La difusión de los métodos de control de la natalidad y la creciente toma de conciencia entre las mujeres de todo el mundo, permiten afirmar que, hacia 2030, serán las mujeres quienes controlarán su propia fertilidad, y el hombre su propia futilidad.
Da igual si ocurre en 2030 ó en 2130.
La liberación femenina llegará al cortar el cordón umbilical con la reproducción y romper la cadena con el patrimonio.
Poco faltará para romper las ataduras vinculadas a la posesión material… Al abolir el derecho de herencia, la propiedad revertirá, no en los descendientes, sino de vuelta a la sociedad… El impuesto de sucesiones evolucionado hacia un «todos somos hermanos» real.
Lo que en Japón se cuece, es más importante de lo que parece.
Porque, pese a su pesada tradición feudal, son pioneros en enfrentarse al envejecimiento extremo y al declive demográfico.
Son pioneros en el desplome del mercado de valores de los tiempos modernos, con precoz estallido de burbuja inmobiliaria hace ya casi 30 años incluido.
Son pioneros en vivir en medio de una crisis que persiste, en una economía que sigue estancada en estanflación.
Son pioneros en elevar la deuda por encima el 230% del PIB, encabezando las economías neoliberales que privatizan los beneficios pero socializan las pérdidas, consagrando casi el 25% de su Hacienda al pago de intereses y haciendo al país muy vulnerable a cualquier aumento de los tipos… La 3ª potencia económica mundial, pero la 1ª en endeudarse.
Son pioneros en aplicar maltrato y discriminación a la mujer post-industrial, hasta el punto de lograr que se niegue a tener hijos para semejante sociedad cubicular.
Por todo ello, Japón es foco de atención.
Y algo más.
Cómo y dónde concentren sus energías para resolver esos problemas les convierte en modelo a seguir.
En referente.
Da igual que el país en cuestión esté muy industrializado o no… Los problemas de Japón ya afectan o van a afectar a cualquier nación.
Durante los últimos 50 años, las tasas de fertilidad han caído en todo el mundo.
De Africa a Asia, de América del Sur a Europa del Este, desde las selvas a los desiertos… En todos los países disminuye la fertilidad.
En 1979, la tasa de fecundidad en el mundo fue de 6’0; hoy en día es de 2’6.
Las naciones industrializadas han sido los más afectadas… EEUU sólo tiene 2’06, pero es una de las más altas… Sólo Israel (2’75) y Nueva Zelanda (2’10) son más fértiles.
El tradicionalmente prolífico Sudeste Asiático alberga ya países sin reemplazo generacional asegurado…
Taiwan, Corea del Sur o Singapur tienen índices de natalidad aún menores que Japón.
China también está afectada: en 1950 alojaba 550 millones de personas, hoy alberga 1330 millones, alcanzará su máximo de 1450 millones sobre 2030, y, en efecto… su población comenzará a reducirse. Para 2050, China acomodará unos 1400 millones, e irá perdiendo 20 millones de personas cada 5 años.
Hoy, China cuenta con 5’4 trabajadores por cada jubilado… En 2050, sólo llegará a tener 1’6.
Todo gobierno del capitalismo financiero se ve abocado, o bien a reducir sustancialmente el gasto (incluidas defensa y obras públicas) para hacer frente a la factura de pensiones y sanidad en tanto no consiga privatizarlas, o bien a aumentar radicalmente la carga fiscal sobre los trabajadores.
Una opción pone en riesgo las ambiciones «desarrollistas» y militares; la otra, pone en riesgo su supervivencia política.
Hasta ahora, nunca ninguna sociedad ha conseguido niveles de prosperidad con una población en contracción.
Hasta ahora, el uso de la Tecnología no ha tenido como meta mejorar el nivel de vida de la gente de forma sistemática e igualitaria, sino como medio para diferenciar poder y dinero.
El beneficio insolidario precisa encontrar mucha y muy barata mano de obra, a nivel global.
De hecho, la mano de obra ya es muy, pero que muy barata.
Sin embargo, los altos costes de crianza y educación de los hijos, el desinterés real para que la mujer se incorpore al mundo del trabajo dejando atrás el dominio sexual y reproductivo, laboral y social del hombre, y la amenaza de agotamiento de los combustibles fósiles, conforman la moderna excusa para reiterar la clásica fórmula de «aumentar el beneficio disminuyendo los costes laborales» intensificando la automatización del trabajo humano remunerado.
