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26
May
11

Zeitgeist Hacia Adelante -3- Proyecto Tierra




Presentamos el tercer capítulo del documental “Zeitgeist: Moving Forward”, que se titula “Proyecto Tierra“, en el que proponen medidas que garanticen un futuro mejor, viable y sostenible para la Humanidad, rediseñando la sociedad actual a partir de los conocimientos científicos y técnicos ya existentes.


Está en idioma inglés, con subtítulos en español.


Estos son los enlaces para el visionado:





Esta es la transcripción:





[Parte 3: Proyecto Tierra]

Imagina que tenemos la posibilidad de rediseñar la civilización humana desde cero

Imagina que se descubre un planeta igual que la Tierra, sólo que sin humanos.

Sería un lienzo en blanco.


Sin países, ni ciudades, ni contaminación, ni políticos…

Un entorno impoluto y abierto.

¿Qué haríamos con él?


Lo primero, sería tener claro el «objetivo«, ¿no?





El objetivo sería sobrevivir.


Pero sobrevivir de forma óptima, saludable y próspera.

La mayoría amamos vivir, y, preferiblemente, sin sufrir.

Por tanto, esa civilización deberá proveer el máximo soporte vital y sostenibilidad posibles para todas la personas del mundo, y a la vez intentando eliminar lo que resulte dañino a largo plazo.

Asumiendo ese objetivo de máxima sostenibilidad, lo siguiente a abordar es el «método» para conseguirlo.

Actualmente, la política rige las sociedades de la Tierra

¿Y qué dicen los programas republicanos, liberales, conservadores o socialistas, sobre el «diseño de la sociedad«?

Hmmmm…


No dicen absolutamente nada.

¿Y la religión?


El gran creador debe haber dejado claro el diseño social…

Pues no… No hay ninguno.


Entonces… ¿en qué podemos basarnos?




En la «Ciencia«.

La ciencia es única, no sólo porque exige que las ideas propuestas sean demostrables y verificables, sino también porque lo que la ciencia propone siempre puede ser sometido a revisión.

Esa es la crucial diferencia con la religión y la política

La ciencia no tiene ego, y en todo lo que propone, acepta la posibilidad de que, al final, pueda ser erróneo.

No se ata a nada, y evoluciona constantemente.

Esto suena bastante razonable.

Así que, en base al conocimiento científico de principios del siglo XXI, y teniendo en mente el objetivo de «máxima sostenibilidad«, ¿cómo iniciamos un proceso de construcción social ?

Pues respondiendo a la cuestión:  ¿qué necesitamos para sobrevivir?

La respuesta es, por supuesto: los Recursos del planeta.

Recursos como el agua que bebemos, la energía que usamos, y las materias primas que utilizamos para crear herramientas y viviendas.

Precisamos muchos recursos del planeta para poder sobrevivir.

Por eso, es crítico inventariar qué tenemos y dónde está.




Es preciso investigar, identificando cada recurso físico del planeta y la cantidad disponible en cada ubicación, ya sean yacimientos de cobre, vientos para energía eólica, manantiales de agua potable, bancos de peces en el mar, las mejores tierras de cultivo, etc.

Pero como los humanos consumiremos estos recursos con el tiempo, no solo necesitamos inventariarlos, sino también monitorizar su uso.

Debemos asegurarnos que no se nos acaben, eso sería terrible.

Por eso, se han de monitorizar nuestras tasas de utilización, pero también las tasas de regeneración terrestre: cuánto tarda un árbol en crecer, o un manantial en volverse a llenar…

Esto se llama «Equilibrio Dinámico«.

Es decir, si acabamos con los árboles más rápido de lo que tardan en crecer, tenemos un grave problema, porque ese ritmo no es sostenible.

¿Cómo gestionar ese inventario, si los recursos están repartidos por todas partes?

Hay grandes minas en lo que llamamos Africa, hay energía en Oriente Medio, un gran potencial de energía mareomotriz en la costa Atlántica de Norteamérica, el mayor suministro de agua fresca está en Brasil, etc.

Bueno, una vez más, la vieja y querida ciencia tiene una sugerencia: se llama «Teoría de Sistemas«.

La Teoría de Sistemas reconoce que el tejido del mundo natural, desde la biología humana, a la biosfera terrestre, hasta la atracción gravitacional del propio sistema solar es un mismo y enorme sistema, unido sinérgicamente, completamente interconectado.

