La difusión de los métodos de control de la natalidad y la creciente toma de conciencia entre las mujeres de todo el mundo, permiten afirmar que, hacia 2030, serán las mujeres quienes controlarán su propia fertilidad, y el hombre su propia futilidad.
Da igual si ocurre en 2030 ó en 2130.
La liberación femenina llegará al cortar el cordón umbilical con la reproducción y romper la cadena con el patrimonio.
Poco faltará para romper las ataduras vinculadas a la posesión material… Al abolir el derecho de herencia, la propiedad revertirá, no en los descendientes, sino de vuelta a la sociedad… El impuesto de sucesiones evolucionado hacia un «todos somos hermanos» real.
Lo que en Japón se cuece, es más importante de lo que parece.
Porque, pese a su pesada tradición feudal, son pioneros en enfrentarse al envejecimiento extremo y al declive demográfico.
Son pioneros en el desplome del mercado de valores de los tiempos modernos, con precoz estallido de burbuja inmobiliaria hace ya casi 30 años incluido.
Son pioneros en vivir en medio de una crisis que persiste, en una economía que sigue estancada en estanflación.
Son pioneros en elevar la deuda por encima el 230% del PIB, encabezando las economías neoliberales que privatizan los beneficios pero socializan las pérdidas, consagrando casi el 25% de su Hacienda al pago de intereses y haciendo al país muy vulnerable a cualquier aumento de los tipos… La 3ª potencia económica mundial, pero la 1ª en endeudarse.
Son pioneros en aplicar maltrato y discriminación a la mujer post-industrial, hasta el punto de lograr que se niegue a tener hijos para semejante sociedad cubicular.
Por todo ello, Japón es foco de atención.
Y algo más.
Cómo y dónde concentren sus energías para resolver esos problemas les convierte en modelo a seguir.
En referente.
Da igual que el país en cuestión esté muy industrializado o no… Los problemas de Japón ya afectan o van a afectar a cualquier nación.
Durante los últimos 50 años, las tasas de fertilidad han caído en todo el mundo.
De Africa a Asia, de América del Sur a Europa del Este, desde las selvas a los desiertos… En todos los países disminuye la fertilidad.
En 1979, la tasa de fecundidad en el mundo fue de 6’0; hoy en día es de 2’6.
Las naciones industrializadas han sido los más afectadas… EEUU sólo tiene 2’06, pero es una de las más altas… Sólo Israel (2’75) y Nueva Zelanda (2’10) son más fértiles.
El tradicionalmente prolífico Sudeste Asiático alberga ya países sin reemplazo generacional asegurado…
Taiwan, Corea del Sur o Singapur tienen índices de natalidad aún menores que Japón.
China también está afectada: en 1950 alojaba 550 millones de personas, hoy alberga 1330 millones, alcanzará su máximo de 1450 millones sobre 2030, y, en efecto… su población comenzará a reducirse. Para 2050, China acomodará unos 1400 millones, e irá perdiendo 20 millones de personas cada 5 años.
Hoy, China cuenta con 5’4 trabajadores por cada jubilado… En 2050, sólo llegará a tener 1’6.
Todo gobierno del capitalismo financiero se ve abocado, o bien a reducir sustancialmente el gasto (incluidas defensa y obras públicas) para hacer frente a la factura de pensiones y sanidad en tanto no consiga privatizarlas, o bien a aumentar radicalmente la carga fiscal sobre los trabajadores.
Una opción pone en riesgo las ambiciones «desarrollistas» y militares; la otra, pone en riesgo su supervivencia política.
Hasta ahora, nunca ninguna sociedad ha conseguido niveles de prosperidad con una población en contracción.
Hasta ahora, el uso de la Tecnología no ha tenido como meta mejorar el nivel de vida de la gente de forma sistemática e igualitaria, sino como medio para diferenciar poder y dinero.
El beneficio insolidario precisa encontrar mucha y muy barata mano de obra, a nivel global.
De hecho, la mano de obra ya es muy, pero que muy barata.
Sin embargo, los altos costes de crianza y educación de los hijos, el desinterés real para que la mujer se incorpore al mundo del trabajo dejando atrás el dominio sexual y reproductivo, laboral y social del hombre, y la amenaza de agotamiento de los combustibles fósiles, conforman la moderna excusa para reiterar la clásica fórmula de «aumentar el beneficio disminuyendo los costes laborales» intensificando la automatización del trabajo humano remunerado.
Y, por mor de la marea tecnológica en boga… inundando masivamente con robots el sector servicios.
Máquinas de aspecto más o menos humanoide, como esclavos digitales para los entornos doméstico y educativo.
Un estudio calcula que la robótica sustituirá 18 millones de empleos en Alemania en 20 años.
El 47% de los empleos en EEUU podrían ser ocupados por robots en los próximos 10 años.
En Japón, 1 de cada 6 empleados ya es un robot.
En Alemania, 1 de cada 9.
En China, de momento, 1 de cada 45.
Todo un «considerable potencial de crecimiento«.
Y eso que el empleo remunerado ya estaba en plena crisis.
Nadie se ha asombrado demasiado viendo cómo coexisten 2 reyes en un mismo país, y 2 cabezas de una misma iglesia…
Estamos psicológicamente preparados.
Porque, en realidad, los robots son otro paso en la escalada de la terrorífica competencia entre la mano de obra ultrabarata (hoy en Asia, mañana quizá en la colonizada Africa), y la despiadada tecnología supresora de empleos de los países del mundo que se autodenominan «desarrollados«.
Y, esta vez, el trabajo humano no se desplazará de profesiones obsoletas a profesiones nuevas.
Ni la mano de obra más barata podrá competir con los robots.
Los robots trabajan 24 horas al día y 7 días a la semana sin sueldo ni seguros sociales ni quejas.
Los costes de inversión en un robot se recuperan ahora en 3 años, lo que significa que, tras este periodo, es más barato tener un robot que un trabajador.
Muy pronto, un robot podrá ser camarero, enfermero, oficinista, periodista, contable, vendedor o incluso abogado.
Y cada vez serán más y más hábiles… Y, en algún momento, nos preguntaremos, no ya si los robots van a reemplazarnos a todos, sino si van a «dominar el mundo«.
«Sin la clase ociosa, la humanidad nunca habría salido de la barbarie”, afirmó Bertrand Rusell.
Pero, cegados por la búsqueda de productividad, los empresarios no ven que impedirán que haya consumidores… No puede gastar quien carece de poder adquisitivo.
Porque, hoy por hoy, los robots no tributan.
No pagan impuestos.
No contribuyen al sistema sanitario ni al sistema de pensiones… Justo lo contrario que una población cada vez más envejecida requiere.
¿Quién cotizará al sistema de Seguridad Social por esos robots, para poder pagar los subsidios de desempleo de los puestos de trabajo humanos destruidos?
¿Quién pedirá a los empresarios que tributen por ellos «como si» de varios trabajadores se tratase?…
Y, si los humanos dejamos de trabajar, ¿existirá una renta mínima para vivir?… Y, de ser así, ¿van las empresas a sufragarla a través de un impuesto?
Si los empresarios no se plantean hoy mejorar las condiciones laborales de los humanos, es difícil imaginar que el mismo afán de lucro y beneficio les vuelva altruistas voluntariamente en el futuro.
EEUU es menos remilgado en materia de inmigración que Japón.
EEUU aloja actualmente 26’6 millones de inmigrantes legales, y unos 11’3 millones «ilegales».
Gracias a ellos, la caída de la natalidad local no tiene efectos en el PIB federal.
Para mantener las «calderas a toda máquina», EEUU también necesita mantener alto el consabido ratio entre población trabajadora y población jubilada.
Cuanto menos, el ya exiguo de 3 trabajadores por cada jubilado…
Pues bien, mantenerlo implicaría que EEUU tendría que incorporar 44’9 millones de nuevos inmigrantes entre 2025 y 2035.
Y si EEUU quisiera volver a disponer de los 5’2 trabajadores por jubilado que tenía en la década de 1960, cuando el baby boom, tendría que importar 10’8 millones de inmigrantes cada año, hasta 2050…
En ese momento, EEUU tendría una población de 1100 millones de personas, el 73% de las cuales serían descendientes de inmigrantes recientes.
Es logísticamente imposible incorporar 10’8 millones de inmigrantes al año. Como señala el demógrafo Phillip Longman, «ese flujo requeriría el equivalente a construir una nueva ciudad de Nueva York cada 10 meses«.
También hay un problema de oferta… La corriente migratoria a través de la frontera sur de EEUU no será permanente.
La tasa de fecundidad de México era de 6’82 en 1970, pero se redujo a 5’3 en 1980, a 3’61 en 1990 y a 2’75 en 2000; en la actualidad se sitúa en 2’1.
Pasa lo mismo en Centroamérica y Sudamérica… Algunos países, como Chile y Costa Rica, ya están muy por debajo de la tasa de reemplazo.
Y, cuando la fertilidad de un país cae por debajo de la tasa de reemplazo, la gente tiende a dejar de emigrar.
Con la inmigración con los días contados y con las mujeres de lado… veremos cómo intentarán incorporar rápidamente robots para sustituir mano de obra humana flexible y precaria por brazo articulado robótico robusto y permanente.
Si bien el tamaño absoluto de la población mundial ha crecido considerablemente, el incremento anual de la población ha disminuido desde finales de los años 1960.