Y, por mor de la marea tecnológica en boga… inundando masivamente con robots el sector servicios.
Máquinas de aspecto más o menos humanoide, como esclavos digitales para los entornos doméstico y educativo.
Un estudio calcula que la robótica sustituirá 18 millones de empleos en Alemania en 20 años.
El 47% de los empleos en EEUU podrían ser ocupados por robots en los próximos 10 años.
En Japón, 1 de cada 6 empleados ya es un robot.
En Alemania, 1 de cada 9.
En China, de momento, 1 de cada 45.
Todo un «considerable potencial de crecimiento«.
Y eso que el empleo remunerado ya estaba en plena crisis.
Nadie se ha asombrado demasiado viendo cómo coexisten 2 reyes en un mismo país, y 2 cabezas de una misma iglesia…
Estamos psicológicamente preparados.
Porque, en realidad, los robots son otro paso en la escalada de la terrorífica competencia entre la mano de obra ultrabarata (hoy en Asia, mañana quizá en la colonizada Africa), y la despiadada tecnología supresora de empleos de los países del mundo que se autodenominan «desarrollados«.
Y, esta vez, el trabajo humano no se desplazará de profesiones obsoletas a profesiones nuevas.
Ni la mano de obra más barata podrá competir con los robots.
Los robots trabajan 24 horas al día y 7 días a la semana sin sueldo ni seguros sociales ni quejas.
Los costes de inversión en un robot se recuperan ahora en 3 años, lo que significa que, tras este periodo, es más barato tener un robot que un trabajador.
Muy pronto, un robot podrá ser camarero, enfermero, oficinista, periodista, contable, vendedor o incluso abogado.
Y cada vez serán más y más hábiles… Y, en algún momento, nos preguntaremos, no ya si los robots van a reemplazarnos a todos, sino si van a «dominar el mundo«.
«Sin la clase ociosa, la humanidad nunca habría salido de la barbarie”, afirmó Bertrand Rusell.
Pero, cegados por la búsqueda de productividad, los empresarios no ven que impedirán que haya consumidores… No puede gastar quien carece de poder adquisitivo.
Porque, hoy por hoy, los robots no tributan.
No pagan impuestos.
No contribuyen al sistema sanitario ni al sistema de pensiones… Justo lo contrario que una población cada vez más envejecida requiere.
¿Quién cotizará al sistema de Seguridad Social por esos robots, para poder pagar los subsidios de desempleo de los puestos de trabajo humanos destruidos?
¿Quién pedirá a los empresarios que tributen por ellos «como si» de varios trabajadores se tratase?…
Y, si los humanos dejamos de trabajar, ¿existirá una renta mínima para vivir?… Y, de ser así, ¿van las empresas a sufragarla a través de un impuesto?
Si los empresarios no se plantean hoy mejorar las condiciones laborales de los humanos, es difícil imaginar que el mismo afán de lucro y beneficio les vuelva altruistas voluntariamente en el futuro.
EEUU es menos remilgado en materia de inmigración que Japón.
EEUU aloja actualmente 26’6 millones de inmigrantes legales, y unos 11’3 millones «ilegales».
Gracias a ellos, la caída de la natalidad local no tiene efectos en el PIB federal.
Para mantener las «calderas a toda máquina», EEUU también necesita mantener alto el consabido ratio entre población trabajadora y población jubilada.
Cuanto menos, el ya exiguo de 3 trabajadores por cada jubilado…
Pues bien, mantenerlo implicaría que EEUU tendría que incorporar 44’9 millones de nuevos inmigrantes entre 2025 y 2035.
Y si EEUU quisiera volver a disponer de los 5’2 trabajadores por jubilado que tenía en la década de 1960, cuando el baby boom, tendría que importar 10’8 millones de inmigrantes cada año, hasta 2050…
En ese momento, EEUU tendría una población de 1100 millones de personas, el 73% de las cuales serían descendientes de inmigrantes recientes.
Es logísticamente imposible incorporar 10’8 millones de inmigrantes al año. Como señala el demógrafo Phillip Longman, «ese flujo requeriría el equivalente a construir una nueva ciudad de Nueva York cada 10 meses«.
