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29
Mar
15

Virtualidades 9

Kuato Tekiero


Mientras huyen hacia adelante, las hembras humanas, como género, siguen atrapadas bajo el lema de «Todo por la Prole«.


El antropólogo Robert Trivers definió esa relación como un «vínculo cruel«.


Si las mujeres dejan de ser altruistas, la especie se acaba. En cambio, los machos pueden copular para, a continuación, huir.


Richard Dawkins, autor de «El gen egoísta«, lo resume con una sencilla frase: «El sexo femenino es explotado».




Kitokaka Asako


Hasta el punto de que, estando la educación, en especial, la infantil, en manos de tantas mujeres, se siga modelando una sociedad masculinizada de la que las propias mujeres querrían librarse.


Japón es, simplemente, otro mal país para ser mujer.


Como todos.


Memiro Teveo


No hay apenas incentivos para tener hijos.


Ya vimos que las personas tienden a tener más hijos, no por un impulso irresistible, sino porque, bajo sus circunstancias, maximizar la descendencia les posibilitará incrementar su bienestar biopsicológico.


Y que, cuando incrementan su bienestar biopsicológico teniendo menos, tienen menos.


Dentro del concepto «más bienestar biopsicológico«, entran más sexo, ocio, comida, riqueza, aliados, apoyo en la vejez… Beneficios que aumentan la calidad de vida.


Por eso, pedirle más hijos a los japoneses, y, especialmente, a las japonesas, no es nada fácil… No se concibe.




Tasas de nacimiento y muerte en Japón




Desde luego, si la reproducción dependiera únicamente de lo que contribuyen los recién nacidos a satisfacer las necesidades parentales de aire, agua, alimento, sexo, bienestar corporal y seguridad… las tasas de fecundidad de Japón y del resto de países industrializados ya habrían descendido a cero.


Hay un bienestar biopsicológico adicional.




New kids on the blog




Los hijos satisfacen extraordinariamente bien la necesidad de tener relaciones que sean íntimas, afectuosas y emotivas con seres que les presten apoyo y atención, que sean dignos de su confianza y que aprueben su conducta.


Eso dispara hormonas de satisfacción.


Está científicamente demostrado que dar y recibir achuchones ayuda al cuerpo a producir oxitocina, una hormona natural también presente en el actividad sexual, que calma el sistema nervioso y estimula las emociones positivas.




Memezo Sinbazo




A falta de otras incentivos, podríamos necesitar hijos por el mero hecho de que necesitamos amor.


Una motivación que, por tanto, no es altruista.


De hecho, la motivación para tener hijos puede que no sea, ni siquiera, encomiable


Hijos, como sueños de posteridad.
Como bien de consumo.
Como sacrificio de sangre para ser aceptados socialmente.
Como reto al reloj biológico.
Como juego de rol de paternidad.
Como argamasa para solidificar una relación.
Como complacencia hacia los antecesores.
Como un seguro que habrá de ser posteriormente reembolsado.
Como una reparación.
Como un acto egoísta.
Como una venganza.
Como una expiación de culpa.


Todas, presiones. Ninguna, encomiable ni digna de elogio.


Los pro-natalidad no parecen ser conscientes de ello; y eso que, curiosamente, los hijos sólo vienen a servirles de medio para conseguir un fin tampoco digno de elogio: depositar en ellos la que quizá sea su única esperanza. Aunque sea ideológiconómica.




Nicasa Nicosa




El santuario familiar es un templo frágil.


Las promesas de achuchones, abrazos, besos, chupeteos, sonrisas y agradecimiento como recompensa a la paternidad, no nos gobiernan.


Es más: a posteriori, como en todos los demás tipos de intercambio, la mera expectativa de un rendimiento futuro no vale para sostener indefinidamente el vínculo paterno-filial.




