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19
Dic
12

Pararratos 6

Deconstruyendo un Rato con papel higiénico


Rodrigo Rato lleva practicando yoga desde hace 30 años.


Su maestro destaca que, últimamente, Rato se ha dedicado más a cultivar la «espiritualidad» y la «meditación«, gracias a las cuales, es «un político reflexivo y claro en sus acciones«.


Los demás entendemos que ello no implica ser responsable ni compasivo.


Su maestro afirma que, a Rato, el yoga mental le ha dado «ecuanimidad en todos los aspectos«…


Contorsionismo


Cualquiera diría que se ha liado, y ha terminado en una postura contorsionista.


Rato también estudió con los jesuitas, y les favorece con asiduidad, pero no significa que ejerza la caridad para con los demás.


Porque Rato es «un hombre de negocios«.


Para eso se preparó.


La historia de los Rato tiene lugar en la trastienda de la política.


Su familia forma parte de las élites que gobiernan el país desde hace 200 años, con una base de contactos y lazos familiares.


Su familia ha estado presente, a lo largo de 2 siglos, en los consejos de administración de la minería del carbón, la siderometalurgia y la Banca de Asturias.


Ratos


Uno de sus bisabuelos fue alcalde de Madrid y ministro con Alfonso XIII.


Su padre fue un joven emprendedor que se entusiasmó con el ambiente de la Alemania nazi, como plasmó en libros de juventud muy reveladores.


De hecho, participó en el arranque de Radio Nacional de España en Salamanca, y montó la Rueda de Emisoras Rato, después de conocer el funcionamiento de la propaganda nazi a través de la radio en Alemania.


Se reunía con Don Juan de Borbón, el padre del Rey y su entorno, junto a Manuel Fraga, a quien ayudó económicamente a fundar Alianza Popular, luego convertida en el Partido Popular (PP).


Quiso ser también ministro de Hacienda de una monarquía restaurada, y uno de los grandes banqueros del país.


No logró ni lo uno ni lo otro.


Rato, el resplandor


Pero Rodrigo Rato, sí.


Su padre y su hermano fueron encarcelados por evasión de impuestos, dejando 2 bancos en quiebra.


A pesar de ello, o precisamente por ello, Rato estudia primero Derecho.


Pero su padre quiere vengar la humillación; su mayor ilusión es que su hijo favorito, Rodrigo, llegue a restaurar el honor de la familia convirtiéndose en gobernador del Banco de España.


Así que Rodrigo da el salto a la economía sin ser economista, gracias a un mero programa máster de administración de empresas en la Universidad de Berkeley, EEUU.


Por eso, cuando Rato presidió Caja Madrid, y luego Bankia, algunos pensaban que, además de cumplir los sueños de su padre, había logrado el objetivo de limpiar el mal nombre que dejaron tanto su padre como su hermano al quebrar 2 bancos en los 60′.


Ajá.


Rato en Berkeley


Con 30 años recién cumplidos, Rato era un niño bien.


Mejor dicho: un niño mal de familia bien.


Rico, listo y seductor.


Viajado y con idiomas.


Vestido a medida.


Aficionado a los deportivos y los caballos.


Regular estudiante.


Como abogado, nunca ejerció.


Su porvenir eran el imperio familiar y los sueños de su padre.


El padre de Rodrigo Rato y Franco


Cuentan que, una mañana de 1979, éste lanzó la chequera sobre la mesa de su amigo Manuel Fraga y le dijo: «Manolo, mi chico quiere ser diputado«.


Y añadió: «Seamos claros. Si tú pones a mi hijo Rodrigo el primero o el segundo de una lista, te doy el apoyo de mis emisoras. Si no, olvídate«.


La cercanía tanto al régimen franquista como a los sectores monárquicos, y las generosas aportaciones financieras, propiciaron que entrase sin problemas en política de la mano de Fraga en el continuísta partido conservador Alianza Popular.


Los viejos del lugar recuerdan a Rato como un señorito.


Un yuppie exuberante y expansivo.


Se siente seguro.


Le respaldan decenas de empresas familiares.


Rato desembarca con otros empresarios en la derecha española


El joven diputado se erige en defensor ideológico del sector neoliberal, y es nombrado portavoz de temas económicos en el Congreso de los Diputados.


Es designado interlocutor de la patronal CEOE para la defensa en el Congreso de las propuestas legislativas más relevantes para el empresariado español.


Por raigambre y necesidad de epatar, nadie mejor que él.


Es uno de los diputados jóvenes de su partido más activos del Congreso.


Algunos históricos de la CEOE todavía le recuerdan llegando en Vespa para hacerse con los puntos relevantes de las propuestas de la patronal.


Poco después, era el primer diputado que acudía al Congreso con un Porsche, y bromeaba con lo «caro» que resultaba echarle gasolina.


Reagan en Madrid


En mayo de 1985, el presidente de EEUU, Ronald Reagan, dio una conferencia en la sede de la Banca March de Madrid.