Las células humanas se conectan para formar nuestros órganos, y los órganos se conectan para formar nuestros cuerpos, cuerpos que no pueden vivir sin los recursos terrestres de alimento, aire y agua, que nos conectan inequívocamente a la Tierra. Y así sucesivamente.

Así que, siguiendo a la naturaleza, reunimos toda la información de inventario y monitorización, y creamos un «sistema» para administrarlos.

Un «Sistema de Gestión Global de los Recursos» para gestionar todos los recursos relevantes del planeta.

Es la única alternativa lógica que nos queda si queremos sobrevivir, a la larga, como especie.

Hay que administrarlo como un todo.

Habiendo comprendido esto, ya podemos pasar a la Producción.

¿Cómo usamos todo esto?





¿Cuál será el proceso de producción, y cómo vamos a asegurar que sea lo más optimizado posible para maximizar nuestra sostenibilidad?

Bien, lo primero siempre es intentar preservar.

Los recursos del planeta son finitos, así que es crucial adoptar la «estrategia» de preservarlos.

La «Preservación Estratégica» es fundamental.

Lo segundo sería reconocer que algunos recursos son peores que otros en cuanto a rendimiento.

Incluso, algunos provocan un efecto terrible en el medioambiente, que, irremediablemente, afecta también a nuestra propia salud.

Por ejemplo, al usar petróleo ó combustibles fósiles, siempre se liberan sustancias bastante destructivas al medioambiente.

Por eso, es crítico hacer lo posible por usarlos sólo cuando sea realmente necesario, o mejor, nunca.

Afortunadamente, podemos usar energía solar, eólica, de mareas y olas, calórica y geotérmica, e idear estrategias sobre cuál en concreto usar y dónde, para evitar consecuencias negativas o cualquier efecto fruto de la producción o el uso que dañe el medioambiente, y, en consecuencia, a nosotros mismos.

Lo llamaremos Seguridad Estratégica, que va asociada a la Preservación Estratégica.

Y, además, vamos a necesitar una «Eficiencia Estratégica» para la propia mecánica de producción.

Tendremos que adherirnos a 3 sencillos protocolos:


  1. El producto debe diseñarse para durar lo más posible. Si no fuese así, cuanto más se estropee, más recursos harán falta para reemplazarlo, y mayor el despilfarro.


  1. Cuando algo se estropee o ya deje de ser útil, es crítico que lo retiremos y reciclemos tanto como podamos. Esto debe tenerse en cuenta en el diseño del producto.


  1. Las tecnologías de muy rápida evolución, como la electrónica, al sufrir las más altas tasas de obsolescencia tecnológica, habrán de ser diseñadas previendo incorporar futuras actualizaciones. No tiene sentido desechar un sistema informático entero, por obsolescencia, o por rotura de un componente. Cada componente se ha de diseñar para ser fácilmente actualizado, y ha de ser totalmente estandarizado e intercambiable, previendo las futuras tendencias del cambio tecnológico.



En realidad, los mecanismos de “Preservación Estratégica”, “Seguridad Estratégica” y “Eficiencia Estratégica” son conceptos puramente técnicos, independientes de la opinión o parcialidad humanos, pues basta con programar estas estrategias en un ordenador que realice los cálculos; es actualmente factible calcular métodos para conseguir una producción sostenible.

Por muy complejo que parezca, sólo son cálculos de calculadora, los sistemas de toma de decisión y monitorización multi-variable ya se utilizan hoy día, sólo hay que extenderlos.

Así, además de nuestro Sistema de Gestión de Recursos, tendremos también un «Sistema de Gestión de la Producción«, siendo ambos fácilmente automatizables con ordenadores para maximizar la eficiencia, la conservación y la seguridad.

La complejidad informacional impide que una sola mente, ni muchas mentes humanas, puedan llevar a cabo esas tareas.

Pueden y deben ser realizadas por ordenadores.

También cabe replantear la Distribución.




¿Qué estrategias de distribución son sostenibles?

Dado que la línea recta es la distancia más corta entre 2 puntos, y que se requiere energía para propulsar el transporte, cuanto menor sea la distancia de transporte, mayor la eficiencia.

Producir cosas en un continente y enviarlas a otro, sólo tiene sentido si los productos en cuestión no pueden ser producidos en el área deseada.

No siendo así, es un despilfarro.

