Archivo de noviembre 2010

23
Nov
10

Automanías




El domingo 28 de noviembre tendrán lugar las elecciones al Parlamento de Cataluña.


Son el pistoletazo de salida para el alud de elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2011, que finalmente culminará en las próximas elecciones generales a las Cortes Generales de España.


Como parte de la campaña a las autonómicas catalanas, se renuevan las llamadas a la independencia de Cataluña del estado español.


En concreto, CiU afirma que, si gana mayoritariamente, se da 8 años para conseguir la soberanía.


8 años.


Pero las causas para correr tanto no son:

  • Que el Tribunal Constitucional de España rechazase por inconstitucionales numerosos artículos del reciente Estatut autonómico de 2006 aprobado por las Cortes. Dado que los Estatutos de Autonomía están subordinados a la Constitución, aunque juntos conformen el marco constitucional, al menos no deben contradecirse.


  • La preocupación por reducir la brecha con el estado del bienestar catalán con la Unión Europea (UE) y con el conjunto español. Es cierto que, pese a los esfuerzos del Tripartito, hay déficit fiscal, pero se explica por la política de recorte de impuestos de los gobiernos del Partido Popular (PP) y por la falta de ingresos como consecuencia de la actual crisis económica tras el estallido de la pseudonovedosa-burbuja-inmobiliaria, más que a políticas de confrontación.



Visto que esos 2 argumentos son meras excusas, debe haber algún aliciente, una motivación extra para que resulte rentable conseguir la independencia.


Algo les dice que les irá mejor.


Y ser más ricos, teniendo actualmente un PIB del 110% respecto a la media de la UE-15 no lo justifica… Eso no mejora así como así, de un día para otro…


Salvo que tengan en mente otra fuente de financiación.





Algo que sea factible madurar de aquí a 8 años.


Eso descarta el empleo verde. Es una via factible para la creación de puestos de trabajo, pero desarrollarla no requiere construir un estado independiente sobre hecho diferencial alguno.


Debe haber algo más. Un plan maestro distinto, radical y definitivo, que precise la independencia de Cataluña para poder llevarlo a cabo.





Tras la II Guerra Mundial, las potencias aliadas de ocupación decidieron consagrar al federalismo como principio estructural de la nueva Alemania, para evitar la tendencia a la centralización que fomentara el surgimiento de nuevos afanes imperialistas.


Para acercar la administración a los ciudadanos, no se optó por desplegar ramas periféricas  («desconcentración«), sino por restar poder al estado, antes un elemento aglutinador, creando estructuras que dejasen de guardar una relación de jerarquía entre sí («descentralización«).


Ponía al día el principio de «divide y vencerás» de la antigua Roma para evitar excesivas concentraciones  de poder, y así imponer más fácilmente una debilidad a nivel militar, político y económico. Y, puesto al día, estos objetivos son los que viene persiguiendo el Capitalismo, al que modernamente llamamos Globalización, pero que sigue los mismos dictados de siempre del Dinero, manejado por la Banca.


Y ese mismo paradigma se aplicó al caso de España con la Constitución de 1978, que, al profundizar en el «estado de las autonomías«, ha hecho de ella un «Reino federal«, hasta el punto de sobrepasar al modelo alemán en cesión de competencias y asimetría.


Asimetría que se consolidó también a nivel internacional, con la entrada de España en la UE y el euro, para convertirla en un mero mercado de consumo para los productos fabricados por otros bajo una política monetaria dictada desde fuera, sin poder velar libremente por sus propios intereses.





Es cierto que, bajo esta misma bandera de «los propios intereses«, se pueden amparar (y de hecho, lo hacen) el federalismo y los nacionalismos regionalistas… y cualquier extrapolación que  reduzca el alcance hasta la provincia, el pueblo, el barrio, el bloque de viviendas, el portal y la puerta de la casa de uno.


Pero hay una diferencia fundamental.


El tamaño importa.


Un país grande, con diversas zonas, puede unir la producción de agricultura, ganadería, industria y servicios, y conformar una economía más diversificada, lo cual le confiere una mayor flexibilidad y autonomía sobre su futuro frente a otros países, empresas multinacionales u organizaciones supranacionales, que la que tendría un país pequeño, una vez realizada la fragmentación.


