Posts Tagged ‘energías no-renovables

28
Abr
14

Antropoceno 3

Las manos van al pan



¿Podemos hacer algo a nivel individual?



Sí.


Se podría pensar que la acción de un consumidor poco o nada puede hacer ante un problema tan grande y global como el cambio climático.


Sin embargo, un pequeño gesto realizado a diario por millones de consumidores puede tener un efecto considerable.


Una sola bombilla puede parecer insignificante, pero si todos los consumidores del mundo sustituyeran las bombillas incandescentes por las de bajo consumo, la reducción del consumo mundial de electricidad permitiría el cierre de más de 270 centrales eléctricas de carbón de 500 megavatios.


Hay más de 100 posibles acciones cotidianas.


Unas son fáciles:


• No dejes el coche en marcha si estás parado
• Mantén una correcta presión de los neumáticos
• Reemplaza los filtros de aire del vehículo con más frecuencia
• Apaga los electrodomésticos, evitando dejarlos en stand-by.
• Utiliza bombillas de bajo consumo
• Repara las juntas exteriores
• Si dispones de calefacción, ajusta el termostato en invierno y en verano.
• Baja 2ºC la temperatura del agua caliente
• Cierra el grifo al lavarte los dientes o afeitarte
• Dúchate en vez de bañarte
• Si el agua del grifo es de buena calidad, no consumas agua embotellada
• Cocina con ollas a presión
• Compra electrodomésticos de bajo consumo energético
• Compra productos locales y de temporada.
• Compra cerca de tu casa
• Compra a granel cuando te sea posible; tú decides cuanto necesitas: evita embalajes innecesarios
• Reutiliza las bolsas
Rechaza de plano los alimentos presentados en bandejas de corcho blanco.
• Compra botellas de vidrio reutilizables, en lugar de «botes» de bebida
• Recicla lo más posible
• Pide que no te envíen más facturas ni folletos en papel
Evita dejar enchufados cargadores, transformadores y aparatos (como los ordenadores)


Tierramar


Otras, demandan algo más de voluntad:


• Utiliza un transporte limpio, compartido y/o público.
• Planta un árbol. Un solo árbol absorbe una tonelada de CO2 durante su vida. Eso sí, que el árbol sea de una especie adaptada y sostenible.
• Haz un uso responsable del agua: instala cisternas de doble carga para inodoro (y no lo uses como cubo de basura); usa la lavadora y el lavaplatos/lavavajillas solamente cuando estén llenos; mancha un sólo vaso para el consumo de agua diario… Por cada grado que se eleve la temperatura del planeta, disminuirá, al menos, un 20% su disponibilidad.
• Reduce el consumo de carne. Su producción es responsable de, al menos, un 18% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero… ¿Qué tal un «Lunes sin carne«?
• Evita los alimentos enlatados, especialmente con especies en peligro de extinción, como la sardina o el atún.
• Instala sensores para encender la luz automáticamente, e interruptor manual para desconectarla, al menos, en las escaleras y zonas comunes de tu edificio.
• En lugar de viajar, intenta reunirte por audio o videoconferencia.




Stop Co2


Y, aparte de todo lo anterior, puedes conseguir mucho más.


Basta con que influyas en los que te gobiernan.


Vigila que se gasten tu dinero en proyectos eficientes y de futuro.


Reprende ocurrencias políticas como la de destinar a la lucha contra el cambio climático cantidades tan exiguas como una décima parte del gasto en armamento«. No apoyes esas «bienintencionadas» declaraciones de intenciones.


Exige a tu gobierno que se lea y se comprometa con las 102 páginas de medidas que ha publicado el IPCC para los sectores de la construcción, el transporte, la industria, energético, agrícola, tratamiento de desechos sólidos y de aguas residuales


Pide también planes concretos para detener y revertir la deforestación, que es la mayor fuente emisora de CO2, tras la quema de combustibles fósiles.




Reciclables


Que un envase sea «reciclable» sólo significa que «podría ser reciclado»… no que lo vaya a ser. La realidad es que sólo se recupera entre el 1% y el 15% de lo reciclable… Hablamos de vidrios, plásticos, papel, envases, pilas, aparatos electrónicos, medicamentos


Y, con mucho, lo peor que se puede hacer, es incinerarlos.


