La FAO ha encontrado una solución al hambre en el mundo: comer insectos.
Este organismo, dependiente de la ONU, y especializado en la alimentación, afirma que muchas especies de insectos aportan tantas proteínas como la carne, y que su producción es barata.
Anima, pues, a su consumo, tanto por animales (pienso) como por seres humanos (luego existo).
El informe de la FAO dibuja un futuro prometedor:
«En los países en desarrollo, los miembros más pobres de la sociedad pueden participar en la recolección, el cultivo, el procesamiento y la venta de insectos«.
Así que, pese a ser «tan saludable y nutritivo«… NO es para ricos.
Y tienes que ser rico, cuando, sólo en 2010, los alimentos se encarecieron un 39%, y la subida del precio de cereales, aceites y grasas, alimentos básicos, superó el 71%.
La FAO ve el hambre como una fatalidad inevitable, sin relación con causas políticas e intereses especulativos.
Para la FAO, que no puedas pagar un alimento básico, no es un problema… ¡Come otra cosa!.
Puedes comer botones, monedas, cepillos de dientes, imanes, llaves, pilas, hebillas, anillos, chicles, cristales…
La FAO viene insistiendo desde 2004, en que aporta más comer insectos.
Es la misma FAO que en 2011 anunciaba que el planeta, hoy poblado por 7.000 millones de personas, ya produce comida suficiente para 12.000 millones.
Se ve que lo sostenible no es compartir, sino que los pobres dejen de aspirar a lo que ya tienen los ricos.
Por eso, se publicita que el menú propuesto por la entomofagia es variado y abundante.
Artrópodos como escarabajos, orugas, abejas, hormigas, grillos, cigarras, saltamontes, libélulas, chinches, moscas, pulgones…
Todos son alimentables con residuos orgánicos.
Un incentivo para vivir junto al lodo, entre las favelas miserables que rodean la ‘city‘ de muchas ciudades.
Los escarabajos proliferan en el estiércol.
Hay chinches en cualquier vivienda sucia y descuidada.
Las plagas de langostas, saltamontes o chapulines, se convierten así en un maná, y consumiendo de paso haces una obra social, protegiendo de la devastación las cosechas de cereales de los países ricos.
Los desempleados ya tienen recompensa por pasarse el día « matando moscas«.
Es fácil imaginar el tránsito, de ser exterminadores de insectos, a su caza, recolección y cría.
El proceso es de sobra conocido.
Nuevas tiendas, y nuevas estanterías en las ya existentes.
El éxito de ventas provoca una regulación contra los fraudes y contra el uso de pesticidas.
Cotos, licencias, permisos y certificaciones son otorgados por la autoridad administrativa.
Se popularizan las dietas de insectos, para evitar la obesidad.
Ahora, el insecto provoca un efecto de afecto.
El «buggy buggy» es el ritmo de moda.
El «vuelo del moscardón» de Rimski-Kórsakov se interpreta con asiduidad.
«La metaforfosis» de Kafka vuelve a la lista de libros más leídos.
Como es de mal gusto jugar con la comida, dejan de emitirse las antes llamadas películas «de bichos«: Abejas asesinas, Ant Bully, Antz, Arac Attack, Aracnofobia, Arañas asesinas, Avispas asesinas, Bee movie, Bichos, Cuando ruge la marabunta, Hormigas asesinas, Men in Black, Mimic, Plaga letal, Spiderman, Starship Troopers, Tarantula…
La plaga de langosta sufrida por Egipto en el Antiguo Testamento, no se afirma literalmente, sino que se interpreta y contextualiza en los sermones.
Los fallos de los programas de ordenadores dejan de llamarse «BUGS«, y se le renombra «PIGS«.
Para evitar las conexiones con el caos, el efecto mariposa pasa a denominarse efecto gaviota.
Tras el aprecio generalizado, llega la escalada de precios.
Las insecultoras pasan a cotizar en la Bolsa de Comercio de Chicago, CBOT («Chicago Board of Trade«) especializada desde 1848 en la negociación de productos primarios, así como en los mercados de futuros de Londres, París, Amsterdam y Francfort.
Es la locura de la insecultura.
¡Todo se come y se comercia!
Las multinacionales compran terrenos en todos los continentes para la cría industrializada.
Las colmenas de abejas que están desprotegidas, son asaltadas.
Los señores de la guerra de las zonas subtropicales se atacan entre ellos, subvencionados por las multinacionales, creando nuevos «estados fallidos«.
En las zonas depredadas se registran secuestros de personas, para servir de cebo en trampas con las que cazar insectos grandes.
Se adopta como producto de inversión.
La banca financiera crea nuevos complejos productos estructurados derivados CDS/CDO, no regulados ni supervisados, y a la vez, como seguros que apuestan a que las cosechas de insectos se perderán.
Las agencias de calificación otorgan esos CDO con las notas más altas.
Se venden esos productos por doquier, como acciones preferentes, a miles de cautos inversores que no son conscientes de lo que están comprando.
Gracias a unos bajos tipos de interés, los préstamos inundan el sistema.
Se asiste al aumento desproporcionado y aparentemente ilimitado de los beneficios.
Se agravan los problemas en la polinización natural y agrícola.
Las heces y la madera muerta de los bosques no se degradan.
Los suelos pierden fertilidad.
Las plantas crecen sin control.
La cadena trófica se resquebraja.
En las granjas, se suministra a los insectos un cóctel de antibióticos, que al ser ingeridos por el ser humano, provocan la resistencia bacteriana.
Un virus salta de especie, provocando una «gripe metamórfica«, por lo que la OMS lanza una alerta mundial de pandemia. Algunas empresas privadas, en cuyas cúpulas figuran ex-altos cargos políticos, ya disponen de la vacuna; los estados se pertrechan sin reparar en gastos. Poco después, se desvela el desmesurado e innecesario alarmismo creado.
Más subida de precios, inversión, locura colectiva, y endeudamiento.
Estallido de la «bugbuja» especulativa.
Desplome de precios.
Crash de la Bolsa.
Hundimiento de las microempresas de insecultura.
Un puñado de multinacionales acaparan el sector a precio de saldo, y operan como un oligopolio.
Rescate de los bancos privados vinculados a la crisis, con cargo al dinero público.
Aumento de la prima de riesgo.
Pago de los intereses de la deuda a la banca exterior, a base de recortes a la población interior.
Paralización repentina y duradera del crédito.
Sucesivos aumentos de impuestos no progresivos y disminución de subsidios y prestaciones sociales.
Con la política indiscriminada de ajustes, llegan los desahucios, los suicidios y la represión.
Magnificación de los éxitos deportivos en los medios de comunicación.
Escándalos de adulteración de la carne de insecto, sustituyéndola por carne de caballo.
Para aliviar el stress, la desconsideracion, el menosprecio y los complejos que sufren los pobres, la iglesia forma con carácter urgente nuevos cuerpos de exorcistas.
Los científicos insertan mecanismos electrónicos en los insectos para controlarlos en remoto, por su utilidad para volar e infiltrarse en cualquier recoveco.
Las aplicaciones de espionaje y militares son calificadas de alto secreto; para escapar a las leyes de «transparencia» gubernamentales, se desarrollan por empresas privadas del sector.
Las asociaciones de defensa de los derechos de los animales cuestionan que se utilice tecnología para anular la libre voluntad de los seres vivos.
Entre la utopía idealista y la distopía apocalíptica, está la lutopía: la negra realidad impuesta por un sistema que, al no haber cambiado, operará de igual manera frente a un mismo estímulo: el del dinero.
El hambre es consustancial al capitalismo.
Bajo este sistema, la propuesta de la FAO se descontrolará, agravando aún más la especulación alimentaria, y provocando nuevos problemas ecológicos y mediombientales.
Más miseria y destrucción, sin soluciones reales.
La FAO propone que los pobres coman y mercadeen con insectos, evitando la tentación de emular y de enfrentarse a los ricos… Algo inevitable, porque los ricos, tarde o temprano, verán esa actividad como un bocado apetecible.
La desigualdad, la segregación, la discriminación y el esclavismo persistirán en cualquier mundo donde unos crean tener más derecho a vivir que otros.
Ese es el caso de este mundo capitalista.
Un mundo hiperglobalizado e hiperconectado para ser hipercompetitivo.
Para que nadie crea tener derecho alguno por el simple hecho de vivir… Como proclama el presidente de EEUU, Barak Obama: «Nadie te da lo que tú no te ganes«… Mientras, se abandera la doctrina de la «desigualdad natural del hombre«: los de «buena posición«, sí tienen derechos sobre los demás.
Para que interiorices que, si no eres rico y famoso, no eres nadie, y mereces ser tratado como tal.
Pero otro mundo es posible.
Este planeta puede dar cabida a todos, si se hace un uso justo e inteligente de los recursos.
En México, los insectos tienen una gran aceptación.
Un enclave donde la falta de megafauna para cazar, y de mesofauna para domesticar, llevó a sus élites, hace 700 años, a conservar el control político utilizando carne humana para recompensar a grupos selectos.
En efecto. Canibalismo.
Es lo que esconde cualquier sistema donde unos pocos tejan una red para beberse, gota a gota, la vida de la gran mayoría de sus congéneres.
Los insectos pequeños quedan prendidos en ella; los grandes, la rompen.
La red del capitalismo da cobijo a comehombres.
Antrópodos practicando la antropofagia.
Uno es lo que come.
Y las élites siempre han comido carne.
Las cucarachas acaban de evolucionar.
Evolucionar, en el sentido individual de resistencia… Por no morir.
Sobreviven cuando huyen de lo dulce, porque ese es el sabor del veneno en el cebo de sus exterminadores.
Son criaturas muy sociales, que reconocen a los miembros de sus propias familias; de hecho, las diferentes generaciones de una misma familia viven juntas.
No les gusta que las dejen solas, y sufren problemas de salud cuando lo están.
Forman sociedades igualitarias con una estrecha relación, con estructuras y normas.
Las comunidades de cucarachas son incluso capaces de tomar decisiones colectivas por el bien común.
En TV, no paran de repetir la propuesta de la FAO.
Las élites tienen más hambre.
Posts Tagged ‘vida
Presentamos el cuarto y último capítulo del documental “Zeitgeist: Moving Forward”, que se titula “Levantamiento». El sistema socioeconómico actual basado en el Dinero es totalmente insostenible: no sólo no cubre las necesidades de todos y cada uno los seres humanos, sino que constituye una amenaza real que no parará hasta nuestra extinción. Ante el peligro de atravesar un punto sin retorno, urge el tránsito a una economía apolítica basada en los Recursos.
Está en idioma inglés, con subtítulos en español.
Estos son los enlaces para el visionado:
Esta es la transcripción:
– Buenos días, queridos alumnos. Sentaos, por favor. La pregunta de hoy es: ¿qué os gustaría ser de mayor?… ¿Quién quiere responder primero ?… ¿Tú, Sara?
– ¡Cuando sea mayor, quiero trabajar en McDonald’s, como mi mamá!
– Seguirás la tradición familiar, ¿eh?… ¿Y tú, Linda?
– ¡Yo seré prostituta en Nueva York!
– Ah, una chica con glamour. Qué ambición… ¿Y tú, Tommy?
– Yo voy a ser un hombre de negocios rico y elitista, trabajaré en Wall Street, y me lucraré con la bancarrota de las economías extranjeras.
– Qué emprendedor… ¡ Bien por tu interés en otras culturas !
[Víctimas de la Cultura]
Como vimos antes, una Economía basada en los Recursos aplica el método científico en bien de la sociedad, y no sólo en el ámbito de la eficiencia técnica.
También busca, sin rodeos, el completo bienestar social y humano.
¿Acaso el propósito de un sistema social no es sino producir la felicidad y la convivencia pacífica?
Eliminando el sistema monetario y cubriendo nuestras necesidades vitales, veríamos una reducción del 95% de los delitos casi inmediatamente, porque no habría nada que robar, estafar, ni malversar…
El 95% de las personas están en prisión por un delito relacionado con el dinero o la adicción a las drogas, y la adicción a las drogas es un trastorno, no un delito.
¿Y el 5% restante?
Los verdaderamente violentos… De los que se dice que son violentos sólo por el “placer” de serlo…
¿Son simplemente gente malvada?
Sinceramente, hacer juicios morales acerca de la violencia de las personas, es perder el tiempo, no aporta nada.
No ayuda, ni a comprender las causas, ni a prevenir el comportamiento violento.
A veces me preguntan si creo en lo de «perdonar» al delincuente.
Mi respuesta es: “No, no creo en el perdón, pero tampoco creo en la condena».
Cuando nuestra sociedad consiga tratar la violencia como un problema de salud pública y medicina preventiva, en vez de como el mal moral… Cuando cambiemos nuestras actitudes, suposiciones y valores, entonces sí que lograremos reducir la violencia, porque, actualmente, lo que hacemos es estimularla.
