Aunque una huelga de partos caídos podría parecer una medida de presión desmesurada, ni siquiera es nueva.
Los gobiernos ya la han venido utilizando, con su peculiar y característico estilo: esterilizando a todo tipo de población.
Incluso, ilegalmente.
A mujeres, generalmente.
Hay precedentes de «huelgas de sexo», «boicots sexuales» y «huelgas de piernas cruzadas»: mujeres que se han negado a mantener relaciones sexuales con sus maridos o compañeros para resolver un conflicto, lograr una reivindicación, e incluso, conseguir la paz en una guerra.
Qué menos, si la guerra declarada es contra ellas.
Las consecuencias de una huelga de partos caídos serían embarazosas… Alumbrarían la mala concepción de la sociedad: sin suficiente conocimiento ni legítimo consentimiento.
Replantearía el papel de hombre y mujer, y plantaría nuevas y saludables raíces sociales.
Se acabó el matrimonio por amor… al patrimonio. Allí donde hay amor puntual, estará plenamente justificado que no exista ningún vínculo legal.
Se acabó la adicción a la oxitocina paternofilial… Pero quedará la jovial, generada a base de tocarse, besarse y masajearse; sin parto, pero con pacto.
Se acabó la pensión de viudedad, las herencias, los impuestos sobre sucesiones, y los gastos de notario… Habrá que exigir un subsidio justo después de 40 años de trabajo y 8 de paro.
Se acabó la preferencia por la primogenitura masculina como estratagema para preservar su concentración de riqueza y poder.
Se acabó el derecho de pernada.
Se acabó el casamiento obligatorio de millones de mujeres cada año.
Se acabó la maternidad obligatoria de millones de adolescentes cada año.
Se acabó el hacerse cirugía plástica como consecuencia del maltrato.
Se tipificará como «delito contra la salud pública» la posesión de mujeres.
Se acabó la muerte prematura de decenas de miles de mujeres cada año a causa de los embarazos infantiles y adolescentes.
Se acabó poner precio a los niños.
Se acabó el arrojar bebés por el inodoro.
Se acabó tirarlos por el balcón.
Se acabó la homilía eclesiástica que declara a la mujer como traedora de hijos y cuidadora del marido.
Se acabó el rendir la educación a cualquier mesiánica manipulación.
Se acabó imputar culpabilidad o amedrentar calificando de pecado el sexo.
Se reinterpretará el puritano párrafo atribuido a la figura de Pablo de Tarso de que «Es bueno que el hombre no toque a la mujer».
Se acabaron la impunidad de los abusos de monjas realizados por curas, guías espirituales y misioneros.
Se acabó el tenerse que comer la propia placenta.
Se acabaron las falsas denuncias.
Se acabaron los secuestros.
Se acabaron los abandonos.
Se acabaron las imprudencias paternales.
Se acabó la explotación en el trabajo femenino e infantil.
Se acabó cobrar menos por el mismo trabajo.
Se acabó el problema laboral de quedarse embarazada.
Se acabó refugiarse en una botella de alcohol.
Se acabó la violencia machista.
Se acabó utilizarlos como reclamos publicitarios.
Se acabó el buscar tiempo y ganas para educar.
Se acabó el malcriarlos conscientemente.
Se acabó el darles «lo que sea» para ocultar el abandono de cuidados por parte de los padres, del profesorado, de los médicos…
Se acabó protestar por la sobrecarga de deberes escolares.
Se acabó recurrir a un elemento para que las provea de alimento, y la caza de marido mediante embarazo malquerido.
Se acabó la necesidad de dar el pego.
Se acabó echar el lazo.
Se acabó emparejarse para no pasar hambre.
Se acabó el convivir con alguien sin conocerle.
Se acabó poner a los hijos como excusa o represalia.
Se acabó tomarlos como rehenes.
Se acabó fingir que te gustan los hijos de los demás.
Se acabaron las masacres de escolares.
Se acabaron las maternidades donde procrear una raza pura para el estado.
Se acabaron las casas-cuna.
Se acabó fabricar madres.
Se acabó que UNICEF, un organismo dependiente de la ONU, pida dinero a la gente en vez de a los gobiernos.
No más abandono psicológico.
No más robos de niños.
No más adopciones, negocios ni explicaciones.
No más utilización de niños en manifestaciones independentistas o religiosas.
Se acabó la vocación para los curas pederastas.
Se acabó predicar moral mientras se realiza un abuso sexual.
Se acabaron las monjas cantando «Like a Virgin«.
Se acabaron los niños soldado.
Se acabó la liturgia de la custodia.
Se acabaron los niños que tienen niños.
Se acabaron los añejos antojos.
Se acabó aparecer en segundo plano.
Se acabó dar de lado a los demás para centrarse sólo en la descendencia.
Se acabó mentir a los niños.
Se acabó mentir a los adultos.
Se acabó el ir a la cárcel por no visitar a los padres.
Se acabó el complejo de Edipo.
Se acabaron las demandas de paternidad por fealdad.
Se acabaron las visitas de mujeres al psiquiatra.
Se acabaron los atascos de tráfico a la entrada y la salida de los centros.
Se acabaron los 7.000 años de desigualdad sexual y social.
No será viable que el niño-robot de la película Inteligencia Artificial se encariñe con un humano no confiable.
Ser amado y convertirse en un «niño de verdad» es la interminable búsqueda de cualquiera que se sienta abandonado, maltratado, explotado y perdido en una sociedad consumista. De cualquiera.
Quienes sí harían realidad la fábula de Pinocho, serían ellas.
Las muñecas habrían cobrado vida.
(Continuará)
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Tragedias griegas – 2 – Odisea
Presentamos el 2º capítulo del documental «DEUDOCRACIA«, de Aris Hatzistefanou y Katerina Kitidi.
Aborda el concepto de «deuda odiosa«, entendiendo como tal aquella deuda que se contrae por los gobernantes de un país de forma ilegítima, ilegal y/o inconstitucional, contraviniendo por tanto los fundamentos del Derecho.
Aplicándolo, la Deuda deja de ser «eterna«.
La Banca presenta un «punto débil«.
Y, por eso, sus mercados emiten «cantos de sirena» de apaciguamiento, y se apresuran a conseguir que sus políticos impongan, en la Constitución de cada país, la obligación de pagar la Deuda, sea cual sea el origen y destino de ésta.
El documental está en idioma griego, español e inglés, con nuevos subtítulos en español revisados y actualizados.
Este es el enlace para el visionado: Deudocracia
[DEUDOCRACIA – 2ª PARTE]
Al igual que en Argentina, el objetivo no es salvar la economía sino, más bien, a los Bancos y a las grandes empresas.
El FMI ejerció una gran presión sobre Argentina para que pagase sus deudas.
Muchas de las deudas estaban infladas, porque fueron transferidas de grandes empresas y de algunos de los Bancos más grandes del mundo, al Tesoro público, en un proceso agilizado por el FMI.
Se han adoptado medidas de «estabilización» para evitar que Grecia quiebre y deje de pagar la deuda.
Esas NO son medidas para reducir la deuda.
Es más que evidente que la deuda seguirá aumentando rápidamente, no sólo a pesar de esas medidas, sino, además, como consecuencia de las mismas.
Las medidas buscan claramente proteger a los prestamistas, proteger a los Bancos.
En pocos meses, el Gobierno griego dará a los Bancos 108.000 millones de euros, que es casi la cuantía total de los paquetes de rescate que recibió del FMI y de la UE.
(Extracto del documental «Genocidio social«)
Cuando Argentina se enfrentó a una situación similar… varios de los responsables fueron castigados.
La imagen de los presidentes que abandonan el palacio presidencial en helicóptero aún atormenta al FMI y a sus cómplices.
(Consigna: “Igual que en Argentina, una mágica noche, veremos quién es el primero en subirse al helicóptero.”)
(Graffiti: “Rebelión contra el Empobrecimiento”)
Un año después de la intervención del FMI, Grecia desplegó un intenso programa de «simplificación«, «racionalización» y «limpieza«.
Los delegados del FMI, la UE y el BCE se establecieron en Atenas de forma permanente, dictando sus políticas con un documento inconstitucional.
(Habla Dominique Strauss-Kahn, Presidente del FMI)
“La reforma de las pensiones fue un hito, pero ahora debemos ajustar los salarios a la productividad.»
Hoy día, ¿qué es Grecia?
¿Un país libre?… Si.
¿Independiente?… No.
Nos han reducido a meros vasallos.
Libertad es una cosa, soberanía nacional es otra.
El problema es que nuestro país ha perdido su soberanía nacional.
(Titular: “Hambre y pobreza para 20 años”)
(Titular: “Cierran 1.056 colegios”)
En estrecha colaboración con sus prestamistas extranjeros, el gobierno se vuelve contra los ciudadanos, al adoptar duras medidas de austeridad.
El resultado es: pobreza, cierres y desempleo.
(Habla Nikitas Kanakis, presidente de “Médicos del Mundo – Grecia”)
Lo que ocurre en en el centro de Atenas es una crisis humanitaria.
Tiene todos los rasgos distintivos: personas que padecen hambre ó están sin hogar, que carecen de medicamentos y atención médica… Personas que sólo dan vueltas por las plazas…
No es muy distinto de lo que vemos en los países del Tercer Mundo.
Y eso que nosotros sólo tratamos con los más pobres entre los pobres.
Hay personas que aún mantienen algunos derechos de la Seguridad Social, pero que son insuficientes.
Como decía una mujer jubilada: “O comida, o medicina… Pero no puedo pagar las dos».
Las medidas del gobierno no sólo empeoran las condiciones de vida de los ciudadanos.
Además, suponen una amenaza directa e inmediata para sus vidas.
(Habla Panos Papanikolaou, neurocirujano)
«Hasta ahora, TODOS los países ‘apoyados’ por el FMI han sufrido una brutal caída de la ‘esperanza media de vida’, es decir, del número medio de años que viven las personas.
Hay países donde, tras la terrible experiencia del FMI, el promedio de vida se redujo entre 5 y 10 años.
Con los recortes a los que enfrentamos ahora, es seguro que nuestra esperanza de vida se reducirá considerablemente.»
Los ciudadanos reaccionan.
El gobierno está rompiendo los más elementales principios de la democracia.
La penalización del uso de capucha, las detenciones injustificadas, y por policías que sí llevan capucha… son medidas propias de un régimen paramilitar.
(Pancarta: “Esta <<liberalización del gas lacrimógeno>> nos deja sin dinero para la educación gratuita.”)
(Habla Alain Badiou, filósofo)
Las crisis siempre desembocan en medidas antisociales y antipopulares, que pueden ser especialmente duras.
Así es como el Capitalismo controla la situación.
Por supuesto, el Capitalismo debe conseguir que estas medidas sean aceptadas.
Para ello, emplea la violencia.
En respuesta a la alerta de tormenta financiera, la Democracia deja paso a la Deudocracia.
(Graffiti: “Pobres, no os comáis unos a otros… ¡Comeos a los ricos, están más gordos!»)
La crisis capitalista provoca una devaluación general.
La devaluación del valor se debe a la especulación financiera.
Alguien tiene que pagar esta devaluación.
Sin embargo, los capitalistas no tienen la menor intención de pagarla.
No son, para nada, altruistas.
Pero, si los que causaron la crisis no están dispuestos a pagar, ¿por qué deberíamos pagar nosotros?
En el pasado, docenas de países han logrado rechazar las deudas no contraídas por sus ciudadanos, ateniéndose a normas del Derecho Internacional, tales como el concepto de «deuda odiosa«.
(«La historia de la deuda odiosa«)
Retrocedamos a los años 20′, con Alexander Sack.
Sack era ministro, y especialista en derecho de la Rusia zarista.
Tras la Revolución de 1917, dio clases en universidades de Europa y EEUU.
En 1927, se le ocurrió una idea brillante: el concepto de «deuda odiosa«.