Pide sistemas de depósito, devolución y retorno.




Fugas huidizas




Advierte de cualquier fuga de agua, y demanda que se reparen las pérdidas en la red de distribución, que pueden suponer un 25% del volumen en el recorrido hasta los grifos domésticos.




A gotas




No apoyes las «falsas soluciones» contra el cambio climático: la captura y secuestro de carbono (CAC, o CCS en inglés, como ya vimos), la energía nuclear, las plantaciones comerciales de monocultivos forestales utilizando agroquímicos contaminantes…


Las fuentes renovables no producen residuos tóxicos o radiactivos.


Ya hay 7 tecnologías diferentes para generar electricidad de forma renovable: solar fotovoltaica, solar térmica de concentración, eólica terrestre y marina, geotérmica, bioenergía, hidro-eléctricidad y oceánica.


Conectadas a una red eléctrica eficiente (lo suficientemente dispersa), son fuentes «permanentes«: siempre hay viento o sol en alguna parte.


Además, los sistemas renovables modernos contemplan métodos para almacenar la energía.


Por tanto, no hay excusa… Aplica:

• Demandar una planificación energética integrada
• Abogar por la eliminación de todas las subvenciones a los combustibles fósiles y a la energía nuclear (cuyo cierre ha de ser progresivo pero urgente)
• Desincentivar la tentación de invertir en nuevas centrales térmicas
• Apoyar nuevos y ambiciosos objetivos de reducción de emisiones




Desiertech




Cualquier control del suministro de energía ejercido centralizadamente por unos pocos, se convertirá en otra fuente de poder despótico y control dictatorial: en nuevos oligopolios.


Sin un acceso descentralizado y libre a los recursos y a sus tecnologías de explotación, es fácil perpetuar una tiranía con el mínimo esfuerzo, tal como predecía la Teoría Hidráulica de Karl Wittfogel, referida originalmente al control del agua para el riego, y extensible al resto de recursos naturales.


Así, un ejemplo altamente cuestionable, como ya vimos, es el proyecto DESERTEC, patrocinado por la UE y el Club de Roma, pese a estar basado en energía solar.




Ley Virus


Presta atención a repentinas leyes, supuestamente ecológicas, que, en realidad, se diseñan a la medida de ciertos intereses muy determinados… Esas, estilo «Ley Virus«, que autorizan la construcción de viviendas en suelo rural no urbanizable, para convertirlo en viviendas, palacetes, hoteles y urbanizaciones de lujo… si eres un gran propietario de terreno… Leyes para que las grandes fortunas legalicen sus cortijitos, creen otros nuevos, e inflen nuevas burbujas inmobiliarias lucrándose a costa del medio ambiente y el patrimonio de todos.




Pescando basura


El cambio climático es uno de los efectos de la acción del ser humano.


Pero hay muchos más, y se retroalimentan entre ellos.


De hecho, la contaminación en China parece aumentar la virulencia de los ciclones en el Océano Pacífico.


Reconocemos la creciente necesidad de dar más prioridad a problemas medioambientales, como la contaminación del aire (77% en las encuestas) y del agua (75%), al uso de pesticidas, al desperdicio de envases y plásticos, y a la escasez de agua.


No es para menos.


Grandes manchas de basura en el mar


Televisores, frigoríficos, lámparas


Casi todo lo que hay en un centro comercial… Podemos encontrarlo flotando en mitad del océano.


Y las corrientes marinas están transportando esta basura por todo el mundo.


Así, la Gran Mancha de Basura del Pacífico ya ocupa 1.400.000 km².


A su vez, la Gran Mancha de Basura Plástica del Atlántico Norte mide cientos de kilómetros de largo, con una densidad de 200.000 fragmentos de basura flotante por kilómetro cuadrado… Estacionalmente, cambia de posición hasta 1600 km de norte a sur, y se desplaza aún más lejos durante el fenómeno climático de El Niño.




Arde la bola




Son todos efectos de un sistema productivo insostenible.


Y, aunque no funciona, el neoliberalismo sigue desbocado.