Kimono Noakato


Así que, si eres mujer, y te tratan, en suma, como a una esclava alejada del poder económico, político, eclesiástico y hasta culinario, te deben dar ganas de hacer huelga indefinida de partos caídos.


Cero nacimientos ante tan pocos miramientos.


Aún si te maldicen, y a riesgo de que te penalicen.




Prohibition of passing without stopping - Children




Por el permanente temporal, carretera cortada del dormitorio al paritorio.


Fin del viaje.


Que dé a luz Rita la Cantaora.


O el ministro japonés de Sanidad, que se refirió a las mujeres como «máquinas de hacer bebés«.




Mekito Laliga




Si quieren gestación sustitutoria… que pidan voluntarias, o que funden una orden religiosa.




Mikasko Mikasa




Si quieren «partos en cadena«… que fabriquen robots.


Anti-huelga «a la japonesa«.


Una huelga de partos caídos.


Posiblemente, ya en marcha, de forma encubierta.


Temiro Meveo




Aparte de los agravios e injusticias conyugales, laborales y culturales, habría, por lo menos, 8 razones para no tener hijos: por propio interés, por secuelas físicas, por equilibrio emocional, por economía, por logística, por previsión social, por identidad




Tokio Tokao




E, incluso, por el medio ambiente.


Se empieza a difundir en los medios que nada produce tanto CO2 como un «humano del mundo industrializado»: aproximadamente, 515 toneladas de CO2 durante su vida… Como 40 camiones.


Que tener un hijo es medioambientalmente equivalente a realizar casi 6500 vuelos a París; que una persona podría volar 90 veces al año, ida y vuelta, casi cada semana de una vida… y esto no tendría tanto impacto en el planeta como un nacimiento.


Que se emplea una cantidad indecente de pesticidas, detergentes, plásticos y combustibles nucleares para mantenerle caliente.


Que se cita el informe de la petrolera BP haciendo público que:

«En 2050, se acabará la pesca en los caladeros; en 2080, se acabará el gas; en 2090, se acabará el petróleo«.


Que, así, dar a luz viene a ser un acto egoísta, incluso brutal, porque condena a otros al sufrimiento.




Muñecas embarazadas del siglo XIX




Con una huelga de partos caídos, las mujeres estarían alumbrando algo más que su propia libertad.


Una forma veraz de reivindicar que la violencia machista social sólo desaparecerá cuando la mujer deje de ser considerada como ciudadana de segunda, y el hombre como el amo y cabeza de familia que la fecunda.


En medio de un follaje espinoso e infructuoso, cuya raíz nadie quiere ver, ellas habrían plantado cara.


Una huelga de partos caídos, como fecundo génesis.


¿Utopía lutópica, o lutopía distópica?




(Continuará)



30
Nov
14

Virtualidades 5

Tekito Lagusa




No es que Japón se haya hecho abstinente, o se le haya pasado el arroz de repente.


El sexo figura, junto al hambre, entre las principales motivaciones de la acción humana, y es una fuerza importante de la evolución cultural.


Al igual que el hambre, el sexo conjuga, a la vez, pulsión y apetito.


Los efectos perniciosos de una privación sexual prolongada no son tan graves como los de un ayuno prolongado, pero, caso de no haber penuria alimenticia, el sexo se impone como deseo.


Es un hecho que los humanos bien alimentados no tienen problema en demorar los placeres de la mesa por los del lecho.


Su carencia se convierte en otra forma de «pasar hambre«.




Asako Tekomo




Los desvelos parentales, las iras conyugales, los espionajes policiales y los mandamientos eclesiales podrán desalentar o desviar el comportamiento apareatorio humano, pero nunca extinguir completamente la pulsión y el apetito de placer y alivio sexuales.


Es un instinto básico.


No como la guerra.


Come amor. Que es mejor hacer el amor, y no la guerra.


Hay una estrecha semejanza entre la búsqueda del placer sexual y la adicción a las drogas psicotrópicas: las endorfinas generadas son sustancias análogas al opio.