Una deuda es «odiosa» si concurren 3 requisitos previos:
1. El gobierno del país recibe un préstamo sin el conocimiento ni la aprobación de los ciudadanos.
2. El préstamo se destina a actividades no beneficiosas para el pueblo.
3. El prestamista está informado de esta situación, pero se hace el tonto.
Las propuestas de Sack suenan progresistas, incluso revolucionarias…
Pero, en realidad, ese concepto ya había sido usado antes para servir a los intereses de una superpotencia emergente: los EEUU de América.
EEUU ya habían usado el concepto de «deuda odiosa» en 1898, cuando ganaron la guerra hispano-estadounidense, y se anexionaron Cuba.
Su problema era que, junto con Cuba, iba la deuda contraída por el régimen colonial español.
Y, dado que el colonialismo español había durado 4 siglos, desde 1492, cuando Colón llegó a América, hasta 1898… la deuda era muy elevada.
Por supuesto, los EEUU no tenían ninguna intención de pagar por los errores de regímenes anteriores, así que declararon que la deuda de Cuba era «odiosa«, y, simplemente, se negaron a pagarla.
Pero lo mismo había sucedido en México, unas décadas antes.
Cuando los republicanos derrocaron al emperador Maximiliano I, declararon que su deuda era «odiosa«.
Maximiliano había pedido enormes sumas de dinero, a tipos de interés excesivamente altos, para hacer frente a la sublevación contra él.
Como debía mucho a sus prestamistas, pero, sobre todo, al pueblo de México, fue condenado a muerte, y fusilado.
La mayoría de declaraciones de «deuda odiosa» de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la realizaron países subdesarrollados del continente americano.
En realidad, detrás de todas esas declaraciones de cese de pagos, se encontraba la misma superpotencia emergente: EEUU.
Y esta misma superpotencia trajo el concepto de «deuda odiosa» al siglo XXI.
Diciembre de 2002: la Casa Blanca está dando los últimos retoques a los planes de invasión y ocupación de Irak.
Pero, antes de iniciar del ataque, los estadounidenses se preparan para el día después de la caída de Saddam Hussein.
El Departamento de Estado sabe que tendrá que lidiar con la enorme deuda nacional de Irak.
Por eso, buscan declarar tal deuda como «odiosa«.
Un comité secreto propone que el primer gobierno provisional de Irak declare el cese de los pagos, con el pretexto de que el pueblo iraquí no tiene por qué pagar la «deuda odiosa» contraída por el régimen iraquí.
Ahora sí que está todo listo para el ataque…
“Queridos ciudadanos, en estos momentos, las Fuerzas Armadas de los EEUU y sus aliados están llevando a cabo la primera fase de una operación militar para desarmar a Irak, liberar su pueblo y defender al mundo de un gran peligro.”
(Habla Éric Toussaint, presidente del Comité para la Abolición de la Deuda del Tercer Mundo-CADTM)
En marzo de 2003, EEUU y sus aliados invadieron Irak.
Tres semanas después, el Secretario del Tesoro de EEUU convocó una cumbre de sus homólogos del G-8 en Washington, y declaró que la deuda de Sadam Hussein era «odiosa«.
Dijo: «El régimen de Sadam es dictatorial, y su deuda debe ser rechazada…El nuevo gobierno de Irak debe quedar libre de la deuda de Sadam.»
“Las operaciones militares de campo han terminado. En la batalla de Irak, EEUU y sus aliados han salido vencedores.»
George W. Bush había ordenado al ex-Secretario de Estado, James Baker, que convenciese a la comunidad internacional de que la deuda de Irak era «odiosa«.
Baker reiteró que Saddam Hussein había malgastado el dinero de su pueblo en la construcción de palacios y en la compra de armas.
Los diplomáticos estadounidenses comprobaron que Irak debía miles de millones de dólares a Francia y Rusia por la compra de misiles Exocet y aviones de combate Mirage F1 y MIG.
En realidad, el proceder de Sadam Hussein no era muy diferente al de muchos líderes occidentales.
Para el mundo árabe, los palacios son como los Juegos Olímpicos para Occidente: una demostración de dominio económico y geopolítico.
La diplomacia estadounidense consiguió que se declarase «odiosa» la deuda de Irak, y el pueblo iraquí quedó exonerado de pagarla.
Sin embargo, Washington se dio cuenta de que había sentado un peligroso precedente.
Por primera vez en el siglo XXI, la mayor superpotencia había legitimado el concepto de «deuda odiosa«.
Así que decidieron ocultar este caso bajo la alfombra.
Los otros países respondieron:
“OK, vamos a reducir la deuda de Irak un 40% a través del Club de París, pero el concepto de «deuda odiosa» no debe volver a ser utilizado oficialmente, porque otros países podrían reclamar ese derecho.”
Por ejemplo, el Congo rechazaría la deuda de Mobutu, Filipinas se negaría a pagar la deuda de la dictadura de Marcos, y Sudáfrica se negaría a pagar la deuda del régimen del apartheid…
Para evitar que se extendiera el concepto de «deuda odiosa» al siglo XXI, acordaron llamarlo “decisión especial sobre Irak”.
Sin embargo, es obvio que se utilizó el concepto de «deuda odiosa«.
“Creo que sería un error que Irak siguiese endeudada por los pecados de un dictador derrocado» (Obama, 22 de julio de 2009).
EEUU siguió ayudando a Irak a cancelar viejas deudas.
Pero nadie en Washington quería ni oír hablar de la expresión «deuda odiosa«.
Irak logró eliminar una gran parte de su deuda, con el apoyo de un imperio.
Pero hubo otro país que decidió alzarse, y enfrentarse al FMI, y a sus otros grandes prestamistas.
Consiguió demostrar que su deuda no sólo era «odiosa», sino también ilegítima e inconstitucional.
Bienvenidos a Ecuador.
Ecuador podría haber sido uno de los países más ricos de Sudamérica.
Pero, desde el momento en que se descubrió petróleo, el país sólo conoció dictadores, pobreza, deudas y «francotiradores financieros«.
(Habla John Perkins, ex-francotirador financiero)
“Mi verdadero trabajo era ofrecer préstamos a países…
Préstamos tan enormes, que sería imposible devolverlos.
Y, por ejemplo, se concedían 1000 millones de dólares a Indonesia o Ecuador, con la condición de dedicar el 90% del préstamo a contratar a empresas estadounidenses.
Empresas de infraestructuras, como Halliburton o Bechtel.
Esas empresas construirían estaciones eléctricas, ó puertos, ó autopistas…
Eso da servicio a unas pocas familias ricas del país.
Los pobres se quedan con una enorme deuda, que no podrán pagar jamás.”
En 1982, Ecuador fue visitado por el FMI y por un «comité de sabios» que representaba a los grandes acreedores.
Ecuador se había visto forzado a pedir más y más préstamos para poder pagar los préstamos anteriores.
(Habla Hugo Arias, director del Comité Auditor de Ecuador)
“Ecuador ha sido continuamente saqueado por el Norte.
Por ejemplo, desde los 80‘ hasta el año 2005, casi el 50% del presupuesto del estado fue utilizado para pagar la Deuda, y sólo el 4% se destinó a la atención de la salud… 400 millones para salud, 800 millones de dólares para educación, y 4000 mil millones de dólares para Deuda.
Estábamos matando a nuestra población.”
El pueblo ecuatoriano se sublevó.
Cuando Lucio Gutiérrez llega al poder, la política parece tomar otro rumbo.
Gutiérrez prometió beneficios sociales.
Se presenta casi como socialista, pero, en cuanto asume el cargo, pacta un nuevo acuerdo con el FMI y aplica medidas de extrema austeridad.
El pueblo le fuerza a irse en el mismo medio de transporte que usaron los presidentes argentinos: en helicóptero.
Cuando el Vice-Presidente Palacio sube al poder, comienza con buenas intenciones, pero pronto se somete a Washington.
Así que la gente acude al único político que se resiste a ceder a la presión internacional: Rafael Correa.
Correa había estudiado economía en Europa y EEUU, y sabía muy bien cómo se puede manejar al Banco Mundial y al FMI cuando se tiene voluntad política.
Ya como Ministro de Economía, en 2005, Correa había declarado que no era normal que los ingresos del petróleo se destinaran a pagar la Deuda.
Era injusto para la población.
Anunció que el 80% de los ingresos del petróleo se destinaría a mejoras sociales como la educación, la salud, y la creación de empleo, y sólo el 20% iría al pago de la deuda.
Entonces, el Banco Mundial declaró que, si esa ley se aprobaba, dejaría de hacer más préstamos a Ecuador.
Se trataba de una intromisión evidente del Banco Mundial en la política interna de Ecuador.
Correa declaró que no se aceptarían las imposiciones del Banco Mundial.
Correa optó por dimitir, en lugar de someterse.
Esta decisión le hizo muy popular.
La gente dijo:
«Este hombre decidió dimitir de ministro para defender la dignidad y los intereses del pueblo».
Correa fue elegido Presidente en 2006.
Una de sus primeras decisiones fue expulsar al representante del Banco Mundial y pedir a la delegación del FMI que abandonara las oficinas del Banco Central de Ecuador.
Funcionarios del FMI, como Bob Traa, que más adelante llegaría a Grecia, ya habían sido tachados de «indeseables» por el pueblo del Ecuador.
(Habla Rafael Correa, Presidente de Ecuador, 2006- )
“Esta burocracia internacional… incompetente y deshonesta, tendrá que respetar a nuestro país…Por eso hemos expulsado al representante del Banco Mundial del país, y nos reservamos el derecho de iniciar las acciones legales pertinentes por los perjuicios causados al país… Además, nos reservamos el derecho de calificar como «ilegal» la Deuda que tenemos con el Banco Mundial.”
Presentamos el segundo capítulo del documental “Zeitgeist: Moving Forward”, que se titula “Patología social“, en el que se abordan los fundamentos de la economía de mercado y el sistema monetario (ya anticipados en este Blog), y las consecuencias e nuestra incivilización actual.
Responde a preguntas como éstas:
- ¿ Es lícita la propiedad privada ?
- ¿ Quien era, inicialmente, «la mano invisible del mercado» ?
- ¿ Cuál es la relación entre el PIB y la calidad de vida de las personas ?
- ¿ Vamos hacia un «desperdicio cero» ?
- ¿ Es factible crear el mejor producto posible, al menor precio posible ?
- ¿ De dónde viene nuestro sistema de valores ?
- ¿ De quién es la culpa si un anciano muere de congelación por no pagar el recibo de la luz ?
- ¿ Desear equivale a comprar ?
- ¿ Qué puede crecer sin fin ?
- Aparte de ver visiones y experimentar psicopatías, ¿ a la gente con lesiones cerebrales le va mejor en Bolsa ?
- ¿ Cómo de transparente es la Bolsa desde que no hay corredores de bolsa negociando frenéticamente y en voz alta ?
- ¿ Quien puede pagar toda la Deuda financiera acumulada ?
- ¿ Cuánta riqueza mundial posee el 1% de personas (los más ricos) del mundo?
- ¿ Los pobres enferman más porque no pueden pagar la asistencia médica ?
- ¿ La falta de respeto genera violencia y crimen, al punto de que el sentimiento de humillación e inferioridad les guie, sin sopesar el previsible castigo ?
Está en idioma inglés, con subtítulos en español.
Estos son los enlaces para el visionado:
[Parte II: Patología Social]
Uno podría preguntarse: ¿ dónde empezó todo esto ?… Porque hoy tenemos un mundo en estado de desastre continuo.
[El Mercado]
Todo comienza con John Locke.
John Locke aborda el concepto de «propiedad«, y pone 3 cortapisas al derecho a la «propiedad privada«.
Las 3 cortapisas son: debe quedar suficiente para los demás, no debe pudrirse, y, sobre todo, uno ha de contribuir con su propio trabajo.
Parece justificado que al unir el trabajo a los recursos, se tenga derecho al producto obtenido, siempre y cuando quede lo suficiente para los demás, siempre y cuando no haya destrozo, y siempre que no permitas que se pudra.