También hay un problema de oferta… La corriente migratoria a través de la frontera sur de EEUU no será permanente.
La tasa de fecundidad de México era de 6’82 en 1970, pero se redujo a 5’3 en 1980, a 3’61 en 1990 y a 2’75 en 2000; en la actualidad se sitúa en 2’1.
Pasa lo mismo en Centroamérica y Sudamérica… Algunos países, como Chile y Costa Rica, ya están muy por debajo de la tasa de reemplazo.
Y, cuando la fertilidad de un país cae por debajo de la tasa de reemplazo, la gente tiende a dejar de emigrar.
Con la inmigración con los días contados y con las mujeres de lado… veremos cómo intentarán incorporar rápidamente robots para sustituir mano de obra humana flexible y precaria por brazo articulado robótico robusto y permanente.
Si bien el tamaño absoluto de la población mundial ha crecido considerablemente, el incremento anual de la población ha disminuido desde finales de los años 1960.
Para 2050, se estima que la población mundial habrá llegado a 9000 millones de personas… pero, muchos de ellos, ancianos.
La proporción entre la población potencialmente activa (entre 15 y 64 años), respecto a la de más de 64 años, ha bajado de 12 a 9 (un 25%) entre 1950 y 2007.
Esa proporción descenderá aún más, llegando a 4 en 2050.
A partir de 2070 se prevé que la demografía humana entre en una «fase de estabilidad«. Las proyecciones de población apuntan a que el techo demográfico se alcanzará alrededor de ese año; entonces, habrá unos 9500 ó 10000 millones de habitantes.
Ese horizonte de los 10000 millones que las proyecciones de la ONU dibujan hacia 2085 se alcanzará con dificultad… porque la fecundidad disminuye más rápidamente de lo inicialmente previsto.
Será una cuestión, no tanto de espacio, como de recursos.
La mismísima agricultura en el siglo XXI se enfrentará al reto de tener que producir más alimentos y fibras para alimentar a una gran población, empleando menos mano de obra.
En cualquier caso, no habrá suficiente savia nueva lista para alimentar esta hidra de economía capitalista.
En Japón, este año abrirá el primer hotel del mundo donde nos atenderán robots.
También se anuncia un hotel con «habitaciones de llanto» (así las han llamado), para mujeres. Cómo no.
¿Así se dedicarán las personas a «tareas más creativas«?
Un desigual acceso a la ingeniería robótica provocará que se ahonde en desigualdades sociales, económicas y culturales.
¿Logrará la especie humana superar el afán de beneficio y aprovechar el potencial de los robots para asistir y dar adecuado soporte a su mayoritaria población anciana y a su minoritaria población menos anciana, de forma igualitaria y global?
Y, más a corto plazo… ¿seremos capaces de aceptarlos a nuestro lado?
(Continuará)
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Virtualidades 8
Derechos torcidos, y retorcidos.
Muchas veces, el maltratador provoca el conflicto: lo busca, para «descargar» su frustración.
Socialmente, su actuación se suele considerar un asunto de índole privada y personal. No perciben la presión. No se sienten cuestionados ni estigmatizados. Su acción carece de repercusión.
Se añade sumisión a la posesión.
Y el problema se retroalimenta: el 81% de los agresores aprendieron esta conducta en una familia «tradicional» patriarcal, donde, o habían sido maltratados durante su infancia, o habían sido testigos de la violencia familiar.
Es la semilla de un engendro.
Todos los «asesinos en serie» sufrieron malos tratos en su niñez: tortura física y sexual, o una humillación extrema, o maltrato emocional… Aislados del contacto social pleno, liberados así de escrúpulos de conciencia, poseídos por un infantil egocentrismo egoísta carente de empatía y necesitado de autoafirmación («narcisismo«), colocan sus sórdidas necesidades por encima de todo, y, eventualmente, cruzan el umbral.
Igualmente cierto es, que ningún «asesino en serie» surge de un hogar feliz y saludable… Todos ellos son fruto de hogares disfuncionales.
Las personas no aprenden tanto de sus propias conductas, como de la observación de la conducta de los demás.
Y, aunque podamos aprender conductas nuevas, no las pondremos en práctica, a menos que exista una razón para ello…
¿Como para avasallar a una novia o esposa, madre o no, criada y compañera sexual siempre, para que sirva de «punching ball« doliente y pague los platos rotos permanentemente?