Cuanto más busques justicia, más daño te harás, porque hoy la justicia no existe.
Ahí fuera, hay lo que hay.
Y ya está.
O sea, si se condiciona a la gente para que sean racistas intolerantes, si se les educa en un entorno que lo promueve, ¿por qué se les culpa por ser así?
Son víctimas de una subcultura.
Y debemos ayudarlas.
Debemos rediseñar el entorno que causa ese comportamiento aberrante.
Así se soluciona el problema.
No se soluciona encerrando a una persona en la cárcel.
Por eso, los conceptos de «juez«, “abogado” o «libre albedrío«, son peligrosos, porque aportan desinformación.
Que si esa persona es «mala«…
Que si esa otra es un «asesino en serie«…
Los «asesinos en serie«… no son, se hacen, igual que los soldados se hacen asesinos en serie con metralletas.
Se hacen máquinas de matar, pero nadie los ve como homicidas o asesinos, lo ven «innato«.
Así que, culpamos a la gente.
Decimos: «Mira, este fue un nazi, torturó judíos«.
No: le educaron para torturar judíos.
Se acepta como cierto que las personas pueden elegir libremente, pero «elegir libremente» significa “sin influencia”, y eso no es posible.
Estamos influidos en todas nuestras decisiones por la cultura en que vivimos, por nuestros padres y por los valores dominantes.
Estamos influidos. No hay «libre albedrío«.
¿Cuál es el mejor país del mundo?
La respuesta lógica sería: “No conozco todo el mundo ni todas las culturas como para responder a esa pregunta«.
Pero no conozco a nadie que dijera eso.
Es fácil decir: «El mejor país es EEUU, claro«.
– ¿Cómo lo sabes? ¿Has estado en la India?
– No.
– ¿Y en Inglaterra?
– No.
– ¿Y en Francia?
– No.
– Entonces, ¿por qué afirmas eso?»
No pueden responder, pero se enfadan contigo.
Dicen: «¡Maldita sea!… ¿Quién eres tú para decirme lo que debo pensar?”
En fin… No olvides que es gente anómala.
No se les puede responsabilizar, son víctimas de la cultura, están influidos por su cultura.
[Parte 4: Levantamiento]
La idea de una Economía basada en los Recursos suele encontrar cierta oposición…
– ¡Eh!
– ¡Eh! ¡Oiga!
– ¡Un momento!
– Ya sé de qué va. Se llama «marxismo», amigo.
– Con estas ideas, Stalin mató a 800 millones de personas …
– ¡Mi padre murió en el Gulag!
– ¡Comunista!
– ¡Fascista!
– ¡Si no te gusta este país, deberías irte!
– Vale, mantengan la calma…
– ¡Muerte al Nuevo Orden Mundial!
– ¡Muerte al Nuevo Orden Mundial!
La irracionalidad se abría paso en una sorprendida y confundida audiencia, cuando, de repente, el narrador sufrió un mortal ataque al corazón.
Y el supuesto documental de propaganda comunista, terminó.
[Error del sistema]
[Copia de seguridad… Restaurada]
– Mira, esto mismo se lo he explicado a teóricos, a «think tanks» como el Club de Roma, y a otros… y me dicen «¡Marxista!».
¿Cómo?… ¿»Marxista«?… ¿De qué?…
Sólo conocen lo actual, y se aferran a ello.
Es su Santo Grial, y es muy fácil de usar, ya sabes.
La gente me pregunta si soy Socialista o Comunista o Capitalista… Yo respondo que no soy ninguno de ellos.
¿Por qué deberían ser las únicas opciones?
Todas esas teorías políticas las crearon escritores que asumieron que vivíamos en un planeta con recursos ilimitados.
Ninguna de esas teorías políticas se planteaba que alguna vez pudiera haber escasez de algo.
Yo creo que comunismo, socialismo, libre empresa y fascismo son parte de una evolución social.
No puede haber grandes saltos de una cultura a otra, se pasa por sistemas intermedios.
Las necesidades vitales se imponen a cualquier «ismo«, y esas necesidades vitales, reitero, incluyen todo lo necesario para poder seguir viviendo: el aire, el agua, la seguridad, la educación… todas esas cosas que precisamos y compartimos, y que son imprescindibles para la vida, en cualquier cultura.
Hay que ceñirse a las necesidades vitales, y eso no lo hace ningún «ismo«.
Analizar el valor de la vida.
Es un hecho histórico probado y recurrente que la cultura intelectual dominante de cualquier sociedad, defiende los intereses del grupo dominante en esa sociedad.
Una sociedad con esclavos, sostiene ideas sobre el ser humano, los derechos humanos, etc., conforme al punto del vista de los esclavistas.
Si una sociedad se basa en que pocas personas controlen y se lucren con las vidas y el trabajo de millones de personas, la cultura intelectual dominante defenderá los intereses del grupo dominante.
Se refleja en todos los ámbitos, si te das cuenta…
Las ideas que difunden la Psicología, la Sociología, la Historia, la Economía y la Política reflejan fundamentalmente los intereses de la élite.
Y las voces académicas disidentes suelen ser dadas de lado, o son vistas como «radicales«.
Los valores dominantes de una cultura tienden a sostener y perpetuarlo que es recompensado por esa cultura.
Y en una sociedad donde el éxito y el estatus se miden por la riqueza material, y no por la contribución a la sociedad, es fácil ver por qué hoy el mundo está como está.
Nos enfrentamos a una perversión del sistema de valores.
Los valores están completamente desnaturalizados, porque la salud personal y social son secundarias frente a esos conceptos nocivos de riqueza artificial y crecimiento ilimitado.
Y la perversión se propaga, como un virus, e invade todos los ámbitos, ya sean los medios de comunicación, los de entretenimiento, e incluso el ámbito académico.
Y se aplican mecanismos de protección contra cualquiera que discrepe.
Los discípulos de la religión del Mercado Monetario, los autoproclamados guardianes del statu quo, buscan continuamente formas de evitar cualquier tipo de pensamiento que pueda interferir con su credo.
La manera más típica es crear una «dualidad obligatoria«.
Si no eres Republicano, debes ser Demócrata.
Si no eres Cristiano, entonces eres Satánico.
Y si crees que la sociedad se puede mejorar, proponiendo, por ejemplo, una cobertura universal, te tachan de «Utópico«.
Y la más maligna de las acusaciones, es: si no estás a favor del «libre mercado«, debes estar contra la libertad en sí.
¡Yo creo en la libertad!
Cada vez que oigas la palabra «libertad» dicha desde cualquier instancia donde «influya» el poder, significa, decodificada: “desviar masivamente el dinero de todos para dárselo a los que ya acumulan dinero privado«.
Así es.
Y todo lo demás que añadan: “Oh, la gente demanda más productos”…”Oh, es la lucha de la libertad frente a la tiranía«, etc… Todo se decodifica igual.
Siempre que lo dicen, viene a significar eso, no falla, siempre usan la misma sintaxis.
Es una sintaxis para controlar las creencias y los valores.
Esa sintaxis se emplea incluso inconscientemente, aunque luego uno se excuse con:
“¡Oh, no quería decir eso!”… En realidad, lo ha dicho.
Es igual que la gramática: uno sigue las reglas gramaticales, aunque no se dé cuenta.
Así subyace esa “sintaxis del valor dominante”.
Por eso, cada vez que usan expresiones como: “injerencia del gobierno”, “falta de libertad”, “libertad”, «progreso» o «desarrollo«… todas se traducen en lo mismo.
Por supuesto, la palabra “libertad” se suele oír en la misma frase que la palabra «democracia«.
Es increíble que tantas personas de veras piensen que pueden influir en las decisiones de sus gobiernos, y olviden que lo que el actual sistema realmente propugna es que “todo está en venta”.
El único voto que cuenta es el voto del dinero, por mucho que se reclamen ética y responsabilidades.
En una economía de mercado, cada político, cada ley, y, por tanto, cada gobierno, están en venta.
Incluso, pese a los 15 billones de euros destinados a rescates bancarios desde 2007, dinero que habría bastado para cambiar, por ejemplo, toda la infraestructura energética del planeta a fuentes totalmente renovables, si no se hubiera destinado a salvar unas instituciones financieras que, literalmente, no hacen nada para ayudar a la sociedad, y que podrían ser eliminadas mañana mismo, sin problemas… Aún así, estamos condicionados para seguir creyendo a pies juntillas, que la política y los políticos, existen «por el bien del pueblo«.
En realidad, en una economía de mercado, la política es un negocio como cualquier otro, y a los políticos sólo les preocupan sus propios intereses.
(Habla George Carlin)
– Sinceramente, yo no creo en la acción política.
El sistema se contrae y se expande según él mismo lo requiera.
Engulle y mitiga los cambios.
Por ejemplo, el movimiento pro-derechos civiles fue descafeinado por los dueños del país.
Saben lo que les interesa, sueltan un atisbo de libertad, una ficción de libertad: el poder votar de vez en cuando, para así mantener este espejismo de libertad.
De qué les sirve a los esclavos decir: «¡Oh, he votado!«…
Los límites del debate están ya fijados antes de que el debate siquiera comience, y a todos los demás, se les deja al margen, y se les hace parecer comunistas, o gente desleal, o chalados…
En realidad, es una «conspiración«, pero han conseguido que parezca descabellado pensar que los poderosos puedan reunirse y tener un plan… “¡Eso no es verdad!… ¡Eres un ‘chalado’!… ¡Un ‘conspiranoico’!”
Y, de todos los mecanismos de defensa de este sistema, los más que más reiteran son dos…
El primero, es la idea de que el sistema ha sido la «causa» del progreso material que hemos visto en este planeta.
Pues… No.
Las 2 causas fundamentales del aumento de la supuesta «riqueza» y del aumento de la población, son:
- El avance exponencial de las tecnologías de producción, fruto del genio científico.
- El descubrimiento de la abundante energía de los hidrocarburos, en que se basa el actual sistema socio-económico.
El sistema de libre mercado / capitalista / economía de mercado, no ha hecho nada, excepto subirse al carro de esos acontecimientos con un canallesco sistema de incentivos, y un muy dispar y desigual uso y reparto de lo obtenido.
La segunda defensa es un prejuicio social agresivo, causado por tantos años de propaganda, que ve cualquier otro sistema social como un camino a «la tiranía«, en referencia a Stalin, Mao, Hitler… y las muertes que causaron.
Pero, por muy despóticos que estos hombres y sus sociedades hayan sido, en lo que a matar respecta, en lo que al asesinato sistemático diario y masivo de seres humanos respecta, nada en la historia se puede comparar con el sistema actual.
Las hambrunas de, al menos, el siglo pasado, no las causó la falta de alimentos.
Las causó la pobreza.
Cuando los recursos económicos están tan injustamente distribuidos, los pobres no tienen suficiente dinero para comprar comida.
Esto es un ejemplo de la “violencia estructural”.
Otro ejemplo: en muchas zonas, y particularmente en África, decenas de millones de personas están muriendo de SIDA.
¿Por qué mueren?
No porque no sepamos cómo tratar el SIDA.
Hay millones de personas en los países ricos que sobreviven fenomenalmente porque pueden tomar medicinas.
Las personas que mueren de SIDA en África no están muriendo a causa del virus VIH… Están muriendo porque no tienen dinero para pagar esas medicinas que los mantendrían con vida.
Gandhi ya lo advirtió. Dijo: «La forma más letal de violencia es la pobreza».
Y eso es totalmente cierto.
La pobreza mata mucha más gente que todas las guerras de la historia; mata más personas que todos los asesinos de la historia; mata más que todos los suicidios de la historia…
La «violencia estructural» no solo mata más gente que toda la «violencia conductual» junta…
La «violencia estructural» es, además, la mayor causa de «violencia conductual«.
[El pico máximo se ha sobrepasado]
El petróleo es la base de la civilización humana, y se utiliza en todos sus ámbitos.
Se consumen 10 calorías de energía de hidrocarburos (petróleo y gas natural) para producir cada caloría de la comida que comemos en el mundo industrializado.
Los fertilizantes se hacen a partir de gas natural.
Los pesticidas se hacen con petróleo.
Las máquinas para plantar, arar, irrigar, cosechar, transportar y empaquetar, se propulsan por petróleo.
Todo el plástico para envolver la comida procede del petróleo.
Hay 26 litros de petróleo en cada neumático.
El petróleo está en todos lados; es omnipresente.
El petróleo es la única causa de que haya 7 mil millones de personas en este planeta.
La llegada de esta energía fácil y barata, equivalente, por cierto, al trabajo de miles de millones de esclavos las 24 horas del día, cambió el mundo radicalmente durante el último siglo, permitiendo multiplicar por 10 la población.
Pero, para el 2050, las reservas petrolíferas sólo permitirán mantener a menos de la mitad de la población mundial, al ritmo actual.
Habrá que realizar enormes ajustes con respecto al actual modo de vida.