Locke dedicó muchas páginas a este tema, y al gobierno, siendo sus textos la base del actual sistema económico, político y legal… Son textos clásicos que aún se estudian.
Después de enunciar las cortapisas a la «propiedad privada«, que, podríamos pensar, tienen todo el sentido, para defender una «propiedad privada» dentro de un orden… ¡Va, y traiciona esas cortapisas!
Las traiciona, de repente, con tan sólo una frase… Dice que las cortapisas no se aplican debido a “la invención del dinero, y al acuerdo tácito de los hombres de reconocerle un valor, lo que permite posesiones más extensas«.
No dice que las cortapisas a la propiedad privada desaparezcan o pierdan validez, pero, al fin y al cabo, eso es lo que consigue: el dinero las elude.
De modo que, de repente, ni el producto ni la propiedad se consiguen con trabajo.
No… Ahora, se consiguen con dinero.
Ya no importa que no quede suficiente para los demás.
Y tampoco aplica lo de pudrirse, porque, para Locke, el dinero es como el oro y la plata, que no pueden pudrirse y por lo tanto, el dinero no llega a desperdiciarse… Eso es ridículo. El problema de usar dinero, oro o plata, radica en sus consecuencias.
Es una incongruencia tras otra.
Es un descarado truco de prestidigitación lógica para llevar las cosas a su terreno, al terreno de los dueños del capital.
Más tarde, Adam Smith, añadió mayor justificación religiosa.
Locke ya decía que se trataba de la voluntad de Dios, que la autoridad para apropiarse emanaba de Dios, pero Adam Smith fue más lejos: era el mismo Dios…
Smith vino a decir que Dios era la ‘mano invisible‘, que Dios era el ‘mercado’.
Así que ya no tenía sentido debatir sobre la “propiedad privada”, porque su origen… ¡es Divino!
Que haya ‘inversores que compren el trabajo ajeno’… ¡es Divino!
No hay límite al trabajo ajeno que se puede comprar, ni a lo que se puede acumular, ni a la ‘desigualdad’… porque ‘son Divinos’.
Otra gran idea que se deja caer entre paréntesis, como de pasada…
Si unos ponen productos a la venta (la ‘oferta’) y otras personas los compran (la ‘demanda’)…¿ cómo se iguala la oferta a la demanda, o la demanda a la oferta ?… ¿cómo pueden llegar a un equilibrio?
Esa es una cuestión central de la economía: cómo se logra ese equilibrio… Y Smith responde: por ‘la mano invisible del mercado’.
Ahora resulta que «Dios» está al quite.
Dios no sólo nos da el derecho a la propiedad, los recursos y la «ley natural», como afirmaba Locke…
Ahora, «Dios» es el sistema mismo.
De hecho, Adam Smith, dice, como se puede leer en su libro ‘La Riqueza de las Naciones‘:
«la escasez de los recursos pone límites a la reproducción de los pobres, y la naturaleza no puede hacer otra cosa que eliminar a sus hijos.»
Así que Smith anticipó la Teoría de la Evolución, porque es muy anterior a Darwin, pero en el peor de los sentidos.
A los ‘pobres’ les llamó, la Raza de los Trabajadores.
Es algo peor que el racismo.
La mano de Dios hace inevitable que mueran innumerables niños: los mata la misma «mano invisible que equipara la oferta a la demanda, y la demanda a la oferta«.
¿Ves qué sabio es «Dios«?
La brutal destrucción de vidas, y el eco-genocidio posterior, están justificados por esas ideas de Adam Smith.
El sistema capitalista, llamado ‘de libre mercado’, concebido por los primeros filósofos económicos, como Adam Smith, era un «mercado tradicional” para comerciar bienes vitales, tangibles y reales.
Adam Smith nunca pudo suponer que el sector económico más lucrativo acabaría siendo, al final, el comercio financiero, el de «inversiones«, donde se gana dinero simplemente moviendo el dinero, en un juego ventajista de nula productividad para la sociedad.
Aunque parezcan degeneraciones de la idea original de Smith, estas aparentes anomalías no son sino el fruto de un principio fundamental de su teoría: el dinero es tratado como un producto, en sí y por sí mismo.
Hoy día, en todas las economías del mundo, sea cual sea su sistema social, el dinero se busca por el dinero en sí, y por nada más.
La idea que subyace bajo la misteriosa definición religiosa de “la Mano invisible” de Adam Smith, es que la sola y egoísta búsqueda de este producto ficticio, conseguirá, por arte de magia, el progreso y bienestar humano y social.
Pero, en realidad, incentivar la búsqueda del beneficio monetario, que algunos denominan “la cadena de valor monetario”, se ha disociado completamente del ‘objetivo vital’ fundacional, de “la cadena de valor vital”.
Lo que ha pasado es que la doctrina económica ha confundido completamente esas 2 cadenas de valor.
Dicen que la cadena de valor monetario proporciona la cadena de valor vital, que si se venden más productos, y crece el PIB, aumentará el bienestar, y que el PIB es el principal indicador de la salud social…
Ahí está la confusión.
La cadena de valor monetario es el beneficio obtenido de la venta de la producción, pero lo confunden con la “producción vital”, con la reproducción.
Así que, desde el principio, han asociado el dinero a la cadena de valor vital.
Se trata de un engaño deliberado y bien estructurado, tanto más letal cuanto más disociada está la cadena de valor monetaria de cualquier producción real.
Es una enfermedad del sistema, una enfermedad letal.
[Bienvenido a la Máquina]
En la sociedad actual, rara vez oirás hablar del progreso de un país o de una sociedad en función de su bienestar físico, de su felicidad, de la confianza o de la estabilidad social.
En su lugar, lo miden usando abstracciones económicas.
Tenemos el Producto Interior Bruto, el Índice de Precios de Consumo, el índice del mercado bursátil, la tasa de inflación… y otros.
¿ Pero miden algo real, o la calidad de vida de las personas ?
No. Son indicadores de la cadena de valor monetaria en sí misma, y nada más.
Por ejemplo, el Producto Interior Bruto de un país mide el valor de los bienes y servicios vendidos.
Pero dicen que mide la «calidad de vida» de la gente del país.
En EEUU, la sanidad supuso el 17% del PIB en 2009, unos 2 billones de euros.
Se deduce, por tanto, que tuvo un efecto positivo.
Y, según esta lógica, la economía de EEUU mejoraría si los servicios de sanidad aumentaran todavía más, si llegasen a 3… a 5 billones… ya que generaría más crecimiento, más trabajos, y por lo tanto, para orgullo de los economistas, aumentaría la calidad de vida del país.
Pero, un momento… porque… ¿qué significan realmente los servicios sanitarios?
Pues, que hay gente enferma y moribunda.
Eso es. Cuantos más enfermos haya, mejor irá la economía del país.
Ajá. Y no es una exageración ni una postura cínica.
Si se analiza a fondo, el PIB no sólo no mide la salud pública o social reales… El PIB es una medida de la ineficiencia industrial y de la degradación social.
Y cuanto más aumente, peor nos irán las cosas a nivel personal, social y medioambiental.
(Habla Michael C. Ruppert, periodista e investigación)
Sólo se obtienen beneficios, generando problemas.
El sistema actual no contempla beneficios económicos por salvar vidas, ni por devolver el equilibrio al planeta, ni por la justicia, ni por la paz…
Ahí no hay beneficios.
Hay un viejo dicho… “Aprueba una ley, y crearás un negocio«.
Ya sea un negocio para un abogado, o para quien sea.
Así, la delincuencia es negocio, igual que la destrucción es negocio en Haití.
En EEUU, hay unos 2 millones de personas en prisión, muchas de ellas en prisiones propiedad de empresas privadas como CCA y Wackenhut, cuyos valores se revalorizan en Wall Street según aumente la cantidad de personas que estén en prisión.
Eso es algo enfermizo.
Pero es un reflejo de lo que este sistema económico demanda.
¿ Y qué es lo que demanda este sistema económico ?… ¿ Qué sostiene a nuestro sistema económico ?
El consumo.
O, siendo más exactos, el “ciclo de consumo”.
Si se desnuda la economía clásica de mercado, queda un intercambio monetario que, si se detiene, o tan siquiera se desacelera, imposibilitaría mantener la sociedad actual.
Hay 3 actores principales en el escenario económico: el empleado, el empleador y el consumidor.
- El empleado vende su trabajo al empleador por dinero.
- El empleador vende sus bienes de producción al consumidor, a cambio de dinero.
- El papel del consumidor lo hacen empleador y empleado cuando gastan su dinero, que vuelve al sistema para permitir que el ciclo de consumo continúe.
Es decir, la economía de mercado actual presupone que siempre habrá suficiente demanda social de producto, como para que el dinero circule a un ritmo suficiente que mantenga en marcha el proceso de consumo.
Y cuanto más alta sea la tasa de consumo, mayor es el llamado crecimiento económico que mantiene en marcha a la máquina…
Pero, un momento…
¿No debía servir la economía para «economizar«?
¿El término «economía» no se refería a preservar la eficiencia y reducir el despilfarro?
En efecto… un sistema que exige consumir cada vez más… ¿ cómo preserva la eficiencia, y «economiza» ?
Pues… No, no lo hace.
El propósito del sistema de mercado es, en realidad, justo el opuesto del de una verdadera economía, que sería utilizar lo necesario para producir y distribuir los bienes vitales, de forma eficiente y conservacionista.
Vivimos en un planeta finito, con recursos finitos, donde, por ejemplo, el petróleo que hoy usamos, tardó millones de años en crearse, igual que los minerales que estamos utilizando.
Así que… un sistema que deliberadamente promueve la aceleración del consumo en pro del crecimiento económico, es una pura locura social y ecológica.
La eficiencia lucha contra el despilfarro.
¿ Que si hay despilfarro ?… Este sistema es el más derrochador de los sistemas habidos en la historia del planeta.
Todos los organismos y sistemas vivos sufren crisis y amenazas, y están en decadencia o colapso.
Todas las publicaciones serias de los últimos 30 años dicen lo mismo: que todos los sistemas vivientes sufren deterioro, incluso nuestros programas sociales… hasta el acceso al agua.
Intenta nombrar cualquier recurso vital que no esté amenazado y en peligro…
No puedes.
Ninguno se libra, y eso es muy, muy preocupante.
Pero ni siquiera nos atrevemos a indagar sobre la causa.
No queremos enfrentarnos a la causa.
Sólo queremos seguir adelante.
Ahí se ve la locura… Seguir haciendo lo mismo, una y otra vez, aunque está claro que no funciona.
En realidad, esto no es un sistema económico… más bien, esto es un sistema anti-económico.
[La Anti-Economía]
Nos dicen que el modelo de mercado competitivo, busca “crear el mejor producto posible, al menor precio posible«.
Nos dicen que, gracias a ese incentivo, a mayor competencia de mercado, mayor calidad de los productos.
Si yo tuviese que construirme una mesa, utilizaría los materiales mejores y más duraderos, con la intención de que aguantase lo más posible.
¿Querría hacer una mesa endeble sabiendo que, con el tiempo, la tendría que hacer de nuevo, y gastar más materiales y energía?
Esto, que parece tan lógico en el mundo físico… en el mundo mercantil, no sólo es considerado absurdo, es que ni se lo plantean.
Es técnicamente imposible producir «lo mejor» si ha de ser competitivo, ser asequible para el consumidor.
En realidad, todo lo creado y puesto a la venta en la economía global, es de «calidad inferior«, porque les resulta imposible cuadrar el hacer productos más avanzados y eficientes, y que sean también sostenibles y duraderos.
La economía de mercado exige la «eficiencia en costes«: se precisa reducir gastos en cada etapa de la producción.
En todos los costes: mano de obra, materiales, embalaje…
Con esta estrategia competitiva, buscan que el público compre sus productos, en lugar de los de otro competidor… que está haciendo exactamente lo mismo, para que sus productos también resulten competitivos.
Este persistente despilfarro del sistema podría denominarse “obsolescencia especulativa”.