De modo que ni los japoneses ni nadie carece de motivación para hacer el amor.




Culturismo




La selección natural ha apostado porque obtengamos el placer más intenso al estimular los órganos que inician el proceso de la reproducción.


Sin embargo, la evolución cultural ha roto el vínculo que se suponía «natural» entre placer sexual y reproducción.


De hecho, también ha roto el vínculo entre el placer y el acto sexuales… ¿Qué, si no, hacen las drogas y los psicofármacos?




Preservativo prehistórico (Combarelle, Francia)




La desconexión entre el sexo y sus consecuencias reproductoras es muy anterior a la reciente era de técnicas avanzadas en materia de aborto y anticoncepción.


Las parejas de cualquier época pre-industrial recurrían a los efectos anticonceptivos de una lactancia prolongada para espaciar los nacimientos, utilizaban prácticas sexuales no reproductoras como la masturbación, la homosexualidad y el coitus interruptus; practicaban métodos abortivos, y aplicaban a los nacidos métodos indirectos de infanticidio, como dejarles morir de hambre lentamente, descuido físico y psicológico, y «accidentes«.


Japón no ha sido una excepción.




Madera japonesa sobre el aborto




El antropólogo G. William Skinner estudió los registros de nacimientos de dos aldeas japonesas del siglo XIX, y calculó que un tercio de todos los matrimonios mataba a su primer hijo.


A su vez, la historiadora Susan Hanley pudo afirmar que el infanticidio era tan corriente en el Japón premoderno, que se hizo costumbre no felicitar a la familia por el nacimiento de un hijo, hasta saber si iba o no a ser criado… Si la respuesta era negativa, nada se decía; si era afirmativa, se ofrecían las felicitaciones y regalos acostumbrados.


Todo esto sería imposible si el vínculo entre padres e hijos fuera el resultado «natural» del embarazo y el parto.




Nosako Toito




Los padres y madres humanos no están «programados de fábrica«, ni para procrear, ni para hacer todo lo posible por aumentar la esperanza de vida de su descendencia.


No es la selección natural, sino la cultural, la que determina el número de niños que los padres deciden, no ya procrear, sino criar.


Es fundamental comprender el crucial papel que juegan la cultura o el entorno en nuestra conducta; la Biología evolutiva darwiniana juega un papel muy limitado en comparación con las fuerzas de la evolución cultural.




Makina Degenes




La influencia de los genes como mera base biológica de la conducta estaba implícita en los escritos de pioneros del neo-darwinismo en el siglo XX, como R. A. Fisher en la década de los años 30′, W. D. Hamilton y G. C. Williams en la década de los 60′, y en la de los 70′ con John Maynard Smith y Robert Trivers, hasta alumbrarse en la obra de Richard Dawkins.


Su mensaje central es ya ortodoxia en los libros de texto.


Los robots son máquinas que contribuyen a nuestra supervivencia, pero, a una medida y complejidad mayor, los seres vivientes somos máquinas de supervivencia evolutiva para los genes.


Los cerebros pueden ser considerados, en este sentido, análogos a las computadoras: generan información de salida tras procesar la información de entrada y la memoria almacenada… Y tienen la capacidad para simular situaciones y predecir el futuro.


Los genes controlan la síntesis de las proteínas, pero es un proceso lento de manipular el mundo; así que, no pueden modificar el comportamiento diario de los seres vivos de forma directa, pero sí les preparan para ser flexibles y adaptables.


Los genes dan «instrucciones» a sus máquinas de supervivencia, no de manera específica, sino en términos de estrategias generales y trucos válidos para el asunto de vivir.


Eso nos incluye sobremanera.


Haciendo un símil con la programación robótica para jugar al ajedrez: los genes programaron a los robots humanos para aprender a adaptarse a cualquier situación de la partida de la vida.