Hoy, las nuevas prospecciones de petróleo sólo cubren la sexta parte del consumo.
Hace 5 años, cubrían la cuarta parte.
Dentro de 1 año, sólo cubrirán la octava parte.
Lo que me inquieta es la pasividad de los gobiernos mundiales y de los líderes de la industria mundial, para hacer algo diferente.
Se genera algo más de energía eólica, se comienza a utilizar la energía mareomotriz, se hacen los coches un poco más eficientes, pero no se atisba ninguna revolución energética, sólo se aplican pequeñas medidas, lo cual, es bastante aterrador.
Y los gobiernos, dirigidos por estos economistas a los que les importa un comino todo esto, tratan de estimular el consumismo y recuperar la prosperidad pasada, como si se pudiera volver al pasado.
Están imprimiendo aún más dinero sin disponer de aval o garantía.
Aunque la economía mejore, y se consiga ese estupendo crecimiento, será solamente pasajero: en poco tiempo, más en meses que en años, volverá de nuevo el problema del abastecimiento, habrá otra alza súbita de los precios, y otra recesión, aún más profunda.
Hemos entrado en una sucesión de círculos viciosos.
Llega el crecimiento económico, los precios se disparan, y todo se viene abajo.
Como ahora.
Luego, empieza a subir de nuevo, pero la energía ya es más cara.
Hemos sobrepasado el pico máximo, y la producción de petróleo desciende.
Ya no se puede incrementar el ritmo de extracción.
Si la economía se ralentiza, el precio del petróleo cae, como sucedió en 2009, pero luego viene una «recuperación«, y el precio del petróleo vuelve a subir.
Y, aunque el precio del barril ronde los 80 dólares, con esta crisis financiera y económica, a la gente le cuesta pagarlo.
Actualmente, la producción mundial de petróleo es de 86 millones de barriles diarios.
Dentro de 10 años, se producirán 14 millones de barriles diarios menos.
No hay alternativas preparadas para poder satisfacer ni siquiera el 1% de esa reducción.
Si no hacemos algo rápidamente, habrá un gran déficit energético.
Creo que hace 10 años cometieron el gran error de no reconocer que se precisaba un esfuerzo coordinado para desarrollar las energías sostenibles.
Nuestros nietos nos recordarán con total estupefacción… “Sabíais que era un recurso limitado… ¿Por qué diantres construísteis la economía sobre algo que iba a desaparecer?»
Por primera vez en la historia de la Humanidad, nuestra especie se enfrenta al total agotamiento del recurso básico en el que se basa nuestro actual sistema de supervivencia.
Y para colmo, pese a la escasez de petróleo, el sistema económico sigue impulsando ciegamente su canceroso modelo de crecimiento…
Para que la gente salga a comprar más vehículos propulsados por petróleo que generan más PIB y empleo…
Empeorando el declive.
¿Hay soluciones para reemplazar los hidrocarburos?
Por supuesto.
Pero los pasos que hay que dar para realizar los cambios, no los puede definir la economía de mercado, la cual sólo implementa nuevas soluciones si se pueden obtener beneficios de ellas.
No se invierte en energías renovables porque no dan beneficios, ni a corto ni a largo plazo.
Pero la necesaria transición conllevará grandes pérdidas económicas.
En fin, que no hay ningún incentivo monetario.
Y, en este sistema, si no hay incentivo monetario, no se hace nada.
Y además, el agotamiento del petróleo es sólo una de las muchas consecuencias de este tren en llamas que sigue ganando velocidad.
También ha disminuido el agua dulce que nos sustenta.
Hoy sufren escasez de agua 2800 millones de personas, y para 2030, la sufrirán 4000 millones de personas.
En cuanto a la producción de alimentos, las tierras cultivables, de las que procede el 99,7% de nuestros alimentos, se están destruyendo 40 veces más rápido de lo que se crean, y en los últimos 40 años, el 30% de la tierra cultivable se ha convertido en tierra improductiva.
Además, los hidrocarburos son la columna vertebral de la agricultura actual, y, al disminuir, también lo hará el suministro de alimentos.
En cuanto a los recursos en general, con el ritmo actual de consumo, para el año 2030, necesitaremos 2 planetas.
Por no hablar de la continua destrucción de la biodiversidad, que provoca extinciones y desestabilización del medioambiente en todo el mundo.
A todo este declive, se suma el crecimiento casi exponencial de la población: para el 2030, podría haber más de 8000 millones de personas en el planeta.
Para satisfacer esa demanda en 2030, la producción de energía tendría que aumentarse un 44%.
Y, de nuevo: visto que sólo el dinero promueve la acción, ¿es previsible que algún país de este planeta pueda costear los enormes cambios necesarios para transformar la agricultura, el tratamiento de aguas, la producción de energía, etc.?
Justo ahora, que la pirámide de la deuda global está paralizando poco a pocoal mundo entero…
A esto se añade el alto nivel actual de desempleo, que será crónico, por ser un «desempleo tecnológico«.
Los trabajos no van a volver.
Por no hablar, finalmente, de la perspectiva social global.
Gracias a este sistema, la pobreza en el planeta se ha duplicado entre 1970 y 2010, y, viendo cómo van las cosas, ¿crees de veras que la pobreza, el sufrimiento y el hambre no volverán a duplicarse?
[El comienzo]
No va a haber ninguna recuperación.
Esta no es una larga recesión que vaya a terminar algún día.
Con la próxima ola de colapsos económicos, creo que veremos disturbios sociales masivos.
Cuando se dejen de pagar los subsidios de desempleo porque los estados no tengan más dinero, y las cosas vayan tan mal, que la gente retire su confianza en los líderes electos y demanden un cambio.
Si antes no nos matamos unos a otros, o destruimos el medioambiente.
Tengo miedo de que lleguemos a un punto sin retorno…
Eso no deja de preocuparme.
Debemos hacer todo lo que podamos para evitar llegar a ese punto.
Está claro que nos acercamos a un gran cambio en la vida humana…
Un cambio tremendo en relación a la vida en el siglo pasado.
Ha de haber una relación entre la economía y los recursos de este planeta, entendiendo por recursos: la vida animal y vegetal, la salud de los océanos y todo lo demás.
El sistema monetario sólo parará con la muerte del último ser humano.
El grupo en el poder hará lo que sea para permanecer al frente, eso debes tenerlo claro.
Usarán al ejército, la marina, las mentiras… y todo lo que haga falta para seguir en el poder.
No renunciarán al poder, porque no conocen ningún otro sistema donde les vaya a ir mejor.
…
(Las protestas globales paralizan la economía mundial)
(Noticias desde Nueva York, en directo)
(Noticias desde Londres, en directo)
(Protestas masivas en Pekín, China, en directo)
(En directo, desde España)
(En directo, desde Sudáfrica)
(Protestas en Moscú, en directo desde Rusia)
(Canadá protesta, desde Toronto a Vancouver)
(Arabia Saudí, en directo)
…
(Las guerras por la energía asolan Oriente Medio)
(La criminalidad se dispara en Occidente)
(La ONU declara el estado de emergencia global)
(La falta de agua va de África a Eurasia)
(El desempleo global llega al 65%)
(Aumenta el riesgo de Guerra Mundial)
(El derrumbe de la Deuda provoca escasez alimentaria)
(En medio de las protestas pacíficas masivas, se están retirando billones de dólares de las cuentas bancarias de todo el mundo, y los billetes se están arrojando a la puerta de los bancos centrales de todo el mundo)
ESTE ES TU MUNDO
ESTE ES NUESTRO MUNDO
ES LA HORA DE LA REVOLUCIÓN
Presentamos el tercer capítulo del documental “Zeitgeist: Moving Forward”, que se titula “Proyecto Tierra“, en el que proponen medidas que garanticen un futuro mejor, viable y sostenible para la Humanidad, rediseñando la sociedad actual a partir de los conocimientos científicos y técnicos ya existentes.
Está en idioma inglés, con subtítulos en español.
Estos son los enlaces para el visionado:
Esta es la transcripción:
[Parte 3: Proyecto Tierra]
Imagina que tenemos la posibilidad de rediseñar la civilización humana desde cero…
Imagina que se descubre un planeta igual que la Tierra, sólo que sin humanos.
Sería un lienzo en blanco.
Sin países, ni ciudades, ni contaminación, ni políticos…
Un entorno impoluto y abierto.
¿Qué haríamos con él?
Lo primero, sería tener claro el «objetivo«, ¿no?
El objetivo sería sobrevivir.
Pero sobrevivir de forma óptima, saludable y próspera.
La mayoría amamos vivir, y, preferiblemente, sin sufrir.
Por tanto, esa civilización deberá proveer el máximo soporte vital y sostenibilidad posibles para todas la personas del mundo, y a la vez intentando eliminar lo que resulte dañino a largo plazo.
Asumiendo ese objetivo de máxima sostenibilidad, lo siguiente a abordar es el «método» para conseguirlo.
Actualmente, la política rige las sociedades de la Tierra…
¿Y qué dicen los programas republicanos, liberales, conservadores o socialistas, sobre el «diseño de la sociedad«?
Hmmmm…
No dicen absolutamente nada.
¿Y la religión?
El gran creador debe haber dejado claro el diseño social…
Pues no… No hay ninguno.
Entonces… ¿en qué podemos basarnos?
En la «Ciencia«.
La ciencia es única, no sólo porque exige que las ideas propuestas sean demostrables y verificables, sino también porque lo que la ciencia propone siempre puede ser sometido a revisión.
Esa es la crucial diferencia con la religión y la política…
La ciencia no tiene ego, y en todo lo que propone, acepta la posibilidad de que, al final, pueda ser erróneo.
No se ata a nada, y evoluciona constantemente.
Esto suena bastante razonable.
Así que, en base al conocimiento científico de principios del siglo XXI, y teniendo en mente el objetivo de «máxima sostenibilidad«, ¿cómo iniciamos un proceso de construcción social ?
Pues respondiendo a la cuestión: ¿qué necesitamos para sobrevivir?
La respuesta es, por supuesto: los Recursos del planeta.
Recursos como el agua que bebemos, la energía que usamos, y las materias primas que utilizamos para crear herramientas y viviendas.
Precisamos muchos recursos del planeta para poder sobrevivir.
Por eso, es crítico inventariar qué tenemos y dónde está.
Es preciso investigar, identificando cada recurso físico del planeta y la cantidad disponible en cada ubicación, ya sean yacimientos de cobre, vientos para energía eólica, manantiales de agua potable, bancos de peces en el mar, las mejores tierras de cultivo, etc.
Pero como los humanos consumiremos estos recursos con el tiempo, no solo necesitamos inventariarlos, sino también monitorizar su uso.
Debemos asegurarnos que no se nos acaben, eso sería terrible.
Por eso, se han de monitorizar nuestras tasas de utilización, pero también las tasas de regeneración terrestre: cuánto tarda un árbol en crecer, o un manantial en volverse a llenar…
Esto se llama «Equilibrio Dinámico«.
Es decir, si acabamos con los árboles más rápido de lo que tardan en crecer, tenemos un grave problema, porque ese ritmo no es sostenible.
¿Cómo gestionar ese inventario, si los recursos están repartidos por todas partes?
Hay grandes minas en lo que llamamos Africa, hay energía en Oriente Medio, un gran potencial de energía mareomotriz en la costa Atlántica de Norteamérica, el mayor suministro de agua fresca está en Brasil, etc.
Bueno, una vez más, la vieja y querida ciencia tiene una sugerencia: se llama «Teoría de Sistemas«.
La Teoría de Sistemas reconoce que el tejido del mundo natural, desde la biología humana, a la biosfera terrestre, hasta la atracción gravitacional del propio sistema solar es un mismo y enorme sistema, unido sinérgicamente, completamente interconectado.
Las células humanas se conectan para formar nuestros órganos, y los órganos se conectan para formar nuestros cuerpos, cuerpos que no pueden vivir sin los recursos terrestres de alimento, aire y agua, que nos conectan inequívocamente a la Tierra. Y así sucesivamente.
Así que, siguiendo a la naturaleza, reunimos toda la información de inventario y monitorización, y creamos un «sistema» para administrarlos.
Un «Sistema de Gestión Global de los Recursos» para gestionar todos los recursos relevantes del planeta.
Es la única alternativa lógica que nos queda si queremos sobrevivir, a la larga, como especie.
Hay que administrarlo como un todo.
Habiendo comprendido esto, ya podemos pasar a la Producción.
¿Cómo usamos todo esto?
¿Cuál será el proceso de producción, y cómo vamos a asegurar que sea lo más optimizado posible para maximizar nuestra sostenibilidad?
Bien, lo primero siempre es intentar preservar.
Los recursos del planeta son finitos, así que es crucial adoptar la «estrategia» de preservarlos.
La «Preservación Estratégica» es fundamental.
Lo segundo sería reconocer que algunos recursos son peores que otros en cuanto a rendimiento.