Sin embargo, sólo es parte de un problema mayor…
Uno de los principios básicos de la economía de mercado, que, por cierto, no figura en ningún libro de texto, es: «Nada de lo producido debe poder durar tanto como para poner en peligro el ciclo de consumo».
Es preciso que las cosas se averíen, que fallen o caduquen algún tiempo después.
Esto se llama “obsolescencia programada”, y es la columna vertebral en la estrategia de mercado de todas las empresas productoras.
Por supuesto, muy pocas empresas reconocen usar esa estrategia, y la enmascaran bajo la obsolescencia especulativa, ignorando o suprimiendo nuevos avances tecnológicos que podrían crear un producto más sostenible y duradero.
Así que, al derroche especulativo del sistema, que impide crear productos más duraderos y eficientes, se une la obsolescencia programada para reducir la vida del producto, y así poder mantener el ciclo de consumo, y, en consecuencia, el sistema económico de mercado.
Como la sostenibilidad o durabilidad del producto es inversamente proporcional al crecimiento de la economía, se acorta deliberadamente la vida útil de los productos.
Es la única manera de que el sistema funcione.
Los inmensos vertederos que se extienden por el planeta, atestiguan la presencia de la obsolescencia.
Millones de productos baratos, teléfonos móviles y ordenadores, portan minerales escasos y de difícil extracción como el oro, el coltán y el cobre, que se pudren en grandes vertederos debido al mal funcionamiento o a la obsolescencia de pequeñas componentes que, en una sociedad conservacionista, podrían repararse o cambiarse, prolongando la vida del producto.
Así, la eficiencia lógica que se debe aplicar a un planeta finito con recursos finitos, es totalmente ineficiente para el mercado.
En resumen: la Eficiencia, la Sostenibilidad y la Conservación son los enemigos de nuestro sistema económico.
Sin importar el impacto ambiental, los productos se crean y recrean constantemente.
Y con el sector servicios, pasa igual.
No se obtiene beneficio monetario si se resuelven los problemas que justifican esos servicios.
Realmente, lo último que la medicina privada querría sería curar enfermedades tales como el cáncer, porque se eliminarían muchos empleos y millones de ingresos.
Y, ya que sale el tema…
Económicamente hablando, el crimen y el terrorismo son buenos en este sistema, pues crean empleos de policía, y generan un caro mercado relacionado con la seguridad, por no mencionar los beneficios obtenidos de las cárceles privadas.
¿ Y qué decir de la guerra ?
La industria de la guerra es un gran motor del PIB, y en EEUU (sobre todo, pero también en otros países) es una de las industrias más lucrativas… aunque produce armas para la destrucción y la muerte.
El juego favorito de esta industria es destruir cosas para luego ir, y reconstruirlas.
Todo por el beneficio.
Véanse los recientes y billonarios contratos gracias a la guerra de Iraq.
El resultado final es que las peores lacras sociales se han convertido en rentables para la industria, y cualquier intento por resolver problemas, o por la sostenibilidad del medio ambiente y la conservación, chocan frontalmente con el sistema económico.
Por eso, cada vez que veas que sube el PIB de un país, asistes al crecimiento de unas carencias, reales o inventadas.
Por definición, una carencia surge de una ineficiencia.
Por lo tanto, si aumenta una carencia, es que ha aumentado una ineficiencia.
[Manipulación del Sistema de Valores]
El ‘sueño americano‘ se basa en el consumismo desenfrenado.
En el hecho de que los medios de comunicación, y, sobre todo, la publicidad comercial (debido a que todas las empresas necesitan crecimiento infinito) nos han convencido, o lavado el cerebro a la mayoría de personas de EEUU y del mundo, con que tenemos que tener X posesiones materiales ya, y la posibilidad de tener infinitas más, para ser felices.
Eso, simplemente, no es verdad.
¿ Y por qué la gente continúa comprando así, causando un eco-genocidio sistémico ?
Por una matemática de reflejo condicionado.
Si condicionas a un organismo de una determinada manera, obtienes los comportamientos, metas u objetivos deseados… De hecho, utilizan todas las tecnologías disponibles, y presumen de entrar en la mente de los niños, para condicionarlos hacia las marcas comerciales.
Así es como las personas nos volvemos tan tontas.
Se nos ha enseñado a ser tontos.
Es una manipulación del sistema de valores.
Si algo demuestra lo moldeable que es la mente humana, si algo demuestra cuán maleable es el pensamiento humano, y cuán fácil podemos llegar a ser guiados y condicionados, debido a los estímulos y refuerzos que recibimos desde el entorno… ahí está el mundo de la publicidad comercial.
Es asombroso el lavado de cerebro realizado sobre esos robots programados, conocidos como «consumidores«, que vagan hasta entrar a una tienda, y gastar, pongamos, 4000 euros en un bolso, cuyo coste es, seguramente, de 10, siendo fabricado en una empresa explotadora extranjera, solo por el ‘estatus cultural‘ que supuestamente da esa marca.
Los antiguos valores de la vida comunitaria, que incrementaban la confianza y la cohesión en la sociedad, han sido suplantados por los valores materialistas, y ahora intercambiamos porquerías inútiles, varias veces al año.
Por eso hay tanta gente obsesionada con las compras, porque han sido condicionados desde niños, a desear bienes materiales, como muestra de status en su familia y amigos.
Los valores sostienen el funcionamiento de toda sociedad, y la actual es como es, sólo porque nuestros valores sostienen el consumo desenfrenado que requiere el sistema de mercado.
Hace 75 años, el consumo per capita en EEUU y el Primer Mundo era la mitad del consumo actual.
La cultura de consumo actual ha sido creada e impuesta por la presión para aumentar los niveles de consumo.
Por eso, la mayoría de empresas ya gastan más dinero en publicidad, que en el proceso de producción.
Trabajan duro para crear falsas necesidades que has de satisfacer.
Y les funciona.
[Los «economistas»]
De hecho, los economistas no son realmente ‘economistas’.
Son publicistas del dinero, y todos sus modelos son meros intercambios de fichas para el lucro de las partes, totalmente ajenos al mundo vital real.
Está el caso del anciano de Ohio que no pagó el recibo de la luz… La compañía eléctrica le cortó el suministro, y el hombre murió.
Le cortaron la luz porque no obtenían beneficios si le mantenían el suministro, pero él no pagaba el recibo.
“- ¿ Cree que actuaron bien ?»
“- La culpa, realmente, no es de la compañía eléctrica, sino de los vecinos, amigos y compañeros de ese hombre que no mostraron la suficiente caridad para permitirle, como individuo, poder pagar su recibo de luz»
(Milton Fiedman, economista)
Mmmm… A ver…
¿He oído bien?
¿ Ha dicho que si un hombre muere por no tener dinero, la culpa es de otras personas, por la falta de caridad ?
Porque, si eso es así, vamos a necesitar muchas campañas, muchas recogidas de monedas y muchas huchas en todo el planeta para los 1000 millones de personas que hoy se mueren de hambre, gracias al sistema económico que Milton Friedman promociona.
Ya sean las teorías de Milton Friedman, F.A. Hayek, John Maynard Keynes, Ludwig von Mises, o de cualquier otro famoso economista de mercado, el razonamiento rara vez se sale de lo monetario.
Es como una religión.
Análisis del consumo, políticas de estabilización, déficit de gastos, demanda agregada…
Es un inacabable y recursivo discurso auto-contenido, donde la necesidades humanas, los recursos naturales y la búsqueda de la eficiencia, son descartados porque sí, y sustituidos por la singular idea de que los seres humanos, con sólo buscar tener más dinero que los demás, motivados por su propio y exclusivo interés personal, mágicamente crearán una sociedad sostenible, saludable y equilibrada.
No hay referencias a la vida en toda esta teoría, en toda esta doctrina.
¿ A qué se dedican, pues ?
Se dedican a seguir el rastro del dinero.
Sólo a eso, siguen al dinero, es lo único que les importa.
- Uno: No hay referencias a la vida… Casi nada… ¡ a la vida !
- Dos: Todos los agentes económicos buscan su beneficio egoísta. O sea, que sólo piensan en sí mismos, y en su propio provecho.
Así, lo único «racional» es la libertad para acaparar, y lo único que les interesa es maximizar el dinero o los productos.
¿ Y qué lugar ocupan las relaciones sociales ?… Ninguno, salvo el intercambio útil para engrandecerse.
¿Y nuestros recursos naturales ?… No importan, salvo para explotarlos.
¿Y la supervivencia de las familias ?… Tampoco importa. Basta con que tengan dinero para ‘comprar’…
Pero… ¿no debería la economía ocuparse de las necesidades humanas?… ¿No es eso lo fundamental?
Ah, pero esas «necesidades» no vienen en el diccionario… Sólo hay «deseos«.
¿Qué es «deseo«?
Pues dinero para comprar.
Deseos de dinero para comprar, no son necesidades humanas.
Sobre todo, si una persona no tiene dinero, pero necesita desesperadamente, por ejemplo, agua.
Y si «deseo» dinero para un inodoro de oro… ¿ A qué se destina ?… Al dichoso inodoro de oro.
¿Y esto es «economía«?
Desde luego, se trata del mayor y más descarado engaño de la historia del pensamiento humano.
[Sistema Monetario]
Hemos visto cómo es la «economía de mercado«.
Pero esa es sólo la mitad del sistema económico global… La otra mitad, es el «sistema monetario«.
La economía de mercado aborda las interacciones de la gente que busca beneficios con el trabajo, la producción y la distribución, mientras que el sistema monetario es un conjunto de políticas fijadas por las instituciones financieras, con el fin de crear condiciones apropiadas para la economía de mercado.
El sistema monetario usa palabras muy conocidas, como tasa de interés, préstamos, deuda, oferta monetaria, inflación…
Te quedas estupefacto con la jerga de los economistas:
“Tomar unas sencillas medidas preventivas, puede evitar tener que tomar medidas posteriores más drásticas» (Alan Greenspan, ex-presidente de la Reserva Federal)
En sí, el sistema monetario es bastante simple.
La economía, ahora global, se rige desde 3 ejes básicos.
Uno es la reserva fraccional: los bancos imprimen dinero salido de la nada, y luego te aplican un interés compuesto.
Siempre has de devolver más de lo que pediste prestado, así que tú también creas dinero nuevo, salido de la nada, que ha de pagarse con intereses, creando aún más dinero.
Vivimos bajo un modelo de crecimiento infinito.
Este modelo económico es una estafa piramidal.
Nada crece eternamente.
No es posible.
James Hillman, gran psicólogo, dijo: “Lo único que crece sin fin, es un cáncer»
Cada vez, más dinero, pero también más consumidores, más pago de intereses, generando a su vez más dinero.
Eso no es posible en un planeta finito.
Las personas sólo valen para crear dinero, el cual, a su vez, debe crear más dinero para evitar que todo se hunda, como está pasando ahora mismo.
Basta saber 2 cosas acerca del sistema monetario:
- UNO: Todo el dinero se crea con deuda. El dinero es deuda monetarizada, ya sea con bonos del tesoro, contratos hipotecarios o tarjetas de crédito. Si toda la deuda acumulada tuviera que ser pagada hoy… no quedaría ni un sólo céntimo en circulación.
- DOS: Se aplica un interés en cada préstamo, pero no hay dinero suficiente en el mundo para pagarlos todos. Los préstamos sólo crean capital, no intereses, así que ese capital es el único dinero existente. Así que, si toda la deuda acumulada tuviera que ser pagada hoy, no sólo no quedaría ni un céntimo en circulación, sino que se seguiría debiendo una cantidad enorme de dinero que es literalmente imposible devolver… porque no existe.
Todo esto trae 2 consecuencias inevitables: la inflación y la bancarrota.
La inflación es una tendencia histórica de todo país, e inevitable, porque cada vez hace falta más dinero para pagar los intereses, y mantener el sistema funcionando.
La bancarrota es el derrumbe de la deuda.
Le ocurre a una persona, negocio o país, cuando ya no puede pagar los intereses.