Trata de esclavas.
La dependencia económica de la mujer de los ingresos que aporta el varón es, a menudo en una losa adicional a la espiral de miedo, angustia y vergüenza en que se sumen las víctimas.
Bajo una coyuntura de crisis económica, las mujeres se separan y se divorcian menos, porque tienen menos recursos económicos.
Y por eso disminuye el número de asesinatos: el peligro de sufrir una agresión aumenta cuando abandonan a sus parejas.
Las cifras son escalofriantes: 1 de 3 mujeres de Japón sufre violencia doméstica.
El 98% de las denuncias de violencia doméstica tiene a una mujer como víctima.
El matrimonio les sirve el vendaje en bandeja.
No son las únicas.
La cultura europea clásica siempre mostró una fuerte misoginia.
Platón consideraba a las mujeres una degeneración física del ser humano, y Aristóteles las describía como ‘varones estériles’ incapaces de preparar su fluido menstrual con el refinamiento suficiente para convertirlo en semen («semilla»).
En la Atenas clásica, las mujeres acomodadas no podían tener propiedades… Ellas eran propiedad de su marido. Vivían recluidas en los gineceos, y no se relacionaban socialmente con su esposo, demasiado ocupado con sus múltiples actividades sociales, políticas, intelectuales y lúdicas.
Las curanderas y las hetairas (similares al rol de las geishas de Japón) eran las únicas mujeres que gozaban de cierta libertad y estatus: eran fundamentales para la juerga… «Tenemos las hetairas para el placer; las concubinas para el uso diario y las esposas de nuestra misma clase para criar a los hijos y cuidar la casa«, sostenía Demóstenes sin ningún rubor.
En junio de 2014, Akihiro Suzuki, diputado japonés del partido del gobierno, fue obligado a pedir disculpas a su colega en la oposición Ayaka Shiomura; cuando esta parlamentaria tomó la palabra para reflexionar sobre las dificultades con que tropiezan las mujeres japonesas para compaginar la vida profesional con su labor de madres, fue interrumpida por Akihiro Suzuki con comentarios groseros, seguidos de burlas marcadamente sexistas… «¡Vete y cásate ya!», seguido de otros comentarios más vulgares, para luego añadir «¿Y tú, qué?, ¿Ya no puedes tener hijos?», entre las risas jocosas de los parlamentarios masculinos.
Desde temprana edad, se enseña a las japonesas a someterse a los hombres de su familia, a cubrirse la boca cuando se ríen, y a cultivar una personalidad sumisa que apuntala el ego del varón.
En Japón, el marido tenía la misión de trabajar, de producir, mientras la mujer se concentraba en llevar las riendas de la familia.
Antes y ahora, ella asume la completa responsabilidad de la educación de los hijos y de administrar los ingresos del hogar, incluso asignándole al marido un cantidad periódica para sus gastos.
Ella ha llevado la carga del éxito o del fracaso escolar de los niños.
Los maridos han pasado largas horas alejados de sus hogares, delegando prácticamente todos los asuntos de la casa a las esposas… Así que muchas mujeres abandonan sus empleos una vez se casan, para poder dedicarse a tan exigente y absorbente trabajo en el hogar.
Así, la tasa de participación de la mujer en la fuerza laboral de Japón permanece casi constante desde el año 1965.
(Continuará)
Antropoceno 5
Epílogo
Las actuales concentraciones de CO2 en la atmósfera no tienen precedentes en, al menos los últimos 800.000 años, y van 100 veces más rápido que durante los últimos 20.000 años.
Como hemos visto, se debe a que la especie humana ha emitido grandes cantidades de gases de efecto invernadero, especialmente CO2, tras quemar combustibles fósiles.
Los cambios ocasionados en el planeta son de tal magnitud, que se puede afirmar que hemos puesto en peligro nuestra propia supervivencia.
El cambio climático es un problema real… No se corre el riesgo de crear un mundo mejor porque sí.
El capitalismo nos acerca al abismo del cataclismo.
La lucha contra el cambio climático podría constituir la mejor oportunidad para adoptar una economía basada en los recursos.
De nosotros dependerá el conseguirlo o no.
Una huella de carbono liviana sería un legado-regalo para ésta y las próximas generaciones.
Para variar… una bella, por poco profunda, huella.