Para 2050, se estima que la población mundial habrá llegado a 9000 millones de personas… pero, muchos de ellos, ancianos.
La proporción entre la población potencialmente activa (entre 15 y 64 años), respecto a la de más de 64 años, ha bajado de 12 a 9 (un 25%) entre 1950 y 2007.
Esa proporción descenderá aún más, llegando a 4 en 2050.
A partir de 2070 se prevé que la demografía humana entre en una «fase de estabilidad«. Las proyecciones de población apuntan a que el techo demográfico se alcanzará alrededor de ese año; entonces, habrá unos 9500 ó 10000 millones de habitantes.
Ese horizonte de los 10000 millones que las proyecciones de la ONU dibujan hacia 2085 se alcanzará con dificultad… porque la fecundidad disminuye más rápidamente de lo inicialmente previsto.
Será una cuestión, no tanto de espacio, como de recursos.
La mismísima agricultura en el siglo XXI se enfrentará al reto de tener que producir más alimentos y fibras para alimentar a una gran población, empleando menos mano de obra.
En cualquier caso, no habrá suficiente savia nueva lista para alimentar esta hidra de economía capitalista.
En Japón, este año abrirá el primer hotel del mundo donde nos atenderán robots.
También se anuncia un hotel con «habitaciones de llanto» (así las han llamado), para mujeres. Cómo no.
¿Así se dedicarán las personas a «tareas más creativas«?
Un desigual acceso a la ingeniería robótica provocará que se ahonde en desigualdades sociales, económicas y culturales.
¿Logrará la especie humana superar el afán de beneficio y aprovechar el potencial de los robots para asistir y dar adecuado soporte a su mayoritaria población anciana y a su minoritaria población menos anciana, de forma igualitaria y global?
Y, más a corto plazo… ¿seremos capaces de aceptarlos a nuestro lado?
(Continuará)
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Presentamos el cuarto y último capítulo del documental “Zeitgeist: Moving Forward”, que se titula “Levantamiento». El sistema socioeconómico actual basado en el Dinero es totalmente insostenible: no sólo no cubre las necesidades de todos y cada uno los seres humanos, sino que constituye una amenaza real que no parará hasta nuestra extinción. Ante el peligro de atravesar un punto sin retorno, urge el tránsito a una economía apolítica basada en los Recursos.
Está en idioma inglés, con subtítulos en español.
Estos son los enlaces para el visionado:
Esta es la transcripción:
– Buenos días, queridos alumnos. Sentaos, por favor. La pregunta de hoy es: ¿qué os gustaría ser de mayor?… ¿Quién quiere responder primero ?… ¿Tú, Sara?
– ¡Cuando sea mayor, quiero trabajar en McDonald’s, como mi mamá!
– Seguirás la tradición familiar, ¿eh?… ¿Y tú, Linda?
– ¡Yo seré prostituta en Nueva York!
– Ah, una chica con glamour. Qué ambición… ¿Y tú, Tommy?
– Yo voy a ser un hombre de negocios rico y elitista, trabajaré en Wall Street, y me lucraré con la bancarrota de las economías extranjeras.
– Qué emprendedor… ¡ Bien por tu interés en otras culturas !
[Víctimas de la Cultura]
Como vimos antes, una Economía basada en los Recursos aplica el método científico en bien de la sociedad, y no sólo en el ámbito de la eficiencia técnica.
También busca, sin rodeos, el completo bienestar social y humano.
¿Acaso el propósito de un sistema social no es sino producir la felicidad y la convivencia pacífica?
Eliminando el sistema monetario y cubriendo nuestras necesidades vitales, veríamos una reducción del 95% de los delitos casi inmediatamente, porque no habría nada que robar, estafar, ni malversar…
El 95% de las personas están en prisión por un delito relacionado con el dinero o la adicción a las drogas, y la adicción a las drogas es un trastorno, no un delito.
¿Y el 5% restante?
Los verdaderamente violentos… De los que se dice que son violentos sólo por el “placer” de serlo…
¿Son simplemente gente malvada?
Sinceramente, hacer juicios morales acerca de la violencia de las personas, es perder el tiempo, no aporta nada.
No ayuda, ni a comprender las causas, ni a prevenir el comportamiento violento.
A veces me preguntan si creo en lo de «perdonar» al delincuente.
Mi respuesta es: “No, no creo en el perdón, pero tampoco creo en la condena».
Cuando nuestra sociedad consiga tratar la violencia como un problema de salud pública y medicina preventiva, en vez de como el mal moral… Cuando cambiemos nuestras actitudes, suposiciones y valores, entonces sí que lograremos reducir la violencia, porque, actualmente, lo que hacemos es estimularla.
Cuanto más busques justicia, más daño te harás, porque hoy la justicia no existe.
Ahí fuera, hay lo que hay.
Y ya está.
O sea, si se condiciona a la gente para que sean racistas intolerantes, si se les educa en un entorno que lo promueve, ¿por qué se les culpa por ser así?
Son víctimas de una subcultura.
Y debemos ayudarlas.
Debemos rediseñar el entorno que causa ese comportamiento aberrante.
Así se soluciona el problema.
No se soluciona encerrando a una persona en la cárcel.
Por eso, los conceptos de «juez«, “abogado” o «libre albedrío«, son peligrosos, porque aportan desinformación.
Que si esa persona es «mala«…
Que si esa otra es un «asesino en serie«…
Los «asesinos en serie«… no son, se hacen, igual que los soldados se hacen asesinos en serie con metralletas.
Se hacen máquinas de matar, pero nadie los ve como homicidas o asesinos, lo ven «innato«.
Así que, culpamos a la gente.
Decimos: «Mira, este fue un nazi, torturó judíos«.
No: le educaron para torturar judíos.
Se acepta como cierto que las personas pueden elegir libremente, pero «elegir libremente» significa “sin influencia”, y eso no es posible.
Estamos influidos en todas nuestras decisiones por la cultura en que vivimos, por nuestros padres y por los valores dominantes.
Estamos influidos. No hay «libre albedrío«.
¿Cuál es el mejor país del mundo?
La respuesta lógica sería: “No conozco todo el mundo ni todas las culturas como para responder a esa pregunta«.
Pero no conozco a nadie que dijera eso.
Es fácil decir: «El mejor país es EEUU, claro«.
– ¿Cómo lo sabes? ¿Has estado en la India?
– No.
– ¿Y en Inglaterra?
– No.
– ¿Y en Francia?
– No.
– Entonces, ¿por qué afirmas eso?»
No pueden responder, pero se enfadan contigo.
Dicen: «¡Maldita sea!… ¿Quién eres tú para decirme lo que debo pensar?”
En fin… No olvides que es gente anómala.
No se les puede responsabilizar, son víctimas de la cultura, están influidos por su cultura.
[Parte 4: Levantamiento]
La idea de una Economía basada en los Recursos suele encontrar cierta oposición…
– ¡Eh!
– ¡Eh! ¡Oiga!
– ¡Un momento!
– Ya sé de qué va. Se llama «marxismo», amigo.
– Con estas ideas, Stalin mató a 800 millones de personas …
– ¡Mi padre murió en el Gulag!
– ¡Comunista!
– ¡Fascista!
– ¡Si no te gusta este país, deberías irte!
– Vale, mantengan la calma…
– ¡Muerte al Nuevo Orden Mundial!
– ¡Muerte al Nuevo Orden Mundial!
La irracionalidad se abría paso en una sorprendida y confundida audiencia, cuando, de repente, el narrador sufrió un mortal ataque al corazón.
Y el supuesto documental de propaganda comunista, terminó.
[Error del sistema]
[Copia de seguridad… Restaurada]
– Mira, esto mismo se lo he explicado a teóricos, a «think tanks» como el Club de Roma, y a otros… y me dicen «¡Marxista!».
¿Cómo?… ¿»Marxista«?… ¿De qué?…
Sólo conocen lo actual, y se aferran a ello.
Es su Santo Grial, y es muy fácil de usar, ya sabes.
La gente me pregunta si soy Socialista o Comunista o Capitalista… Yo respondo que no soy ninguno de ellos.
¿Por qué deberían ser las únicas opciones?
Todas esas teorías políticas las crearon escritores que asumieron que vivíamos en un planeta con recursos ilimitados.
Ninguna de esas teorías políticas se planteaba que alguna vez pudiera haber escasez de algo.
Yo creo que comunismo, socialismo, libre empresa y fascismo son parte de una evolución social.
No puede haber grandes saltos de una cultura a otra, se pasa por sistemas intermedios.
Las necesidades vitales se imponen a cualquier «ismo«, y esas necesidades vitales, reitero, incluyen todo lo necesario para poder seguir viviendo: el aire, el agua, la seguridad, la educación… todas esas cosas que precisamos y compartimos, y que son imprescindibles para la vida, en cualquier cultura.
Hay que ceñirse a las necesidades vitales, y eso no lo hace ningún «ismo«.
Analizar el valor de la vida.
Es un hecho histórico probado y recurrente que la cultura intelectual dominante de cualquier sociedad, defiende los intereses del grupo dominante en esa sociedad.
Una sociedad con esclavos, sostiene ideas sobre el ser humano, los derechos humanos, etc., conforme al punto del vista de los esclavistas.