Notoke Misako




Reproducirse no está determinado genéticamente.


Nada lo está, en el sentido de que algo obligatoriamente ocurrirá sólo por la existencia de uno o varios genes; los genes no se expresan si no se dan unas circunstancias particulares.


Perpetuarse no es obligatorio.




Inversión parental




En realidad, es un problema de bienestar. De coste-beneficio. De salud de los hijos. De procreación futura.


El biólogo Robert Trivers lo definió como un problema de inversión parental, referida al gasto energético y de tiempo por parte de los padres para beneficiar a sus crías a expensas de sus propias expectativas.


Benjamin White mostró que los padres son capaces de criar más niños si ello significa un saldo de beneficios, aunque sean mínimos.




Kampesino Kakato




Los padres de la era industrial actual han olvidado lo útiles que pueden ser los niños en casa.


En otras épocas, en cambio, los adultos sabían que la vida iba a ser extraordinariamente dura si no conseguían criar cierto número de hijos. Se esperaba que los niños se «ganasen su sustento» con pleno sentido material.


En las sociedades agrícolas y pre-industriales, los niños se hacen cargo de la mitad, aproximadamente, de todo el trabajo que realizan los miembros de la unidad doméstica.


Los niños comienzan a realizar faenas domésticas apenas echan a andar… A los 6 años, ayudan a recolectar leña para el fuego y transportan agua para cocinar y lavar; cuidan de sus hermanos menores; plantan, escardan y recogen la cosecha; muelen los cereales; llevan la comida a los adultos en los campos; barren el suelo; hacen recados


A la edad de 12 años, los niños varones, en promedio físicamente más fuertes, empiezan a producir más de lo que consumen.


En la adolescencia, están ya en condiciones de preparar la comida, trabajar a jornada completa en los campos, fabricar recipientes y pucheros, confeccionar esteras y redes, así como cazar, pastorear, pescar, o hacer, aún con menos eficacia, prácticamente todo lo que hacen los adultos.


A los 15, ya han compensado todos los años en que no se autosustentaban.


Como confirmó el antropólogo Marvin Harris, la relación entre el número de hijos y los ingresos ayuda a explicar por qué tantos países subdesarrollados han parecido contrarios al control de la población mediante planificación familiar: donde los beneficios netos de criar hijos exceden los costes, la familia que logre criar más hijos vivirá ligeramente mejor que sus vecinos… aunque disminuya el nivel de vida de la población general.




Yahize Yare




Cuando el modo de vida es, típicamente, la caza, la recolección o la agricultura, al envejecer los padres y abandonarles las fuerzas, los hijos resultan más valiosos.


O, más modernamente, cuando los padres envejecen y no pueden contar con pensiones, pagas, subsidios o asignaciones de beneficencia.


Es decir: cuando sólo pueden contar con sus hijos.




Tusako Telleno




La decisión de criar más o menos descendencia, también se extiende al sexo de la misma.


La preferencia por los hijos varones es mayor donde, por su dureza, el suelo deba desbrozarse mediante un arado manual y una yunta de bestias escasamente dispuestas a cooperar.


Pero, en los arrozales, las operaciones más importantes son el transplante y la escarda; son actividades que las mujeres pueden realizar con idéntica eficacia que los hombres por no depender de la fuerza física, con lo que, en esas regiones, los padres carecen de prejuicios contra la descendencia de sexo femenino, y tienen tantas hijas como hijos.




Kampesinado




La población agraria del Japón fue, en su momento, la más eficaz reguladora del proceso de reproducción de todo el mundo: durante el siglo XIX, los matrimonios campesinos ajustaban matemáticamente el tamaño y la composición sexual de su prole al tamaño y fertilidad de sus tierras.


Además, en Japón aún es popular el dicho de «primero la chica, después el chico«… Intentaban tener primero una hija, para que, como hermana mayor, pudiera ocuparse del varón o varones más pequeños.