La economía de mercado se beneficia de todo ello, porque…
La deuda crea presión.
La deuda crea esclavos asalariados.
Es más probable que alguien endeudado trabaje por menos dinero, que alguien no endeudado.
Somos mercancía barata.
Las empresas prefieren empleados sin exigencias financieras.
Y eso mismo, aplica al caso de un país…
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, representando los intereses de las multinacionales, otorgan grandes préstamos a países con problemas financieros a un interés muy alto, y cuando los países están hasta arriba de deudas, y no pueden pagar, les aplican medidas de austeridad, y las multinacionales se abalanzan con fábricas donde explotar gente y recursos naturales.
Esa es la eficiencia del mercado.
Y, por si fuera poco, los sistemas monetario y de mercado tienen un híbrido, llamado «mercado bursátil«, que, en lugar de producir algo real, sólo se dedica a comprar y vender dinero.
¿Sabes lo que hacen con la deuda?
Pues sí… ¡la comercializan!
Compran y venden deuda para lucrarse.
Desde seguros ante incumplimiento crediticio, y obligaciones sobre el aval de la deuda de los consumidores, a complejos productos derivados que ocultan la deuda de los países, como el chanchullo entre Goldman Sachs y el gobierno de Grecia, que casi hundió la economía europea.
Los mercados bursátiles, como Wall Street, disparan la locura creada por la cadena de valor monetario.
(Habla Max Keiser, analista financiero, autor de «El Informe Keiser»)
Para entender los mercados bursátiles, basta leer un editorial del Wall Street Journal de hace 2 años, titulado «Enseñanzas del Inversor con Daño Cerebral«.
Explicaba que a las personas con un ligero daño cerebral, les va mejor como inversores que a los que tienen un normal funcionamiento cerebral.
¿ Por qué ?
Porque esa persona con ligero daño cerebral no posee empatía.
Esa es la clave.
Si no tienes nada de empatía, te va bien como inversor.
Por eso Wall Street se nutre de gente sin empatía.
Van allí, toman decisiones y comercian sin ningún reparo, sin pararse a pensar, ni ver cómo afecta a su prójimo.
Wall Street se nutre de estos robots.
De esta gente sin alma.
Pero, como tampoco les quieren pagar, ya usan robots de verdad, programas de software para operaciones algorítmicas.
El escándalo de Goldman Sachs y sus operadores automáticos: ponen un ordenador al lado de la Bolsa de Nueva York. Este ordenador de respaldo revisa y lanza todas las órdenes de compraventa, pero, de paso, se queda con unos céntimos…
Estaban todo el día desviando dinero.
¿Cómo si no, pudieron el año pasado estar 30 ó 60 días seguidos sin perder dinero?
¿Cómo si no, pudieron seguir ganando millones cada día?
¡Es estadísticamente imposible!
Yo trabajé en Wall Street, y era una sucesión de sobornos…Los corredores sobornaban a sus gerentes, los gerentes sobornaban a sus jefes regionales de ventas, y éstos sobornaban al jefe nacional.
Se daba por sobreentendido.
La mayor gratificación en navidad, es para el inspector.
El inspector está todo el día sentado, sin hacer nada.
No vigila si se incumple el margen legal de beneficios.
Claro, cuanto mayor es el soborno entregado al inspector, ¡mejor cumples la ley!
¿Cómo se ha podido convertir el fraude en la norma?
No es una excepción.
Es la norma.
Es como el chiste de Woody Allen: “Doctor, mi hermano cree que es una gallina«.
El doctor le dice: «¿Por qué no le mete en un manicomio?»
Y él contesta: «Lo haría, pero necesito los huevos»
Las operaciones fraudulentas de crédito entre bancos, buscando comisiones y gratificaciones, se han convertido en el motor del crecimiento del PIB de la economía de EEUU.
Aunque son operaciones fraudulentas, nunca serán castigadas.
No procesan, generan ni reaseguran nada.
Si escribo «20 mil millones» en una servilleta de bar, y JP Morgan escribe «20 mil millones» en otra servilleta, e intercambiamos las servilletas, acordando pagarnos una comisión del 0’25%, menuda gratificación de navidad obtenemos…
Hacemos un apunte contable, 1 servilleta de 20 mil millones, sin ningún valor real, y cuando el sistema ya no pueda absorber esas servilletas, le pedimos al gobierno que nos rescate financieramente.
Y gracias a Wall Street y al mercado bursátil global, hay, por lo menos, 500 billones de euros de créditos fraudulentos pendientes de pago, llamados «derivados«, llamados a derrumbarse.
Esa cifra supone 10 veces el PIB de todo el planeta.
Hemos visto gobiernos rescatar a empresas y bancos, gracias, aunque sea de risa, a otro préstamo bancario.
Ahora estamos viendo países enteros, siendo rescatados por otros países, a través de bancos internacionales.
Pero, ¿cómo rescatas a todo un planeta?
Todos los países ya están asfixiados por las deudas.
Estamos en otra espiral de quiebras de deudas nacionales, a tenor del puro cálculo matemático.
En EEUU, sería preciso elevar un 60% el impuesto de la renta sólo para pagar los intereses que vencen a medio plazo.
Los economistas pronostican que, en pocas décadas, el 60% de los países del planeta estarán en bancarrota.
O sea, a ver si lo entiendo.
El mundo va hacia la bancarrota, con lo que diablos eso signifique, debido a ese concepto llamado «deuda«, que ni siquiera es real, que sólo forma parte de un juego que hemos inventado… pero que compromete el bienestar de miles de millones de personas.
Despidos masivos, favelas, pobreza extrema, imposición de medidas de austeridad, cierre de escuelas, hambre infantil… y otras privaciones para las familias, y todo, por causa de esta farsa inventada…
¡¿ Qué somos, unos malditos idiotas ?!
– ¡Hola!… ¡ Marte, amigo !… ¿ Una ayuda para un hermano, eh?
– Madura, chico.
– ¡Saturno!… ¿Qué pasa, hermano?… ¿Recuerdas aquella nebulosa tan sexy que te presenté?
– Oye, mira, Tierra… Ya estamos cansados de ti. Todo lo que se te dió, lo has despilfarrado. Tienes recursos más que suficientes, y tú lo sabes… ¿Por qué no maduras, y eres más responsable, a ver?… Haces desdichada a tu madre… Estás sola, sabes…
– Ya, bueno…
[Salud Pública]
Esta máquina de despilfarrar, llamada «economía de mercado«, más la máquina de hacer deuda, llamada «sistema monetario«, conforman el modelo económico globalizado actual, y todo este sistema, provoca una cosa…
Desigualdad.
Se favorece la tendencia al monopolio y a concentrar poder en un puñado de empresas que dominan al resto, por su dinero, no por su utilidad, y se premia con incentivos de
200 millones de euros al año a los gestores de fondos de riesgo bursátiles, aunque no hacen realmente nada útil.
Mientras, un científico que busca ayudar a la humanidad investigando la cura para alguna enfermedad, gana 45 mil euros al año, si tiene mucha suerte.
El sistema monetario promueve la división en clases.
Por ejemplo: si tengo 1 millón de sobra, y lo pongo a plazo fijo al 4%, ganaré 40.000 al año.
Sin efecto social real alguno.
Pero, si soy de clase baja, y tengo que pedir un préstamo para comprar mi coche o casa, los intereses que pague serán en realidad, para pagar el 4% del depósito del millonario.
Este robo a los pobres para pagar a los ricos, es la base del sistema monetario, y podría definirse como “clasismo estructural”.
Por supuesto, históricamente, la estratificación social siempre ha sido considerada injusta, pero ahora es aceptada, de forma general, siendo el 1% de la población dueña del 40% de la riqueza del planeta.
Pero, además de la injusticia material, la desigualdad esconde algo más…
El increíble deterioro de la salud pública.
Es chocante el contraste entre el éxito material, con niveles de riqueza sin precedentes, y el fracaso social general.
Si ves las tasas de abuso de drogas, violencia, autolesiones en niños, o enfermedades mentales, es claro que algo va muy mal en nuestras sociedades.
Los datos confirman lo que la gente ha dicho durante muchos cientos de años: que la desigualdad genera discordia y erosión social.
Y eso es más cierto de lo que cabría imaginarse.
La desigualdad ejerce poderosos efectos psicológicos y sociales.
Así surgen los complejos de superioridad e inferioridad.
Causa enfrentamiento.
Surgen la falta de respeto, y que haya personas que se sientan menospreciadas.
Por eso, en las sociedades más desiguales, hay más violencia.
A menudo, la violencia se dispara por un sentimiento de menosprecio, y de falta de respeto hacia las personas.
En resumen, la mejor premisa para evitar la violencia, es la «igualdad«.
El factor que más afecta a la tasa de violencia, es el grado de igualdad o de desigualdad de una sociedad.
Se trata de una aberración social general.
No es que vayan mal sólo una o dos cosas…
Según aumenta la desigualdad, todo va a peor: la delincuencia, la salud, las enfermedades mentales…
Así, en lo que respecta a la salud pública, nunca jamás cometas el error de ser pobre.
O de nacer pobre.
Tu salud lo pagará muy caro, conforme a la «curva socioeconómica de la salud«.
A medida que se bajan escalones sociales, hablando en términos de estatus socioeconómico, la salud empeora, se sufren muchas enfermedades, la esperanza de vida disminuye, la tasa de mortalidad infantil aumenta… Y así con todo.
Interpretar esa curva trajo polémica.
Para algunos era obvio: el enfermo es menos productivo, y por eso, la salud origina las diferencias socioeconómicas.
Pero no es así, para nada.
Es al revés: viendo el status socioeconómico de un niño de 10 años, se puede predecir cómo será su salud décadas después.
Nivel social implica salud.
Para otros, lo obvio era: los pobres no van al médico, porque no pueden pagarlo.
Pero el problema no es la cobertura médica, porque los países con asistencia médica universal y seguridad social estatal, también sufren la misma curva.
Otra interpretación obvia era: cuanto más pobre eres, más probable es que fumes, bebas y lleves un estilo de vida poco sano.
Sí, influye, pero estudios en profundidad muestran que así sólo se explica un tercio de los casos.
Entonces, ¿qué es?
Es… el ESTRÉS de la pobreza.
De Bill Gates, para abajo, cuanto más pobres eres, peor es tu salud.
Pero con un matiz importante.
La salud empeora, no por ser pobre, sino por sentirse pobre.
Se debe a la gran influencia del estrés crónico en la salud.
El mayor estrés humano se debe a la mala calidad de las relaciones sociales.
Y lo que más reduce la calidad de las relaciones sociales, es la estratificación socioeconómica de la sociedad.
La ciencia ha demostrado que, independientemente de la riqueza material, el estrés por vivir en una sociedad estratificada provoca grandes problemas de salud pública, y cuanto mayor la desigualdad, peores son los problemas.
– Esperanza de Vida: Mayor en los países más igualitarios.
– Abuso de Drogas: Menos en los países más igualitarios.
– Enfermedad Mental: Menos en los países más igualitarios.
– Capital Social, definido como la capacidad de las personas para confiar en los demás: por supuesto, Mayor en los países más igualitarios.
– Resultados Educativos: Mejores en los países más igualitarios.
– Tasa de Homicidios: Menos en los países más igualitarios.
– Delincuencia y Reclusión: Menos en los más igualitarios.
Y la lista sigue, y sigue…
Hay menos Mortalidad Infantil, Obesidad y Madres Adolescentes en los países con más igualdad.
Otro también muy interesante…
Innovación: es Mayor en los países con más igualdad… rebatiendo la extendida idea de que una sociedad competitiva y estratificada es más creativa e inventora.
Además, el estudio «WhiteHall Study«, del Reino Unido, confirmó que hay más enfermedad y mortalidad cuando más abajo se está en la escalera socioeconómica.
Por ejemplo, se encontró que los peldaños más bajos de la jerarquía social, tenían 4 veces más mortalidad por enfermedades cardíacas, que los peldaños más altos.