Y el federalismo, no es sino una fragmentación en nacionalismos de inspiración independentista, a la que se dota de bandera, himno y selección nacional deportiva.


Todo federalismo es inevitablemente inestable por la tensión entre el gobierno central y los federados (lander, regiones, autonomías, o comoquiera que cada trozo del territorio fragmentado se denomine), que se traduce en problemas como el excesivo número de leyes, las financiaciones mixtas, el establecimiento de límites al endeudamiento, la optimización de tareas, la cooperación en lo relativo a la planificación y la gestión (servicios, impuestos, compras,  sistemas informáticos…).


Un estado puede ser un estado tirano. Da igual que sea grande o pequeño. Da igual que sea centralizado o federal. Ahí no reside la «calidad» del mismo.  Ninguno de ellos está a salvo de oligarquías e intereses espúreos.


Pero el estado, antes centralizado, queda vacío de contenido y por tanto, también exento de las obligaciones para sus ciudadanos, para desesperación de éstos. Y, paradójicamente, les hace fácil presa de las críticas de los federados ante cualquier revés que se sufra.


Todo lo cual tiene consecuencias: la desigualdad de los ciudadanos entre territorios, el desamparo de los mismos frente a los caciquismos locales, y la inseguridad jurídica al atravesar sus fronteras.


Eso nos da una pista de por donde van las prisas para las solicitudes de independencia. Porque no se trata sólo de Cataluña


Veamos sólo un par de casos más.





El pasado 20 de noviembre de 2010 se clausuró en Lanzarote el II Congreso Autonómico Progreso e Identidad Canaria, evento realizado con la atenta colaboración de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria… hasta el punto de que la asistencia al congreso servía para la obtención de créditos universitarios.


Los ponencias marco del congreso giraban alrededor de las soberanías energética, alimentaria, comercial, industrial y migratoria en una eventual Canarias independiente.





El pasado 20 de julio, Jesús Gamallo, director general de Relaciones Exteriores con la Unión Europea de la Xunta de Galicia, gobernada por el PP, propuso conseguir «una mayor autonomía e independencia» en los asuntos europeos, especialmente en los ámbitos del Consejo de Ministros de la UE y en los comités de la Comisión Europea.


Así que algo un común tienen los nacionalistas de Cataluña, Canarias y Galicia, para defender la independencia.


Un plan maestro.





Al electorado, se le promociona la independencia como si de un paraíso de libertad y posibilidades económicas para sus trabajadores se tratara, ajenos éstos a la idea de que todo estado es una estructura de «saqueo interno«, una forma coercitiva de control de la violencia que ampara a las élites oligárquicas, y ajenos también al hecho de que la Globalización aprovecha sus debilidades para llevarse el empleo allí donde el coste es menor.


De modo que, a la hora de conformar un estado para la defensa de los intereses comunes de la gente,  su tamaño, diversidad y la equidad de su soberanía pueden ser cruciales para aumentar sus posibilidades de supervivencia.


Y nunca se sabe cuándo hay que echar mano de ellos. Bélgica, sumida en repetidas crisis políticas de índole independentista entre valones y flamencos, constituye un buen ejemplo. La Valonia era la zona belga tradicionalmente rica, gracias a su potente minería y siderurgia de hierro y carbón, pero, tras su declive desde los años 50′, Flandes pasó de ser la región pobre a ser la rica, al desarrollar el puerto de Amberes, el comercio y las finanzas. Si los valones hubiesen soltado el lastre flamenco, hoy estarían acabados… Hoy es al revés, pero mañana, por cierto, las tornas podrían volver a cambiar.


Esta estrategia adaptativa se resume en el refrán de que «la unión hace la fuerza«.


Pero, según los nacionalistas catalanes, canarios y gallegos (por citar algunos), su versión (reducida) de estado será «mejor».


No porque soltando lastre les cambie la vida a mejor, de repente… Crear un nuevo estado significa incurrir en una gran Deuda. Véase el caso de Haití.