Incluso, algunos provocan un efecto terrible en el medioambiente, que, irremediablemente, afecta también a nuestra propia salud.
Por ejemplo, al usar petróleo ó combustibles fósiles, siempre se liberan sustancias bastante destructivas al medioambiente.
Por eso, es crítico hacer lo posible por usarlos sólo cuando sea realmente necesario, o mejor, nunca.
Afortunadamente, podemos usar energía solar, eólica, de mareas y olas, calórica y geotérmica, e idear estrategias sobre cuál en concreto usar y dónde, para evitar consecuencias negativas o cualquier efecto fruto de la producción o el uso que dañe el medioambiente, y, en consecuencia, a nosotros mismos.
Lo llamaremos Seguridad Estratégica, que va asociada a la Preservación Estratégica.
Y, además, vamos a necesitar una «Eficiencia Estratégica» para la propia mecánica de producción.
Tendremos que adherirnos a 3 sencillos protocolos:
- El producto debe diseñarse para durar lo más posible. Si no fuese así, cuanto más se estropee, más recursos harán falta para reemplazarlo, y mayor el despilfarro.
- Cuando algo se estropee o ya deje de ser útil, es crítico que lo retiremos y reciclemos tanto como podamos. Esto debe tenerse en cuenta en el diseño del producto.
- Las tecnologías de muy rápida evolución, como la electrónica, al sufrir las más altas tasas de obsolescencia tecnológica, habrán de ser diseñadas previendo incorporar futuras actualizaciones. No tiene sentido desechar un sistema informático entero, por obsolescencia, o por rotura de un componente. Cada componente se ha de diseñar para ser fácilmente actualizado, y ha de ser totalmente estandarizado e intercambiable, previendo las futuras tendencias del cambio tecnológico.
En realidad, los mecanismos de “Preservación Estratégica”, “Seguridad Estratégica” y “Eficiencia Estratégica” son conceptos puramente técnicos, independientes de la opinión o parcialidad humanos, pues basta con programar estas estrategias en un ordenador que realice los cálculos; es actualmente factible calcular métodos para conseguir una producción sostenible.
Por muy complejo que parezca, sólo son cálculos de calculadora, los sistemas de toma de decisión y monitorización multi-variable ya se utilizan hoy día, sólo hay que extenderlos.
Así, además de nuestro Sistema de Gestión de Recursos, tendremos también un «Sistema de Gestión de la Producción«, siendo ambos fácilmente automatizables con ordenadores para maximizar la eficiencia, la conservación y la seguridad.
La complejidad informacional impide que una sola mente, ni muchas mentes humanas, puedan llevar a cabo esas tareas.
Pueden y deben ser realizadas por ordenadores.
También cabe replantear la Distribución.
¿Qué estrategias de distribución son sostenibles?
Dado que la línea recta es la distancia más corta entre 2 puntos, y que se requiere energía para propulsar el transporte, cuanto menor sea la distancia de transporte, mayor la eficiencia.
Producir cosas en un continente y enviarlas a otro, sólo tiene sentido si los productos en cuestión no pueden ser producidos en el área deseada.
No siendo así, es un despilfarro.
Debemos producir localmente, para que la distribución sea sencilla, rápida y consuma la menos energía posible.
Con esta «Estrategia de Proximidad«, se trata de reducir al máximo el transporte, ya sea de materias primas o de productos terminados.
También es importante examinar qué transportamos y por qué… Estamos hablando de la «demanda«.
La demanda debe incluir lo que necesiten las personas para disfrutar de buena salud y una calidad de vida alta.
Las necesidades materiales humanas abarcan, tanto los bienes vitales, de comida, agua y vivienda, como los bienes sociales y recreativos que permiten la relajación y el disfrute a nivel personal y social, ambos muy importantes para la salud humana y social.
A través de otra encuesta, las personas dicen sus necesidades, la demanda se evalúa, y la producción se realiza en base a dicha demanda.
Y puesto que la demanda de los diferentes bienes obviamente cambiará de una región a otra, debemos crear un «Sistema de Gestión de la Demanda y la Distribución«, para evitar la sobreproducción o la escasez.
Esto no es nada nuevo.
Ya se utiliza en la cadena de suministro de las tiendas para mantener un stock adecuado.
Ahora se trataría de una gestión a nivel global.
Pero, cuidado, para entender bien cuál es la demanda, debemos tener en cuenta el uso real de cada ítem.
¿Es lógico y sostenible que cada persona tenga, digamos, una unidad de cada ítem que se produzca, lo use o no?
No. Eso sería, tanto derrochador, como ineficiente.
Si una persona necesita algo, durante, por ejemplo, sólo 45 minutos cada día, es mucho más eficiente que lo tenga sólo cuando lo necesite.
Lo que se necesita, no es el ítem en sí, sino su utilidad.
Al recordar que lo importante del producto es su utilidad, vemos que esa ‘restricción externa’ que llamamos «propiedad«, es tremendamente derrochadora, medioambientalmente ilógica, y no tiene sentido funcional ni económico.
Así que necesitamos diseñar una estrategia de «Acceso Estratégico» como base para nuestro «Sistema de Gestión de la Demanda y la Distribución» para poder garantizar que se satisface la demanda, las necesidades de la población, accediendo a lo que se necesite, cuando se necesite.
Tiene sentido tener centros de productos a nivel regional, de forma que casi todo estaría muy cerca de la población, y uno, simplemente, llegaría, tomaría el artículo, lo usaría y, al terminar, lo devolvería…
Sería muy parecido a una biblioteca actual.
Habría centros generalistas al estilo de las actuales tiendas de barrio, y también habría centros especializados en áreas concretas si se utilizan ciertos ítems muy frecuentemente, ahorrando más energía, con menos idas y venidas del transporte.
Y una vez el «Sistema de Gestión de la Demanda» esté operativo, estará unido a nuestro «Sistema de Gestión de Producción» y, por supuesto, a nuestro “Sistema de Gestión de Recursos”, creando así un mecanismo de gestión económica global unificado y de actualización dinámica, que asegure nuestra sostenibilidad, protegiendo la integridad de nuestros limitados recursos, garantizando que sólo fabricamos los artículos más estratégicos, con la mayor calidad, y distribuyéndolos del modo más inteligente y eficiente posible.
Con este método basado en la conservación, se lograría, en contraste al modelo actual, un proceso lógico, empírico, conservativo y eficiente, que permita la verdadera sostenibilidad humana en el planeta, haciendo posible algo nunca visto en la historia humana…
El acceso a la Abundancia, no sólo para un pequeño porcentaje de la población mundial… sino para toda nuestra civilización.
Éste nuevo modelo económico, este enfoque sistémico responsable, orientado a la gestión global de los recursos de la Tierra, con procesos rediseñados para salvaguardar a la humanidad en su totalidad de la manera más eficiente y sostenible, podría denominarse una «ECONOMÍA BASADA EN LOS RECURSOS«.
Esta idea fue definida en los 70′ por el ingeniero social Jacque Fresco.
Comprendió que la sociedad se encaminaba al desastre con la naturaleza y consigo misma, que era insostenible, y que si las cosas no cambiaban, nos destruiríamos, de una forma u otra.
– Todas estas cosas que comentas, Jacque, ¿podrían ser construidas con lo que tenemos ya, o sólo estás adivinando… basándote en lo que tenemos hoy?
– No, todas esas cosas pueden ser construidas con lo que ya tenemos. Sólo tardaríamos 10 años en cambiar este mundo, para reconstruirlo como si fuese un Jardín del Edén.
Tú decides.
La estupidez de la carrera armamentística nuclear, la proliferación de armas, recurrir a los políticos eligiendo este o aquel partido político… cuando todos están inmersos en la corrupción.
Lo repito: comunistas, socialistas, fascistas, demócratas, liberales… nos da igual, queremos a los seres humanos, a todas las organizaciones que quieran mejorar la vida humana.
No hay problemas de Negros, o problemas de Polacos, o problemas de Judíos, o problemas de Griegos, o problemas de mujeres…
Yo no temo a nadie; yo no trabajo para nadie; nadie puede echarme. No tengo jefe. Pero me da miedo vivir en la sociedad en que vivimos.
Nuestra sociedad parece regida por incompetentes.
Hace 35 años, el sistema de libre empresa era estupendo.
Eso fue hace 35 años, ya no es útil.
Ahora, o cambiamos nuestra forma de pensar, o moriremos.
Las películas de terror del futuro serán sobre nuestra sociedad… sobre su crueldad… Y los políticos… tendrán su propia película de terror.
Mucha gente dice que la ciencia es «fría» porque es analítica, pero no saben por qué es analítica.
“Ciencia” significa acercarse cada vez más a la forma en que el mundo funciona.
Así que, es verdad: es fría.
Los científicos no buscan llevarse bien con la gente. Sólo contarles lo que han descubierto.
Se cuestionan todo, y si algún científico afirma que en cierto experimento, cierto material tiene ciertas propiedades, otros científicos han de poder replicar ese experimento y obtener los mismos resultados.
Además, si un científico afirma, en base a cálculos matemáticos, que el ala de un avión puede aguantar cierto peso, aun así, prueba a cargar sacos de arena sobre ella, y comprueba cuando se rompe, verificando si sus cálculos son correctos o erróneos.
Me encanta ese sistema, porque está libre de parcialidad, y libre de la creencia de que las matemáticas pueden resolver todos los problemas.
Las matemáticas también están a prueba.
Creo que todo sistema que pueda probarse, debe probarse.
Y todas las decisiones deberían basarse en la investigación.
Una «Economía basada en los Recursos» no es más que el método científico aplicado al interés social, un enfoque ausente en el mundo actual.
La sociedad es un invento técnico.
Y los métodos más eficientes para optimizar la salud, la producción, la distribución, la infraestructura urbana, etc., pertenecen al campo de la ciencia y la tecnología, no al de la política ni al de la economía monetaria.
Es igual, por ejemplo, que un avión… No hay un método republicano ni demócrata de construir un avión.
De igual manera, la naturaleza es la referencia que pone a prueba nuestra ciencia, es un sistema finito que poco a poco vamos comprendiendo.
A la naturaleza no le importa lo que tú pienses o creas subjetivamente.
Pero te da la opción de aprender y respetar sus leyes, lo cual te trae buena salud y sostenibilidad… o puedes ir a contracorriente, en vano.
Por mucho que creas poder caminar por las paredes, la ley de la gravedad no te lo permitirá.
Si no comes, morirás.
Si no te acarician cuando eres un bebé, morirás.
Por duro que parezca, la naturaleza es una dictadura, y podemos, o bien escucharla y estar en armonía con ella, o bien sufrir sus inevitables y adversas consecuencias.
Así que, una Economía Basada en los Recursos no es más que un conjunto de conocimientos vitales demostrados, donde todas las decisiones se toman para optimizar la sostenibilidad humana y medioambiental.
Enfatiza la «base vital» empírica que comparten todos los seres humanos, por necesidad, independientemente de su filosofía política o religiosa.
En este enfoque, no hay relativismo cultural.
No es una cuestión de opinión.
Las necesidades humanas son las necesidades humanas, y satisfacer las necesidades vitales, como aire limpio, comida nutritiva y agua potable, y un entorno positivo, motivador, estable, atento y no violento, es necesario para nuestra salud física y psicológica, para nuestra adaptabilidad evolutiva y, por tanto, para la propia supervivencia de la especie.
Una Economía Basada en los Recursos partirá de los recursos disponibles.
No puedes llevar mucha gente a una isla ni construir una ciudad para 50.000 personas, si no puedes cubrir sus necesidades vitales.
Así que, al hablar de un ‘enfoque sistémico global‘, hablo de hacer primero un inventario de la zona viendo lo que esta zona puede abastecer…
No es sólo arquitectura, ni tampoco un mero diseño; el diseño debe contemplar todos los requisitos necesarios para mejorar la vida humana, por eso es un enfoque integrado.
Alimento, ropa, vivienda, calidez, amor… Todos son necesarios, y si quitas alguno, el ser humano queda disminuido, no funciona bien.
Una Economía Global Basada en los Recursos, con su enfoque sistémico de la extracción, producción y distribución, se apoya en ‘estrategias’ económicas que verdaderamente garantizan la eficiencia y la sostenibilidad económicas.
Siguiendo esta lógica, ¿qué veríamos?… ¿Dónde se materializa?
En las ciudades.
La ciudad define la civilización moderna, facilitando el acceso eficiente a las necesidades vitales y un mayor soporte social e interacción comunitaria.
¿Cómo sería la ciudad ideal?… ¿Qué geometría debería tener?… ¿Cuadrada?… ¿Trapezoidal ?…
Bueno, para facilitar el poder moverse por ella, podríamos hacerla lo más equidistante posible…
Con forma circular.
¿Qué debería contener la ciudad?