Y esto es así, al margen del coste del servicio de salud.
Cuanto peor sea el estatus financiero de una persona, peor será su salud.
Este fenómeno es reflejo del “estrés psico-social”, y explica las aberraciones que asolan la sociedad actual.
¿Su causa?
El sistema monetario de mercado.
Ese es el mayor destructor de la ecología, el mayor causante de desperdicio, agotamiento y contaminación, el mayor generador de violencia, guerra, crimen, pobreza, maltrato humano y animal… el mayor generador de neurosis sociales y personales, desórdenes mentales, depresión, ansiedad…
Y además, la mayor fuente de parálisis social, que nos impide migrar hacia nuevas soluciones de salud personal, sostenibilidad global y progreso en este planeta.
No es la corrupción de este o aquel gobierno, o ley… No es esta o aquella empresa, ni este o aquel banco… no es un trastorno de la naturaleza humana… y no se trata de un oscuro secreto que controla el mundo.
Sólo es… este sistema socio-económico, ni más ni menos.
«La economía de mercado fomenta la escasez, a una escala sin precedentes, oranizando la producción y la distribución según el comportamiento de los precios, de forma que todos los recursos vitales dependen de la acumulación y el gasto. La escasez es la base de toda la actividad económica «.
(Marshall Sahlins, antropólogo)
«La codicia y la competencia no son fruto de una naturaleza humana inmutable. De hecho, la codicia y el miedo a la escasez, son continuamente creados y amplificados como consecuencia directa de la cantidad de dinero que estamos utilizando. Podemos producir alimentos más que suficientes para alimentar a todo el mundo, pero claramente no es suficiente dinero para pagar por todo. La escasez está en nuestras monedas nacionales. De hecho, el trabajo de los bancos centrales es crear y mantener esa escasez. La consecuencia directa es que tenemos que luchar entre nosotros, con el fin de sobrevivir.»
(Bernard Lietaer, economista)
Zombificación
El estreno de la serie de TV «The Walking Dead«, basada en el cómic del mismo nombre, bate récords de audiencia en todo el mundo.
En TV aparecen cientos de cuerpos de niños, ancianos, mujeres y adultos, desmembrados, ensangrentados, muertos o agonizando, y los supervivientes sin esperanza de atención médica, con dolores, con sufrimiento extremo, deambulando como zombies entre los cadáveres y las ruinas.
No, no se trata de la serie de TV… Es la vida real, y está pasando en sitios como Haití.
Haití se hizo famoso por los ritos vudú que crean un efecto de «zombificación» sobre aquellos que caen en trance, aunque en realidad no sea sino un estado de catalepsia, de origen esquizofrénico o farmacológico… Paradojas de la vida. Más allá de los ritos, un año después del terremoto, la mayor parte de su irredenta población son «muertos vivientes«.
Por contra, en «The Walking Dead«, los muertos sí que vuelven a la vida… Y no provocan indiferencia.
La forma de actuar de humanos y zombies constituye un ensayo inevitable de sociología.
El director de películas de temática ‘zombie‘ más conocido es George A. Romero.
En producciones como «Dawn of dead» (1978), subyace una crítica al consumismo.
Esa es la interpretación «clásica» del enfrentamiento entre el ser humano y su imagen carente de vida y de pensamiento racional: la crítica a la ‘sociedad de consumo‘ actual… porque el neoliberalismo capitalista proyecta en la gente un comportamiento gregario e inconsciente.
El ‘centro comercial‘ (‘mall‘) es el escenario del ‘apocalipsis zombie‘, porque ‘comprar’ se ha convertido en una necesidad primordial y básica… Y ‘consumir‘ es lo que hacemos todos los días.
Romero comenta que sus películas expresan la idea de que los zombies no son “ellos” sino «nosotros»… Los zombies son aquello en lo que nos estamos convirtiendo.
Tal es el papel que nos han asignado en este teatro del Dinero… porque el papel de «vampiro«, ya está reservado para la Banca.
Como ‘consumidores’, no sólo somos «seducidos» por las campañas intencionales de marketing.
Para estimularnos a consumir, las fabricantes se dirigen directamente a nuestros sentidos, desarrollando el color, el sonido y la fragancia de los productos que finalmente compramos, en un continuo ciclo programado de comprar-tirar-comprar.
Desde 1962, las tendencias de «moda» vienen predeterminadas por Color Marketing Group, una organización internacional que diseña los colores a utilizar cada año, no por un altruista sentido estético, sino porque limitar la paleta de colores supone un notable ahorro en los gastos de fabricación. No se «apuesta» por una tendencia, se juega sobre seguro.
No hay «elección» como tal, es una mera «ilusión de libertad«.
Somos «orientados«, por no decir «condicionados«, y los medios de comunicación y de entretenimiento juegan su papel de «crear opinión«… Lo cual va más allá del ya aparente ‘desinformar’.
Unos lo hacen subrepticiamente, como es el caso de los medios de comunicación y entretenimiento… y otros, tan a las claras como ese «think tank» de empresas que, en rueda de prensa, declara haberse constituido para «asesorar» al gobierno socioliberal o neoliberal de turno.
Las imágenes que nos proyectan a través del cine y del resto de medios audiovisuales, no son un reflejo de la realidad: constituyen una visión sesgada, buscando influir en nuestra percepción e interpretación del mundo, de forma interesada.
Queda patente en el caso de los jóvenes, quienes, como si no tuvieran bastante con las inseguridades creadas por su inexperiencia vital y por su incipiente sexualidad, sufren un bombardeo de culpabilidad propia e insensibilidad ante el sufrimiento ajeno, introducido en las películas de terror adolescente (‘slasher‘)… Que, de paso, les prepara para conformar nuevas y sumisas camadas egoistas pro-lucro, máxime en una época con tasas de desempleo juvenil astronómicas.
Esto se traduce, por ejemplo, en que el 47% de los escolares españoles se burla del físico de sus compañeros.
Y en la «liberal» Europa, el 46% por ciento de los estudiantes se burla de los demás por su orientación sexual, el 42% por la apariencia física, y el 35% por la discapacidad… En esa linea, el 47% de los inmigrantes de primera generación ha sufrido burlas en los últimos 3 meses, y el 17% han sido intimidados.
Las películas de zombies recogen las peores tendencias posibles de la gente, tanto entre humanos, como de los humanos hacia los zombies, mostrando otro aspecto de la misantropía, de esa actitud social y psicológica inducida de aversión general hacia la especie humana.
Este subgénero de películas predica que en realidad somos un subgénero humano, y se apoya en la frase de Plauto, un comediógrafo latino al servicio de la élite romana, de que “el hombre es un lobo para el hombre”.
Pero ese estado NO es «natural«. Es un comportamiento, y, por aberrante, urge modificar las condiciones en las que se apoya.
La «competencia» sólo surge cuando unos se empeñan en dejar fuera a otros. Y este planeta puede dar cabida a todos, si se hace un uso justo e inteligente de los recursos.
Otro mundo es posible.
Pero raramente se cita la frase de Séneca «el hombre es sagrado para el hombre«, y muy poca filmografía recuerda que la corrupción NO es innata al ser humano, que ha sido fruto del uso del Dinero, y agravada por el capitalismo para intensificar las desigualdades, hasta en lo más básico.
En lugar de fomentar la colaboración, que es inherente a la especie humana, se fomenta la competividad sin medida, explotando un falso rasgo animal desde una perspectiva capitalista, para globalizar un mundo donde el Dinero de unos pocos subyuga al resto, y bajo cuyo prisma tan lícitos son el enriquecimiento de la minoría como la esclavitud de la gran mayoría, amparados bajo cualquier revestimiento ideológico y religioso.
En las películas de zombies, los únicos que cooperan realmente entre sí, son los propios zombies… La ‘cooperación‘ entre «homo sapiens« queda denostada al compararla con el comportamiento de «homo infestus» inventados.
Esa es una idea perversa.
Pero hay otras más…
Otras que también persisten en las películas y en la serie «The Walking Dead«.
En un mundo plagado de zombies, los ‘supervivientes’ humanos se consideran legitimados para acceder a todos los medios materiales a su alcance para exterminar a los zombies, especialmente a las armas y a la gasolina.
Eso viene a justificar, tanto la legalización de la venta de armas a particulares y países, como el intervencionismo exterior para el saqueo de recursos naturales como el petróleo.
Y otro mensaje.
Apostados en lo alto de los edificios, detrás de los búnkers, o parapetados detrás de un vehículo, los ‘supervivientes‘ contemplan con suficiencia y asco cómo se mueve a nivel del suelo esa marea infrahumana, cosificada, y el ‘tiro al zombie‘ se convierte en un deporte plausible.
En una época escasa de verdaderas ‘revoluciones‘, pero plena de ‘protestas‘ contra los recortes sociales y los dictadores políticos (y quizá, en algún momento, contra la dictadura de la Banca, sus crisis planificadas y sus previsibles ‘subidas de los tipos de interés‘), los cuerpos y fuerzas de seguridad de cada Estado pueden tener la tentación de sentirse oníricamente «legitimados» para considerar al pueblo al que supuestamente debían servir, como zombies, como meras dianas inhumanas sobre las que hacer blanco.
Las demostraciones populares puede que estén dirigidas por intereses espúreos (como el control del petróleo y del gas natural), que pretenden, o bien perpetuarse en el poder, o bien sustituirlo por nuevos y lucrativos regímenes-títere neo-liberales pseudo-democráticos globalizados.
Pero, cuando se manifiestan centenares de miles de personas, parece claro que están representando a una mayoría, habitualmente silenciosa, que se atreve a salir a la calle reclamando justicia social y una lucha honesta contra la corrupción del Dinero.
Adoctrinados para la caza del zombie, las fuerzas y cuerpos de seguridad no tienen por qué pararse a pensar en quién se manifiesta y por qué.
Pese a que, después de todo, la mayoría de los manifestantes podrían estar compartiendo algo con los ‘zombies‘.
El hambre.
La paradoja de Hawking
Stephen Hawking cree que habrá que colonizar el espacio en 200 años para sobrevivir.
El científico declaró recientemente: «Creo que el futuro a largo plazo de la raza humana está en el espacio. Será difícil evitar una catástrofe en el planeta Tierra en los próximos dos siglos; nuestra especie se salvará si nos desplegamos en el espacio».
Hawking, de 68 años, conocido por sus trabajos sobre el universo y la gravedad, y por ser el autor de ‘Una breve historia del tiempo‘, uno de los mayores éxitos de la literatura científica, propone una carrera espacial… pero no entre dos superpotencias con destinos imperiales.
Se trata de salir a la carrera con destino a las estrellas.
Ya en 2006, Hawking abogaba por la conquista del espacio: «La vida en la Tierra está en un creciente riesgo de ser destruida por un desastre, como el calentamiento de la atmósfera, una guerra atómica, un virus modificado por medio de la ingeniería genética u otros factores, y no creo que la raza humana tenga futuro a menos que se vaya al espacio».
Habla de colonizar el espacio.
Se dice pronto.
Bueno, en menos de 200 años. Ese sería el plazo para evitar la extinción de la especie humana.
Viendo cómo va la Humanidad en el planeta Tierra, no sería de extrañar.
Al menos, Hawking da más margen para la salvación que la supuesta profecía maya del Fin del Mundo en 2012, que en realidad es un mero cálculo de la entrada del Sol en la Era de Acuario, debido al fenómeno natural de la ‘precesión de los equinoccios’. No es un caso único: la Biblia también lo malinterpreta, por un error de traducción, asociándolo con el Fin del Mundo. La palabra Mundo debía haberse traducido correctamente como Era o Edad; en realidad, Jesús era un mito astrológico que personificaba al Sol en la Era de Aries, y que moría al entrar el Sol en la Era de Piscis actual; lo que vino después, fue una re-fabricación de ese mito, para unificar y controlar mentes y voluntades.
Serán, pues, 200 años. En marcha.
La gran evasión
No parecerá obvio, pero salir del planeta ya constituye todo un problema.