Si una sociedad se basa en que pocas personas controlen y se lucren con las vidas y el trabajo de millones de personas, la cultura intelectual dominante defenderá los intereses del grupo dominante.
Se refleja en todos los ámbitos, si te das cuenta…
Las ideas que difunden la Psicología, la Sociología, la Historia, la Economía y la Política reflejan fundamentalmente los intereses de la élite.
Y las voces académicas disidentes suelen ser dadas de lado, o son vistas como «radicales«.
Los valores dominantes de una cultura tienden a sostener y perpetuarlo que es recompensado por esa cultura.
Y en una sociedad donde el éxito y el estatus se miden por la riqueza material, y no por la contribución a la sociedad, es fácil ver por qué hoy el mundo está como está.
Nos enfrentamos a una perversión del sistema de valores.
Los valores están completamente desnaturalizados, porque la salud personal y social son secundarias frente a esos conceptos nocivos de riqueza artificial y crecimiento ilimitado.
Y la perversión se propaga, como un virus, e invade todos los ámbitos, ya sean los medios de comunicación, los de entretenimiento, e incluso el ámbito académico.
Y se aplican mecanismos de protección contra cualquiera que discrepe.
Los discípulos de la religión del Mercado Monetario, los autoproclamados guardianes del statu quo, buscan continuamente formas de evitar cualquier tipo de pensamiento que pueda interferir con su credo.
La manera más típica es crear una «dualidad obligatoria«.
Si no eres Republicano, debes ser Demócrata.
Si no eres Cristiano, entonces eres Satánico.
Y si crees que la sociedad se puede mejorar, proponiendo, por ejemplo, una cobertura universal, te tachan de «Utópico«.
Y la más maligna de las acusaciones, es: si no estás a favor del «libre mercado«, debes estar contra la libertad en sí.
¡Yo creo en la libertad!
Cada vez que oigas la palabra «libertad» dicha desde cualquier instancia donde «influya» el poder, significa, decodificada: “desviar masivamente el dinero de todos para dárselo a los que ya acumulan dinero privado«.
Así es.
Y todo lo demás que añadan: “Oh, la gente demanda más productos”…”Oh, es la lucha de la libertad frente a la tiranía«, etc… Todo se decodifica igual.
Siempre que lo dicen, viene a significar eso, no falla, siempre usan la misma sintaxis.
Es una sintaxis para controlar las creencias y los valores.
Esa sintaxis se emplea incluso inconscientemente, aunque luego uno se excuse con:
“¡Oh, no quería decir eso!”… En realidad, lo ha dicho.
Es igual que la gramática: uno sigue las reglas gramaticales, aunque no se dé cuenta.
Así subyace esa “sintaxis del valor dominante”.
Por eso, cada vez que usan expresiones como: “injerencia del gobierno”, “falta de libertad”, “libertad”, «progreso» o «desarrollo«… todas se traducen en lo mismo.
Por supuesto, la palabra “libertad” se suele oír en la misma frase que la palabra «democracia«.
Es increíble que tantas personas de veras piensen que pueden influir en las decisiones de sus gobiernos, y olviden que lo que el actual sistema realmente propugna es que “todo está en venta”.
El único voto que cuenta es el voto del dinero, por mucho que se reclamen ética y responsabilidades.
En una economía de mercado, cada político, cada ley, y, por tanto, cada gobierno, están en venta.
Incluso, pese a los 15 billones de euros destinados a rescates bancarios desde 2007, dinero que habría bastado para cambiar, por ejemplo, toda la infraestructura energética del planeta a fuentes totalmente renovables, si no se hubiera destinado a salvar unas instituciones financieras que, literalmente, no hacen nada para ayudar a la sociedad, y que podrían ser eliminadas mañana mismo, sin problemas… Aún así, estamos condicionados para seguir creyendo a pies juntillas, que la política y los políticos, existen «por el bien del pueblo«.
En realidad, en una economía de mercado, la política es un negocio como cualquier otro, y a los políticos sólo les preocupan sus propios intereses.
(Habla George Carlin)
– Sinceramente, yo no creo en la acción política.
El sistema se contrae y se expande según él mismo lo requiera.
Engulle y mitiga los cambios.
Por ejemplo, el movimiento pro-derechos civiles fue descafeinado por los dueños del país.
Saben lo que les interesa, sueltan un atisbo de libertad, una ficción de libertad: el poder votar de vez en cuando, para así mantener este espejismo de libertad.
De qué les sirve a los esclavos decir: «¡Oh, he votado!«…
Los límites del debate están ya fijados antes de que el debate siquiera comience, y a todos los demás, se les deja al margen, y se les hace parecer comunistas, o gente desleal, o chalados…
En realidad, es una «conspiración«, pero han conseguido que parezca descabellado pensar que los poderosos puedan reunirse y tener un plan… “¡Eso no es verdad!… ¡Eres un ‘chalado’!… ¡Un ‘conspiranoico’!”
Y, de todos los mecanismos de defensa de este sistema, los más que más reiteran son dos…
El primero, es la idea de que el sistema ha sido la «causa» del progreso material que hemos visto en este planeta.
Pues… No.
Las 2 causas fundamentales del aumento de la supuesta «riqueza» y del aumento de la población, son:
- El avance exponencial de las tecnologías de producción, fruto del genio científico.
- El descubrimiento de la abundante energía de los hidrocarburos, en que se basa el actual sistema socio-económico.
El sistema de libre mercado / capitalista / economía de mercado, no ha hecho nada, excepto subirse al carro de esos acontecimientos con un canallesco sistema de incentivos, y un muy dispar y desigual uso y reparto de lo obtenido.
La segunda defensa es un prejuicio social agresivo, causado por tantos años de propaganda, que ve cualquier otro sistema social como un camino a «la tiranía«, en referencia a Stalin, Mao, Hitler… y las muertes que causaron.
Pero, por muy despóticos que estos hombres y sus sociedades hayan sido, en lo que a matar respecta, en lo que al asesinato sistemático diario y masivo de seres humanos respecta, nada en la historia se puede comparar con el sistema actual.
Las hambrunas de, al menos, el siglo pasado, no las causó la falta de alimentos.
Las causó la pobreza.
Cuando los recursos económicos están tan injustamente distribuidos, los pobres no tienen suficiente dinero para comprar comida.
Esto es un ejemplo de la “violencia estructural”.
Otro ejemplo: en muchas zonas, y particularmente en África, decenas de millones de personas están muriendo de SIDA.
¿Por qué mueren?
No porque no sepamos cómo tratar el SIDA.
Hay millones de personas en los países ricos que sobreviven fenomenalmente porque pueden tomar medicinas.
Las personas que mueren de SIDA en África no están muriendo a causa del virus VIH… Están muriendo porque no tienen dinero para pagar esas medicinas que los mantendrían con vida.
Gandhi ya lo advirtió. Dijo: «La forma más letal de violencia es la pobreza».
Y eso es totalmente cierto.
La pobreza mata mucha más gente que todas las guerras de la historia; mata más personas que todos los asesinos de la historia; mata más que todos los suicidios de la historia…
La «violencia estructural» no solo mata más gente que toda la «violencia conductual» junta…
La «violencia estructural» es, además, la mayor causa de «violencia conductual«.
[El pico máximo se ha sobrepasado]
El petróleo es la base de la civilización humana, y se utiliza en todos sus ámbitos.
Se consumen 10 calorías de energía de hidrocarburos (petróleo y gas natural) para producir cada caloría de la comida que comemos en el mundo industrializado.
Los fertilizantes se hacen a partir de gas natural.
Los pesticidas se hacen con petróleo.
Las máquinas para plantar, arar, irrigar, cosechar, transportar y empaquetar, se propulsan por petróleo.
Todo el plástico para envolver la comida procede del petróleo.
Hay 26 litros de petróleo en cada neumático.
El petróleo está en todos lados; es omnipresente.
El petróleo es la única causa de que haya 7 mil millones de personas en este planeta.
La llegada de esta energía fácil y barata, equivalente, por cierto, al trabajo de miles de millones de esclavos las 24 horas del día, cambió el mundo radicalmente durante el último siglo, permitiendo multiplicar por 10 la población.
Pero, para el 2050, las reservas petrolíferas sólo permitirán mantener a menos de la mitad de la población mundial, al ritmo actual.
Habrá que realizar enormes ajustes con respecto al actual modo de vida.
Hoy, las nuevas prospecciones de petróleo sólo cubren la sexta parte del consumo.
Hace 5 años, cubrían la cuarta parte.
Dentro de 1 año, sólo cubrirán la octava parte.
Lo que me inquieta es la pasividad de los gobiernos mundiales y de los líderes de la industria mundial, para hacer algo diferente.
Se genera algo más de energía eólica, se comienza a utilizar la energía mareomotriz, se hacen los coches un poco más eficientes, pero no se atisba ninguna revolución energética, sólo se aplican pequeñas medidas, lo cual, es bastante aterrador.
Y los gobiernos, dirigidos por estos economistas a los que les importa un comino todo esto, tratan de estimular el consumismo y recuperar la prosperidad pasada, como si se pudiera volver al pasado.
Están imprimiendo aún más dinero sin disponer de aval o garantía.
Aunque la economía mejore, y se consiga ese estupendo crecimiento, será solamente pasajero: en poco tiempo, más en meses que en años, volverá de nuevo el problema del abastecimiento, habrá otra alza súbita de los precios, y otra recesión, aún más profunda.