Por supuesto, un área de viviendas, otra de producción, otra para generar energía, otra para la agricultura…
Pero también necesitamos ‘crecer’ como seres humanos, con cultura, naturaleza, esparcimiento y educación, incluyamos un parque abierto y agradable, un área de entretenimiento, eventos culturales y socialización, e instalaciones educativas y de investigación.
Como estamos trabajando con un círculo, sería lógico colocar estas funciones en cinturones según la superficie necesaria para cada propósito, y la facilidad de acceso.
Muy bien…
Primero, veamos las infraestructuras de la ciudad: los canales de transporte de agua, productos, residuos y energía.
Superando los actuales sistemas de agua y alcantarillado subterráneos, extenderíamos la canalización para integrar el suministro y el reciclaje de residuos.
No habría carteros ni basureros.
Es infraestructura de construcción.
Con tubos neumáticos automatizados y con tecnologías similares.
Para el transporte, algo parecido.
Ha de estar integrado, y diseñado para reducir o incluso eliminar del todo los automóviles, individuales y despilfarradores.
Tranvías eléctricos, cintas transportadoras y trenes magnéticos para ir por la ciudad, incluso verticalmente, y conexiones con otras ciudades.
Y, por supuesto, caso de necesitar un automóvil, este se conduce automáticamente via satélite, por seguridad.
De hecho, la conducción automática ya existe y funciona.
Cada año mueren 1,2 millones de personas en accidente de automóvil, y 50 millones de personas resultan heridas.
Esto es inadmisible, hay que evitarlo.
El diseño eficiente y los vehículos automatizados sin conductor permitirán reducir casi a cero esa cifra de muertos.
Pasemos a la Agricultura.
Hoy día, para reducir costes, se usan indiscriminadamente pesticidas, fertilizantes y otros productos, consiguiendo destruir mucha tierra cultivable del planeta y envenenar masivamente nuestros organismos.
De hecho, las toxinas químicas de origen industrial y agrícola ya afectan a casi todos los seres humanos, bebés incluidos.
Por suerte, tenemos magníficas alternativas: la hidroponía y la aeroponía son cultivos sin tierra que además consumen un 75% menos de agua y nutrientes.
Los alimentos pueden cultivarse orgánicamente a escala industrial en granjas verticales cerradas.
Una torre de 50 pisos alberga media hectárea, casi eliminando el uso de pesticidas e hidrocarburos.
Un cultivo industrial de alimentos con futuro.
Eficiente, limpio y abundante.
Sistemas avanzados para nuestro cinturón agrícola, que alimenta a toda la ciudad de forma autosuficiente, y ahorra tiempo, residuos y energía.
Y hablando de energía, el cinturón energético, con un enfoque sistémico, extraerá abundante electricidad de fuentes renovables: eólica, solar, geotérmica, de calor diferencial, y, si hay agua cerca, mareomotriz y olamotriz.
Para un suministro continuado de energía, estas fuentes estarían integradas en un solo sistema, abasteciéndose mutuamente cuando fuese necesario, y almacenando los excedentes de energía en grandes supercondensadores bajo tierra, de modo que nada se desperdicie.
La ciudad se autoabastece, pero también cada elemento genera electricidad mediante pinturas fotovoltaicas, transductores de presión estructural, termopares y otras tecnologías vigentes pero infrautilizadas.
Surge la pregunta: ¿cómo se crean esta tecnología y todo en general?
La Producción se realiza en el cinturón industrial, donde, además, hay hospitales y otros servicios.
Típicamente centralizado, obtendría las materias primas del ya presentado Sistema Global de Gestión de los Recursos, para atender la demanda de la población de la ciudad.
Para abordar la producción, veamos primero un fenómeno muy reciente en la historia humana pero que la está cambiando por completo…
Es la mecanización, o automatización del trabajo.
Si miras a tu alrededor, verás que casi todo lo que usamos se fabrica automáticamente.
Tus zapatos, tu ropa, tus electrodomésticos, tu coche… se fabrican con máquinas, en procesos automatizados.
¿Ha sido la sociedad inmune a los avances tecnológicos?
Por supuesto que no.
Nuevos sistemas han impuesto nuevas estructuras y necesidades, y han hecho obsoletas muchas cosas.
El desarrollo y uso de la tecnología han crecido de forma exponencial.
Y la automatización continuará, siempre que tenga sentido.
La automatización del trabajo mediante tecnología es la base de las grandes transformaciones sociales de la Historia.
Desde la revolución agrícola y la invención del arado, a la revolución industrial y la invención de los motores, a la actual era de la información con la microelectrónica y los ordenadores.
Viendo los avanzados métodos de producción actuales, se diría que la mecanización está evolucionando por sí sola.
La tradicional fabricación de piezas aisladas está en desuso, se tiende a crear el producto completo en un único proceso.
A muchos ingenieros, nos fascina la Biología, porque está llena de ejemplos extraordinarios de ingeniería.
La Biología es el estudio de las cosas que se copian a sí mismas.
Esa es la mejor definición de la vida.
Como ingeniero, siempre me ha llamado la atención la idea de máquinas que se copian a sí mismas.
RepRap es una impresora tridimensional, o sea, es una impresora que conectas a tu ordenador, y, en lugar de hacer diseños bidimensionales en hojas de papel, hace objetos reales, físicos y tridimensionales.
No es un invento novedoso, las impresoras 3D existen desde hace casi 30 años.
Lo más curioso de RepRap es que puede imprimirse a sí misma.
Así que, si tienes una, podrías hacer otra para regalo, o imprimir muchas otras cosas útiles.
Puede imprimir los enseres básicos de la casa, o el chasis de un automóvil de una sola pasada.
La moderna impresión 3D automatizada puede transformar casi todas las áreas de producción, incluida la construcción de viviendas.
Contour Crafting es un sistema de construcción basado en la impresión 3D, que construye directamente los objetos 3D partiendo de un modelo computarizado.
Contour Crafting puede construir una casa de 180 m2 en un solo día, sin ayuda humana.
Automatizar la construcción, tiene muchas ventajas.
Por ejemplo, la construcción requiere mucha mano de obra, y, aunque da trabajo a un sector de la sociedad, también conlleva problemas y disgustos.
En efecto, la construcción es el trabajo más peligroso que existe.
Incluso peor que la minería y la agricultura.
Ostenta la tasa de mortalidad más alta de casi todos los países.
Otro problema: los residuos.
En promedio, construir una casa en EEUU genera de 3 a 7 toneladas de residuos.
Es una cifra enorme, si se considera todo lo construido, y que la construcción acapara el 40% de los productos industriales del mundo.
Un gran desperdicio de energía y de recursos, y también un daño considerable al medioambiente.
Con la tecnología disponible actualmente, es absurdo construir casas con martillos, clavos y madera.
Este trabajo desaparecerá de EEUU, como ya desapareció el manufacturero.
Recientemente, el economista David Autor, del MIT, afirmaba en un estudio que nuestra clase media está quedando obsoleta, y siendo reemplazada por la automatización.
Es fácil de entender: hoy día, la mecanización es más productiva, más eficiente y más sostenible que la mano de obra en prácticamente todos los sectores la economía.
Las máquinas no necesitan vacaciones, descansos, seguros o pensiones, y pueden trabajar las 24 horas, todos los días.
Vencen al trabajo humano en cantidad y en precisión.
En resumen, el trabajo humano repetitivo resulta obsoleto e improductivo en todo el mundo.
El desempleo que vemos hoy es, en realidad, resultado de esta evolución en la eficiencia de la tecnología.
Durante años, los economistas de mercado han menospreciado este creciente «desempleo tecnológico» porque siempre aparecían nuevos sectores para reabsorber a los trabajadores despedidos.
Hoy, el único núcleo de actividad que queda es el «sector servicios«, que actualmente emplea al 80% de los trabajadores de EEUU, como ocurre en la mayoría de países industrializados.
Sin embargo, este sector está siendo amenazado cada vez más por kioskos automatizados, restaurantes automatizados e incluso tiendas automatizadas.
Hoy, por fin, los economistas reconocen lo que han negado durante años: el «desempleo tecnológico«, no sólo agrava la actual crisis laboral mundial, causada por la caída de la economía global, sino que, a mayor recesión, más rápidamente se mecaniza la industria.
La trampa oculta es que, cuanto más rápido se mecaniza para ahorrar dinero, más gente se despide, y menor es el poder adquisitivo general.
Así que, cuanto más barato produzcan las empresas, menos gente tendrá dinero para comprar cosas, por muy baratas que éstas sean.
El juego de «trabajar por un salario» ya se está acabando.
De hecho, muchos trabajos actuales podrían ser absorbidos ya mismo por la automatización…
Si se aplicara, el 75% de la mano de obra mundial podría ser reemplazada por máquinas mañana mismo.
Por eso, en una Economía Basada en los Recursos, no hay ningún Sistema Monetario de Mercado.
No existe ningún dinero… porque no hace falta.
Una Economía Basada en los Recursos reconoce la eficiencia de la mecanización, y la acepta.
No la combate, como se hace ahora.
¿Por qué?
Porque sería irresponsable no aceptarla.
Nos interesa la eficiencia y la sostenibilidad.
Y esto se refleja en la diseño de la ciudad.
En el centro, está la Cúpula Central, que alberga el complejo educativo, el centro de transportes, y el ordenador que realiza la operativa técnica urbana.
La ciudad es, de hecho, una gran máquina automatizada.
Tiene sensores en todos los cinturones técnicos, para monitorizar los procesos agrícola, energético, la producción, la distribución, etc.
¿Haría falta gente para supervisar estos procesos, por si acaso hay un mal funcionamiento o roturas?
Seguro que sí, pero muy poca.
Cada vez menos, conforme los procesos se vayan mejorando.
Al final, en ese tipo de tareas, como mucho, trabajaría el 3% de la población urbana actual.
Suficientes, porque será un sistema económico diseñado para cuidarte y asegurar tu bienestar, sin tener que someterte cada día a la pequeña dictadura de un trabajo que, además suele ser técnicamente innecesario o socialmente inútil, sólo para pagar una deuda artificial y poder llegar a fin de mes…
Sin esa rémora, la gente se ofrecerá voluntaria para mantener y mejorar un sistema que cuida de ellos.
Es un «incentivo» más que suficiente, y contradice la falacia de que, sin la presión externa de «trabajar para vivir«, la gente se quedaría sentada sin hacer nada, y se convertiría en bolas de grasa perezosas.
Eso es un disparate.
En realidad, el sistema laboral actual lo que genera es pereza, no laboriosidad.
De niño, eras inquieto, lleno de vida, querías saber cosas nuevas, crear, explorar… pero, conforme pasó el tiempo, el sistema te empujó hacia un único objetivo: ganar dinero.
Llevas una venda desde el parvulario a la universidad.
Sólo eres un peón más, una pieza más del engranaje que beneficia a un elitista 1%.
Los estudios científicos demuestran que, en tareas donde aplicar ingenio y creación, la motivación para la gente no es el dinero…
La recompensa es la creación en sí.
El dinero sólo parece servirnos como incentivo ante tareas banales y repetitivas, que, en realidad, deberían hacer las máquinas.
La innovación da sentido a la mente humana, no el incentivo monetario, que ha demostrado ser un obstáculo que interfiere y nos aparta del pensamiento creativo.
Esto explica por qué Nikola Tesla, los hermanos Wright y otros inventores que tanto han aportado al mundo, no inventaban por dinero.
El dinero no es un verdadero incentivo, y causa mucho más daño que otra cosa.
Presentamos el segundo capítulo del documental “Zeitgeist: Moving Forward”, que se titula “Patología social“, en el que se abordan los fundamentos de la economía de mercado y el sistema monetario (ya anticipados en este Blog), y las consecuencias e nuestra incivilización actual.
Responde a preguntas como éstas:
- ¿ Es lícita la propiedad privada ?
- ¿ Quien era, inicialmente, «la mano invisible del mercado» ?
- ¿ Cuál es la relación entre el PIB y la calidad de vida de las personas ?
- ¿ Vamos hacia un «desperdicio cero» ?
- ¿ Es factible crear el mejor producto posible, al menor precio posible ?
- ¿ De dónde viene nuestro sistema de valores ?
- ¿ De quién es la culpa si un anciano muere de congelación por no pagar el recibo de la luz ?
- ¿ Desear equivale a comprar ?
- ¿ Qué puede crecer sin fin ?
- Aparte de ver visiones y experimentar psicopatías, ¿ a la gente con lesiones cerebrales le va mejor en Bolsa ?
- ¿ Cómo de transparente es la Bolsa desde que no hay corredores de bolsa negociando frenéticamente y en voz alta ?
- ¿ Quien puede pagar toda la Deuda financiera acumulada ?
- ¿ Cuánta riqueza mundial posee el 1% de personas (los más ricos) del mundo?
- ¿ Los pobres enferman más porque no pueden pagar la asistencia médica ?