Debemos producir localmente, para que la distribución sea sencilla, rápida y consuma la menos energía posible.

Con esta «Estrategia de Proximidad«, se trata de reducir al máximo el transporte, ya sea de materias primas o de productos terminados.

También es importante examinar qué transportamos y por qué… Estamos hablando de la «demanda«.

La demanda debe incluir lo que necesiten las personas para disfrutar de buena salud y una calidad de vida alta.

Las necesidades materiales humanas abarcan, tanto los bienes vitales, de comida, agua y vivienda, como los bienes sociales y recreativos que permiten la relajación y el disfrute a nivel personal y social, ambos muy importantes para la salud humana y social.

A través de otra encuesta, las personas dicen sus necesidades, la demanda se evalúa, y la producción se realiza en base a dicha demanda.

Y puesto que la demanda de los diferentes bienes obviamente cambiará de una región a otra, debemos crear un «Sistema de Gestión de la Demanda y la Distribución«, para evitar la sobreproducción o la escasez.

Esto no es nada nuevo.


Ya se utiliza en la cadena de suministro de las tiendas para mantener un stock adecuado.

Ahora se trataría de una gestión a nivel global.

Pero, cuidado, para entender bien cuál es la demanda, debemos tener en cuenta el uso real de cada ítem.

¿Es lógico y sostenible que cada persona tenga, digamos, una unidad de cada ítem que se produzca, lo use o no?

No. Eso sería, tanto derrochador, como ineficiente.

Si una persona necesita algo, durante, por ejemplo, sólo 45 minutos cada día, es mucho más eficiente que lo tenga sólo cuando lo necesite.

Lo que se necesita, no es el ítem en sí, sino su utilidad.

Al recordar que lo importante del producto es su utilidad, vemos que esa ‘restricción externa’ que llamamos «propiedad«, es tremendamente derrochadora, medioambientalmente ilógica, y no tiene sentido funcional ni económico.

Así que necesitamos diseñar una estrategia de «Acceso Estratégico» como base para nuestro «Sistema de Gestión de la Demanda y la Distribución» para poder garantizar que se satisface la demanda, las necesidades de la población, accediendo a lo que se necesite, cuando se necesite.

Tiene sentido tener centros de productos a nivel regional, de forma que casi todo estaría muy cerca de la población, y uno, simplemente, llegaría, tomaría el artículo, lo usaría y, al terminar, lo devolvería…

Sería muy parecido a una biblioteca actual.

Habría centros generalistas al estilo de las actuales tiendas de barrio, y también habría centros especializados en áreas concretas si se utilizan ciertos ítems muy frecuentemente, ahorrando más energía, con menos idas y venidas del transporte.

Y una vez el «Sistema de Gestión de la Demanda» esté operativo, estará unido a nuestro «Sistema de Gestión de Producción» y, por supuesto, a nuestro “Sistema de Gestión de Recursos”, creando así un mecanismo de gestión económica global unificado y de actualización dinámica, que asegure nuestra sostenibilidad, protegiendo la integridad de nuestros limitados recursos, garantizando que sólo fabricamos los artículos más estratégicos, con la mayor calidad, y distribuyéndolos del modo más inteligente y eficiente posible.

Con este método basado en la conservación, se lograría, en contraste al modelo actual, un proceso lógico, empírico, conservativo y eficiente, que permita la verdadera sostenibilidad humana en el planeta, haciendo posible algo nunca visto en la historia humana…





El acceso a la Abundancia, no sólo para un pequeño porcentaje de la población mundial… sino para toda nuestra civilización.

Éste nuevo modelo económico, este enfoque sistémico responsable, orientado a la gestión global de los recursos de la Tierra, con procesos rediseñados para salvaguardar a la humanidad en su totalidad de la manera más eficiente y sostenible, podría denominarse una «ECONOMÍA BASADA EN LOS RECURSOS«.

Esta idea fue definida en los 70′ por el ingeniero social Jacque Fresco.




Comprendió que la sociedad se encaminaba al desastre con la naturaleza y consigo misma, que era insostenible, y que si las cosas no cambiaban, nos destruiríamos, de una forma u otra.

– Todas estas cosas que comentas, Jacque, ¿podrían ser construidas con lo que tenemos ya, o sólo estás adivinando… basándote en lo que tenemos hoy?