Será «mejor«, porque se basarán en ese plan maestro.


Que, según los nacionalistas catalanes, es factible de conseguir en sólo 8 años.





¿ Qué condiciones se dan para que sea posible en tan corto plazo ?


Las que propicia el Capitalismo, la dichosa Globalización, con su énfasis en el libre tráfico de capitales, y la corrupción que nace alrededor de la falta de control de los poderes públicos a la acción de los defensores del afán del lucro.



¿ En qué consiste ese plan ?


En que estos pequeños y nuevos estados se funden en connivencia con la delincuencia organizada.


Esta abarca, desde la creación de paraísos fiscales donde no se pregunta el origen del dinero (por sucio que sea), al tráfico de narcóticos (marihuana, heroina, cocaina, pastillas) y de recursos naturales escasos (petróleo, diamantes, coltán), para lucrarse luchando, paradójicamente, contra los intentos de regulación y proteccionismo por parte de los (otros) estados.


Los nacionalistas han visto los ejemplos de la historia reciente, y comprobado cómo se enriquece una pequeña élite clientelar y corrupta, amparada por un sistema financiero que no distingue la proveniencia del Dinero ni el dolor que éste ha causado una vez en el Banco.





Para evitar el pago de unos aranceles muy elevados, durante los años 50′ y 60′ se desarrolló un contrabando entre Dubai y la India que movía muchas toneladas de oro cada año . Se trataba de una industria estable, y la autoridad de los 4 padrinos de Bombay que la controlaban no fue disputada por nadie en el hampa durante tres décadas.


Dubai también ha acogido a muchos gánsteres en las 2 últimas décadas, siempre y cuando sean discretos: nada de violencia… «Los Emiratos Arabes son un estado que, si no le gustas, puede echarte sin más —señala Firoz, un abogado de Bombay que a veces ha hecho de mensajero entre la familia mafiosa de Dawood Ibrahim y el gobierno indio—. Que la mafia prosperase en Dubai no habría sido posible sin el conocimiento y, digámoslo, la complicidad de la familia gobernante«.


El jeque Rashid, el visionario pionero de Dubai, formó parte durante muchos años de la lista personal de Indira Gandhi, mandataria de la India antes de su asesinato, de contrabandistas de oro más buscados .


La ciudad acogía de buen grado a los ricos , y no se inmiscuía en absoluto en cómo ganaba dinero la gente, ni en qué pensaba hacer con él.


Dubai, que no aplica impuesto sobre la renta ni sobre las ventas, se labró la reputación de ser un lugar seguro donde colocar dinero en Oriente Medio. Desde entonces, siempre ha prosperado cuando ha estallado una crisis en la región.


A finales de los años 90′, Dubai todavía no estaba totalmente metido en el enredo cada vez más enmarañado de política internacional y bandas mafiosas de Bombay, aunque muchas de ellas se habían mudado al emirato. Pero esta ciudad-estado tiende a beneficiarse de los conflictos, siempre y cuando no tengan lugar en su territorio. La operación Tormenta del Desierto, la intifada palestina, el 11-S, la invasión estadounidense de Afganistán y la segunda guerra de Irak han canalizado enormes sumas de dinero a Dubai.


En paralelo, Dubai se había convertido en el puerto franco más grande de una región que abarcaba desde el sur de Europa hasta Singapur. Tradicionalmente había atraído a grandes capitales del subcontinente indio, Asia central, África oriental y Oriente Medio. Y, de ser el centro de distribución de productos de una vasta región que iba desde Rusia hasta la India y Sudáfrica, de forma natural, Dubai se ha convertido también en el mayor mercado financiero.


Y sin control alguno sobre todo ello: se puede introducir o sacar tanto dinero como se desee, ya sea en maletas llenas de billetes, en oro y diamantes, por transferencia bancaria (a través de alguna de las numerosas entidades que se habían fundado para aprovechar este flujo inagotable de capital), o mediante los hawaldars y hundis, los cambistas de dinero no oficiales, que constituyen el puntal de la economía financiera «informal» de la que dependen la masas de trabajadores emigrantes que allí se alojan por sueldos cada vez más bajos.