Hemos entrado en una sucesión de círculos viciosos.
Llega el crecimiento económico, los precios se disparan, y todo se viene abajo.
Como ahora.
Luego, empieza a subir de nuevo, pero la energía ya es más cara.
Hemos sobrepasado el pico máximo, y la producción de petróleo desciende.
Ya no se puede incrementar el ritmo de extracción.
Si la economía se ralentiza, el precio del petróleo cae, como sucedió en 2009, pero luego viene una «recuperación«, y el precio del petróleo vuelve a subir.
Y, aunque el precio del barril ronde los 80 dólares, con esta crisis financiera y económica, a la gente le cuesta pagarlo.
Actualmente, la producción mundial de petróleo es de 86 millones de barriles diarios.
Dentro de 10 años, se producirán 14 millones de barriles diarios menos.
No hay alternativas preparadas para poder satisfacer ni siquiera el 1% de esa reducción.
Si no hacemos algo rápidamente, habrá un gran déficit energético.
Creo que hace 10 años cometieron el gran error de no reconocer que se precisaba un esfuerzo coordinado para desarrollar las energías sostenibles.
Nuestros nietos nos recordarán con total estupefacción… “Sabíais que era un recurso limitado… ¿Por qué diantres construísteis la economía sobre algo que iba a desaparecer?»
Por primera vez en la historia de la Humanidad, nuestra especie se enfrenta al total agotamiento del recurso básico en el que se basa nuestro actual sistema de supervivencia.
Y para colmo, pese a la escasez de petróleo, el sistema económico sigue impulsando ciegamente su canceroso modelo de crecimiento…
Para que la gente salga a comprar más vehículos propulsados por petróleo que generan más PIB y empleo…
Empeorando el declive.
¿Hay soluciones para reemplazar los hidrocarburos?
Por supuesto.
Pero los pasos que hay que dar para realizar los cambios, no los puede definir la economía de mercado, la cual sólo implementa nuevas soluciones si se pueden obtener beneficios de ellas.
No se invierte en energías renovables porque no dan beneficios, ni a corto ni a largo plazo.
Pero la necesaria transición conllevará grandes pérdidas económicas.
En fin, que no hay ningún incentivo monetario.
Y, en este sistema, si no hay incentivo monetario, no se hace nada.
Y además, el agotamiento del petróleo es sólo una de las muchas consecuencias de este tren en llamas que sigue ganando velocidad.
También ha disminuido el agua dulce que nos sustenta.
Hoy sufren escasez de agua 2800 millones de personas, y para 2030, la sufrirán 4000 millones de personas.
En cuanto a la producción de alimentos, las tierras cultivables, de las que procede el 99,7% de nuestros alimentos, se están destruyendo 40 veces más rápido de lo que se crean, y en los últimos 40 años, el 30% de la tierra cultivable se ha convertido en tierra improductiva.
Además, los hidrocarburos son la columna vertebral de la agricultura actual, y, al disminuir, también lo hará el suministro de alimentos.
En cuanto a los recursos en general, con el ritmo actual de consumo, para el año 2030, necesitaremos 2 planetas.
Por no hablar de la continua destrucción de la biodiversidad, que provoca extinciones y desestabilización del medioambiente en todo el mundo.
A todo este declive, se suma el crecimiento casi exponencial de la población: para el 2030, podría haber más de 8000 millones de personas en el planeta.
Para satisfacer esa demanda en 2030, la producción de energía tendría que aumentarse un 44%.
Y, de nuevo: visto que sólo el dinero promueve la acción, ¿es previsible que algún país de este planeta pueda costear los enormes cambios necesarios para transformar la agricultura, el tratamiento de aguas, la producción de energía, etc.?
Justo ahora, que la pirámide de la deuda global está paralizando poco a pocoal mundo entero…
A esto se añade el alto nivel actual de desempleo, que será crónico, por ser un «desempleo tecnológico«.
Los trabajos no van a volver.
Por no hablar, finalmente, de la perspectiva social global.
Gracias a este sistema, la pobreza en el planeta se ha duplicado entre 1970 y 2010, y, viendo cómo van las cosas, ¿crees de veras que la pobreza, el sufrimiento y el hambre no volverán a duplicarse?
[El comienzo]
No va a haber ninguna recuperación.
Esta no es una larga recesión que vaya a terminar algún día.
Con la próxima ola de colapsos económicos, creo que veremos disturbios sociales masivos.
Cuando se dejen de pagar los subsidios de desempleo porque los estados no tengan más dinero, y las cosas vayan tan mal, que la gente retire su confianza en los líderes electos y demanden un cambio.
Si antes no nos matamos unos a otros, o destruimos el medioambiente.
Tengo miedo de que lleguemos a un punto sin retorno…
Eso no deja de preocuparme.
Debemos hacer todo lo que podamos para evitar llegar a ese punto.
Está claro que nos acercamos a un gran cambio en la vida humana…
Un cambio tremendo en relación a la vida en el siglo pasado.
Ha de haber una relación entre la economía y los recursos de este planeta, entendiendo por recursos: la vida animal y vegetal, la salud de los océanos y todo lo demás.
El sistema monetario sólo parará con la muerte del último ser humano.
El grupo en el poder hará lo que sea para permanecer al frente, eso debes tenerlo claro.
Usarán al ejército, la marina, las mentiras… y todo lo que haga falta para seguir en el poder.
No renunciarán al poder, porque no conocen ningún otro sistema donde les vaya a ir mejor.
…
(Las protestas globales paralizan la economía mundial)
(Noticias desde Nueva York, en directo)
(Noticias desde Londres, en directo)
(Protestas masivas en Pekín, China, en directo)
(En directo, desde España)
(En directo, desde Sudáfrica)
(Protestas en Moscú, en directo desde Rusia)
(Canadá protesta, desde Toronto a Vancouver)
(Arabia Saudí, en directo)
…
(Las guerras por la energía asolan Oriente Medio)
(La criminalidad se dispara en Occidente)
(La ONU declara el estado de emergencia global)
(La falta de agua va de África a Eurasia)
(El desempleo global llega al 65%)
(Aumenta el riesgo de Guerra Mundial)
(El derrumbe de la Deuda provoca escasez alimentaria)
(En medio de las protestas pacíficas masivas, se están retirando billones de dólares de las cuentas bancarias de todo el mundo, y los billetes se están arrojando a la puerta de los bancos centrales de todo el mundo)
ESTE ES TU MUNDO
ESTE ES NUESTRO MUNDO
ES LA HORA DE LA REVOLUCIÓN
Presentamos el segundo capítulo del documental “Zeitgeist: Moving Forward”, que se titula “Patología social“, en el que se abordan los fundamentos de la economía de mercado y el sistema monetario (ya anticipados en este Blog), y las consecuencias e nuestra incivilización actual.
Responde a preguntas como éstas:
- ¿ Es lícita la propiedad privada ?
- ¿ Quien era, inicialmente, «la mano invisible del mercado» ?
- ¿ Cuál es la relación entre el PIB y la calidad de vida de las personas ?
- ¿ Vamos hacia un «desperdicio cero» ?
- ¿ Es factible crear el mejor producto posible, al menor precio posible ?
- ¿ De dónde viene nuestro sistema de valores ?
- ¿ De quién es la culpa si un anciano muere de congelación por no pagar el recibo de la luz ?
- ¿ Desear equivale a comprar ?
- ¿ Qué puede crecer sin fin ?
- Aparte de ver visiones y experimentar psicopatías, ¿ a la gente con lesiones cerebrales le va mejor en Bolsa ?
- ¿ Cómo de transparente es la Bolsa desde que no hay corredores de bolsa negociando frenéticamente y en voz alta ?
- ¿ Quien puede pagar toda la Deuda financiera acumulada ?
- ¿ Cuánta riqueza mundial posee el 1% de personas (los más ricos) del mundo?
- ¿ Los pobres enferman más porque no pueden pagar la asistencia médica ?
- ¿ La falta de respeto genera violencia y crimen, al punto de que el sentimiento de humillación e inferioridad les guie, sin sopesar el previsible castigo ?
Está en idioma inglés, con subtítulos en español.
Estos son los enlaces para el visionado:
[Parte II: Patología Social]
Uno podría preguntarse: ¿ dónde empezó todo esto ?… Porque hoy tenemos un mundo en estado de desastre continuo.
[El Mercado]
Todo comienza con John Locke.
John Locke aborda el concepto de «propiedad«, y pone 3 cortapisas al derecho a la «propiedad privada«.
Las 3 cortapisas son: debe quedar suficiente para los demás, no debe pudrirse, y, sobre todo, uno ha de contribuir con su propio trabajo.
Parece justificado que al unir el trabajo a los recursos, se tenga derecho al producto obtenido, siempre y cuando quede lo suficiente para los demás, siempre y cuando no haya destrozo, y siempre que no permitas que se pudra.
Locke dedicó muchas páginas a este tema, y al gobierno, siendo sus textos la base del actual sistema económico, político y legal… Son textos clásicos que aún se estudian.
Después de enunciar las cortapisas a la «propiedad privada«, que, podríamos pensar, tienen todo el sentido, para defender una «propiedad privada» dentro de un orden… ¡Va, y traiciona esas cortapisas!