El término «Antropoceno» se le ocurrió al científico Paul Crutzen, ganador del premio Nobel, durante una conferencia en el año 2000, para denotar, por analogía con el período de la Tierra llamado «Holoceno«, esta época en la que el ser humano ha modificado la capacidad del planeta para servir como hábitat.
Hasta ahora, se caracteriza por ser una época de extinciones en masa y de ruptura de los sistemas medioambientales.
Como de nosotros depende medirla, si no lo remediamos, será una era corta y nefasta.
Salvo que actuemos ya, el Antropoceno será la época en que un desnudo animal existencial, egoísta y jerárquico como los monos recolectores de fruta, colaborativo y cooperativo como los cazadores carnívoros, degradó los recursos del planeta hasta hacerlo inservible para su propia supervivencia.
Así, el Antropoceno quedará como la era de un antropoide antropófago que atrofió su planeta hasta convertirlo en un antro de mala muerte.
No sería la primera vez que ocurre una crisis ecológica.
Las cianobacterias, unos microorganismos, evolucionaron hace 2500 millones de años, pasando a realizar el proceso de la fotosíntesis que convierte el CO2 en oxígeno mediante energía solar, desligándose así de su dependencia de la energía del suelo.
Las emisiones acumuladas de estos diminutos seres causaron que la concentración de oxígeno en el aire pasara de un 0,02% a un 21% .
Esto provocó la primera gran crisis ecológica porque, aunque pueda no parecerlo… el oxígeno es un gas tóxico.
El correspondiente cambio climático afectó a toda la biodiversidad de la época.
Muchas especies, como las arqueobacterias, simplemente, desaparecieron.
Incluso, el océano cambió de color, pasando del rojo al azul.
Al planeta, cualquier extinción biológica le es indiferente.
Seguirá girando.
Sea cual sea el extremo al que lo llevemos, el planeta se regenerará y sobrevivirá al «Antropoceno«.
Y, algún día, otra especie, basada muy probablemente en ADN de carbono, emergerá con la capacidad para reflexionar sobre su propia existencia, indagará en la historia geológica, e identificará lo que sucedió.
Dentro de millones de años, esa civilización descubrirá restos humanos.
Quizá de catacumbas, de genocidios, de fosas comunes, de cunetas, de cementerios de guerra…
El Antropoceno se excavará y mostrará polvo de antrópodo prensado con cruda solidez.
Rocas sedimentarias orgánicas, formadas por corrupción, acumulación y presión.
Igual que el carbón y el petróleo, ocultos en lo profundo de la tierra.
Igual que muchos picos montañosos de roca caliza que se alzan entre las nubes, como el Everest.
Otro recurso «no renovable«.
Pararratos 2
El 4 de marzo de 2004, en plena campaña electoral, una echadora de cartas del tarot vaticina a Rato:
“La ruleta de la fortuna augura un periodo de muy buena economía”
Rato sonríe burlonamente.
Pocos días después, la sonrisa se le hiela en mueca.
El PP pierde las elecciones generales del 14 de marzo de 2004 en un tremendo vuelco electoral, al entender parte de la población que su gobierno había intentado tergiversar la autoría del atentado terrorista del 11 de marzo en Madrid.
El gobierno rehuye interpretar el atentado en clave de evidente represalia por la intervención de España en la Guerra de Irak, declarada ilegal por el secretario general de las Naciones Unidas (ONU), y realizada contra el 91% de la opinión pública.
Entre el atentado y las elecciones, Rato es protegido por la policía y recibido al grito de «Asesino«.
Al frente del derrotado PP, está Mariano Rajoy, tras ser designado por Aznar como sucesor y candidato.
Los esfuerzos de Rato por erigirse en gran artífice del boom del ladrillo, mientras elude toda responsabilidad en la consiguiente burbuja inmobiliaria, y por auparse en la orgullosa autoría a la vez que niega su existencia, no encuentran recompensa en la lista electoral.
Aznar se rodea, pero recela de los ricos y poderosos económicamente; por otro lado, conoce a Rato desde hace muchos años, y considera que su sistema emocional sube y baja con frecuencia, y que la combinación no da el «perfil social» políticamente correcto.
Rato, en la batalla por la sucesión de Aznar, sufre la derrota de su vida.
Necesita reconstruir su imagen de perdedor.