El 11-S provocó tan espectacular flujo de dinero árabe desde EEUU hacia Dubai, que las estimaciones varían entre centenares de miles de millones, y dos o tres billones de dólares… De esta forma,  ya a mediados de los años 90′, el 63% de los ingresos de los Emiratos Arabes procedían de fuentes distintas al petróleo.


Claro que Dubai atrae inversiones occidentales… Con su hermosa costa, su tiempo soleado durante todo el año y su ausencia de impuestos, bombas, asesinatos y preguntas, y suficientes centros comerciales para cubrir la demanda de un planeta pequeño, no ha tardado en llegar dinero a espuertas procedente de todos los rincones de Europa.


Todo el mundo se beneficia en Dubai, y nadie, ni siquiera los grupos terroristas pretenden dañar a este emirato.





Dubai recibe a glamurosos visitantes de todo el mundo, como David Beckham, Michael Schumacher y Tiger Woods. Famosos y empresarios de todo el mundo hacen cola para comprar un rincón en algunos de los deslumbrantes proyectos de construcción que proliferan como un virus por la costa y el desierto de esta parte del mundo. Rod Stewart se apresuró a adquirir la parcela correspondiente a Gran Bretaña de The World, un complejo compuesto por islas que, vistas desde el aire, tienen el aspecto de un mapamundi. También está el fabuloso complejo de Palm Jumeira, Palm Deira y Palm Jebel Ali, que son enormes franjas de terrenos ganados al mar que forman una silueta de palmeras tan gigantescas que se pueden ver desde el espacio.


Estas parcelas están destinadas a ser de las más solicitadas del planeta. Pasad, ved y comprad… si tenéis dinero. Ninguna o pocas preguntas os harán sobre cómo lo habéis conseguido o qué queréis hacer con él. La actitud de discreción que reina en Dubai con respecto al capital, ha hecho posible que durante la última década esta ciudad atraiga a figuras destacadas, no sólo del mundo deportivo y el espectáculo:

  • El traficante de armas ruso Viktor Bout, conocido como «el Comerciante de la Muerte«, acostumbraba a guardar sus aviones en Sharjah, el emirato vecino de Dubai, a 16 kilómetros, mientras recibía cheques extendidos por bancos occidentales con base en Dubai en pago por los servicios prestados a diversas facciones en conflicto


  • El mayor contrabandista de tabaco de los Balcanes estableció sus oficinas en el Burj al-Arab, el rascacielos en forma de vela, el primer hotel de 7 estrellas del mundo (con precios de 7 estrellas: a partir de 1500 dólares la noche)


  • 11 de los 16 imputados en el 11-S recibieron fondos procedentes de Dubai.



Siempre que se forma una burbuja inmobiliaria, los responsables del proyecto aseguran que ésta no estallará con la misma violencia que las anteriores…


Pero sostienen que Dubai es diferente, porque es una ciudad con un atractivo único para la riqueza de todo el mundo… Nunca permitirán que la pirámide se derrumbe, porque están totalmente comprometidos con que el crecimiento de Dubai sea uno de los grandes motores internacionales del Capitalismo.


En todas las burbujas inmobiliarias (incluida la actual, y por supuesto también en España), entra mucho dinero negro. Por supuesto, en Dubai, se ha verificado el origen de muy poco o nada del dinero que ha entrado.


Mucho dinero, sin vigilancia.


Demasiado goloso.


A uno le entran ganas de declararse independiente, y fundar un estado así.





Transnistria no es el escenario de ninguna aventura de Tintin.


Transnistria es una parte de la República de Moldavia, aunque está controlada por un gobierno separatista que declaró la independencia en 1990.


Desde entonces, el Presidente de Transnistria ha gobernado con el apoyo de agentes del KGB, de la oligarquía, y de una actitud curiosamente indulgente por parte de Gazprom con respecto a la enorme deuda que Transnistria ha contraído con este gigante energético.