- ¿ La falta de respeto genera violencia y crimen, al punto de que el sentimiento de humillación e inferioridad les guie, sin sopesar el previsible castigo ?
Está en idioma inglés, con subtítulos en español.
Estos son los enlaces para el visionado:
[Parte II: Patología Social]
Uno podría preguntarse: ¿ dónde empezó todo esto ?… Porque hoy tenemos un mundo en estado de desastre continuo.
[El Mercado]
Todo comienza con John Locke.
John Locke aborda el concepto de «propiedad«, y pone 3 cortapisas al derecho a la «propiedad privada«.
Las 3 cortapisas son: debe quedar suficiente para los demás, no debe pudrirse, y, sobre todo, uno ha de contribuir con su propio trabajo.
Parece justificado que al unir el trabajo a los recursos, se tenga derecho al producto obtenido, siempre y cuando quede lo suficiente para los demás, siempre y cuando no haya destrozo, y siempre que no permitas que se pudra.
Locke dedicó muchas páginas a este tema, y al gobierno, siendo sus textos la base del actual sistema económico, político y legal… Son textos clásicos que aún se estudian.
Después de enunciar las cortapisas a la «propiedad privada«, que, podríamos pensar, tienen todo el sentido, para defender una «propiedad privada» dentro de un orden… ¡Va, y traiciona esas cortapisas!
Las traiciona, de repente, con tan sólo una frase… Dice que las cortapisas no se aplican debido a “la invención del dinero, y al acuerdo tácito de los hombres de reconocerle un valor, lo que permite posesiones más extensas«.
No dice que las cortapisas a la propiedad privada desaparezcan o pierdan validez, pero, al fin y al cabo, eso es lo que consigue: el dinero las elude.
De modo que, de repente, ni el producto ni la propiedad se consiguen con trabajo.
No… Ahora, se consiguen con dinero.
Ya no importa que no quede suficiente para los demás.
Y tampoco aplica lo de pudrirse, porque, para Locke, el dinero es como el oro y la plata, que no pueden pudrirse y por lo tanto, el dinero no llega a desperdiciarse… Eso es ridículo. El problema de usar dinero, oro o plata, radica en sus consecuencias.
Es una incongruencia tras otra.
Es un descarado truco de prestidigitación lógica para llevar las cosas a su terreno, al terreno de los dueños del capital.
Más tarde, Adam Smith, añadió mayor justificación religiosa.
Locke ya decía que se trataba de la voluntad de Dios, que la autoridad para apropiarse emanaba de Dios, pero Adam Smith fue más lejos: era el mismo Dios…
Smith vino a decir que Dios era la ‘mano invisible‘, que Dios era el ‘mercado’.
Así que ya no tenía sentido debatir sobre la “propiedad privada”, porque su origen… ¡es Divino!
Que haya ‘inversores que compren el trabajo ajeno’… ¡es Divino!
No hay límite al trabajo ajeno que se puede comprar, ni a lo que se puede acumular, ni a la ‘desigualdad’… porque ‘son Divinos’.
Otra gran idea que se deja caer entre paréntesis, como de pasada…
Si unos ponen productos a la venta (la ‘oferta’) y otras personas los compran (la ‘demanda’)…¿ cómo se iguala la oferta a la demanda, o la demanda a la oferta ?… ¿cómo pueden llegar a un equilibrio?
Esa es una cuestión central de la economía: cómo se logra ese equilibrio… Y Smith responde: por ‘la mano invisible del mercado’.
Ahora resulta que «Dios» está al quite.
Dios no sólo nos da el derecho a la propiedad, los recursos y la «ley natural», como afirmaba Locke…
Ahora, «Dios» es el sistema mismo.
De hecho, Adam Smith, dice, como se puede leer en su libro ‘La Riqueza de las Naciones‘:
«la escasez de los recursos pone límites a la reproducción de los pobres, y la naturaleza no puede hacer otra cosa que eliminar a sus hijos.»
Así que Smith anticipó la Teoría de la Evolución, porque es muy anterior a Darwin, pero en el peor de los sentidos.
A los ‘pobres’ les llamó, la Raza de los Trabajadores.
Es algo peor que el racismo.
La mano de Dios hace inevitable que mueran innumerables niños: los mata la misma «mano invisible que equipara la oferta a la demanda, y la demanda a la oferta«.
¿Ves qué sabio es «Dios«?
La brutal destrucción de vidas, y el eco-genocidio posterior, están justificados por esas ideas de Adam Smith.
El sistema capitalista, llamado ‘de libre mercado’, concebido por los primeros filósofos económicos, como Adam Smith, era un «mercado tradicional” para comerciar bienes vitales, tangibles y reales.
Adam Smith nunca pudo suponer que el sector económico más lucrativo acabaría siendo, al final, el comercio financiero, el de «inversiones«, donde se gana dinero simplemente moviendo el dinero, en un juego ventajista de nula productividad para la sociedad.
Aunque parezcan degeneraciones de la idea original de Smith, estas aparentes anomalías no son sino el fruto de un principio fundamental de su teoría: el dinero es tratado como un producto, en sí y por sí mismo.
Hoy día, en todas las economías del mundo, sea cual sea su sistema social, el dinero se busca por el dinero en sí, y por nada más.
La idea que subyace bajo la misteriosa definición religiosa de “la Mano invisible” de Adam Smith, es que la sola y egoísta búsqueda de este producto ficticio, conseguirá, por arte de magia, el progreso y bienestar humano y social.
Pero, en realidad, incentivar la búsqueda del beneficio monetario, que algunos denominan “la cadena de valor monetario”, se ha disociado completamente del ‘objetivo vital’ fundacional, de “la cadena de valor vital”.
Lo que ha pasado es que la doctrina económica ha confundido completamente esas 2 cadenas de valor.
Dicen que la cadena de valor monetario proporciona la cadena de valor vital, que si se venden más productos, y crece el PIB, aumentará el bienestar, y que el PIB es el principal indicador de la salud social…
Ahí está la confusión.
La cadena de valor monetario es el beneficio obtenido de la venta de la producción, pero lo confunden con la “producción vital”, con la reproducción.
Así que, desde el principio, han asociado el dinero a la cadena de valor vital.
Se trata de un engaño deliberado y bien estructurado, tanto más letal cuanto más disociada está la cadena de valor monetaria de cualquier producción real.
Es una enfermedad del sistema, una enfermedad letal.
[Bienvenido a la Máquina]
En la sociedad actual, rara vez oirás hablar del progreso de un país o de una sociedad en función de su bienestar físico, de su felicidad, de la confianza o de la estabilidad social.
En su lugar, lo miden usando abstracciones económicas.
Tenemos el Producto Interior Bruto, el Índice de Precios de Consumo, el índice del mercado bursátil, la tasa de inflación… y otros.
¿ Pero miden algo real, o la calidad de vida de las personas ?
No. Son indicadores de la cadena de valor monetaria en sí misma, y nada más.
Por ejemplo, el Producto Interior Bruto de un país mide el valor de los bienes y servicios vendidos.
Pero dicen que mide la «calidad de vida» de la gente del país.
En EEUU, la sanidad supuso el 17% del PIB en 2009, unos 2 billones de euros.
Se deduce, por tanto, que tuvo un efecto positivo.
Y, según esta lógica, la economía de EEUU mejoraría si los servicios de sanidad aumentaran todavía más, si llegasen a 3… a 5 billones… ya que generaría más crecimiento, más trabajos, y por lo tanto, para orgullo de los economistas, aumentaría la calidad de vida del país.
Pero, un momento… porque… ¿qué significan realmente los servicios sanitarios?
Pues, que hay gente enferma y moribunda.
Eso es. Cuantos más enfermos haya, mejor irá la economía del país.
Ajá. Y no es una exageración ni una postura cínica.
Si se analiza a fondo, el PIB no sólo no mide la salud pública o social reales… El PIB es una medida de la ineficiencia industrial y de la degradación social.
Y cuanto más aumente, peor nos irán las cosas a nivel personal, social y medioambiental.
(Habla Michael C. Ruppert, periodista e investigación)
Sólo se obtienen beneficios, generando problemas.
El sistema actual no contempla beneficios económicos por salvar vidas, ni por devolver el equilibrio al planeta, ni por la justicia, ni por la paz…
Ahí no hay beneficios.
Hay un viejo dicho… “Aprueba una ley, y crearás un negocio«.
Ya sea un negocio para un abogado, o para quien sea.
Así, la delincuencia es negocio, igual que la destrucción es negocio en Haití.
En EEUU, hay unos 2 millones de personas en prisión, muchas de ellas en prisiones propiedad de empresas privadas como CCA y Wackenhut, cuyos valores se revalorizan en Wall Street según aumente la cantidad de personas que estén en prisión.
Eso es algo enfermizo.
Pero es un reflejo de lo que este sistema económico demanda.
¿ Y qué es lo que demanda este sistema económico ?… ¿ Qué sostiene a nuestro sistema económico ?
El consumo.
O, siendo más exactos, el “ciclo de consumo”.
Si se desnuda la economía clásica de mercado, queda un intercambio monetario que, si se detiene, o tan siquiera se desacelera, imposibilitaría mantener la sociedad actual.
Hay 3 actores principales en el escenario económico: el empleado, el empleador y el consumidor.
- El empleado vende su trabajo al empleador por dinero.
- El empleador vende sus bienes de producción al consumidor, a cambio de dinero.
- El papel del consumidor lo hacen empleador y empleado cuando gastan su dinero, que vuelve al sistema para permitir que el ciclo de consumo continúe.
Es decir, la economía de mercado actual presupone que siempre habrá suficiente demanda social de producto, como para que el dinero circule a un ritmo suficiente que mantenga en marcha el proceso de consumo.
Y cuanto más alta sea la tasa de consumo, mayor es el llamado crecimiento económico que mantiene en marcha a la máquina…
Pero, un momento…
¿No debía servir la economía para «economizar«?
¿El término «economía» no se refería a preservar la eficiencia y reducir el despilfarro?
En efecto… un sistema que exige consumir cada vez más… ¿ cómo preserva la eficiencia, y «economiza» ?
Pues… No, no lo hace.
El propósito del sistema de mercado es, en realidad, justo el opuesto del de una verdadera economía, que sería utilizar lo necesario para producir y distribuir los bienes vitales, de forma eficiente y conservacionista.
Vivimos en un planeta finito, con recursos finitos, donde, por ejemplo, el petróleo que hoy usamos, tardó millones de años en crearse, igual que los minerales que estamos utilizando.
Así que… un sistema que deliberadamente promueve la aceleración del consumo en pro del crecimiento económico, es una pura locura social y ecológica.
La eficiencia lucha contra el despilfarro.
¿ Que si hay despilfarro ?… Este sistema es el más derrochador de los sistemas habidos en la historia del planeta.
Todos los organismos y sistemas vivos sufren crisis y amenazas, y están en decadencia o colapso.
Todas las publicaciones serias de los últimos 30 años dicen lo mismo: que todos los sistemas vivientes sufren deterioro, incluso nuestros programas sociales… hasta el acceso al agua.
Intenta nombrar cualquier recurso vital que no esté amenazado y en peligro…
No puedes.
Ninguno se libra, y eso es muy, muy preocupante.
Pero ni siquiera nos atrevemos a indagar sobre la causa.
No queremos enfrentarnos a la causa.
Sólo queremos seguir adelante.
Ahí se ve la locura… Seguir haciendo lo mismo, una y otra vez, aunque está claro que no funciona.
En realidad, esto no es un sistema económico… más bien, esto es un sistema anti-económico.
[La Anti-Economía]
Nos dicen que el modelo de mercado competitivo, busca “crear el mejor producto posible, al menor precio posible«.
Nos dicen que, gracias a ese incentivo, a mayor competencia de mercado, mayor calidad de los productos.
Si yo tuviese que construirme una mesa, utilizaría los materiales mejores y más duraderos, con la intención de que aguantase lo más posible.
¿Querría hacer una mesa endeble sabiendo que, con el tiempo, la tendría que hacer de nuevo, y gastar más materiales y energía?
Esto, que parece tan lógico en el mundo físico… en el mundo mercantil, no sólo es considerado absurdo, es que ni se lo plantean.
Es técnicamente imposible producir «lo mejor» si ha de ser competitivo, ser asequible para el consumidor.
En realidad, todo lo creado y puesto a la venta en la economía global, es de «calidad inferior«, porque les resulta imposible cuadrar el hacer productos más avanzados y eficientes, y que sean también sostenibles y duraderos.
La economía de mercado exige la «eficiencia en costes«: se precisa reducir gastos en cada etapa de la producción.
En todos los costes: mano de obra, materiales, embalaje…
Con esta estrategia competitiva, buscan que el público compre sus productos, en lugar de los de otro competidor… que está haciendo exactamente lo mismo, para que sus productos también resulten competitivos.
Este persistente despilfarro del sistema podría denominarse “obsolescencia especulativa”.