Tras las elecciones, Rato tensa sus relaciones confesables e inconfesables (Bilderberg), y sale como un rayo para tomar posesión el 1 de junio de 2004 del cargo de Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El propio Rato reconoce que su candidatura al puesto fue algo «muy sobrevenido«, que sucedió «prácticamente en cuatro semanas«.
El ruido de pasillo de los gángsters y francotiradores financieros ahogará al de los truenos inmobiliarios, y la brisa de Washington barrerá como un vendaval la debacle electoral.
Además, Rato se cubre las espaldas dejando la batuta económica de España a su protegido Jaime Caruana, al que le restan 2 años como gobernador del Banco de España, plazo convenientemente calculado por estar el mandato establecido por ley en 6 años.
El 30 de junio de 2004, Caruana comparece ante la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso de los Diputados, y declara que «no hay burbuja inmobiliaria«.
El 1 de abril de 2005, Caruana afirma que «la supervisión bancaria desempeña un papel menor, si lo comparamos con el papel que debe jugar el mercado«.
El 17 de noviembre de 2005, Caruana participa en un seminario organizado por el Banco de México con el sugerente título «Estabilidad y crecimiento: el papel del Banco Central». Allí explica:
«Los precios de la vivienda en España, si bien están sobrevalorados, no implican necesariamente que se viva en una burbuja«.
Además, desde mayo del 2003, Caruana compagina su cargo con la presidencia del Comité de Supervisión del Banco Internacional de Pagos (BIS).
Dentro del BIS, Caruana facilita los acuerdos de Basilea II de junio de 2004 para el funcionamiento de la banca internacional, ganándose el aprecio de los «reguladores» y de la «industria» de servicios financieros.
El BIS, la misma institución privada que impone ahora a los Gobiernos “soberanos” las medidas que deben adoptar para salir de la crisis, consigue, gracias a los acuerdos Basilea II, dejar en manos de las entidades financieras la valoración de sus propios activos, y fijar sus propios requerimientos de capital… Las entidades financieras pueden usar sus propios métodos para calcular la probabilidad de impago de sus créditos, la calidad de sus garantías y los porcentajes de capital mínimo que debían tener.
De modo que, con esta “regulación” promovida por Caruana, la salud del balance de un Banco se auto-valora.
No obstante, para evitar las limitaciones de capital mínimo recomendadas por Basilea II, la Banca busca fuentes alternativas de liquidez, y eso les lleva a sofisticar la ingeniería financiera, y a reclamar y conseguir una supervisión más benévola y pasiva por parte de las autoridades.
La Banca de inversión despega hacia un sistema bancario en la sombra (‘shadow banking system’), que supone un 30% del sistema bancario, pero que no es el principal foco de la regulación y supervisión prudencial.
Basilea II no es un conjunto de normas o reglas a cumplir. Sólo promueve reforzar la gestión de riesgos, la adecuación de capital, la disciplina de mercado y la estabilidad financiera… de la Banca comercial «tradicional«.
No de la financiera. Y, menos, de la de inversión.
Se deja fuera entidades y segmentos financieros no regulados ni supervisados, como los «hedge funds«, varios tipos de activos fuera de balance, algunas comisiones de intermediación bancarias, además de securitizaciones, leasing y «off-balance sheets operations» (OTC), como derivados, repos,CDS, CDO…
Tampoco contemplaba riesgos operativos, ni transparencia.
Nace cándidamente obsoleto, se aprueba en 2004, y su calendario de entrada en vigor queda cómodamente «escalonado«: 2007-2008.
En agosto del 2006, con el respaldo de la industria financiera por sus esfuerzos en Basilea II, Jaime Caruana entra en el Fondo Monetario Internacional (FMI) como consejero y director del Departamento de Mercados Monetarios y de Capital.. de la mano del entonces Director Gerente del FMI, Rodrigo Rato.
El 16 de mayo de 2006, en su penúltimo discurso, Caruana insiste:
«La posición de las instituciones financieras parece lo suficientemente sólida como para afrontar una corrección de los desequilibrios globales, incluso si esta viniera acompañada de un deterioro de las condiciones financieras y un aumento moderado de la volatilidad«.