En primer lugar, la selección del pasaje. Hawking podría ocupar una butaca en tanto científico. Los ingenieros, también. Los políticos, los militares y los evangelizadores de todas las religiones dirán ser imprescindibles, y no faltarán. Y los terrícolas millonarios, a los que Richard Branson ya vende pasajes para turismo espacial orbitando alrededor de la Tierra, seguro que también se apuntan a cualquier precio.
Por muchas naves que se construyesen, se quedará fuera, al menos, el 99,9% de la población mundial: casi 7000 millones de seres humanos.
Enhorabuena a los premiados. Pero todo el proceso será clasificado como Top Secret; mejor no revelar nada a la gran mayoría que se queda, no sienta bien extinguirse, al menos la primera vez.
Desde abajo, veremos partir esas naves fuera del arco del cielo (con permiso de los que siguen asumiendo que la tierra es plana). Ese día habrá final del Mundial de Fútbol, de la Super-Bowl, del la Series Mundiales de béisbol, una carrera de Formula 1, ó cualquier otro evento que nos distraiga, de modo que a algunos les parecerá haber visto ovnis elevándose. En realidad, nos habrán dejado a nuestra suerte. Poco amable el no haberse despedido, por otro lado. Como habitualmente, no se lo tendremos en cuenta.
Habrá que ver la reacción de la gente cuando vea que algunas de esas naves, se hacen añicos, y vuelven a la atmósfera como bolas de fuego para acabar de desintegrarse.
Y no porque no estén construidas pasando estrictos controles de calidad.
Es que tendrán que atravesar una verdadera nube de chatarra espacial.
Basura que todas las misiones y satélites enviados al espacio han ido dejando en órbitas próximas a la Tierra. De los unos 6.000 satélites puestos en órbita en los últimos 50 años, sólo quedan operativos 500; al resto, se les ha ido dando por vencida su fecha de garantía, pero sus restos permanecen como desechos que, pese a estar en órbita, alcanzan una velocidad relativa muy grande, de unos 52000 kilómetros por hora. A esas velocidades podría causar grandes problemas, o, directamente, una catástrofe.
Desde 1991, se han registrado al menos 3 colisiones en la órbita terrestre por culpa de la basura espacial. La Estación Espacial Internacional (EEI) debe realizar, de vez en cuando, maniobras de evasión para evitar colisionar con restos espaciales. La NASA ha confirmado que los transbordadores espaciales son golpeados habitualmente por esta chatarra, y que más de 80 ventanas han tenido que ser reemplazadas, con los años; el programa de transbordadores espaciales finaliza en 2011… 80 ventanas de 132 lanzamientos son una buena razón para dejarlo.
Pero las colisiones con/entre la basura espacial se van a ir multiplicando, con lo que, a su vez, aumentarán los objetos peligrosos en órbita. La progresión matemática que calculan los expertos, cifra en más de 18 choques anuales el número de accidentes producidos por esta chatarra dentro de 200 años, justo al tiempo límite que propone Hawking para abandonar el planeta. En realidad, en sí ya es una buena razón para salir pitando. Será más probable que te caiga un trozo de materia desde el cielo, que ganar a la lotería.
De modo que en mitad de evento deportivo, ignorantes de la gran evasión, si levantamos la cabeza hacia el cielo, veremos que algunas naves se incendian y caen como bolas de fuego. La mayoría hará la ola pensando que son fuegos artificiales, y parte del espectáculo. Algunos pensarán que es una señal del Apocalipsis. Muy pocos, los que estén en el secreto, pero no fueron sido seleccionados para la aventura, a duras penas disimularán la risa.
Planteando planetas
Supongamos que la mayoría de naves que albergan a la exigua minoría de escogidos, consiguen sortear el cinturón de chatarra.
La misión que han emprendido no consiste en ir a la Luna a formar una base con un banco para preservar la biodiversidad. A la biodiversidad, que la den. Además, el material genético base estaría precontaminado por pesticidas y antibióticos, y el banco de semillas, por transgénicos.
Tampoco se trata de terraformar Marte: para construir una atmósfera se tardarían 200 años, y estaríamos ya fuera del plazo de Hawking, que es precisamente de 2 siglos.
La misión va de salvar sus bonitos y caros culos. Se dirigirán hacia un planeta habitable.
Y el mejor candidato es el planeta Gliese 581 c.
Los estudios indican que podría poseer hidrógeno y oxígeno en su atmósfera, denotando la existencia de agua. Es, además, el primero que se descubre que posee temperaturas entre 0º y 40º, que permitan mantener agua líquida en su superficie.
Es el planeta Gliese 581 c.
Es lo más parecido a la Tierra que se conoce hasta ahora.
Sólo hay un problema. Está a 20,5 años luz de distancia.
El Apolo 10 ostenta el récord de velocidad más alta alcanzada por un vehículo tripulado, viajando a 39897 km/h.
Con él, tardarían más de 27000 años en llegar a Gliese 581 c.
La NASA propone utilizar el novedoso sistema Mag-Beam, que conlleva la instalación de una estación espacial alrededor de la Tierra que genere un chorro de iones magnetizados, los cuales interactuarán con una vela magnética desplegada en la nave que va a viajar. Ya es problema que, para impulsar una flotilla de naves, haya que instalar una estación por cada una, pero teniendo en cuenta que fueron muchos los llamados, pero pocos los elegidos, seguirá llegando la luz del sol a los que se quedaron «en Tierra«.
Con el sistema Mag-Beam, la NASA asegura se podría viajar al doble de velocidad del Apolo 10.
Vano consuelo: serían 13500 años de viaje hasta Gliese 581 c.
Da igual, la NASA nunca ha llegado a probar ese sistema; aún es sólo teoría.
Ante la exasperante (por lo que tiene de mortal) lentitud de la expedición, Stephen Hawking propone otro sistema de propulsión para que los «colonos» espaciales puedan adentrarse en «la última frontera«: construir un cohete cuyos motores viajen muy cerca de la velocidad de la luz (300000 km/seg).
Se pueden acelerar partículas hasta un 99,99% de la velocidad de la luz, pero, por mucha más potencia que se les suministre, no se puede hacer que vayan más allá de ese límite. Lo mismo aplica a las naves espaciales.
Pero, por ejemplo, el diámetro de nuestra galaxia, la Via Láctea, es de unos 100000 años luz. Eso significa 100000 años de viaje a una velocidad cercana a la de la luz. Y la Via Láctea pertenece a un grupo de 30 galaxias llamado Grupo Local, de 4 millones de años luz de diámetro… En suma, la exploración intensiva de nuestra galaxia o de otras vecinas, supuesto moverse a casi la velocidad de la luz, sería inviable.
Y esa es la habitual, porque el Espacio es Enorme: la distancia media entre estrellas es de 3o millones de millones de kilómetros. Son distancias fantásticas, descomunales, incluso a velocidades próximas a la de la luz. Para llegar al centro de nuestra galaxia, sería necesario mucho más tiempo del que llevamos existiendo como especie.
Sin embargo, para llegar a Gliese 581 c en 20’4 años, el sistema que propone Hawking podría valer…
Aunque sólo aparentemente.
Supongamos que, ajustando un euro por aquí, y un dólar por allá, se construyese en tiempo récord el mecanismo que permite a un grupo de naves viajar a casi la velocidad de la luz. La fuerza centrífuga de un leve giro realizado a esa velocidad, sometería a los tripulantes de la nave a aceleraciones muy superiores a su límite biológico. Pero, aún suponiendo una trayectoria rectilínea a velocidad constante, sin aceleraciones, queda el peligro de las partículas de materia estelar contra las cuales chocaría la nave, y que pueden suponer una catástrofe.
Incluso, aunque la nave se moviese a sólo la décima parte de la velocidad de la luz, una partícula de un microgramo impactando contra la nave, liberaría una energía de 450 millones de julios, equivalente a 10 toneladas colisionando a más de 1000 kilómetros por hora. El choque contra simples átomos a esa velocidad supondría la erosión del casco y el someter a la tripulación a altas dosis de radiación. La utilización de escudos aliviaría estos efectos, pero resultarían insuficientes si se impactase con algo más grande que una partícula de polvo estelar.
En fin, parece que llegar a Gliese 581 c no sería posible así, ni en 20’4, ni en 204 años.
Esto descarta, definitivamente, los viajes espaciales rápidos.
Sin embargo, existe otra posibilidad.
Ante el problema, Stephen Hawking sugiere doblar el espacio-tiempo de tal manera que haya un atajo; sugiere crear un agujero de gusano, un tubo estrecho de espacio-tiempo que conecte dos regiones distantes casi planas.
Lamentablemente estos túneles en realidad sólo miden un millón de billones de trillones de decimales respecto a la longitud de un centímetro. Ultrapequeños para que un humano los atraviese, y más para una nave.
Aunque difícil de creer, supongamos que se consigue crear, en tiempo récord, un agujero de gusano, por ejemplo, a partir de un campo electromagnético , o de un rayo láser. Y supongamos que sabemos también cómo plegar el espacio-tiempo, para no darnos de bruces contra una roca en el otro extremo.
Hawking y otros científicos creen que sería posible agrandar ese agujero de gusano billones y billones de veces, para que sea lo suficientemente grande para que puedan cruzarlo.
Como la nave necesitaría ser lo suficientemente grande para llevar una enorme cantidad de combustible (o encontrar un incierto «combustible cósmico» aprovechable), Hawking propone que el mejor combustible, ocupando menor espacio, sería la antimateria.
La antimateria tiene la misma apariencia que la materia, pero con algunas propiedades diferentes, como por ejemplo la carga eléctrica, que es exactamente la opuesta a la de la materia que compone el universo en que vivimos. En el mundo de la antimateria, los protones son negativos y los electrones tienen carga positiva.
Cuando la antimateria entra en contacto con la materia, se produce una reacción violenta (‘aniquilación‘) que desprende gran cantidad de energía, fotones gamma (inútiles para la propulsión) y piones (partículas subatómicas de corta vida). Estos piones se mueven a velocidades cercanas a la de la luz, y sí que podrían ser utilizados como propulsión.
Viajando por un agujero de gusano, por ser éste un atajo, la nave podría ser propulsada a una velocidad lenta, soslayando el problema de catástrofe ante choque con una partícula de polvo por querer viajar rápido.
Sin embargo, hasta ahora sólo se han podido producir unos pocos miles de átomos de antimateria, y a un precio desorbitado; esa ha sido la mayor barrera que ha impedido el desarrollo de esta tecnología, porque no existe antimateria en el universo conocido, y tendría que fabricarse…
Ese es un tremendo inconveniente, pero ni mucho menos el único. Dado que el simple contacto de la antimateria con la materia normal produce su aniquilación en un fogonazo de radiación y energía, el principal problema de un motor de antimateria sería la separación entre ambas, es decir, el confinamiento de la antimateria. Y, por su fuera poco, al entrar en contacto y aniquilarse mutuamente, esta reacción energética actualmente no se puede regular: es un todo, o nada.
Pero, aún así, supongamos que, en muy breve plazo, y gracias a la intensa investigación, los costes de producción de campos electromagnéticos y de antimateria bajan, y el agujero de gusano gigante y el motor de antimateria se hacen realidad.
Supongamos también que, emulando los imaginarios «cristales de dilitio» de los motores de la nave Enterprise en la serie de ciencia ficción Star Trek, se consigue regular el proceso físico de aniquilación, entre materia y antimateria.
Añadiendo a todo ello que el plegamiento espacio-tiempo vaya perfecto cual aterrizaje de un avión en un día despejado sobre pista asfaltada, las naves espaciales que abandonaron la Tierra, llegarían a su destino.
No inmediatamente, por supuesto. Las distancias a través de los agujeros de gusano podrían ser de sólo unos pocos millones de kilómetros (en lugar de los millones de millones de kilómetros de distancia a través del espacio ordinario), pero también hay que recorrerlos. Viajar por un agujero de gusano posibilitará que el viaje no dure una eternidad, pero sí años.