– No, todas esas cosas pueden ser construidas con lo que ya tenemos. Sólo tardaríamos 10 años en cambiar este mundo, para reconstruirlo como si fuese un Jardín del Edén.

Tú decides.


La estupidez de la carrera armamentística nuclear, la proliferación de armas, recurrir a los políticos eligiendo este o aquel partido político… cuando todos están inmersos en la corrupción.


Lo repito: comunistas, socialistas, fascistas, demócratas, liberales… nos da igual, queremos a los seres humanos, a todas las organizaciones que quieran mejorar la vida humana.

No hay problemas de Negros, o problemas de Polacos, o problemas de Judíos, o problemas de Griegos, o problemas de mujeres

¡Hay problemas humanos!




Yo no temo a nadie; yo no trabajo para nadie; nadie puede echarme. No tengo jefe. Pero me da miedo vivir en la sociedad en que vivimos.

Nuestra sociedad parece regida por incompetentes.

Hace 35 años, el sistema de libre empresa era estupendo.

Eso fue hace 35 años, ya no es útil.

Ahora, o cambiamos nuestra forma de pensar, o moriremos.

Las películas de terror del futuro serán sobre nuestra sociedad… sobre su crueldad… Y los políticos… tendrán su propia película de terror.

Mucha gente dice que la ciencia es «fría» porque es analítica, pero no saben por qué es analítica.

Ciencia” significa acercarse cada vez más a la forma en que el mundo funciona.

Así que, es verdad: es fría.


Los científicos no buscan llevarse bien con la gente. Sólo contarles lo que han descubierto.

Se cuestionan todo, y si algún científico afirma que en cierto experimento, cierto material tiene ciertas propiedades, otros científicos han de poder replicar ese experimento y obtener los mismos resultados.

Además, si un científico afirma, en base a cálculos matemáticos, que el ala de un avión puede aguantar cierto peso, aun así, prueba a cargar sacos de arena sobre ella, y comprueba cuando se rompe, verificando si sus cálculos son correctos o erróneos.

Me encanta ese sistema, porque está libre de parcialidad, y libre de la creencia de que las matemáticas pueden resolver todos los problemas.

Las matemáticas también están a prueba.

Creo que todo sistema que pueda probarse, debe probarse.

Y todas las decisiones deberían basarse en la investigación.




Una «Economía basada en los Recursos» no es más que el método científico aplicado al interés social, un enfoque ausente en el mundo actual.

La sociedad es un invento técnico.

Y los métodos más eficientes para optimizar la salud, la producción, la distribución, la infraestructura urbana, etc., pertenecen al campo de la ciencia y la tecnología, no al de la política ni al de la economía monetaria.

Es igual, por ejemplo, que un avión… No hay un método republicano ni demócrata de construir un avión.

De igual manera, la naturaleza es la referencia que pone a prueba nuestra ciencia, es un sistema finito que poco a poco vamos comprendiendo.

A la naturaleza no le importa lo que tú pienses o creas subjetivamente.

Pero te da la opción de aprender y respetar sus leyes, lo cual te trae buena salud y sostenibilidad… o puedes ir a contracorriente, en vano.

Por mucho que creas poder caminar por las paredes, la ley de la gravedad no te lo permitirá.

Si no comes, morirás.


Si no te acarician cuando eres un bebé, morirás.

Por duro que parezca, la naturaleza es una dictadura, y podemos, o bien escucharla y estar en armonía con ella, o bien sufrir sus inevitables y adversas consecuencias.




Así que, una Economía Basada en los Recursos no es más que un conjunto de conocimientos vitales demostrados, donde todas las decisiones se toman para optimizar la sostenibilidad humana y medioambiental.

Enfatiza la «base vital» empírica que comparten todos los seres humanos, por necesidad, independientemente de su filosofía política o religiosa.

En este enfoque, no hay relativismo cultural.

No es una cuestión de opinión.

Las necesidades humanas son las necesidades humanas, y satisfacer las necesidades vitales, como aire limpio, comida nutritiva y agua potable, y un entorno positivo, motivador, estable, atento y no violento, es necesario para nuestra salud física y psicológica, para nuestra adaptabilidad evolutiva y, por tanto, para la propia supervivencia de la especie.

Una Economía Basada en los Recursos partirá de los recursos disponibles.

No puedes llevar mucha gente a una isla ni construir una ciudad para 50.000 personas, si no puedes cubrir sus necesidades vitales.