Las traiciona, de repente, con tan sólo una frase… Dice que las cortapisas no se aplican debido a “la invención del dinero, y al acuerdo tácito de los hombres de reconocerle un valor, lo que permite posesiones más extensas«.
No dice que las cortapisas a la propiedad privada desaparezcan o pierdan validez, pero, al fin y al cabo, eso es lo que consigue: el dinero las elude.
De modo que, de repente, ni el producto ni la propiedad se consiguen con trabajo.
No… Ahora, se consiguen con dinero.
Ya no importa que no quede suficiente para los demás.
Y tampoco aplica lo de pudrirse, porque, para Locke, el dinero es como el oro y la plata, que no pueden pudrirse y por lo tanto, el dinero no llega a desperdiciarse… Eso es ridículo. El problema de usar dinero, oro o plata, radica en sus consecuencias.
Es una incongruencia tras otra.
Es un descarado truco de prestidigitación lógica para llevar las cosas a su terreno, al terreno de los dueños del capital.
Más tarde, Adam Smith, añadió mayor justificación religiosa.
Locke ya decía que se trataba de la voluntad de Dios, que la autoridad para apropiarse emanaba de Dios, pero Adam Smith fue más lejos: era el mismo Dios…
Smith vino a decir que Dios era la ‘mano invisible‘, que Dios era el ‘mercado’.
Así que ya no tenía sentido debatir sobre la “propiedad privada”, porque su origen… ¡es Divino!
Que haya ‘inversores que compren el trabajo ajeno’… ¡es Divino!
No hay límite al trabajo ajeno que se puede comprar, ni a lo que se puede acumular, ni a la ‘desigualdad’… porque ‘son Divinos’.
Otra gran idea que se deja caer entre paréntesis, como de pasada…
Si unos ponen productos a la venta (la ‘oferta’) y otras personas los compran (la ‘demanda’)…¿ cómo se iguala la oferta a la demanda, o la demanda a la oferta ?… ¿cómo pueden llegar a un equilibrio?
Esa es una cuestión central de la economía: cómo se logra ese equilibrio… Y Smith responde: por ‘la mano invisible del mercado’.
Ahora resulta que «Dios» está al quite.
Dios no sólo nos da el derecho a la propiedad, los recursos y la «ley natural», como afirmaba Locke…
Ahora, «Dios» es el sistema mismo.
De hecho, Adam Smith, dice, como se puede leer en su libro ‘La Riqueza de las Naciones‘:
«la escasez de los recursos pone límites a la reproducción de los pobres, y la naturaleza no puede hacer otra cosa que eliminar a sus hijos.»
Así que Smith anticipó la Teoría de la Evolución, porque es muy anterior a Darwin, pero en el peor de los sentidos.
A los ‘pobres’ les llamó, la Raza de los Trabajadores.
Es algo peor que el racismo.
La mano de Dios hace inevitable que mueran innumerables niños: los mata la misma «mano invisible que equipara la oferta a la demanda, y la demanda a la oferta«.
¿Ves qué sabio es «Dios«?
La brutal destrucción de vidas, y el eco-genocidio posterior, están justificados por esas ideas de Adam Smith.
El sistema capitalista, llamado ‘de libre mercado’, concebido por los primeros filósofos económicos, como Adam Smith, era un «mercado tradicional” para comerciar bienes vitales, tangibles y reales.
Adam Smith nunca pudo suponer que el sector económico más lucrativo acabaría siendo, al final, el comercio financiero, el de «inversiones«, donde se gana dinero simplemente moviendo el dinero, en un juego ventajista de nula productividad para la sociedad.
Aunque parezcan degeneraciones de la idea original de Smith, estas aparentes anomalías no son sino el fruto de un principio fundamental de su teoría: el dinero es tratado como un producto, en sí y por sí mismo.
Hoy día, en todas las economías del mundo, sea cual sea su sistema social, el dinero se busca por el dinero en sí, y por nada más.
La idea que subyace bajo la misteriosa definición religiosa de “la Mano invisible” de Adam Smith, es que la sola y egoísta búsqueda de este producto ficticio, conseguirá, por arte de magia, el progreso y bienestar humano y social.
Pero, en realidad, incentivar la búsqueda del beneficio monetario, que algunos denominan “la cadena de valor monetario”, se ha disociado completamente del ‘objetivo vital’ fundacional, de “la cadena de valor vital”.
Lo que ha pasado es que la doctrina económica ha confundido completamente esas 2 cadenas de valor.
Dicen que la cadena de valor monetario proporciona la cadena de valor vital, que si se venden más productos, y crece el PIB, aumentará el bienestar, y que el PIB es el principal indicador de la salud social…
Ahí está la confusión.
La cadena de valor monetario es el beneficio obtenido de la venta de la producción, pero lo confunden con la “producción vital”, con la reproducción.
Así que, desde el principio, han asociado el dinero a la cadena de valor vital.
Se trata de un engaño deliberado y bien estructurado, tanto más letal cuanto más disociada está la cadena de valor monetaria de cualquier producción real.
Es una enfermedad del sistema, una enfermedad letal.
[Bienvenido a la Máquina]
En la sociedad actual, rara vez oirás hablar del progreso de un país o de una sociedad en función de su bienestar físico, de su felicidad, de la confianza o de la estabilidad social.
En su lugar, lo miden usando abstracciones económicas.
Tenemos el Producto Interior Bruto, el Índice de Precios de Consumo, el índice del mercado bursátil, la tasa de inflación… y otros.
¿ Pero miden algo real, o la calidad de vida de las personas ?
No. Son indicadores de la cadena de valor monetaria en sí misma, y nada más.
Por ejemplo, el Producto Interior Bruto de un país mide el valor de los bienes y servicios vendidos.
Pero dicen que mide la «calidad de vida» de la gente del país.
En EEUU, la sanidad supuso el 17% del PIB en 2009, unos 2 billones de euros.
Se deduce, por tanto, que tuvo un efecto positivo.
Y, según esta lógica, la economía de EEUU mejoraría si los servicios de sanidad aumentaran todavía más, si llegasen a 3… a 5 billones… ya que generaría más crecimiento, más trabajos, y por lo tanto, para orgullo de los economistas, aumentaría la calidad de vida del país.
Pero, un momento… porque… ¿qué significan realmente los servicios sanitarios?
Pues, que hay gente enferma y moribunda.
Eso es. Cuantos más enfermos haya, mejor irá la economía del país.
Ajá. Y no es una exageración ni una postura cínica.
Si se analiza a fondo, el PIB no sólo no mide la salud pública o social reales… El PIB es una medida de la ineficiencia industrial y de la degradación social.
Y cuanto más aumente, peor nos irán las cosas a nivel personal, social y medioambiental.
(Habla Michael C. Ruppert, periodista e investigación)
Sólo se obtienen beneficios, generando problemas.
El sistema actual no contempla beneficios económicos por salvar vidas, ni por devolver el equilibrio al planeta, ni por la justicia, ni por la paz…
Ahí no hay beneficios.
Hay un viejo dicho… “Aprueba una ley, y crearás un negocio«.
Ya sea un negocio para un abogado, o para quien sea.
Así, la delincuencia es negocio, igual que la destrucción es negocio en Haití.
En EEUU, hay unos 2 millones de personas en prisión, muchas de ellas en prisiones propiedad de empresas privadas como CCA y Wackenhut, cuyos valores se revalorizan en Wall Street según aumente la cantidad de personas que estén en prisión.
Eso es algo enfermizo.
Pero es un reflejo de lo que este sistema económico demanda.
¿ Y qué es lo que demanda este sistema económico ?… ¿ Qué sostiene a nuestro sistema económico ?
El consumo.
O, siendo más exactos, el “ciclo de consumo”.
Si se desnuda la economía clásica de mercado, queda un intercambio monetario que, si se detiene, o tan siquiera se desacelera, imposibilitaría mantener la sociedad actual.
Hay 3 actores principales en el escenario económico: el empleado, el empleador y el consumidor.
- El empleado vende su trabajo al empleador por dinero.
- El empleador vende sus bienes de producción al consumidor, a cambio de dinero.
- El papel del consumidor lo hacen empleador y empleado cuando gastan su dinero, que vuelve al sistema para permitir que el ciclo de consumo continúe.
Es decir, la economía de mercado actual presupone que siempre habrá suficiente demanda social de producto, como para que el dinero circule a un ritmo suficiente que mantenga en marcha el proceso de consumo.
Y cuanto más alta sea la tasa de consumo, mayor es el llamado crecimiento económico que mantiene en marcha a la máquina…
Pero, un momento…
¿No debía servir la economía para «economizar«?
¿El término «economía» no se refería a preservar la eficiencia y reducir el despilfarro?
En efecto… un sistema que exige consumir cada vez más… ¿ cómo preserva la eficiencia, y «economiza» ?
Pues… No, no lo hace.
El propósito del sistema de mercado es, en realidad, justo el opuesto del de una verdadera economía, que sería utilizar lo necesario para producir y distribuir los bienes vitales, de forma eficiente y conservacionista.
Vivimos en un planeta finito, con recursos finitos, donde, por ejemplo, el petróleo que hoy usamos, tardó millones de años en crearse, igual que los minerales que estamos utilizando.
Así que… un sistema que deliberadamente promueve la aceleración del consumo en pro del crecimiento económico, es una pura locura social y ecológica.
