target2.
Por eso, en la situación actual, el estado español no puede dejar de emitir deuda pública. Es la forma de proporcionarle dinero a mi banco privado. Esa es la garantía de pago.
En efecto. El Banco de España asume un riesgo endeudándose en el Target2 para ayudar a las entidades financieras españolas, y, si éstas no pagan, el dinero saldría del bolsillo del Banco de España.
Esta es la forma por la cual las entidades financieras españolas están sobreviviendo.
Pero, en realidad, la garantía de esos préstamos a las entidades son… ustedes.
Si mi banco no paga… ustedes pagan.
Si hace falta, con una quita a su honrado depósito bancario.
Suma y sigue al plantel de “recortes” y “ajustes” insensatos mientras se fomenta el despilfarro.
Si mi banco español tiene un crédito con un banco aléman, y mi banco incurre en un impago, el responsable último del mismo es el Banco de España.
En realidad, da igual que se rescate puntualmente o no a las entidades, porque, al final la gente va a pagar sus deudas, de una forma u otra.
Pero aún hay más.
Si el Banco de España no pagara, el coste de la pérdida se repartiría entre todos los bancos nacionales del Eurosistema. El Bundesbank sólo perdería dinero si el mismísimo Banco Central Europeo (BCE), se negara a pagarle.
Y el BCE nunca se puede quedar sin dinero para prestar a las entidades financieras o a otros bancos centrales.
Así que es falso que el Bundesbank haya rescatado ni vaya a rescatar a España… Alemania no está “rescatando” ni “va a rescatar” a España, ni a Portugal, Grecia , Italia, ni a cualquier otro país europeo atrapado en la espiral de la deuda.
En cambio, el Banco de España está rescatando con deuda pública (con sus correspondientes intereses) a los bancos españoles privados, cada vez que sus habitantes compran un coche alemán.
No es de recibo que se irriten los alemanes… cuando sus economistas no lo están.
Así son las cosas bajo este euro.
Así pues, muchas gracias, amigos.
Mi coche lo pagáis vosotros.
Sólo lo evitaréis cuando, indignados, conforméis una amplia mayoría, y os neguéis a pagarlo.
En fin… Ya estáis tardando.
Pero…
Pero… a ver… ¿ a dónde vais?… ¡Que al concesionario se va por allí!