Así que, al hablar de un ‘enfoque sistémico global‘, hablo de hacer primero un inventario de la zona viendo lo que esta zona puede abastecer…

No es sólo arquitectura, ni tampoco un mero diseño; el diseño debe contemplar todos los requisitos necesarios para mejorar la vida humana, por eso es un enfoque integrado.

Alimento, ropa, vivienda, calidez, amor… Todos son necesarios, y si quitas alguno, el ser humano queda disminuido, no funciona bien.

Una Economía Global Basada en los Recursos, con su enfoque sistémico de la extracción, producción y distribución, se apoya en ‘estrategias’ económicas que verdaderamente garantizan la eficiencia y la sostenibilidad económicas.

Siguiendo esta lógica, ¿qué veríamos?… ¿Dónde se materializa?




En las ciudades.


La ciudad define la civilización moderna, facilitando el acceso eficiente a las necesidades vitales y un mayor soporte social e interacción comunitaria.

¿Cómo sería la ciudad ideal?… ¿Qué geometría debería tener?… ¿Cuadrada?… ¿Trapezoidal ?…

Bueno, para facilitar el poder moverse por ella, podríamos hacerla lo más equidistante posible…

Con forma circular.


¿Qué debería contener la ciudad?

Por supuesto, un área de viviendas, otra de producción, otra para generar energía, otra para la agricultura…

Pero también necesitamos ‘crecer’ como seres humanos, con cultura, naturaleza, esparcimiento y educación, incluyamos un parque abierto y agradable, un área de entretenimiento, eventos culturales y socialización, e instalaciones educativas y de investigación.




Como estamos trabajando con un círculo, sería lógico colocar estas funciones en cinturones según la superficie necesaria para cada propósito, y la facilidad de acceso.

Muy bien…


Entremos en más detalle.




Primero, veamos las infraestructuras de la ciudad: los canales de transporte de agua, productos, residuos y energía.

Superando los actuales sistemas de agua y alcantarillado subterráneos, extenderíamos la canalización para integrar el suministro y el reciclaje de residuos.

No habría carteros ni basureros.

Es infraestructura de construcción.

Con tubos neumáticos automatizados y con tecnologías similares.

Para el transporte, algo parecido.




Ha de estar integrado, y diseñado para reducir o incluso eliminar del todo los automóviles, individuales y despilfarradores.

Tranvías eléctricos, cintas transportadoras y trenes magnéticos para ir por la ciudad, incluso verticalmente, y conexiones con otras ciudades.





Y, por supuesto, caso de necesitar un automóvil, este se conduce automáticamente via satélite, por seguridad.

De hecho, la conducción automática ya existe y funciona.

Cada año mueren 1,2 millones de personas en accidente de automóvil, y 50 millones de personas resultan heridas.

Esto es inadmisible, hay que evitarlo.

El diseño eficiente y los vehículos automatizados sin conductor permitirán reducir casi a cero esa cifra de muertos.

Pasemos a la Agricultura.


Hoy día, para reducir costes, se usan indiscriminadamente pesticidas, fertilizantes y otros productos, consiguiendo destruir mucha tierra cultivable del planeta y envenenar masivamente nuestros organismos.

De hecho, las toxinas químicas de origen industrial y agrícola ya afectan a casi todos los seres humanos, bebés incluidos.




Por suerte, tenemos magníficas alternativas: la hidroponía y la aeroponía son cultivos sin tierra que además consumen un 75% menos de agua y nutrientes.

Los alimentos pueden cultivarse orgánicamente a escala industrial en granjas verticales cerradas.

Una torre de 50 pisos alberga media hectárea, casi eliminando el uso de pesticidas e hidrocarburos.

Un cultivo industrial de alimentos con futuro.

Eficiente, limpio y abundante.

Sistemas avanzados para nuestro cinturón agrícola, que alimenta a toda la ciudad de forma autosuficiente, y ahorra tiempo, residuos y energía.





Y hablando de energía, el cinturón energético, con un enfoque sistémico, extraerá abundante electricidad de fuentes renovables: eólica, solar, geotérmica, de calor diferencial, y, si hay agua cerca, mareomotriz y olamotriz.

Para un suministro continuado de energía, estas fuentes estarían integradas en un solo sistema, abasteciéndose mutuamente cuando fuese necesario, y almacenando los excedentes de energía en grandes supercondensadores bajo tierra, de modo que nada se desperdicie.