La eficiencia lucha contra el despilfarro.
¿ Que si hay despilfarro ?… Este sistema es el más derrochador de los sistemas habidos en la historia del planeta.
Todos los organismos y sistemas vivos sufren crisis y amenazas, y están en decadencia o colapso.
Todas las publicaciones serias de los últimos 30 años dicen lo mismo: que todos los sistemas vivientes sufren deterioro, incluso nuestros programas sociales… hasta el acceso al agua.
Intenta nombrar cualquier recurso vital que no esté amenazado y en peligro…
No puedes.
Ninguno se libra, y eso es muy, muy preocupante.
Pero ni siquiera nos atrevemos a indagar sobre la causa.
No queremos enfrentarnos a la causa.
Sólo queremos seguir adelante.
Ahí se ve la locura… Seguir haciendo lo mismo, una y otra vez, aunque está claro que no funciona.
En realidad, esto no es un sistema económico… más bien, esto es un sistema anti-económico.
[La Anti-Economía]
Nos dicen que el modelo de mercado competitivo, busca “crear el mejor producto posible, al menor precio posible«.
Nos dicen que, gracias a ese incentivo, a mayor competencia de mercado, mayor calidad de los productos.
Si yo tuviese que construirme una mesa, utilizaría los materiales mejores y más duraderos, con la intención de que aguantase lo más posible.
¿Querría hacer una mesa endeble sabiendo que, con el tiempo, la tendría que hacer de nuevo, y gastar más materiales y energía?
Esto, que parece tan lógico en el mundo físico… en el mundo mercantil, no sólo es considerado absurdo, es que ni se lo plantean.
Es técnicamente imposible producir «lo mejor» si ha de ser competitivo, ser asequible para el consumidor.
En realidad, todo lo creado y puesto a la venta en la economía global, es de «calidad inferior«, porque les resulta imposible cuadrar el hacer productos más avanzados y eficientes, y que sean también sostenibles y duraderos.
La economía de mercado exige la «eficiencia en costes«: se precisa reducir gastos en cada etapa de la producción.
En todos los costes: mano de obra, materiales, embalaje…
Con esta estrategia competitiva, buscan que el público compre sus productos, en lugar de los de otro competidor… que está haciendo exactamente lo mismo, para que sus productos también resulten competitivos.
Este persistente despilfarro del sistema podría denominarse “obsolescencia especulativa”.
Sin embargo, sólo es parte de un problema mayor…
Uno de los principios básicos de la economía de mercado, que, por cierto, no figura en ningún libro de texto, es: «Nada de lo producido debe poder durar tanto como para poner en peligro el ciclo de consumo».
Es preciso que las cosas se averíen, que fallen o caduquen algún tiempo después.
Esto se llama “obsolescencia programada”, y es la columna vertebral en la estrategia de mercado de todas las empresas productoras.
Por supuesto, muy pocas empresas reconocen usar esa estrategia, y la enmascaran bajo la obsolescencia especulativa, ignorando o suprimiendo nuevos avances tecnológicos que podrían crear un producto más sostenible y duradero.
Así que, al derroche especulativo del sistema, que impide crear productos más duraderos y eficientes, se une la obsolescencia programada para reducir la vida del producto, y así poder mantener el ciclo de consumo, y, en consecuencia, el sistema económico de mercado.
Como la sostenibilidad o durabilidad del producto es inversamente proporcional al crecimiento de la economía, se acorta deliberadamente la vida útil de los productos.
Es la única manera de que el sistema funcione.
Los inmensos vertederos que se extienden por el planeta, atestiguan la presencia de la obsolescencia.
Millones de productos baratos, teléfonos móviles y ordenadores, portan minerales escasos y de difícil extracción como el oro, el coltán y el cobre, que se pudren en grandes vertederos debido al mal funcionamiento o a la obsolescencia de pequeñas componentes que, en una sociedad conservacionista, podrían repararse o cambiarse, prolongando la vida del producto.
Así, la eficiencia lógica que se debe aplicar a un planeta finito con recursos finitos, es totalmente ineficiente para el mercado.
En resumen: la Eficiencia, la Sostenibilidad y la Conservación son los enemigos de nuestro sistema económico.
Sin importar el impacto ambiental, los productos se crean y recrean constantemente.
Y con el sector servicios, pasa igual.
No se obtiene beneficio monetario si se resuelven los problemas que justifican esos servicios.
Realmente, lo último que la medicina privada querría sería curar enfermedades tales como el cáncer, porque se eliminarían muchos empleos y millones de ingresos.
Y, ya que sale el tema…
Económicamente hablando, el crimen y el terrorismo son buenos en este sistema, pues crean empleos de policía, y generan un caro mercado relacionado con la seguridad, por no mencionar los beneficios obtenidos de las cárceles privadas.
¿ Y qué decir de la guerra ?
La industria de la guerra es un gran motor del PIB, y en EEUU (sobre todo, pero también en otros países) es una de las industrias más lucrativas… aunque produce armas para la destrucción y la muerte.
El juego favorito de esta industria es destruir cosas para luego ir, y reconstruirlas.
Todo por el beneficio.
Véanse los recientes y billonarios contratos gracias a la guerra de Iraq.
El resultado final es que las peores lacras sociales se han convertido en rentables para la industria, y cualquier intento por resolver problemas, o por la sostenibilidad del medio ambiente y la conservación, chocan frontalmente con el sistema económico.
Por eso, cada vez que veas que sube el PIB de un país, asistes al crecimiento de unas carencias, reales o inventadas.
Por definición, una carencia surge de una ineficiencia.
Por lo tanto, si aumenta una carencia, es que ha aumentado una ineficiencia.
[Manipulación del Sistema de Valores]
El ‘sueño americano‘ se basa en el consumismo desenfrenado.
En el hecho de que los medios de comunicación, y, sobre todo, la publicidad comercial (debido a que todas las empresas necesitan crecimiento infinito) nos han convencido, o lavado el cerebro a la mayoría de personas de EEUU y del mundo, con que tenemos que tener X posesiones materiales ya, y la posibilidad de tener infinitas más, para ser felices.
Eso, simplemente, no es verdad.
¿ Y por qué la gente continúa comprando así, causando un eco-genocidio sistémico ?
Por una matemática de reflejo condicionado.
Si condicionas a un organismo de una determinada manera, obtienes los comportamientos, metas u objetivos deseados… De hecho, utilizan todas las tecnologías disponibles, y presumen de entrar en la mente de los niños, para condicionarlos hacia las marcas comerciales.
Así es como las personas nos volvemos tan tontas.
Se nos ha enseñado a ser tontos.
Es una manipulación del sistema de valores.
Si algo demuestra lo moldeable que es la mente humana, si algo demuestra cuán maleable es el pensamiento humano, y cuán fácil podemos llegar a ser guiados y condicionados, debido a los estímulos y refuerzos que recibimos desde el entorno… ahí está el mundo de la publicidad comercial.
Es asombroso el lavado de cerebro realizado sobre esos robots programados, conocidos como «consumidores«, que vagan hasta entrar a una tienda, y gastar, pongamos, 4000 euros en un bolso, cuyo coste es, seguramente, de 10, siendo fabricado en una empresa explotadora extranjera, solo por el ‘estatus cultural‘ que supuestamente da esa marca.
Los antiguos valores de la vida comunitaria, que incrementaban la confianza y la cohesión en la sociedad, han sido suplantados por los valores materialistas, y ahora intercambiamos porquerías inútiles, varias veces al año.
Por eso hay tanta gente obsesionada con las compras, porque han sido condicionados desde niños, a desear bienes materiales, como muestra de status en su familia y amigos.
Los valores sostienen el funcionamiento de toda sociedad, y la actual es como es, sólo porque nuestros valores sostienen el consumo desenfrenado que requiere el sistema de mercado.
Hace 75 años, el consumo per capita en EEUU y el Primer Mundo era la mitad del consumo actual.
La cultura de consumo actual ha sido creada e impuesta por la presión para aumentar los niveles de consumo.
Por eso, la mayoría de empresas ya gastan más dinero en publicidad, que en el proceso de producción.
Trabajan duro para crear falsas necesidades que has de satisfacer.
Y les funciona.
[Los «economistas»]
De hecho, los economistas no son realmente ‘economistas’.
Son publicistas del dinero, y todos sus modelos son meros intercambios de fichas para el lucro de las partes, totalmente ajenos al mundo vital real.
Está el caso del anciano de Ohio que no pagó el recibo de la luz… La compañía eléctrica le cortó el suministro, y el hombre murió.
Le cortaron la luz porque no obtenían beneficios si le mantenían el suministro, pero él no pagaba el recibo.
“- ¿ Cree que actuaron bien ?»
“- La culpa, realmente, no es de la compañía eléctrica, sino de los vecinos, amigos y compañeros de ese hombre que no mostraron la suficiente caridad para permitirle, como individuo, poder pagar su recibo de luz»
(Milton Fiedman, economista)
Mmmm… A ver…
¿He oído bien?
¿ Ha dicho que si un hombre muere por no tener dinero, la culpa es de otras personas, por la falta de caridad ?
Porque, si eso es así, vamos a necesitar muchas campañas, muchas recogidas de monedas y muchas huchas en todo el planeta para los 1000 millones de personas que hoy se mueren de hambre, gracias al sistema económico que Milton Friedman promociona.