Kinota Kisako




Los padres adaptan su inversión procreadora para maximizar la contribución neta de los hijos a su bienestar.


Cuanto más rápido pasen los niños de consumir más de lo que producen, a producir más de lo que consumen, mayor será el número de hijos que los padres tratarán de criar.


La reducción del valor del trabajo infantil en la agricultura o en la industria artesanal, provoca una reducción de la tasa de natalidad.


Y ésta tiende a cero, si al mismo tiempo, se obtiene mejor rendimiento invirtiendo en la cara educación intelectual impuesta por la intensificación de la mecanización y la automatización.


La industrialización elevó los costes de la procreación, pero la posterior transformación de las economías, desde la producción de bienes a la producción de información y servicios, los ha disparado.


Y van a más, en una sociedad de economía virtual.




Tuanime Desanima




Las tasas de éxito reproductor pueden aumentar o disminuir según satisfagan los deseos, necesidades, instintos, límites de tolerancia, vulnerabilidades y demás componentes biopsicológicos conocidos de la naturaleza humana.


Las personas procuran aumentar al máximo su tasa de éxito reproductor, no porque los impulse un deseo irresistible de tener muchos hijos, sino porque, bajo sus circunstancias, contar con una descendencia numerosa permite acceder a más sexo, ocio, comida, riqueza, aliados, apoyo en la vejez u otros beneficios que aumentan la calidad de vida.


Sólo si incrementan ese bienestar biopsicológico, la gente tiene más hijos.


Y, si incrementan su bienestar biopsicológico teniendo menos, tienen menos.




Mizumo Tafrio




Pedirle a los japoneses que tengan más hijos, no va resultar fácil.


Por lo menos… a las japonesas.




(Continuará)



27
Feb
14

Antropoceno 1

El mundo en tus manos


El Grupo o Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, o IPCC por sus siglas en inglés, es una organización internacional creada en 1988 a instancias de la ONU.


Su misión: informar sobre el eventual riesgo de cambio climático provocado por la actividad humana, alterar sobre sus potenciales consecuencias, y definir las posibles opciones para modificar, adaptarse y/o mitigar sus efectos.


El clima ha venido sufriendo modificaciones a lo largo de la historia del planeta, tanto a escala global como regional.


En el contexto actual, «cambio climático» se refiere al cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, al haber modificado la composición de la atmósfera.


A finales de 2013, el IPCC comenzó a liberar su informe de evaluación sobre el cambio climático.


Para estar tan fresco… Está que arde.





¿Existe un cambio climático debido a la actividad humana?



Sí.


Los datos son incontestables.


CO2 en 800000 años


Emisiones CO2 desde 1980


El aumento de la concentración del gas CO2 en la atmósfera, se debe, indiscutiblemente, al ser humano y su modo de producción económico basado en la obtención de energía con la quema de combustibles fósiles.


Sabemos que los humanos son responsables de todo ese aumento sin precedentes del CO2 atmosférico por 2 razones.


Primero, porque la composición del CO2 atmosférico es distinta de la del CO2 liberado en la quema de combustibles fósiles. Los combustibles fósiles son más ricos en átomos ligeros de carbono (C-12), mientras que el CO2 atmosférico de origen natural es más rico en átomos pesados (C-13).


Si el aumento del CO2 se debiera a la quema de combustibles fósiles, entonces la proporción C-13/C-12 del CO2 atmosférico se iría reduciendo…


CO2 vs Carbono-13


Bien: eso es, exactamente, lo observado.


La prueba de la autoría del ser humano yace en que los combustibles fósiles no contienen el isótopo Carbono-14 (C-14), porque se formaron hace millones de años y el Carbono-14 ya ha desaparecido de su composición (su vida media es de 5730 años).


El Carbono-14 de la atmósfera se presenta en una concentración constante: se produce en la estratosfera por acción de los rayos del sol.