La proximidad del relevo al frente del Banco de España y la anunciada llegada de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, cuyas críticas a la burbuja inmobiliaria y de crédito son conocidas, llevan al presidente de la Asociación de Inspectores en Entidades de Crédito del Banco de España, disconforme con la gestión de Caruana, a elevar el 26 de mayo de 2006 una carta sin precedentes al vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes:
«Los inspectores del Banco de España queremos distanciarnos de la complaciente lectura de la situación económica española que hace en sus últimas intervenciones el actual Gobernador del Banco de España, señor don Jaime Caruana, y mostrar asimismo nuestra preocupación por su falta de voluntad para adoptar las medidas necesarias para hacer posible la reconducción de la delicada situación actual hasta hacerla más sostenible y segura«.
Prosigue:
«En nuestra opinión… ni todos los riesgos están tan controlados como afirma el Gobernador, ni es probable que las consecuencias sean tan limitadas como él propone, si, finalmente, alguno de los mencionados riesgos latentes llega a materializarse«.
Advierte:
«Nos vemos en la obligación de hacer constar que el nivel de riesgo acumulado en el sistema financiero español como consecuencia de la anómala evolución del mercado inmobiliario en España en los últimos 6 años es muy superior al que se desprende de la lectura de los mencionados discursos del Gobernador«.
Y denuncia «la pasiva actitud adoptada por los órganos rectores del Banco de España —con su Gobernador a la cabeza— ante el insostenible crecimiento del crédito bancario en España durante los años del mandato del señor Caruana«.
El recurso de las entidades a la financiación exterior, ocupa también una parte de la denuncia de los inspectores del Banco de España:
«Algunos riesgos típicos del negocio bancario, como el riesgo de tipo de interés o el de liquidez, se han visto incrementados de forma muy acusada por la necesidad de las entidades de crédito de acudir al ahorro exterior para conseguir los fondos necesarios para financiar el crecimiento de su inversión crediticia… Una parte importante del crecimiento del crédito experimentado por el sistema bancario español en los últimos años (se debe) a un proceso de deriva en la gestión de las entidades que ha dado lugar a una relajación generalizada de los criterios de concesión del crédito».
¿ Existen los instrumentos para intervenir ?
Los inspectores aseguran que sí…
«El Banco de España cuenta con los medios normativos necesarios para poner freno a los crecimientos del crédito que considere inadecuados… La pasividad del Banco de España en los últimos 6 años en la prevención de la creciente exposición de las entidades de crédito españolas a los riesgos relacionados con el sector inmobiliario (se debe) a la voluntad de su máximo responsable, el Gobernador«.
Hasta el último día como gobernador, Caruana se mantiene fiel a la política llevada a cabo por Rodrigo Rato y a su postura respecto a la burbuja:
«En relación con los mercados inmobiliarios, el año 2005 parece haber marcado el inicio de un proceso de desaceleración en el precio de la vivienda, que incrementa —tanto más cuanto más firmemente se afiance— la probabilidad de que la sobrevaloración actual de este activo sea reabsorbida de una manera progresiva, como sucedió en anteriores episodios de auge«.
El 7 de junio de 2006, un mes antes de que Jaime Caruana cese como gobernador del Banco de España, el Director Gerente del FMI, Rodrigo Rato, le nombra jefe del departamento de Mercados Monetarios y de Capitales del FMI, una nueva división del organismo, creada ex-profeso para él.
En junio de 2007, en la presentación del informe anual sobre la economía del ejercicio anterior, y el primero de Fernández Ordóñez como Gobernador, se advierte la continuidad de gestión con Jaime Caruana.
Una cosa es ser columnista económico; otra, secretario de Estado de Hacienda; otra, Gobernador del Banco de España… y otra, ser el que pinche la burbuja inmobiliaria.
Un mes después, en julio de 2007, la burbuja inmobiliaria estalla oficialmente en EEUU.
Los Bancos, que han estado otorgando masivamente préstamos inmobiliarios, empaquetándolos como nuevos productos financieros y vendiéndolos a otras entidades (‘securities‘), se ven atrapados como Banca de inversión, y comienzan a ser rescatados con dinero público.
Bajo los truenos de una tormenta perfecta de crisis económica, escasa liquidez en el mercado y debilidad del consumo, el desempleo se dispara y las Bolsas se hunden.
Rato, desde el FMI, auguraba, 4 meses antes del estallido de la burbuja, un «suave aterrizaje» de la economía.
(Continuará)