La ciudad se autoabastece, pero también cada elemento genera electricidad mediante pinturas fotovoltaicas, transductores de presión estructural, termopares y otras tecnologías vigentes pero infrautilizadas.

Surge la pregunta: ¿cómo se crean esta tecnología y todo en general?

La Producción se realiza en el cinturón industrial, donde, además, hay hospitales y otros servicios.

Típicamente centralizado, obtendría las materias primas del ya presentado Sistema Global de Gestión de los Recursos, para atender la demanda de la población de la ciudad.

Para abordar la producción, veamos primero un fenómeno muy reciente en la historia humana pero que la está cambiando por completo…

Es la mecanización, o automatización del trabajo.





Si miras a tu alrededor, verás que casi todo lo que usamos se fabrica automáticamente.

Tus zapatos, tu ropa, tus electrodomésticos, tu coche… se fabrican con máquinas, en procesos automatizados.

¿Ha sido la sociedad inmune a los avances tecnológicos?

Por supuesto que no.


Nuevos sistemas han impuesto nuevas estructuras y necesidades, y han hecho obsoletas muchas cosas.

El desarrollo y uso de la tecnología han crecido de forma exponencial.

Y la automatización continuará, siempre que tenga sentido.

La automatización del trabajo mediante tecnología es la base de las grandes transformaciones sociales de la Historia.

Desde la revolución agrícola y la invención del arado, a la revolución industrial y la invención de los motores, a la actual era de la información con la microelectrónica y los ordenadores.

Viendo los avanzados métodos de producción actuales, se diría que la mecanización está evolucionando por sí sola.

La tradicional fabricación de piezas aisladas está en desuso, se tiende a crear el producto completo en un único proceso.

A muchos ingenieros, nos fascina la Biología, porque está llena de ejemplos extraordinarios de ingeniería.

La Biología es el estudio de las cosas que se copian a sí mismas.

Esa es la mejor definición de la vida.

Como ingeniero, siempre me ha llamado la atención la idea de máquinas que se copian a sí mismas.

RepRap es una impresora tridimensional, o sea, es una impresora que conectas a tu ordenador, y, en lugar de hacer diseños bidimensionales en hojas de papel, hace objetos reales, físicos y tridimensionales.





No es un invento novedoso, las impresoras 3D existen desde hace casi 30 años.

Lo más curioso de RepRap es que puede imprimirse a sí misma.

Así que, si tienes una, podrías hacer otra para regalo, o imprimir muchas otras cosas útiles.

Puede imprimir los enseres básicos de la casa, o el chasis de un automóvil de una sola pasada.

La moderna impresión 3D automatizada puede transformar casi todas las áreas de producción, incluida la construcción de viviendas.





Contour Crafting es un sistema de construcción basado en la impresión 3D, que construye directamente los objetos 3D partiendo de un modelo computarizado.

Contour Crafting puede construir una casa de 180 m2 en un solo día, sin ayuda humana.

Automatizar la construcción, tiene muchas ventajas.

Por ejemplo, la construcción requiere mucha mano de obra, y, aunque da trabajo a un sector de la sociedad, también conlleva problemas y disgustos.

En efecto, la construcción es el trabajo más peligroso que existe.

Incluso peor que la minería y la agricultura.

Ostenta la tasa de mortalidad más alta de casi todos los países.

Otro problema: los residuos.

En promedio, construir una casa en EEUU genera de 3 a 7 toneladas de residuos.

Es una cifra enorme, si se considera todo lo construido, y que la construcción acapara el 40% de los productos industriales del mundo.

Un gran desperdicio de energía y de recursos, y también un daño considerable al medioambiente.

Con la tecnología disponible actualmente, es absurdo construir casas con martillos, clavos y madera.

Este trabajo desaparecerá de EEUU, como ya desapareció el manufacturero.





Recientemente, el economista David Autor, del MIT, afirmaba en un estudio que nuestra clase media está quedando obsoleta, y siendo reemplazada por la automatización.

Es fácil de entender: hoy día, la mecanización es más productiva, más eficiente y más sostenible que la mano de obra en prácticamente todos los sectores la economía.

Las máquinas no necesitan vacaciones, descansos, seguros o pensiones, y pueden trabajar las 24 horas, todos los días.

Vencen al trabajo humano en cantidad y en precisión.