La capital, Tiraspol, alberga al equipo de fútbol FC Sheriff , en un complejo que cuenta con dos grandes estadios de fútbol, un polideportivo homologado para celebrar encuentros internacionales de cualquier deporte de pista cubierta, un campo de entrenamiento de 5 zonas, una academia deportiva y un hotel con bar y restaurante, unas instalaciones arrendadas a menudo por los equipos más importantes de Kiev y Moscú. Y, para los transnistrianos que dispongan de tiempo y dinero, incluso hay un concesionario Mercedes en el complejo…


La UEFA, el organismo que gobierna el fútbol europeo, afirma que es el único estadio de Europa que «cumple todas y cada una de las medidas de seguridad estipuladas» por esa organización.


Para poder participar en una competición futbolística, un país tiene que ser miembro de la UEFA. Y como Transnistria se proclamó independiente de Moldavia, ha sido excluida de la UEFA.


De modo que, aunque Transnistria se niega guardar relación alguna con Moldavia en cualquier sentido oficial, «en cuestiones futbolísticas» sí reconoce la soberanía del Gobierno moldavo. Así, éste mantiene una frágil capacidad para presionar al gobierno separatista. Y el FC Sheriff , con su arrogante nombre, con su gran presupuesto, gana cómodamente el campeonato moldavo cada temporada. Y, gracias a eso, consigue proyección internacional, jugando las rondas de clasificación de la Champions League europea.


El presupuesto anual del estado de Transnistria no alcanza los 250 millones de dólares, y el estadio costó unos 180 millones.


La pregunta obvia es… ¿ de dónde saca el FC Sheriff el dinero ?


Una pista: en Transnistria estaba acantonado el 14º Ejército soviético desde 1956.


¿ Os acordáis de la preocupación por el arsenal de armas soviéticas ?… ¿Y de que hay dos o tres fábricas que se cree que producen armas sin que nadie las controle ?


Estas armas salen de Transnistria, vía Odessa, hacia los frentes de guerra del Cáucaso, Asia central, Oriente Medio y África central y occidental.


Pese a las inspecciones y retiradas de armas propugnadas por Rusia, y según un agente de inteligencia occidental, «en Transnistria hay suficientes armas para abastecer a todo un ejército, cuestan millones de dólares, y son mortíferas«.


Transnistria es un territorio pequeño, aproximadamente del tamaño de la isla de Mallorca, pero afecta y debilita a países de muchas zonas del mundo. No sólo a los receptores de armas.


La aparición de estos «estados criminales» es un veneno de corrupción y violencia también para sus vecinos. Hacer frontera con Transnistria tiene una influencia nociva tanto sobre Ucrania como sobre Moldavia.




Los ejemplos de Dubai y Transnistria son más familiares de lo que parece para Cataluña, Canarias o Galicia:

1. El comercio con Andorra y Gibraltar, paraísos fiscales muy próximos para el dinero negro, es habitual.



2. Gracias a su gran longitud de costa y falta de vigilancia apropiada, abundan las noticias de operaciones donde están involucradas las mafias napolitana, rusa, cubano-americana, y colombiana (entre otras), con personajes de la vida política catalana, gallega y canaria.


3. El presupuesto de seguridad del estado español (como de otros) está condicionado por la intervención del ejército en la guerras ilegales de Irak y Afganistán, y en la lucha policial contra ETA, de modo que la lucha contra los delitos de narcotráfico, tráfico de personas, y blanqueo de dinero está infradimensionada. Como muestra, un botón: en La Linea de la Concepción (Cádiz), los policías locales hacen su ronda en autobús, porque el ayuntamiento carece de dinero para reparar su inservible parque de vehículos, en un municipio donde el 25% está en paro y donde abunda el narcotráfico por su proximidad a Gibraltar.


4. El fútbol mueve millones de euros en un país en crisis económica general, no por su rentabilidad, sino porque sirve para el blanqueo de dinero, y es utilizado por las mafias. Ningún club se salva de la sospecha, por muy nacionalistas que declaren ser sus dirigentes.