Además de no ser valorado como productor, tendrás que darte a valer también como consumidor.


Es absurdo que nos induzcan a comprar todas y cada uno de los objetos del mundo, a cualquier precio, pudiendo tener a nuestro alcance «bibliotecas» para compartirlos, a un precio bajo, dentro de una economía orientada a los recursos.


Se fomenta que cada uno se construya su tramo de carretera, su tramo de saneamiento, su escuela, su hospital, su automóvil…


Que cada uno tenga su planeta.


Ya.


Por muy ridícula que pueda sonar… Esa es la idea neoliberal.


Mundos para-lelos, separados por vallas y protegidos con guardias, perros y cámaras.


Afortunadamente, hay otras visiones, y existen la tecnología y los medios para llevarlas a cabo.






(Continuará)

28
Mar
14

Antropoceno 2

Coliticos



¿Podemos confiar en que los gobiernos reduzcan el CO2?



No.


Desde luego, no al ritmo que sería deseable para minimizar el cambio climático y sus consecuencias sobre los hábitats humanos.


Ya existen tecnologías eficientes, en términos de Coste/Beneficio, para disminuir las emisiones.


Sin embargo, la mayor parte de las inversiones se dirigen hacia el descubrimiento y desarrollo de más recursos fósiles, convencionales o no.


Un estudio de Greenpeace demuestra que el 98% de créditos del Banco Mundial (BM) van a proyectos que agravan el calentamiento del planeta.


En lugar de contemplar el problema desde una perspectiva global y responsable a medio plazo, los gobiernos, hasta ahora, abanderan intereses locales, materialistas y efímeros.


Ponen barreras institucionales, dan incentivos inadecuados, favorecen los intereses creados, evitan crear agencias reguladoras efectivas, y dan información inexacta, sesgada o falsa.




Emisiones de CO2 desde 1980




Los países que más CO2 emiten, EEUU y China, no se han comprometido a ninguna reducción en base al Protocolo de Kioto.


Tampoco se han comprometido otros países que han registrado un rápido desarrollo, como India, Brasil, Indonesia o Vietnam… Y, al no estar obligados a reducir sus emisiones, se han convertido en los destinos perfectos donde los países desarrollados externalizan sus operaciones industriales.


Gran Bretaña, Francia y Alemania pueden presumir de que sus economías se han vuelto «más ecológicas», pero, en realidad, el trabajo sucio lo están haciendo por ellos los países en desarrollo, que de paso emiten más gases de efecto invernadero de los que es capaz de reducir Europa.


De forma que China, EEUU e India, sin ataduras, suman prácticamente el 50% de las emisiones de CO2 a la atmósfera.


Es más: gracias a una filtración, sabemos que EEUU, que alberga al 4% de la población mundial pero emite el 25% del CO2, llevó en su agenda para la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP19) de 2013 celebrada en Varsovia, los objetivos de:
«Minimizar la importancia de los daños y pérdidas del calentamiento global, promover los intereses privados en el Fondo Verde para el Clima [un instrumento para financiar a las empresas multinacionales], y retrasar los plazos para reducir las emisiones«.




COP 19 Compromiso 0




Es fácil adivinar que la cumbre COP19 terminó en otro sonoro fracaso de la lucha contra el cambio climático para la transición hacia un futuro sostenible.


Por ello, organizaciones y movimientos como Greenpeace, OXFAM, CSI, ACTIONAID, AMIGOS DE LA TIERRA y WWF decidieron retirar a sus delegaciones del evento.


Europa lidera las intenciones de reducción de emisiones de CO2 en el mundo, en efecto… al estilo neoliberal.


Y han creado un mercado bursátil de «Bonos de CO2«, asignando cuotas de CO2 a las empresas. Si una empresa no agota su cuota, puede vender ese sobrante a las empresas que sí rebasaron el cupo que les fue asignado.


Al amparo de este esquema de asignación de cuotas, el Sistema Europeo de transacciones de Emisiones (ETS) se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos en materia de especulación financiera.


Casi todos los Bancos europeos importantes, y la mayoría de las grandes corporaciones multinacionales de la Unión Europea (UE), están involucrados en esta especulación con «Bonos de CO2«, también llamados «Derechos de Emisión«.