En resumen, el trabajo humano repetitivo resulta obsoleto e improductivo en todo el mundo.

El desempleo que vemos hoy es, en realidad, resultado de esta evolución en la eficiencia de la tecnología.

Durante años, los economistas de mercado han menospreciado este creciente «desempleo tecnológico» porque siempre aparecían nuevos sectores para reabsorber a los trabajadores despedidos.

Hoy, el único núcleo de actividad que queda es el «sector servicios«, que actualmente emplea al 80% de los trabajadores de EEUU, como ocurre en la mayoría de países industrializados.

Sin embargo, este sector está siendo amenazado cada vez más por kioskos automatizados, restaurantes automatizados e incluso tiendas automatizadas.

Hoy, por fin, los economistas reconocen lo que han negado durante años: el «desempleo tecnológico«, no sólo agrava la actual crisis laboral mundial, causada por la caída de la economía global, sino que, a mayor recesión, más rápidamente se mecaniza la industria.

La trampa oculta es que, cuanto más rápido se mecaniza para ahorrar dinero, más gente se despide, y menor es el poder adquisitivo general.

Así que, cuanto más barato produzcan las empresas, menos gente tendrá dinero para comprar cosas, por muy baratas que éstas sean.




El juego de «trabajar por un salario» ya se está acabando.

De hecho, muchos trabajos actuales podrían ser absorbidos ya mismo por la automatización…

Si se aplicara, el 75% de la mano de obra mundial podría ser reemplazada por máquinas mañana mismo.

Por eso, en una Economía Basada en los Recursos, no hay ningún Sistema Monetario de Mercado.





No existe ningún dinero… porque no hace falta.

Una Economía Basada en los Recursos reconoce la eficiencia de la mecanización, y la acepta.

No la combate, como se hace ahora.

¿Por qué?


Porque sería irresponsable no aceptarla.

Nos interesa la eficiencia y la sostenibilidad.

Y esto se refleja en la diseño de la ciudad.





En el centro, está la Cúpula Central, que alberga el complejo educativo, el centro de transportes, y el ordenador que realiza la operativa técnica urbana.

La ciudad es, de hecho, una gran máquina automatizada.

Tiene sensores en todos los cinturones técnicos, para monitorizar los procesos agrícola, energético, la producción, la distribución, etc.

¿Haría falta gente para supervisar estos procesos, por si acaso hay un mal funcionamiento o roturas?





Seguro que sí, pero muy poca.

Cada vez menos, conforme los procesos se vayan mejorando.

Al final, en ese tipo de tareas, como mucho, trabajaría el 3% de la población urbana actual.





Suficientes, porque será un sistema económico diseñado para cuidarte y asegurar tu bienestar, sin tener que someterte cada día a la pequeña dictadura de un trabajo que, además suele ser técnicamente innecesario o socialmente inútil, sólo para pagar una deuda artificial y poder llegar a fin de mes…

Sin esa rémora, la gente se ofrecerá voluntaria para mantener y mejorar un sistema que cuida de ellos.

Es un «incentivo» más que suficiente, y contradice la falacia de que, sin la presión externa de «trabajar para vivir«, la gente se quedaría sentada sin hacer nada, y se convertiría en bolas de grasa perezosas.

Eso es un disparate.


En realidad, el sistema laboral actual lo que genera es pereza, no laboriosidad.





De niño, eras inquieto, lleno de vida, querías saber cosas nuevas, crear, explorar… pero, conforme pasó el tiempo, el sistema te empujó hacia un único objetivo: ganar dinero.

Llevas una venda desde el parvulario a la universidad.

Sólo eres un peón más, una pieza más del engranaje que beneficia a un elitista 1%.

Los estudios científicos demuestran que, en tareas donde aplicar ingenio y creación, la motivación para la gente no es el dinero…

La recompensa es la creación en sí.

El dinero sólo parece servirnos como incentivo ante tareas banales y repetitivas, que, en realidad, deberían hacer las máquinas.





La innovación da sentido a la mente humana, no el incentivo monetario, que ha demostrado ser un obstáculo que interfiere y nos aparta del pensamiento creativo.

Esto explica por qué Nikola Tesla, los hermanos Wright y otros inventores que tanto han aportado al mundo, no inventaban por dinero.




El dinero no es un verdadero incentivo, y causa mucho más daño que otra cosa.











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