La atalaya perfecta para mostrar el camino a la «tierra prometida» a 200 personajes de la vida política, el periodismo, la Banca y la empresa post-franquistas.


Un mensaje para «hombres y mujeres con ideas nuevas y con la tenacidad necesaria para hacerlas florecer«.


El título de la conferencia: «Democracia y economía«.


A la cabeza política de los asistentes, y por delante de José María Aznar , estaba Rodrigo Rato.


Es el más indicado para portar la bandera neoliberal, con su dominio del inglés, sus estudios en Berkeley, su hambre de fortuna y su sed de redención.


Reagan repasa los principios neoliberales enseñados por la Escuela de Chicago:


– La regulacion y supervisión estatales coartan la sabia libertad empresarial. «Contra el dirigismo estatal, libertad económica.»
– Los impuestos deben ser menores para los que más tienen. En consecuencia, el estado comienza a extraer los tributos directa y mensualmente de las nóminas de los trabajadores.
– Los recursos públicos son privatizables a bajo precio si previamente se consigue endeudar al estado, aunque el origen de la deuda sea privado.




Actualmente, el neoliberalismo se sintetiza en la palabra «neofeudalismo«, y en la frase «privatizar los beneficios pero socializar las pérdidas».


Por entonces, y viendo el terreno abonado, Reagan se limitó a la frase: «Me siento en España, en Madrid, como en mi propio rancho«.


No en vano, Reagan declara su satisfacción por el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), antecedente de la Unión Europea (UE).


Reagan muestra a la élite post-franquista, de viva voz, las «oportunidades» del neoliberalismo.


La gran «oportunidad» para hacer dinero y carrera.


Rato del 86'


Desde ese momento, Rato aporta la «nueva» ideología neoliberal al partido, y consigue imponerse para que la redefinición ideológica de Alianza Popular sea simplemente «Liberalismo económico a ultranza«.


El franquismo da paso a una etapa de Transición Económica, que no Democrática, por no haber un relevo real en el poder.


Rato asiste a cócteles y recepciones de la embajada de EEUU, y a las reuniones Bilderberg anuales.





Simultanea su actividad neoliberal económica, con la militar en el seno de la OTAN.


En 1987, es elegido vicepresidente de la Comisión de Defensa y Seguridad de la OTAN, y reelegido en 1988; ese mismo año es nombrado miembro del Comité Especial de Estrategia y Control de Armamento, y en 1993 es nombrado portavoz de la comisión política de «Seguridad en el Mediterráneo» de la OTAN.


Y eso que, por difícil de creer que parezca, por entonces, su partido no gobernaba.


Daba visibilidad exterior a una ya polifacética pero sólida trayectoria «neoliberal«, que en su momento fue recompensada con apoyos para dirigir el FMI.


Rato utiliza el Instituto de Estudios Económicos (IEE) que dirige Cristóbal Montoro, para cimentar un entramado de asesoramiento y tráfico de influencias, y posicionarse en el entorno de Aznar.


Rato de celebración


Tras la victoria del PP en las elecciones de 1996, se convierte en el arquitecto y ejecutante de la burbuja inmobiliaria en España.


Al mejor estilo neoliberal, la crea en privado y la niega en público.


Trae millones de inmigrantes para construir la burbuja. No les pide papeles: sólo que consuman y que inviertan en ladrillo… Cuando la burbuja explota, ejecuta los desahucios y se desentiende de los suicidios.


Saca a la luz leyes para expoliar el suelo público, y exprimirlo como urbanizable.


Legitima las participaciones preferentes para que la gente financie la aventura inmobiliaria de la Banca.


Modifica una ley «de tapadillo» en el Senado, para excluir del control del Ministerio de Economía a las entidades de inversión en bienes tangibles, y dejarlas en manos de las autoridades autonómicas de consumo, pese a la oposición general y a las advertencias de una ministra de su propio partido… Y, tres años después, 350000 familias quedan afectadas por el timo filatélico de Fórum y Afinsa.


Pero no toca la Ley Hipotecaria, no persigue los delitos bancarios, no hace política fiscal redistributiva, no lucha contra la evasión de impuestos, no actualiza los precios de la vivienda, no pide responsabilidades penales por las tasaciones fraudulentas, no ataca los intereses usureros…


Ni siquiera es capaz de autonegarse una financiación barata para una empresa privada de su familia, durante su mandato como ministro de Economía, dejando que su fiel Jaime Caruana lo oculte desde el Banco de España (BdE).


Aunque el banco que le financie sea el mismo que financia a los timadores del escándalo Gescartera, Rato considera que es algo «sin trascendencia política alguna«… Pues resulta curioso, al menos. Especialmente, cuando algunos aseguran que Gescartera era su lavadora de dinero negro para el partido.


No ve inconveniente en ejercer de diputado, ministro o vicepresidente del gobierno, a la vez que mantiene intereses en decenas de empresas privadas.


Boicotea los consejos, advertencias e investigaciones internas del FMI sobre los efectos de la burbuja.