5. El fraude fiscal en España es el doble de la media de la UE, y es el caldo de cultivo para profundizar en actividades delictivas de mayor calado. Los Bancos y también las  grandes empresas españolas llevan su dinero a paraísos fiscales… Bueno, en realidad, el 69% de las empresas incluidas en el índice bursátil Ibex-35 opera en paraísos fiscales. Los ricos, por supuesto, también, utilizando fondos unit-linked. Los políticos (máxime los que dicen ser más «patriotas«) son cazados en redes de blanqueo. El abandono de funciones del estado y la corrupción, crean el clima para que los impuestos de los «emprendedores» tampoco afloren al estado de bienestar real de la gente. En fin, no te dan un ticket de compra ni al pagar el peaje de una autopista.


6. No extrañamente, la legislación española es muy blanda con el delito mafioso:  no incluye el delito de asociación mafiosa, ni tampoco recoge la posibilidad de detenciones preventivas ni la confiscación del patrimonio de los mafiosos antes de un juicio.


7. El juez Garzón, azote de las actividades ilícitas, puesto fuera de juego por destapar la trama Gürtel del PP para el blanqueo de dinero, abogaba por agilizar la liquidación de los bienes del narcotráfico, a fin de que revirtiesen a favor de las víctimas y la población en general… Y el desencanto con el sistema judicial es otro síntoma más del desencanto con los políticos socio-liberales y neo-liberales que se alternan en el poder.




España sufre el mal de la corrupción.


En 2009, sólo el Cuerpo Nacional de Policía contabilizó 750 investigaciones con políticos implicados, 1000 personas implicadas y más de 3000 millones de euros incautados en casos en casos de corrupción.





Cuando Puigcercós asegura que los andaluces «no pagan impuestos», y lo argumenta presentando una gráfica de lo que la Agencia Tributaria recauda por via ejecutiva, que muestra que en Cataluña es el doble que en el resto de autonomías, está engañando al personal. La via ejecutiva se usa cuando se ha evadido el pago en el plazo debido: se recauda más en Cataluña, porque los demás cumplen mejor con las obligaciones fiscales, y no son necesarias tantas inspecciones y recargos fiscales.


No olvidemos que todos los inspectores de toda España reciben un bonus de productividad por cuantas más infracciones detecten, y se detectan donde se detectan: donde hay más fraude, porque todos los inspectores del estado están igual de motivados, por sus incentivos, para perseguirlas.


Y más que deberían estarlo.


Pero son pocos.


Según el sindicato Gestha de inspectores de Hacienda, un trabajo riguroso que redujera del 23% el 13% el fraude fiscal en España aportaría casi 25000 millones de euros a las arcas públicas.


Por eso, varios cientos de inspectores fueron retirados, en los últimos años, de la vigilancia de las grandes fortunas españolas.





Las élites no quieren que se investigue ahí… Pero, además, buscan otro medio de financiación.


En 2009, el índice de corrupción de España se estancó, por el pinchazo de la «burbuja inmobiliaria».


Debido a la crisis, nuestras élites, ya acostumbradas a un alto nivel de vida, han visto cerrarse las posibilidades de mantener e incrementar su patrimonio.


Pero han aprendido por el camino.


La corrupción a gran escala, el blanqueo de dinero y la trama organizada les son familiares.


Sólo falta dar un pequeño paso más.


Aprender una nueva asignatura en la escuela de la delincuencia.





España ya es un paraíso para las mafias.


Encubierto, pero paraíso.


Y ese es un filón por explotar.


El plan de las élites nacionalistas catalanas, gallegas, canarias o de cualquiera que salga enarbolando una bandera y entonando un himno, es repartirse ese pastel para sí, cada uno a su aire en su territorio, aportando legalidad y facilidades a la captación de estas actividades ilícitas.


Lo ven muy claro.





El bajo interés de la ciudadanía catalana por la soberanía, tanto a nivel de encuestas como de participación, muestra una vez más que la gente tiene un sexto sentido, que sabe que hay «gato encerrado» tras las proclamas de independencia.


Nadie en sus cabales, en época de crisis, elige empequeñecerse en lugar de crecer.


Salvo que no quiera miradas indiscretas.





Esas tenemos.