Ya sean las teorías de Milton Friedman, F.A. Hayek, John Maynard Keynes, Ludwig von Mises, o de cualquier otro famoso economista de mercado, el razonamiento rara vez se sale de lo monetario.
Es como una religión.
Análisis del consumo, políticas de estabilización, déficit de gastos, demanda agregada…
Es un inacabable y recursivo discurso auto-contenido, donde la necesidades humanas, los recursos naturales y la búsqueda de la eficiencia, son descartados porque sí, y sustituidos por la singular idea de que los seres humanos, con sólo buscar tener más dinero que los demás, motivados por su propio y exclusivo interés personal, mágicamente crearán una sociedad sostenible, saludable y equilibrada.
No hay referencias a la vida en toda esta teoría, en toda esta doctrina.
¿ A qué se dedican, pues ?
Se dedican a seguir el rastro del dinero.
Sólo a eso, siguen al dinero, es lo único que les importa.
- Uno: No hay referencias a la vida… Casi nada… ¡ a la vida !
- Dos: Todos los agentes económicos buscan su beneficio egoísta. O sea, que sólo piensan en sí mismos, y en su propio provecho.
Así, lo único «racional» es la libertad para acaparar, y lo único que les interesa es maximizar el dinero o los productos.
¿ Y qué lugar ocupan las relaciones sociales ?… Ninguno, salvo el intercambio útil para engrandecerse.
¿Y nuestros recursos naturales ?… No importan, salvo para explotarlos.
¿Y la supervivencia de las familias ?… Tampoco importa. Basta con que tengan dinero para ‘comprar’…
Pero… ¿no debería la economía ocuparse de las necesidades humanas?… ¿No es eso lo fundamental?
Ah, pero esas «necesidades» no vienen en el diccionario… Sólo hay «deseos«.
¿Qué es «deseo«?
Pues dinero para comprar.
Deseos de dinero para comprar, no son necesidades humanas.
Sobre todo, si una persona no tiene dinero, pero necesita desesperadamente, por ejemplo, agua.
Y si «deseo» dinero para un inodoro de oro… ¿ A qué se destina ?… Al dichoso inodoro de oro.
¿Y esto es «economía«?
Desde luego, se trata del mayor y más descarado engaño de la historia del pensamiento humano.
[Sistema Monetario]
Hemos visto cómo es la «economía de mercado«.
Pero esa es sólo la mitad del sistema económico global… La otra mitad, es el «sistema monetario«.
La economía de mercado aborda las interacciones de la gente que busca beneficios con el trabajo, la producción y la distribución, mientras que el sistema monetario es un conjunto de políticas fijadas por las instituciones financieras, con el fin de crear condiciones apropiadas para la economía de mercado.
El sistema monetario usa palabras muy conocidas, como tasa de interés, préstamos, deuda, oferta monetaria, inflación…
Te quedas estupefacto con la jerga de los economistas:
“Tomar unas sencillas medidas preventivas, puede evitar tener que tomar medidas posteriores más drásticas» (Alan Greenspan, ex-presidente de la Reserva Federal)
En sí, el sistema monetario es bastante simple.
La economía, ahora global, se rige desde 3 ejes básicos.
Uno es la reserva fraccional: los bancos imprimen dinero salido de la nada, y luego te aplican un interés compuesto.
Siempre has de devolver más de lo que pediste prestado, así que tú también creas dinero nuevo, salido de la nada, que ha de pagarse con intereses, creando aún más dinero.
Vivimos bajo un modelo de crecimiento infinito.
Este modelo económico es una estafa piramidal.
Nada crece eternamente.
No es posible.
James Hillman, gran psicólogo, dijo: “Lo único que crece sin fin, es un cáncer»
Cada vez, más dinero, pero también más consumidores, más pago de intereses, generando a su vez más dinero.
Eso no es posible en un planeta finito.
Las personas sólo valen para crear dinero, el cual, a su vez, debe crear más dinero para evitar que todo se hunda, como está pasando ahora mismo.
Basta saber 2 cosas acerca del sistema monetario:
- UNO: Todo el dinero se crea con deuda. El dinero es deuda monetarizada, ya sea con bonos del tesoro, contratos hipotecarios o tarjetas de crédito. Si toda la deuda acumulada tuviera que ser pagada hoy… no quedaría ni un sólo céntimo en circulación.
- DOS: Se aplica un interés en cada préstamo, pero no hay dinero suficiente en el mundo para pagarlos todos. Los préstamos sólo crean capital, no intereses, así que ese capital es el único dinero existente. Así que, si toda la deuda acumulada tuviera que ser pagada hoy, no sólo no quedaría ni un céntimo en circulación, sino que se seguiría debiendo una cantidad enorme de dinero que es literalmente imposible devolver… porque no existe.
Todo esto trae 2 consecuencias inevitables: la inflación y la bancarrota.
La inflación es una tendencia histórica de todo país, e inevitable, porque cada vez hace falta más dinero para pagar los intereses, y mantener el sistema funcionando.
La bancarrota es el derrumbe de la deuda.
Le ocurre a una persona, negocio o país, cuando ya no puede pagar los intereses.
La economía de mercado se beneficia de todo ello, porque…
La deuda crea presión.
La deuda crea esclavos asalariados.
Es más probable que alguien endeudado trabaje por menos dinero, que alguien no endeudado.
Somos mercancía barata.
Las empresas prefieren empleados sin exigencias financieras.
Y eso mismo, aplica al caso de un país…
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, representando los intereses de las multinacionales, otorgan grandes préstamos a países con problemas financieros a un interés muy alto, y cuando los países están hasta arriba de deudas, y no pueden pagar, les aplican medidas de austeridad, y las multinacionales se abalanzan con fábricas donde explotar gente y recursos naturales.
Esa es la eficiencia del mercado.
Y, por si fuera poco, los sistemas monetario y de mercado tienen un híbrido, llamado «mercado bursátil«, que, en lugar de producir algo real, sólo se dedica a comprar y vender dinero.
¿Sabes lo que hacen con la deuda?
Pues sí… ¡la comercializan!
Compran y venden deuda para lucrarse.
Desde seguros ante incumplimiento crediticio, y obligaciones sobre el aval de la deuda de los consumidores, a complejos productos derivados que ocultan la deuda de los países, como el chanchullo entre Goldman Sachs y el gobierno de Grecia, que casi hundió la economía europea.
Los mercados bursátiles, como Wall Street, disparan la locura creada por la cadena de valor monetario.
(Habla Max Keiser, analista financiero, autor de «El Informe Keiser»)
Para entender los mercados bursátiles, basta leer un editorial del Wall Street Journal de hace 2 años, titulado «Enseñanzas del Inversor con Daño Cerebral«.
Explicaba que a las personas con un ligero daño cerebral, les va mejor como inversores que a los que tienen un normal funcionamiento cerebral.
¿ Por qué ?
Porque esa persona con ligero daño cerebral no posee empatía.
Esa es la clave.
Si no tienes nada de empatía, te va bien como inversor.
Por eso Wall Street se nutre de gente sin empatía.
Van allí, toman decisiones y comercian sin ningún reparo, sin pararse a pensar, ni ver cómo afecta a su prójimo.
Wall Street se nutre de estos robots.
De esta gente sin alma.
Pero, como tampoco les quieren pagar, ya usan robots de verdad, programas de software para operaciones algorítmicas.
El escándalo de Goldman Sachs y sus operadores automáticos: ponen un ordenador al lado de la Bolsa de Nueva York. Este ordenador de respaldo revisa y lanza todas las órdenes de compraventa, pero, de paso, se queda con unos céntimos…
Estaban todo el día desviando dinero.
¿Cómo si no, pudieron el año pasado estar 30 ó 60 días seguidos sin perder dinero?
¿Cómo si no, pudieron seguir ganando millones cada día?
¡Es estadísticamente imposible!
Yo trabajé en Wall Street, y era una sucesión de sobornos…Los corredores sobornaban a sus gerentes, los gerentes sobornaban a sus jefes regionales de ventas, y éstos sobornaban al jefe nacional.
Se daba por sobreentendido.
La mayor gratificación en navidad, es para el inspector.
El inspector está todo el día sentado, sin hacer nada.
No vigila si se incumple el margen legal de beneficios.
Claro, cuanto mayor es el soborno entregado al inspector, ¡mejor cumples la ley!
¿Cómo se ha podido convertir el fraude en la norma?
No es una excepción.
Es la norma.
Es como el chiste de Woody Allen: “Doctor, mi hermano cree que es una gallina«.
El doctor le dice: «¿Por qué no le mete en un manicomio?»
Y él contesta: «Lo haría, pero necesito los huevos»
Las operaciones fraudulentas de crédito entre bancos, buscando comisiones y gratificaciones, se han convertido en el motor del crecimiento del PIB de la economía de EEUU.
Aunque son operaciones fraudulentas, nunca serán castigadas.
No procesan, generan ni reaseguran nada.
Si escribo «20 mil millones» en una servilleta de bar, y JP Morgan escribe «20 mil millones» en otra servilleta, e intercambiamos las servilletas, acordando pagarnos una comisión del 0’25%, menuda gratificación de navidad obtenemos…
Hacemos un apunte contable, 1 servilleta de 20 mil millones, sin ningún valor real, y cuando el sistema ya no pueda absorber esas servilletas, le pedimos al gobierno que nos rescate financieramente.