Sin embargo, sólo es parte de un problema mayor…
Uno de los principios básicos de la economía de mercado, que, por cierto, no figura en ningún libro de texto, es: «Nada de lo producido debe poder durar tanto como para poner en peligro el ciclo de consumo».
Es preciso que las cosas se averíen, que fallen o caduquen algún tiempo después.
Esto se llama “obsolescencia programada”, y es la columna vertebral en la estrategia de mercado de todas las empresas productoras.
Por supuesto, muy pocas empresas reconocen usar esa estrategia, y la enmascaran bajo la obsolescencia especulativa, ignorando o suprimiendo nuevos avances tecnológicos que podrían crear un producto más sostenible y duradero.
Así que, al derroche especulativo del sistema, que impide crear productos más duraderos y eficientes, se une la obsolescencia programada para reducir la vida del producto, y así poder mantener el ciclo de consumo, y, en consecuencia, el sistema económico de mercado.
Como la sostenibilidad o durabilidad del producto es inversamente proporcional al crecimiento de la economía, se acorta deliberadamente la vida útil de los productos.
Es la única manera de que el sistema funcione.
Los inmensos vertederos que se extienden por el planeta, atestiguan la presencia de la obsolescencia.
Millones de productos baratos, teléfonos móviles y ordenadores, portan minerales escasos y de difícil extracción como el oro, el coltán y el cobre, que se pudren en grandes vertederos debido al mal funcionamiento o a la obsolescencia de pequeñas componentes que, en una sociedad conservacionista, podrían repararse o cambiarse, prolongando la vida del producto.
Así, la eficiencia lógica que se debe aplicar a un planeta finito con recursos finitos, es totalmente ineficiente para el mercado.
En resumen: la Eficiencia, la Sostenibilidad y la Conservación son los enemigos de nuestro sistema económico.
Sin importar el impacto ambiental, los productos se crean y recrean constantemente.
Y con el sector servicios, pasa igual.
No se obtiene beneficio monetario si se resuelven los problemas que justifican esos servicios.
Realmente, lo último que la medicina privada querría sería curar enfermedades tales como el cáncer, porque se eliminarían muchos empleos y millones de ingresos.
Y, ya que sale el tema…
Económicamente hablando, el crimen y el terrorismo son buenos en este sistema, pues crean empleos de policía, y generan un caro mercado relacionado con la seguridad, por no mencionar los beneficios obtenidos de las cárceles privadas.
¿ Y qué decir de la guerra ?
La industria de la guerra es un gran motor del PIB, y en EEUU (sobre todo, pero también en otros países) es una de las industrias más lucrativas… aunque produce armas para la destrucción y la muerte.
El juego favorito de esta industria es destruir cosas para luego ir, y reconstruirlas.
Todo por el beneficio.
Véanse los recientes y billonarios contratos gracias a la guerra de Iraq.
El resultado final es que las peores lacras sociales se han convertido en rentables para la industria, y cualquier intento por resolver problemas, o por la sostenibilidad del medio ambiente y la conservación, chocan frontalmente con el sistema económico.
Por eso, cada vez que veas que sube el PIB de un país, asistes al crecimiento de unas carencias, reales o inventadas.
Por definición, una carencia surge de una ineficiencia.
Por lo tanto, si aumenta una carencia, es que ha aumentado una ineficiencia.
[Manipulación del Sistema de Valores]
El ‘sueño americano‘ se basa en el consumismo desenfrenado.
En el hecho de que los medios de comunicación, y, sobre todo, la publicidad comercial (debido a que todas las empresas necesitan crecimiento infinito) nos han convencido, o lavado el cerebro a la mayoría de personas de EEUU y del mundo, con que tenemos que tener X posesiones materiales ya, y la posibilidad de tener infinitas más, para ser felices.
Eso, simplemente, no es verdad.
¿ Y por qué la gente continúa comprando así, causando un eco-genocidio sistémico ?
Por una matemática de reflejo condicionado.
Si condicionas a un organismo de una determinada manera, obtienes los comportamientos, metas u objetivos deseados… De hecho, utilizan todas las tecnologías disponibles, y presumen de entrar en la mente de los niños, para condicionarlos hacia las marcas comerciales.
Así es como las personas nos volvemos tan tontas.
Se nos ha enseñado a ser tontos.
Es una manipulación del sistema de valores.
Si algo demuestra lo moldeable que es la mente humana, si algo demuestra cuán maleable es el pensamiento humano, y cuán fácil podemos llegar a ser guiados y condicionados, debido a los estímulos y refuerzos que recibimos desde el entorno… ahí está el mundo de la publicidad comercial.
Es asombroso el lavado de cerebro realizado sobre esos robots programados, conocidos como «consumidores«, que vagan hasta entrar a una tienda, y gastar, pongamos, 4000 euros en un bolso, cuyo coste es, seguramente, de 10, siendo fabricado en una empresa explotadora extranjera, solo por el ‘estatus cultural‘ que supuestamente da esa marca.
Los antiguos valores de la vida comunitaria, que incrementaban la confianza y la cohesión en la sociedad, han sido suplantados por los valores materialistas, y ahora intercambiamos porquerías inútiles, varias veces al año.
Por eso hay tanta gente obsesionada con las compras, porque han sido condicionados desde niños, a desear bienes materiales, como muestra de status en su familia y amigos.
Los valores sostienen el funcionamiento de toda sociedad, y la actual es como es, sólo porque nuestros valores sostienen el consumo desenfrenado que requiere el sistema de mercado.
Hace 75 años, el consumo per capita en EEUU y el Primer Mundo era la mitad del consumo actual.
La cultura de consumo actual ha sido creada e impuesta por la presión para aumentar los niveles de consumo.
Por eso, la mayoría de empresas ya gastan más dinero en publicidad, que en el proceso de producción.
Trabajan duro para crear falsas necesidades que has de satisfacer.
Y les funciona.
[Los «economistas»]
De hecho, los economistas no son realmente ‘economistas’.
Son publicistas del dinero, y todos sus modelos son meros intercambios de fichas para el lucro de las partes, totalmente ajenos al mundo vital real.
Está el caso del anciano de Ohio que no pagó el recibo de la luz… La compañía eléctrica le cortó el suministro, y el hombre murió.
Le cortaron la luz porque no obtenían beneficios si le mantenían el suministro, pero él no pagaba el recibo.
“- ¿ Cree que actuaron bien ?»
“- La culpa, realmente, no es de la compañía eléctrica, sino de los vecinos, amigos y compañeros de ese hombre que no mostraron la suficiente caridad para permitirle, como individuo, poder pagar su recibo de luz»
(Milton Fiedman, economista)
Mmmm… A ver…
¿He oído bien?
¿ Ha dicho que si un hombre muere por no tener dinero, la culpa es de otras personas, por la falta de caridad ?
Porque, si eso es así, vamos a necesitar muchas campañas, muchas recogidas de monedas y muchas huchas en todo el planeta para los 1000 millones de personas que hoy se mueren de hambre, gracias al sistema económico que Milton Friedman promociona.
Ya sean las teorías de Milton Friedman, F.A. Hayek, John Maynard Keynes, Ludwig von Mises, o de cualquier otro famoso economista de mercado, el razonamiento rara vez se sale de lo monetario.
Es como una religión.
Análisis del consumo, políticas de estabilización, déficit de gastos, demanda agregada…
Es un inacabable y recursivo discurso auto-contenido, donde la necesidades humanas, los recursos naturales y la búsqueda de la eficiencia, son descartados porque sí, y sustituidos por la singular idea de que los seres humanos, con sólo buscar tener más dinero que los demás, motivados por su propio y exclusivo interés personal, mágicamente crearán una sociedad sostenible, saludable y equilibrada.
No hay referencias a la vida en toda esta teoría, en toda esta doctrina.
¿ A qué se dedican, pues ?
Se dedican a seguir el rastro del dinero.
Sólo a eso, siguen al dinero, es lo único que les importa.
- Uno: No hay referencias a la vida… Casi nada… ¡ a la vida !
- Dos: Todos los agentes económicos buscan su beneficio egoísta. O sea, que sólo piensan en sí mismos, y en su propio provecho.
Así, lo único «racional» es la libertad para acaparar, y lo único que les interesa es maximizar el dinero o los productos.
¿ Y qué lugar ocupan las relaciones sociales ?… Ninguno, salvo el intercambio útil para engrandecerse.
¿Y nuestros recursos naturales ?… No importan, salvo para explotarlos.
¿Y la supervivencia de las familias ?… Tampoco importa. Basta con que tengan dinero para ‘comprar’…
Pero… ¿no debería la economía ocuparse de las necesidades humanas?… ¿No es eso lo fundamental?
Ah, pero esas «necesidades» no vienen en el diccionario… Sólo hay «deseos«.
¿Qué es «deseo«?
Pues dinero para comprar.
Deseos de dinero para comprar, no son necesidades humanas.
Sobre todo, si una persona no tiene dinero, pero necesita desesperadamente, por ejemplo, agua.
Y si «deseo» dinero para un inodoro de oro… ¿ A qué se destina ?… Al dichoso inodoro de oro.
¿Y esto es «economía«?
Desde luego, se trata del mayor y más descarado engaño de la historia del pensamiento humano.
[Sistema Monetario]
Hemos visto cómo es la «economía de mercado«.
Pero esa es sólo la mitad del sistema económico global… La otra mitad, es el «sistema monetario«.
La economía de mercado aborda las interacciones de la gente que busca beneficios con el trabajo, la producción y la distribución, mientras que el sistema monetario es un conjunto de políticas fijadas por las instituciones financieras, con el fin de crear condiciones apropiadas para la economía de mercado.
El sistema monetario usa palabras muy conocidas, como tasa de interés, préstamos, deuda, oferta monetaria, inflación…
Te quedas estupefacto con la jerga de los economistas:
“Tomar unas sencillas medidas preventivas, puede evitar tener que tomar medidas posteriores más drásticas» (Alan Greenspan, ex-presidente de la Reserva Federal)
En sí, el sistema monetario es bastante simple.
La economía, ahora global, se rige desde 3 ejes básicos.
Uno es la reserva fraccional: los bancos imprimen dinero salido de la nada, y luego te aplican un interés compuesto.
Siempre has de devolver más de lo que pediste prestado, así que tú también creas dinero nuevo, salido de la nada, que ha de pagarse con intereses, creando aún más dinero.
Vivimos bajo un modelo de crecimiento infinito.
Este modelo económico es una estafa piramidal.
Nada crece eternamente.
No es posible.
James Hillman, gran psicólogo, dijo: “Lo único que crece sin fin, es un cáncer»
Cada vez, más dinero, pero también más consumidores, más pago de intereses, generando a su vez más dinero.
Eso no es posible en un planeta finito.
Las personas sólo valen para crear dinero, el cual, a su vez, debe crear más dinero para evitar que todo se hunda, como está pasando ahora mismo.
Basta saber 2 cosas acerca del sistema monetario:
- UNO: Todo el dinero se crea con deuda. El dinero es deuda monetarizada, ya sea con bonos del tesoro, contratos hipotecarios o tarjetas de crédito. Si toda la deuda acumulada tuviera que ser pagada hoy… no quedaría ni un sólo céntimo en circulación.
- DOS: Se aplica un interés en cada préstamo, pero no hay dinero suficiente en el mundo para pagarlos todos. Los préstamos sólo crean capital, no intereses, así que ese capital es el único dinero existente. Así que, si toda la deuda acumulada tuviera que ser pagada hoy, no sólo no quedaría ni un céntimo en circulación, sino que se seguiría debiendo una cantidad enorme de dinero que es literalmente imposible devolver… porque no existe.
Todo esto trae 2 consecuencias inevitables: la inflación y la bancarrota.
La inflación es una tendencia histórica de todo país, e inevitable, porque cada vez hace falta más dinero para pagar los intereses, y mantener el sistema funcionando.
La bancarrota es el derrumbe de la deuda.
Le ocurre a una persona, negocio o país, cuando ya no puede pagar los intereses.
La economía de mercado se beneficia de todo ello, porque…
La deuda crea presión.
La deuda crea esclavos asalariados.
Es más probable que alguien endeudado trabaje por menos dinero, que alguien no endeudado.
Somos mercancía barata.
Las empresas prefieren empleados sin exigencias financieras.
Y eso mismo, aplica al caso de un país…
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, representando los intereses de las multinacionales, otorgan grandes préstamos a países con problemas financieros a un interés muy alto, y cuando los países están hasta arriba de deudas, y no pueden pagar, les aplican medidas de austeridad, y las multinacionales se abalanzan con fábricas donde explotar gente y recursos naturales.
Esa es la eficiencia del mercado.
Y, por si fuera poco, los sistemas monetario y de mercado tienen un híbrido, llamado «mercado bursátil«, que, en lugar de producir algo real, sólo se dedica a comprar y vender dinero.
¿Sabes lo que hacen con la deuda?
Pues sí… ¡la comercializan!