Luego, se absorbe por las plantas por la fotosíntesis, y pasa a los animales que se alimentan de ellas. Por eso, las plantas y los animales vivos tienen la misma proporción de C-14 y de C-12 que el CO2 atmosférico.


Con este equilibrio de partida, la reducción de la concentración de C-14 observada en la atmósfera entre los años 1850 y 1954 sólo se puede explicar por la introducción en la atmósfera de CO2 proveniente de la quema de combustibles fósiles.


Carbono 14 atmosférico


A partir de 1954, estas mediciones se enmascaran… porque las pruebas nucleares empezaron a liberar enormes cantidades de C-14.




¿Hay consenso entre los científicos?



Sí.


El 97% de los científicos opina que el calentamiento en el sistema climático es inequívoco y que muchos de los cambios observados desde la década de 1950, no han tenido precedentes en las últimas decenas de milenios.


Los informes del IPCC alertando de la realidad del cambio climático son fruto del consenso científico.


Revisión IPCC


El IPCC lo forman 195 países. Su informe está redactado por 259 autores de 39 países diferentes, representando un amplio abanico de disciplinas. Su trabajo compila miles de artículos que representan el trabajo de muchos miles de científicos de todo el mundo, y que se revisan ​​por parejas. Asimismo, el IPCC admitió comentarios de forma abierta; recibieron, revisaron y contestaron 54677 comentarios de 1089 expertos, incorporando o desechando de forma argumentada cada uno.


Finalmente, consiguieron condensar el informe en 2 páginas escritas en lenguaje asequible que los políticos deberían, en principio, poder leer y entender sin dificultad.


No hay un problema de consenso científico: las pruebas y evidencias son abundantes y conocidas.


Sin embargo, existe una brecha significativa entre la percepción pública y la realidad.


Esto es especialmente sangrante en EEUU, uno de los mayores productores de CO2 del mundo, donde el 57% de sus ciudadanos desconoce o se opone a la opinión científica mayoritaria de que la Tierra se está calentando debido a la actividad humana.


Sin duda, esa discrepancia se debe a las campañas diseñadas para confundir al público sobre el alto grado de acuerdo entre los científicos del clima.


Así, en 1991, la Western Fuels Association financió una campaña de 510000 dólares cuyo objetivo principal era «reposicionar el calentamiento global como teoría (no como hecho)«.


Incomodiverdad


Eso explica que, en EEUU, y tras el éxito del documental «Una verdad incómoda» de Al Gore en 2006, la preocupación por el calentamiento global descendiese un 14% en 2011… Menos de la mitad declara estar inquieto. Y, de la otra mitad, la mayoría piensa que se debe únicamente a un proceso «natural» en el que no ha intervenido el ser humano…


Es difícil abstraerse de preocupaciones tan inmediatas como la estabilidad laboral, la economía, la sanidad, la educación, los derechos humanos… Lo cierto es que, al desaparecer de los medios, el cambio climático parece haber desaparecido también de la conciencia pública.


Las personas reaccionamos basándonos en creencias profundamente arraigadas.


Solemos fiarnos, compartir y apoyar la postura de aquellos con los que nos identificamos y cuya estima buscamos.


Pero, cuando oigamos frases que siembren dudas, del estilo de «La ciencia del clima es poco fiable» o «La energía nuclear es necesaria«… en lo que se refiere al cambio climático, estamos asistiendo a una manipulación, a una cerrazón preconcebida, sesgada, y a menudo interesada, por motivos ideológicos, religiosos y/o económicos.


La evidencia científica es clara, abierta, factual, y amplísimamente aceptada.





¿Cuáles son las consecuencias del cambio climático debido a la actividad humana?