Por eso, no sorprende que la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (AICE; en inglés, IETA), el principal lobby de los especuladores del mercado mundial de «Bonos de CO2«, haya sido uno de los organismos con mayor presencia en todas las conferencias sobre el clima.




Bobos de carbobo




En 2003, se compraron y vendieron bonos que sumaron 78 millones de toneladas de CO2; en 2005, aumentó a 799 millones de toneladas, con un valor de 9401 millones de euros, y en 2006 se comercializaron 1600 millones de toneladas por 22500 millones de euros.


Los países europeos dominaron este mercado del CO2 con el 86% de las compras.


Y eso que es falso el postulado que lo sostiene, porque las reducciones de emisiones no son equivalentes, y no se pueden intercambiar los derechos a emitir gases invernadero entre agentes tan diferentes como una planta termoeléctrica, una siderúrgica o una granja de cerdos.


Por lo tanto, las reducciones de emisiones correspondientes no pueden ser iguales, ni desde el punto de vista de equidad, ni desde el punto de vista tecnológico.


La UE, nacida de un núcleo de países con intereses en el carbón y el acero (CECA) anuncia que abanderará la «lucha» contra el cambio climático… sólo si «es razonable«.


«Razonable»… para la patronal europea BusinessEurope, que ya ha afirmado que un recorte del 40% en las emisiones de CO2 para el año 2030 sería excesivo, porque el resto de socios internacionales de la UE no están haciendo esfuerzos «comparables».


Por cierto… Las organizaciones ecologistas creen que ese objetivo del 40% ni siquiera es lo suficientemente ambicioso como para frenar el cambio climático.




Incómodo CO2 Cómodos impuestos




Otro problema de fondo en la lucha contra el calentamiento global causado por la acción humana, es la tentación de utilizar a los concienciados para convertirlos en «tontos útiles» al servicio del poder político y económico.


Todos sabemos que a medio plazo el petróleo se acaba, y con él, la principal fuente de energía de nuestra civilización. Hay que cambiar de combustible y de tecnología, y eso… cuesta dinero.


¿Qué hacer?… Fácil. Si convencemos a los suficientes millones de personas de que son culpables de la destrucción del planeta, serán éstos quienes cargarán con el coste del cambio tecnológico.


Y ya está en marcha.




GCF al rescate




Así es como se ha creado el Fondo Verde para el Clima (FVC, en inglés GCF), al que los países han de aportar dinero.


Una vez conseguido, buena parte del FVC se destinará a aplicar las tecnologías de almacenamiento geológico del CO2 («captura de carbono», algo similar al sísmico Proyecto Castor de gas), una tecnología ineficiente que luego analizaremos, pero que propicia la corrupción de gobernantes de países en desarrollo: por un poco de dinero, permiten que sus territorios y compatriotas carguen con el CO2.


El turismo del desecho ya tiene precedentes. Por ejemplo: en 2011, la asolada y maltratada Haití recibió los restos de la incineración de la basura de todo un año de la ciudad de Los Ángeles (California, EEUU), a cambio de “ayuda monetaria y humanitaria” tras el terremoto que sacudió este país caribeño.




CO2mentera




Como buen mercado, el mercado del CO2 es un negocio para las fábricas, y una ruina para el Estado.


En España, por ejemplo, entre 2008 y 2012, ha resultado un enorme negocio para la industria «pesada»: cementeras, azulejeras, ladrilleras, etc.


Como han funcionado a medio gas por la crisis, han vendido sus derechos de emisión de CO2 no usados por 1279 millones de euros.


No parece se haya destinado para mantener a sus plantillas fuera del paro.


Mientras, en el mismo periodo, el gobierno español debe compensar el exceso de emisiones de los ciudadanos (que se ve son los «culpables»), destinando 1250 millones a comprar Derechos de CO2 en el extranjero.


Una vez más, se aplica la regla de oro del capitalismo neoliberal: «privatizar las ganancias y socializar las pérdidas«.