Pero, ante la maniobra de crear mini-paraísos fiscales autonómicos independientes, estilo Dubai y Trasninstria, donde no se pregunta el origen del dinero, y se acoge al tráfico ilícito, cabe otra opción.


La opción de adelantarse.


A nivel estatal.


De hecho, ya se han dado los primeros pasos.

La Hacienda española ha negociado acuerdos con Gibraltar y con Andorra para compartir información fiscal y contable. A cambio, se permite a estos paraisos fiscales tradicionales, dejar de ser considerados como tales, lo cual legitima a las empresas y dinero allí alojados… Toda una reconversión, por ambas partes.


En paralelo, Hacienda tiene en sus manos la mayor regularización de dinero negro nunca vista. La revelación de los datos de 1500 grandes fortunas españolas, clientes del banco HSBC, repartidas en 3000 cuentas en Suiza por un montante de 6000 millones de euros, previsiblemente dé lugar a una repatriación masiva de fondos irregulares. 



Además, se estudia realizar una amnistía fiscal, similar  la realizada en Gran Bretaña en 2009 para cubrir el agujero de las cuentas públicas, algo parecido a lo que el ministro Boyer realizó mediante decreto-ley en los 80‘ para aflorar el dinero negro, y que ya aplicaron Alemania e Italia en el año 2002.



Sólo faltaría seguir el ejemplo de los paraísos fiscales, con un régimen tributario especialmente favorable a los ciudadanos y empresas no residentes, que aquí se domicilien a efectos legales… lo suficiente para atraer la inversión, con las menos preguntas posibles sobre su origen.


En cuanto a la industria, no se trataría de sólo poner la mano de obra… Lo ideal sería imitar el modelo de negocio de China, creando empresas mixtas, compartidas entre extranjeros y locales (típico régimen semiestatal), para, lógicamente, llevar a cabo la transferencia tecnológica correspondiente, tanto en proyectos de industria tradicional como en las modernas energías renovables.


Y todo ello, acompañado de medidas como, por ejemplo, la despenalización de la producción y comercio de marihuana.


Las barreras proteccionistas o legales para dificultar la importación de productos de consumo refuerzan la capacidad industrial del país y maximizan los ingresos del erario público en concepto de aranceles aduaneros, pero atraen la aparición de comercio ilícito. La «ley seca» de EEUU fue un ejemplo. Las restricciones del tráfico de oro en la India y su contrabando entre Dubai y Bombay es otro, y muy reciente.


La marihuana es legal en Canadá para uso médico, desde 2001, pero EEUU, en lugar de secundar la postura, crea un problema de orden público persiguiendo un delito que al otro lado de la frontera no lo es.


Si la hoja de coca se adoptara masivamente para usos medicinales y en bebidas energéticas, se dejaría de perseguir a los camellos que hacen el trabajo sucio a los grandes narcotraficantes, y muchos países, como Colombia, asistirían a una transición a la legalidad dejando atrás a los sórdidos cárteles mafiosos y paramilitares, encontrando sus agricultores un sustento remunerado como salida de subsistencia.


Eso no significa que todo el mundo fumará marihuana. No todo el mundo es alcohólico, ni todo el mundo fuma tabaco, ni toma café, y todas ellas son drogas «legales«; tomadas en grandes cantidades son dañinas, pero es que todo lo tomado sin medida, lo es… Y los impuestos de su industria y comercio permitirían al erario público el sostenimiento de los servicios para la población.





Pero exige cambiar de modelo de estado. Si los impuestos recaudados con las legalizaciones de actividades hoy ilícitas, sirven para seguir pagando el vaciado del estado central y el  federalismo de 17 autonomías descoordinadas, con sus miles de millones de pérdidas en televisiones al servicio del poder de turno, con un abuso demagógico que aturde a su clase trabajadora en favor de la competición interpartidista, con una tupida red de empresas, fundaciones, institutos, observatorios, consorcios y entes variopintos que sirven para proporcionar ocupaciones jugosamente remuneradas a correligionarios y clientes políticos, y para centrifugar el déficit obviando las restricciones del ‘Derecho público’, con el fin de perpetuar y ahondar las desigualdades, mal vamos, y mejor olvidarse del tema… Dejemos las cosas como están.