Al frente del organismo, es muy duro con los países emergentes, pero muy complaciente con los países ricos, en especial con EEUU.


Le parece muy oportuno formar el conglomerado Bankia para salvar las cajas de ahorro del PP, con cargo al erario público, aunque eso signifique empujar al país hacia una espiral de deuda.


Tampoco se arredra para financiar, siendo presidente de Bankia, al Grupo Intereconomía, pese a ser accionista del mismo.


Ni se sonroja al animar a las entidades financieras españolas a aprovecharse de las «oportunidades» que genera toda crisis.


No duda en apoyar la pérdida de poder adquisitivo de la clase trabajadora a base de impuestos y de reformas laborales esclavistas.


Las finanzas de su partido quedan a salvo con Bankia.


Rato se parte


Su trayectoria no es un cúmulo «errores garrafales«.


Es un triunfo.


Un triunfo, cimentado en la falta de piedad.


Es la maldad inmisericorde de quien está envenenado por el dinero.


Pertenece a una familia adinerada, pero algunos de sus propios allegados reconocen «enfermiza e insana» su obsesión por el dinero.


Para eso se preparó.


Por eso tiene esa trayectoria.


Un Rato Zen


Una persona que, descalza, con una camiseta deportiva, se sienta en posición de loto, como uno más, para recibir enseñanzas de yoga y meditación.


Una persona de ojos sagaces, de fuego, que pasa a transmitir una mirada serena y a mostrar distensión facial tras el viaje interior de la relajación.


Esa persona reúne fuerzas.


Cada día.


Porque esa persona persigue aumentar su currículum.


Porque es la misma persona que edifica ilegalmente, que deseca el cauce de un río y que desvía toda el agua al molino decorativo que construyó en su casa.


La misma persona que, en calidad de ministro de economía, lleva a cabo la mayor privatización de empresas del país: Argentaria, Tabacalera, Telefónica, Endesa, Repsol


La misma que, en calidad de presidente de Caja Madrid, accede a la vicepresidencia de Iberia y avala la fusión entre Iberia y British Airways, jugando contra los intereses de la operadora española.


Rato prologa sobre yoga


Esa persona, prologa el libro de su maestro de yoga, diciendo:


«Ordene sus emociones y su mente; si consigue hacer de ello un hábito, irá avanzando paso a paso por la senda de la atención y la armonía.
Sus instrumentos son su respiración, su mente y su yo.
Su hábitat es usted.
Piense que usted está siempre consigo mismo.
No se huya.
»




Mira que su maestro ya avisó.


Afirmó que la gente debería desconfiar «cuando se mezclan yoga y religión«.


Y, ¿cómo detectarlo?… «Con el discernimiento y sentido común es suficiente.»


Por supuesto, también están los hechos.


Y entendemos que la mezcla de un jesuíta yuppie con el yoga, trae yugo.




Cuídate De Rato


Pero, siguiendo su filosofía orioccidental, las crisis pueden ser una oportunidad.


En efecto, no hay mal que por bien no venga, y Rato va a tener la oportunidad de recordar y aplicar sus olvidados estudios de Derecho.


Tendrá que preparar sus juicios y apelaciones para evitar 15 años de prisión.


Por si acaso, él y los demás imputados han blindado su defensa contratando a ex-magistrados del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo.


Cárcel para Rato


Rato será el último miembro del consejo de administración de Bankia que declare como imputado.


Su línea de defensa ya la esbozó cuando compareció en comisión parlamentaria: la culpa la tuvo «el ciclo económico«, que lo ha «deteriorado todo«.


Para Rato, un balance de 306 millones de euros de beneficios que acaba transformándose en uno de más de 3000 millones de pérdidas, se justifica diciendo: «No existe un agujero: son cambios de criterios contables».


Quizá no tenga razón, pero tiene precedentes.


Hace 30 años, el ex-presidente autonómico Jordi Pujol estuvo imputado en la quiebra de Banca Catalana, el estado la rescató, y él se libró pese a haber llevado a cabo «una gestión imprudente e incluso desastrosa«.


Y, ante un inesperado veredicto de culpabilidad, Rato siempre podrá esperar el consabido indulto del gobierno a ex-banqueros.


De Rato meditatio


Rato lleva más de 30 años haciendo meditación y yoga.


Su postura favorita es la «postura del sastre«.


¿Sastre… o desastre?


En fin… A la «postura del sastre» también se la conoce como «postura fácil«.


Lo sospechábamos.


Se sienta sobre sus piernas, y se ilumina.


Se siente de nuevo en la niñez.


Y recuerda cuando, en su colegio de jesuitas, durante el curso 1965-1966, mostró su talento, dirigiendo «Melocotón en almíbar«, de Miguel Mihura.


La obra de teatro va de una familia de ladrones que quieren fugarse con el botín (qué coincidencia), pero al final son descubiertos y se quedan sin nada.


Hasta otro Rato.






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