No sorprende que, en 2009, de los 144000 millones de dólares que se destinaron a los mercados de
carbono, sólo el 0,2% se dirigiese a proyectos concretos… El grueso se destinó a gastos de intermediación, consultorías, estudios, inversiones estilo “compra con vocación ambiental de tierras”…


Estas cifras encajan con la estrategia de presión de los lobbies que actúan en representación de las multinacionales implicadas.




Emisiones mundiales de CO2 en 2010 por sectores de producción




Por ejemplo.


El transporte marítimo mueve el 80% del volumen, y un 70% del valor del comercio mundial.


A su vez, la aviación civil soporta el 8% de la actividad económica internacional y, con sólo un 0,5% del volumen, mueve más del 25% del valor del comercio mundial.


El Protocolo de Kioto permite, gracias a la redacción de su Artículo 2.2, que ninguna nación se vea obligada, de forma individual, a reducir ninguna de sus emisiones en los sectores del transporte marítimo y la aviación civil.


Las propuestas de reducción no prosperaron por ir en contra de los intereses de las navieras, las compañías aéreas, el sector turístico, el comercio


Sólo hubo acuerdo para implantar un impuesto internacional… que se aplica al pasajero aéreo.




Emisiones mundiales del transporte


No se quiso poner en peligro el lucro global de estas actividades, cuyo coste medioambiental podría reducirse con alternativas de consumo locales o más cercanas.


Y estos 2 sectores, transporte marítimo y aéreo, sólo son responsables del 5% de las emisiones de CO2 mundiales.


Así que es fácil suponer la presión que ejercerán los lobbies de las industrias petrolera, nuclear, agrícola y forestal, para evitar que se acuerden medidas de reducción de sus emisiones, que son las mayoritarias.




Coches futuros




En cuanto a la responsabilidad de los países, y asumiendo un trato igualitario, los estados en vías de desarrollo se niegan a adoptar medidas al mismo nivel que los países desarrollados.


El futuro, a medio plazo, se juega en Asia.


En 2030, la flota de automóviles de China habrá superado a la de EEUU (que, a su vez, se habrá incrementado en un 60%), y en 2050, China tendrá casi tantos coches como todo el mundo tiene en la actualidad. E India «avanzará» también con una flota de 367 millones, 45 veces el número en sus carreteras congestionadas hoy.


El número de automóviles en todo el mundo crecerá desde los 600 millones de 2005 a unos 2900 millones en 2050.


Más aceromás carbón.


Muchos de esos vehículos serán de bajo precio (‘low-cost’), con lo que su consumo de petróleo no será «muy refinado«.


Quizá, en este contexto, el previsible consiguiente aumento del precio del petróleo actúe como paulatino efecto disuasorio.




Volutas polutas




Pero, entretanto, da miedo pensar en la polución del aire.


O en el terreno que se ganará para construir carreteras y autopistas a costa de la agricultura tradicional.


O, incluso, en coches eléctricos recargados con energía procedentes de carbón «limpio», de centrales nucleares y de otras fuentes no-renovables.




CACa




En paralelo, oiremos hablar de «soluciones» tecnológicas que no son efectivas, pero sobre las que nos desinformarán para hacernos creer que lo son… o que lo pueden ser pronto.


Por ejemplo, la captura y almacenamiento de CO2 (CAC, en inglés CCS).


Se anuncia como un método práctico y de bajo coste que ya está casi listo para reducir las emisiones de CO2 de las centrales eléctricas.


Sin embargo, la mayoría de sus ensayos y proyectos piloto ya se han abandonado en (casi) todo el mundo.


¿Por qué?


Porque estos «prometedores» sistemas CAC consumen energía, lo que obliga a gastar más combustible, y por tanto, deviene en mayores emisiones de CO2 … En efecto: así, no tiene sentido aplicarlos.


Pero es útil divulgar su supuesta bondad: beneficia a quien lo va a desarrollar, y a quien podrá seguir emitiendo CO2 dando por sentado que en algún momento se conseguirá hacerlo viable.




CEO-dos




Ni el cambio climático es reversible… ni nos va a esperar.


Hay soluciones tecnológicas limpias, ya disponibles. Implementarlas, sólo requiere voluntad política.


Cabe pensar, parafraseando a Eduardo Galeano, que «si la naturaleza fuera un banco, ya la habrían salvado«.






(Continuará)






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