En ese caso, olvidémonos de legalizaciones y de paraísos fiscales.





Sigamos en la UE y en el euro… máxime cuando España experimentará una reducción notable en los fondos europeos.


Pensemos que viviremos de la sopa boba, cuando en realidad iremos cada vez a peor.


Permitamos que inunden nuestro mercado de productos, y dejemos que se hunda (más) nuestra economía.


Sigamos pagando a la Banca, cuando les vaya bien y cuando les vaya mal.


Dejemos que se fragmente el estado en multitud de reinos de taifas, en guerra interna y externa por el poder, tácita o declarada, política o económica o militar, en pequeños Kosovos (cuya independencia se celebra por los nacionalistas) a merced de las mafias, mini-estados canallas especializados en la heroína y la trata de blancas.



Emigremos a cualquier sitio, endeudémonos con «traficantes de personas«, como hacen las prostitutas que buscan salir de la miseria bajo la falsa promesa de un trabajo legal, y busquemos drogas para evadirnos de nuestra realidad.



A nuestro lado, las élites seguirán acaparando el dinero negro que hemos generado.





No hay por qué escandalizarse. Para escándalo, el de la Globalización, que nos está llevando a tener que sobrevivir en una extraña jungla de inflación, desempleo, pérdida de pensiones y de servicios públicos. También conviene recordar que, hace 200 años, los ingleses que iban a Shanghai no eran gentlemen, sino piratas.


Estamos hablando de reconvertir el dinero ilegal en un comercio que genere impuestos que se pongan al servicio de la gente.


Para ello, hacen falta políticos responsables, no sujetos a los designios de la Banca que financia sus partidos.


No los hay, pero los que hay, no son tontos.


Si la gente se echa a la calle de verdad, la élites locales habrán matado la gallina de los huevos de oro.


Antes de que eso ocurra, deberán tomar medidas.


Pueden comenzar con las puramente coercitivas, como la ya adoptada de que las únicas plazas de empleo público estatales para 2011 sean para trabajar en las Fuerzas de Seguridad del Estado y en las Fuerzas Armadas.


Teniendo en cuenta que, con la legislación vigente, quienes les darán las órdenes no están actualmente persiguiendo el delito fiscal y el tráfico ilícito, entendemos que el reclutamiento tendrá como fin que, cuando salgamos a la calle, puedan darles la orden de aporrearnos de lo lindo. Ya veremos si los chavales lo hacen.





Les servirá como ensayo el «estado de sitio» sufrido en Barcelona con motivo de la visita del Papa a principios de este mes, con el arresto domiciliario de los vecinos de varias calles.


Tomar la opción coercitiva les llevará a una espiral nada espiritual… y la gallina de los huevos de oro no resucitará.


La legalidad es una frontera modificable. Lo ilícito puede pasar a ser lícito, y hay numerosos ejemplos de ello en la historia. Basta con que se den las condiciones apropiadas.


Y en esas estamos.


Eso sí, llevándolo a cabo en un «Estado de Derecho».


De momento, el que tenemos.





Pero reforzando su soberanía y seguridad jurídica. Y si para ello hay que poner entre la espada y la pared a la UE, al euro, al PPSOE, a CiU, a ERC, a  los cachorros canarios y al sursuncorda, y en algún momento, deshacer las competencias entregadas a las autonomías , sea.


No nos hacen falta nacionalistas de ningún signo que nos «dividan y venzan«.


Para contrarrestar las perversas manías de mirarse el ombligo y buscar la confrontación que han contraído las autonomías automanías«), hace falta gente con cierta capacidad de ver el sufrimiento ajeno en lugar del lucro propio, que nos «unan y ayuden«.


A todos.


Tenemos 8 años.







Participa. De momento, en cada proceso de elecciones autonómicas, municipales o generales, votemos a la izquierda no nacionalista, o, ante la injusta ley electoral española, abstengámonos de votar… y como mucho, votemos en blanco.





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