Compran y venden deuda para lucrarse.
Desde seguros ante incumplimiento crediticio, y obligaciones sobre el aval de la deuda de los consumidores, a complejos productos derivados que ocultan la deuda de los países, como el chanchullo entre Goldman Sachs y el gobierno de Grecia, que casi hundió la economía europea.
Los mercados bursátiles, como Wall Street, disparan la locura creada por la cadena de valor monetario.
(Habla Max Keiser, analista financiero, autor de «El Informe Keiser»)
Para entender los mercados bursátiles, basta leer un editorial del Wall Street Journal de hace 2 años, titulado «Enseñanzas del Inversor con Daño Cerebral«.
Explicaba que a las personas con un ligero daño cerebral, les va mejor como inversores que a los que tienen un normal funcionamiento cerebral.
¿ Por qué ?
Porque esa persona con ligero daño cerebral no posee empatía.
Esa es la clave.
Si no tienes nada de empatía, te va bien como inversor.
Por eso Wall Street se nutre de gente sin empatía.
Van allí, toman decisiones y comercian sin ningún reparo, sin pararse a pensar, ni ver cómo afecta a su prójimo.
Wall Street se nutre de estos robots.
De esta gente sin alma.
Pero, como tampoco les quieren pagar, ya usan robots de verdad, programas de software para operaciones algorítmicas.
El escándalo de Goldman Sachs y sus operadores automáticos: ponen un ordenador al lado de la Bolsa de Nueva York. Este ordenador de respaldo revisa y lanza todas las órdenes de compraventa, pero, de paso, se queda con unos céntimos…
Estaban todo el día desviando dinero.
¿Cómo si no, pudieron el año pasado estar 30 ó 60 días seguidos sin perder dinero?
¿Cómo si no, pudieron seguir ganando millones cada día?
¡Es estadísticamente imposible!
Yo trabajé en Wall Street, y era una sucesión de sobornos…Los corredores sobornaban a sus gerentes, los gerentes sobornaban a sus jefes regionales de ventas, y éstos sobornaban al jefe nacional.
Se daba por sobreentendido.
La mayor gratificación en navidad, es para el inspector.
El inspector está todo el día sentado, sin hacer nada.
No vigila si se incumple el margen legal de beneficios.
Claro, cuanto mayor es el soborno entregado al inspector, ¡mejor cumples la ley!
¿Cómo se ha podido convertir el fraude en la norma?
No es una excepción.
Es la norma.
Es como el chiste de Woody Allen: “Doctor, mi hermano cree que es una gallina«.
El doctor le dice: «¿Por qué no le mete en un manicomio?»
Y él contesta: «Lo haría, pero necesito los huevos»
Las operaciones fraudulentas de crédito entre bancos, buscando comisiones y gratificaciones, se han convertido en el motor del crecimiento del PIB de la economía de EEUU.
Aunque son operaciones fraudulentas, nunca serán castigadas.
No procesan, generan ni reaseguran nada.
Si escribo «20 mil millones» en una servilleta de bar, y JP Morgan escribe «20 mil millones» en otra servilleta, e intercambiamos las servilletas, acordando pagarnos una comisión del 0’25%, menuda gratificación de navidad obtenemos…
Hacemos un apunte contable, 1 servilleta de 20 mil millones, sin ningún valor real, y cuando el sistema ya no pueda absorber esas servilletas, le pedimos al gobierno que nos rescate financieramente.
Y gracias a Wall Street y al mercado bursátil global, hay, por lo menos, 500 billones de euros de créditos fraudulentos pendientes de pago, llamados «derivados«, llamados a derrumbarse.
Esa cifra supone 10 veces el PIB de todo el planeta.
Hemos visto gobiernos rescatar a empresas y bancos, gracias, aunque sea de risa, a otro préstamo bancario.
Ahora estamos viendo países enteros, siendo rescatados por otros países, a través de bancos internacionales.
Pero, ¿cómo rescatas a todo un planeta?
Todos los países ya están asfixiados por las deudas.
Estamos en otra espiral de quiebras de deudas nacionales, a tenor del puro cálculo matemático.
En EEUU, sería preciso elevar un 60% el impuesto de la renta sólo para pagar los intereses que vencen a medio plazo.
Los economistas pronostican que, en pocas décadas, el 60% de los países del planeta estarán en bancarrota.
O sea, a ver si lo entiendo.
El mundo va hacia la bancarrota, con lo que diablos eso signifique, debido a ese concepto llamado «deuda«, que ni siquiera es real, que sólo forma parte de un juego que hemos inventado… pero que compromete el bienestar de miles de millones de personas.
Despidos masivos, favelas, pobreza extrema, imposición de medidas de austeridad, cierre de escuelas, hambre infantil… y otras privaciones para las familias, y todo, por causa de esta farsa inventada…
¡¿ Qué somos, unos malditos idiotas ?!
– ¡Hola!… ¡ Marte, amigo !… ¿ Una ayuda para un hermano, eh?
– Madura, chico.
– ¡Saturno!… ¿Qué pasa, hermano?… ¿Recuerdas aquella nebulosa tan sexy que te presenté?
– Oye, mira, Tierra… Ya estamos cansados de ti. Todo lo que se te dió, lo has despilfarrado. Tienes recursos más que suficientes, y tú lo sabes… ¿Por qué no maduras, y eres más responsable, a ver?… Haces desdichada a tu madre… Estás sola, sabes…
– Ya, bueno…
[Salud Pública]
Esta máquina de despilfarrar, llamada «economía de mercado«, más la máquina de hacer deuda, llamada «sistema monetario«, conforman el modelo económico globalizado actual, y todo este sistema, provoca una cosa…
Desigualdad.
Se favorece la tendencia al monopolio y a concentrar poder en un puñado de empresas que dominan al resto, por su dinero, no por su utilidad, y se premia con incentivos de
200 millones de euros al año a los gestores de fondos de riesgo bursátiles, aunque no hacen realmente nada útil.
Mientras, un científico que busca ayudar a la humanidad investigando la cura para alguna enfermedad, gana 45 mil euros al año, si tiene mucha suerte.
El sistema monetario promueve la división en clases.
Por ejemplo: si tengo 1 millón de sobra, y lo pongo a plazo fijo al 4%, ganaré 40.000 al año.
Sin efecto social real alguno.
Pero, si soy de clase baja, y tengo que pedir un préstamo para comprar mi coche o casa, los intereses que pague serán en realidad, para pagar el 4% del depósito del millonario.
Este robo a los pobres para pagar a los ricos, es la base del sistema monetario, y podría definirse como “clasismo estructural”.
Por supuesto, históricamente, la estratificación social siempre ha sido considerada injusta, pero ahora es aceptada, de forma general, siendo el 1% de la población dueña del 40% de la riqueza del planeta.
Pero, además de la injusticia material, la desigualdad esconde algo más…
El increíble deterioro de la salud pública.
Es chocante el contraste entre el éxito material, con niveles de riqueza sin precedentes, y el fracaso social general.
Si ves las tasas de abuso de drogas, violencia, autolesiones en niños, o enfermedades mentales, es claro que algo va muy mal en nuestras sociedades.
Los datos confirman lo que la gente ha dicho durante muchos cientos de años: que la desigualdad genera discordia y erosión social.
Y eso es más cierto de lo que cabría imaginarse.
La desigualdad ejerce poderosos efectos psicológicos y sociales.
Así surgen los complejos de superioridad e inferioridad.
Causa enfrentamiento.
Surgen la falta de respeto, y que haya personas que se sientan menospreciadas.
Por eso, en las sociedades más desiguales, hay más violencia.
A menudo, la violencia se dispara por un sentimiento de menosprecio, y de falta de respeto hacia las personas.
En resumen, la mejor premisa para evitar la violencia, es la «igualdad«.
El factor que más afecta a la tasa de violencia, es el grado de igualdad o de desigualdad de una sociedad.
Se trata de una aberración social general.
No es que vayan mal sólo una o dos cosas…
Según aumenta la desigualdad, todo va a peor: la delincuencia, la salud, las enfermedades mentales…
Así, en lo que respecta a la salud pública, nunca jamás cometas el error de ser pobre.
O de nacer pobre.
Tu salud lo pagará muy caro, conforme a la «curva socioeconómica de la salud«.
A medida que se bajan escalones sociales, hablando en términos de estatus socioeconómico, la salud empeora, se sufren muchas enfermedades, la esperanza de vida disminuye, la tasa de mortalidad infantil aumenta… Y así con todo.
Interpretar esa curva trajo polémica.
Para algunos era obvio: el enfermo es menos productivo, y por eso, la salud origina las diferencias socioeconómicas.
Pero no es así, para nada.
Es al revés: viendo el status socioeconómico de un niño de 10 años, se puede predecir cómo será su salud décadas después.
Nivel social implica salud.
Para otros, lo obvio era: los pobres no van al médico, porque no pueden pagarlo.
Pero el problema no es la cobertura médica, porque los países con asistencia médica universal y seguridad social estatal, también sufren la misma curva.
Otra interpretación obvia era: cuanto más pobre eres, más probable es que fumes, bebas y lleves un estilo de vida poco sano.
Sí, influye, pero estudios en profundidad muestran que así sólo se explica un tercio de los casos.
Entonces, ¿qué es?
Es… el ESTRÉS de la pobreza.
De Bill Gates, para abajo, cuanto más pobres eres, peor es tu salud.
Pero con un matiz importante.
La salud empeora, no por ser pobre, sino por sentirse pobre.
Se debe a la gran influencia del estrés crónico en la salud.
El mayor estrés humano se debe a la mala calidad de las relaciones sociales.
Y lo que más reduce la calidad de las relaciones sociales, es la estratificación socioeconómica de la sociedad.
La ciencia ha demostrado que, independientemente de la riqueza material, el estrés por vivir en una sociedad estratificada provoca grandes problemas de salud pública, y cuanto mayor la desigualdad, peores son los problemas.
– Esperanza de Vida: Mayor en los países más igualitarios.
– Abuso de Drogas: Menos en los países más igualitarios.
– Enfermedad Mental: Menos en los países más igualitarios.
– Capital Social, definido como la capacidad de las personas para confiar en los demás: por supuesto, Mayor en los países más igualitarios.
– Resultados Educativos: Mejores en los países más igualitarios.
– Tasa de Homicidios: Menos en los países más igualitarios.
– Delincuencia y Reclusión: Menos en los más igualitarios.
Y la lista sigue, y sigue…
Hay menos Mortalidad Infantil, Obesidad y Madres Adolescentes en los países con más igualdad.
Otro también muy interesante…
Innovación: es Mayor en los países con más igualdad… rebatiendo la extendida idea de que una sociedad competitiva y estratificada es más creativa e inventora.
Además, el estudio «WhiteHall Study«, del Reino Unido, confirmó que hay más enfermedad y mortalidad cuando más abajo se está en la escalera socioeconómica.
Por ejemplo, se encontró que los peldaños más bajos de la jerarquía social, tenían 4 veces más mortalidad por enfermedades cardíacas, que los peldaños más altos.
Y esto es así, al margen del coste del servicio de salud.
Cuanto peor sea el estatus financiero de una persona, peor será su salud.
Este fenómeno es reflejo del “estrés psico-social”, y explica las aberraciones que asolan la sociedad actual.
¿Su causa?
El sistema monetario de mercado.
Ese es el mayor destructor de la ecología, el mayor causante de desperdicio, agotamiento y contaminación, el mayor generador de violencia, guerra, crimen, pobreza, maltrato humano y animal… el mayor generador de neurosis sociales y personales, desórdenes mentales, depresión, ansiedad…
Y además, la mayor fuente de parálisis social, que nos impide migrar hacia nuevas soluciones de salud personal, sostenibilidad global y progreso en este planeta.
No es la corrupción de este o aquel gobierno, o ley… No es esta o aquella empresa, ni este o aquel banco… no es un trastorno de la naturaleza humana… y no se trata de un oscuro secreto que controla el mundo.
Sólo es… este sistema socio-económico, ni más ni menos.
«La economía de mercado fomenta la escasez, a una escala sin precedentes, oranizando la producción y la distribución según el comportamiento de los precios, de forma que todos los recursos vitales dependen de la acumulación y el gasto. La escasez es la base de toda la actividad económica «.
(Marshall Sahlins, antropólogo)
«La codicia y la competencia no son fruto de una naturaleza humana inmutable. De hecho, la codicia y el miedo a la escasez, son continuamente creados y amplificados como consecuencia directa de la cantidad de dinero que estamos utilizando. Podemos producir alimentos más que suficientes para alimentar a todo el mundo, pero claramente no es suficiente dinero para pagar por todo. La escasez está en nuestras monedas nacionales. De hecho, el trabajo de los bancos centrales es crear y mantener esa escasez. La consecuencia directa es que tenemos que luchar entre nosotros, con el fin de sobrevivir.»
(Bernard Lietaer, economista)