Cambio observado en la temperatura en superficie, 1901-2012


La alta concentración de CO2 en la atmósfera produce un efecto invernadero que afecta directamente a nuestro hábitat vital:




• Aumento de la temperatura media, con persistencia de olas de calor y humedad
• Derretimiento de los casquetes polares y de los glaciares,
• Subida del nivel del mar
• Irregular disponibilidad del agua dulce
• Más dañinas tormentas, inundaciones, sequías, incendios forestales…
• Acidificación del mar
• Menor productividad de agricultura, bosques y pesca
• Extensión geográfica de enfermedades
• Formación y dispersión de contaminantes del aire
• Distribución y abundancia de las especies


Desastres I


Desastres II


Estos daños se ven ya, en forma de inundaciones, incendios, sequías, olas de calor, brotes bacterianos y virales, blanqueo del coral, potentes tifones y huracanes, veranos más calurosos, peores cosechas


Cada uno de los 3 últimos decenios ha sido sucesivamente más cálido en la superficie de la Tierra que cualquier decenio anterior desde 1850.


Calentón global


Estamos sobre aviso.


La última vez fue que la temperatura estuvo 2ºC por encima de la del año 1900, fue hace 130000 años; entonces, el nivel del mar estaba entre 4 y 6 metros más alto que ahora.


La última vez que la temperatura estuvo 3ºC por encima de la del año 1900, fue hace unos 30 millones de años; entonces, el nivel del mar estaba entre 20 y 30 metros más alto que ahora.


La mano que no mece la cuna


Es probable que, para fines del siglo XXI, la temperatura global en superficie sea superior en 1,5 ºC a la del período entre 1850 y 1900 para todos los escenarios de estimaciones considerados.


Estamos cerca de las 400 partes por millón (ppm) de CO2 en la atmósfera. Si llegamos a 450 ppm, hay un 50% de probabilidades de que aumente la temperatura global en 2ºC.







Control





¿Estamos a tiempo de parar el cambio climático?



No.


Ya no.


La mayoría de las consecuencias del cambio climático van a persistir durante muchos siglos, incluso aunque se detengan las emisiones de CO2.


Gran parte del calentamiento es irreversible… aún suponiendo que haya un momento cercano en que las emisiones se reduzcan a cero.


La temperatura global se mantendrá casi constante durante siglos en el nivel alcanzado.


Y los océanos mundiales seguirán calentándose durante el siglo XXI: el calor penetrará desde la superficie hasta las capas profundas de los océanos, afectando a la circulación de las corrientes oceánicas.


Por eso, el problema del clima siempre ha sido un caso para aplicar un «principio de precaución«.


Porque la mayoría de los efectos del cambio climático perdurará durante muchos siglos, incluso, insistimos, aunque pararan ya las emisiones de CO2.


Las emisiones de CO2 acumuladas determinarán en gran medida el calentamiento medio global de finales del siglo XXI y de siglos posteriores.


Y toda esta inexorabilidad, gracias básicamente a estos últimos 2 siglos de las emisiones de CO2.


A lo único que podemos aspirar es a no empeorar la situación.


Obviamente… para no empeorar las negativas consecuencias en la comida, el agua, los ecosistemas, el clima, y los desastres naturales.




Temperaturas en superficie




No es igual que la temperatura suba 2ºC, a que suba 8ºC.




CConsecuencias




Y eso que, por cierto, estamos siendo relativamente afortunados de que el proceso no vaya más rápido por 7 razones, sobre muchas de las cuales no tenemos control: la baja actividad solar, la capacidad del océano para atenuar el calentamiento, los usos menos contaminantes del carbón en China, las acciones derivadas de los acuerdos del Protocolo de Montreal para recuperar la ya dañada capa de ozono, la considerable actividad volcánica (que enfría la atmósfera), la temporal y afortunada disminución del vapor de agua en la estratosfera, y la aceleración de los vientos oceánicos.


Así que, en definitiva, hay que empezar ya a dejar de emitir CO2.


Dejar de respirar, ni influye, ni es una opción… Abandonar la quema de combustibles fósiles, sí.






(Continuará)








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