Con todo, supongamos que el viaje dura pocos años. Menos de una generación, por ejemplo.
Ya han llegado a Gliese 581 c, como podrían haber elegido llegar a otra parte del Universo.
Misión cumplida.
Sería para dar la enhorabuena, de nuevo, a los premiados.
Pero lo más seguro es que las naves no trasporten ninguno vivo. A los pocos supervivientes, si los hay, no les quedará mucho de vida.
El frío espacio
El presidente Bush I de EEUU, en un momento de atolondramiento pasajero, solicitó que se enviase una misión tripulada a Marte. El proyecto se desechó de inmediato cuando alguien averiguó que, además del alto coste en dinero, la misión acabaría, con gran probabilidad, con la muerte de todos los tripulantes. Y eso que Marte está, como quien dice, a un tiro de piedra… la ida estaba previsto durase menos de 3 años.
Su ADN se haría pedazos por la acción de las partículas solares de alta energía del espacio. La Tierra, además de proveer de lo necesario para la subsistencia, posee un campo magnético que nos mantiene literalmente con vida, protegiendo nuestro ADN de la radiación, de origen tanto solar como de otras fuentes del espacio…
Los rayos cósmicos son partículas cargadas (protones, electrones, etc.) que viajan por el espacio a una velocidad cercana a la de la luz. Los hay de 2 tipos: de baja energía, originados en el Sol, y los de alta energía, menos frecuentes y procedentes de supernovas y otras fuentes emisoras en el espacio. Estos rayos cósmicos, de no haber protección magnética, atravesarían nuestro cuerpo y dejarían nuestro ADN hecho trizas, aumentando la tasa de mutación de los cromosomas del ser humano y, por tanto, el riesgo de cáncer.
En la Tierra, nuestras cuerpos reparan las pequeñas roturas que sufre nuestro ADN debidas a la luz solar ultravioleta y a los rayos X, pero los rayos cósmicos de alta energía producen interrupciones múltiples en ambas cadenas de la hélice de ADN para los que no hemos evolucionado mecanismos naturales de reparación.
El campo magnético de la Tierra impide que esos rayos lleguen a la superficie, conduciéndolos a 2 zonas del espacio próximo, denominadas Cinturones Van Allen.
Más allá del campo magnético terrestre, a tan sólo unos 450 km de la Tierra, los astronautas sólo pueden contar con la protección de su nave.
Y los materiales conocidos con que se construirían no sirven para asegurar la supervivencia de la tripulación, aunque el viaje dure pocos años.
La acción de la radiactividad hace que, a mayor tiempo en el espacio, mayor el riesgo de padecer cáncer.
Los estudios sobre astronautas, como los realizados sobre los habitantes de la Estación Espacial MIR, que apenas hacen órbitas muy cerca de la Tierra, son ilustrativas: el número de roturas cromosómicas estaba en directa relación con el nivel de radiación que habían sufrido en el espacio. Por ejemplo, el riesgo de cáncer para los astronautas de una viaje a Marte de 3 años se estima en 140% superior al nivel considerado aceptable para los humanos.
Además, los rayos cósmicos causarían mutaciones peligrosas en las bacterias y hongos que normalmente colonizan nuestra piel, boca e intestino, así como los que habitan en el ambiente de la nave espacial.
Los alimentos y medicamentos expuestos a más de 6 meses de viaje espacial, pierden parte de su eficacia nutricional. Parece ser también efecto de la radiación: las partículas de alta velocidad de la radiación espacial,al chocar contra las moléculas de los nutrientes o de los medicamentos, las daña, y impidiendo funcionen correctamente.
Asimismo, los investigadores han expuesto ratones a estas partículas de alta energía, y han encontrado también cambios significativos en la dopamina cerebral, con los consiguientes cambios de comportamiento, como la apatía y la disminución de la memoria.
Por si fuera poco, la ausencia de gravedad terrestre provoca otras secuelas fisiológicas típicamente encontradas tras las estancias fuera de la Tierra:
– la debilitación del sistema inmunitario
– atrofia y pérdida de masa muscular, y osteoporosis, al no encontrar resistencia al movimiento y carecer los objetos de peso. Tiene una fuerte incidencia en el sistema cardiovascular, y empieza a producirse apenas 2 semanas después del inicio del vuelo. Los tripulantes pierden entre el 1 y el 1,5% de masa ósea cada mes; incluso los tendones y los ligamentos van deteriorándose progresivamente… Cualquier mínima tensión podría provocar que rotura de ligamentos y/o muscular, como si se arrancara una hoja de papel; de hecho, el riesgo de fractura ósea durante una misión de 3 años a Marte se estima entre el 20 y el 30%. Es como estar en cama, con reposo absoluto, y escayolado de cuerpo entero. los miembros de la tripulación de la Estación Espacial han tratado de evitar este proceso mediante ejercicios físicos, sin éxito.
– Exceso de sangre en la cabeza, proveniente de piernas y torso, que puede ocasionar hinchazón de la cara y rigidez facial, dificultando la comunicación con otros tripulantes. A su vez, el corazón late rápidamente para expulsar el exceso de entrada de sangre. Por ello, el cuerpo cree tener un excedente de líquido, y libera 1 litro de agua cada 2 ó 3 tres días; como resultado de ello, rápidamente se deshidrata, lo cual hace que la sangre se espese, lo que, a su vez, provoca que el cuerpo deje de producir glóbulos rojos, y sufra anemia.
– pérdidas funcionales psicomotoras: algunos movimientos voluntarios se ralentizan y se vuelven imprecisos, y la ejecución de tareas simultáneas se hacen más difíciles
– trastornos del sueño
– el aislamiento durante las misiones puede provocar un estado de astenia: mayor pasividad, fallos de atención, sensación de agotamiento, irritabilidad, depresión, etc. A nivel colectivo, las condiciones especiales de la vida en el espacio pueden provocar tensiones y conflictos, a los que añadir las diferencias culturales para generar problemas en el grupo… Mal sitio para romper un cristal.
– Ante una emergencia en el espacios, cualquier cirugía será arriesgada. El bisturí, las pinzas y otros instrumentos no tienen ningún peso en las manos del cirujano. Los tejidos pierden su densidad. Al ser la tensión sanguínea, la cicatrización de las heridas, y los efectos de la anestesia diferentes, los médicos no podrían basarse en su experiencia de la cirugía en la Tierra.
En 1997, la NASA revisó los expedientes de los 279 hombres y mujeres que habían participado en misiones espaciales entre 1988 y 1995. Descubrieron que todos menos 3 de ellos sufrieron algún tipo de enfermedad durante el viaje, e identificaron 175 riesgos biomédicos.
«Los vuelos espaciales nos salieron bien debido a la arrogancia y a la suerte, y porque a los astronautas se les envía en muy buena forma. Pero, en realidad, llevamos individuos sanos a un entorno de enfermedades«, dijo el Dr. John Charles, fisiólogo de la NASA.
Cuando partieron, los «colonos espaciales» ya sabían que se embarcaban en un viaje sólo de ida. Que, una vez iniciado, no podían volver a la Tierra. Hawking preavisaba de que sólo se pueden hacer viajes al futuro, no al pasado… y viajar en el tiempo es lo que han hecho, por atravesar un agujero de gusano. Otro precio por viajar lento pero lejos.
En fin, por una cosa u otra, antes o después… se trata de un Viaje Sin Supervivientes.
Mejor así. No habría sido fácil la reaclimatación a condiciones de gravedad, y, en la superficie del planeta, tendrían que haberse enfrentado a un par de retos a muy corto plazo: «Qué comeremos» (excluyendo el canibalismo), y «Cómo defenderse de un ambiente hostil» con bacterias, virus y organismos desconocidos (típicos de todo «Nuevo Mundo«).
¿ Valía la pena ?
Lo que vale la pena
No es que haya muchos peligros, costes, incertidumbres y problemas con los viajes espacio-tiempo y la tecnología.
Es que, fuera de la Tierra, el ser humano no puede sobrevivir.
Cuando dice que «no creo que la raza humana tenga futuro a menos que se vaya al espacio«, Hawking no envía un mensaje de esperanza a la Humanidad, la envía a la extinción … Y, además:
- Legitima el «sigamos esquilmando la Tierra» porque, cuando se agoten sus recursos, hace técnicamente «viable» que podamos irnos a otro sitio «a por más«. Visto el reparto de la riqueza actual, en realidad, estamos esquilmando a nuestros congéneres.
- Denota que es nuestro destino ir hacia las estrellas… El fundamentalismo científico puede llegar a ser igual de peligroso que el religioso cuando afirma la «predestinación«, niega cualquier problema de «mala conciencia«, y encima, asigna una «recompensa futura«
- Omite que la supervivencia fuera de la Tierra, ya en el espacio, ya en otros planetas, es imposible. Los seres humanos somos seres terráqueos, por mucho que consigamos trasplantarnos órganos artificiales. Para los viajes espaciales, están los robots.
- Sabe que no podríamos ir todos, con lo que acabará diferenciando a los que pueden/merecen ir ó no, por razón de status, clase social, constitución física, profesión, acceso a cierto tipo de educación… Equivale a un «vayamos, pero sólo unos pocos, los que ahora nos autoconsideramos mejores y más preparados«. En fin, otro caso de ideología de superioridad, y de supremacía de unos pocos individuos sobre el resto.
- También viene a decir «vayamos a por otros planetas, somos una potencia colonial«. No en vano se la llama «la conquista del espacio». Sin embargo, visto lo felices que el colonialismo ha hecho a los subyugados en el pasado, es harto dudoso que sirva de modelo para el futuro, sea donde sea.
Y, al partir, las naves espaciales de colonos no abandonan la Tierra… abandonan a la gente.
Hawking no da esperanza alguna para la Humanidad.
Pero sí que la hay. El futuro y el bienestar de la raza humana no pasan por salir de este planeta; pasa por compartir los recursos entre todos, haciéndolo sostenible, para todos por igual.
«Que el mundo sufra miseria, conflictos, brutalidad, destrucción y agresión, parece encajar con la naturaleza del ser humano, pero el ser humano NO es así. El ser humano no es brutal, ni violento, ni agresivo, ni posesivo, ni competitivo… No lo es por naturaleza, pero sí lo es EN ESTA SOCIEDAD» (J. Krishnamurti)
Es POSIBLE acabar con la pobreza, la guerra, el hambre, la explotación y la contaminación. El mundo no tiene que ser tal como es ahora. Hay una propuesta para que la sociedad no se base en el Dinero: una economía basada en RECURSOS. No es la “solución perfecta”: la humanidad siempre se enfrentará a problemas que resolver. Pero sí que es MUCHO MEJOR QUE EL CAPITALISMO, un fundamentalismo que sólo sirve al lucro de quien adora y sirve al dios/césar Sistema-Monetario-Bancario.
El aire que respiramos está al alcance de todos (y por igual). El espacio estelar, no lo está ni lo estará.
Cuanto antes lo asumamos Hawking y todos, antes nos concienciaremos y actuaremos para que las cosas cambien.
Hay que poner la Ciencia y la Tecnología al servicio del bienestar de todos, no para el lucro de unos pocos.
Es difícil sustraerse a la difícil condición física que sufre Stephen Hawking, y hasta comprensible que quiera escapar de la cárcel que su cuerpo le supone, «fuera del planeta«, «mejorando la raza humana«. La baja gravedad puede tener aplicaciones en la salud tales como permitir a los discapacitados físicos disfrutar una vida más activa.
En 2007, a bordo de un avión modificado, Hawking experimentó por primera vez la caída libre, flotando fuera de su silla de ruedas cibernética. Una experiencia maravillosa para alguien que confiesa que «aunque no me puedo mover y tengo que hablar a través de un ordenador, en mi mente soy libre».
Esa maravillosa experiencia tuvo lugar en la Tierra, rodeado de gente que también era feliz, que compartía y ayudaba, que puso a su disposición una tecnología para mejorar su bienestar.
Qué paradoja.
Sin salir de casa.