Y gracias a Wall Street y al mercado bursátil global, hay, por lo menos, 500 billones de euros de créditos fraudulentos pendientes de pago, llamados «derivados«, llamados a derrumbarse.
Esa cifra supone 10 veces el PIB de todo el planeta.
Hemos visto gobiernos rescatar a empresas y bancos, gracias, aunque sea de risa, a otro préstamo bancario.
Ahora estamos viendo países enteros, siendo rescatados por otros países, a través de bancos internacionales.
Pero, ¿cómo rescatas a todo un planeta?
Todos los países ya están asfixiados por las deudas.
Estamos en otra espiral de quiebras de deudas nacionales, a tenor del puro cálculo matemático.
En EEUU, sería preciso elevar un 60% el impuesto de la renta sólo para pagar los intereses que vencen a medio plazo.
Los economistas pronostican que, en pocas décadas, el 60% de los países del planeta estarán en bancarrota.
O sea, a ver si lo entiendo.
El mundo va hacia la bancarrota, con lo que diablos eso signifique, debido a ese concepto llamado «deuda«, que ni siquiera es real, que sólo forma parte de un juego que hemos inventado… pero que compromete el bienestar de miles de millones de personas.
Despidos masivos, favelas, pobreza extrema, imposición de medidas de austeridad, cierre de escuelas, hambre infantil… y otras privaciones para las familias, y todo, por causa de esta farsa inventada…
¡¿ Qué somos, unos malditos idiotas ?!
– ¡Hola!… ¡ Marte, amigo !… ¿ Una ayuda para un hermano, eh?
– Madura, chico.
– ¡Saturno!… ¿Qué pasa, hermano?… ¿Recuerdas aquella nebulosa tan sexy que te presenté?
– Oye, mira, Tierra… Ya estamos cansados de ti. Todo lo que se te dió, lo has despilfarrado. Tienes recursos más que suficientes, y tú lo sabes… ¿Por qué no maduras, y eres más responsable, a ver?… Haces desdichada a tu madre… Estás sola, sabes…
– Ya, bueno…
[Salud Pública]
Esta máquina de despilfarrar, llamada «economía de mercado«, más la máquina de hacer deuda, llamada «sistema monetario«, conforman el modelo económico globalizado actual, y todo este sistema, provoca una cosa…
Desigualdad.
Se favorece la tendencia al monopolio y a concentrar poder en un puñado de empresas que dominan al resto, por su dinero, no por su utilidad, y se premia con incentivos de
200 millones de euros al año a los gestores de fondos de riesgo bursátiles, aunque no hacen realmente nada útil.
Mientras, un científico que busca ayudar a la humanidad investigando la cura para alguna enfermedad, gana 45 mil euros al año, si tiene mucha suerte.
El sistema monetario promueve la división en clases.
Por ejemplo: si tengo 1 millón de sobra, y lo pongo a plazo fijo al 4%, ganaré 40.000 al año.
Sin efecto social real alguno.
Pero, si soy de clase baja, y tengo que pedir un préstamo para comprar mi coche o casa, los intereses que pague serán en realidad, para pagar el 4% del depósito del millonario.
Este robo a los pobres para pagar a los ricos, es la base del sistema monetario, y podría definirse como “clasismo estructural”.
Por supuesto, históricamente, la estratificación social siempre ha sido considerada injusta, pero ahora es aceptada, de forma general, siendo el 1% de la población dueña del 40% de la riqueza del planeta.
Pero, además de la injusticia material, la desigualdad esconde algo más…
El increíble deterioro de la salud pública.
Es chocante el contraste entre el éxito material, con niveles de riqueza sin precedentes, y el fracaso social general.
Si ves las tasas de abuso de drogas, violencia, autolesiones en niños, o enfermedades mentales, es claro que algo va muy mal en nuestras sociedades.
Los datos confirman lo que la gente ha dicho durante muchos cientos de años: que la desigualdad genera discordia y erosión social.
Y eso es más cierto de lo que cabría imaginarse.
La desigualdad ejerce poderosos efectos psicológicos y sociales.
Así surgen los complejos de superioridad e inferioridad.
Causa enfrentamiento.
Surgen la falta de respeto, y que haya personas que se sientan menospreciadas.
Por eso, en las sociedades más desiguales, hay más violencia.
A menudo, la violencia se dispara por un sentimiento de menosprecio, y de falta de respeto hacia las personas.
En resumen, la mejor premisa para evitar la violencia, es la «igualdad«.
El factor que más afecta a la tasa de violencia, es el grado de igualdad o de desigualdad de una sociedad.
Se trata de una aberración social general.
No es que vayan mal sólo una o dos cosas…
Según aumenta la desigualdad, todo va a peor: la delincuencia, la salud, las enfermedades mentales…
Así, en lo que respecta a la salud pública, nunca jamás cometas el error de ser pobre.
O de nacer pobre.
Tu salud lo pagará muy caro, conforme a la «curva socioeconómica de la salud«.
A medida que se bajan escalones sociales, hablando en términos de estatus socioeconómico, la salud empeora, se sufren muchas enfermedades, la esperanza de vida disminuye, la tasa de mortalidad infantil aumenta… Y así con todo.
Interpretar esa curva trajo polémica.
Para algunos era obvio: el enfermo es menos productivo, y por eso, la salud origina las diferencias socioeconómicas.
Pero no es así, para nada.
Es al revés: viendo el status socioeconómico de un niño de 10 años, se puede predecir cómo será su salud décadas después.
Nivel social implica salud.
Para otros, lo obvio era: los pobres no van al médico, porque no pueden pagarlo.
Pero el problema no es la cobertura médica, porque los países con asistencia médica universal y seguridad social estatal, también sufren la misma curva.
Otra interpretación obvia era: cuanto más pobre eres, más probable es que fumes, bebas y lleves un estilo de vida poco sano.
Sí, influye, pero estudios en profundidad muestran que así sólo se explica un tercio de los casos.
Entonces, ¿qué es?
Es… el ESTRÉS de la pobreza.
De Bill Gates, para abajo, cuanto más pobres eres, peor es tu salud.
Pero con un matiz importante.
La salud empeora, no por ser pobre, sino por sentirse pobre.
Se debe a la gran influencia del estrés crónico en la salud.
El mayor estrés humano se debe a la mala calidad de las relaciones sociales.
Y lo que más reduce la calidad de las relaciones sociales, es la estratificación socioeconómica de la sociedad.
La ciencia ha demostrado que, independientemente de la riqueza material, el estrés por vivir en una sociedad estratificada provoca grandes problemas de salud pública, y cuanto mayor la desigualdad, peores son los problemas.
– Esperanza de Vida: Mayor en los países más igualitarios.
– Abuso de Drogas: Menos en los países más igualitarios.
– Enfermedad Mental: Menos en los países más igualitarios.
– Capital Social, definido como la capacidad de las personas para confiar en los demás: por supuesto, Mayor en los países más igualitarios.
– Resultados Educativos: Mejores en los países más igualitarios.
– Tasa de Homicidios: Menos en los países más igualitarios.
– Delincuencia y Reclusión: Menos en los más igualitarios.
Y la lista sigue, y sigue…
Hay menos Mortalidad Infantil, Obesidad y Madres Adolescentes en los países con más igualdad.
Otro también muy interesante…
Innovación: es Mayor en los países con más igualdad… rebatiendo la extendida idea de que una sociedad competitiva y estratificada es más creativa e inventora.
Además, el estudio «WhiteHall Study«, del Reino Unido, confirmó que hay más enfermedad y mortalidad cuando más abajo se está en la escalera socioeconómica.
Por ejemplo, se encontró que los peldaños más bajos de la jerarquía social, tenían 4 veces más mortalidad por enfermedades cardíacas, que los peldaños más altos.
Y esto es así, al margen del coste del servicio de salud.
Cuanto peor sea el estatus financiero de una persona, peor será su salud.
Este fenómeno es reflejo del “estrés psico-social”, y explica las aberraciones que asolan la sociedad actual.
¿Su causa?
El sistema monetario de mercado.
Ese es el mayor destructor de la ecología, el mayor causante de desperdicio, agotamiento y contaminación, el mayor generador de violencia, guerra, crimen, pobreza, maltrato humano y animal… el mayor generador de neurosis sociales y personales, desórdenes mentales, depresión, ansiedad…
Y además, la mayor fuente de parálisis social, que nos impide migrar hacia nuevas soluciones de salud personal, sostenibilidad global y progreso en este planeta.
No es la corrupción de este o aquel gobierno, o ley… No es esta o aquella empresa, ni este o aquel banco… no es un trastorno de la naturaleza humana… y no se trata de un oscuro secreto que controla el mundo.
Sólo es… este sistema socio-económico, ni más ni menos.
«La economía de mercado fomenta la escasez, a una escala sin precedentes, oranizando la producción y la distribución según el comportamiento de los precios, de forma que todos los recursos vitales dependen de la acumulación y el gasto. La escasez es la base de toda la actividad económica «.
(Marshall Sahlins, antropólogo)
«La codicia y la competencia no son fruto de una naturaleza humana inmutable. De hecho, la codicia y el miedo a la escasez, son continuamente creados y amplificados como consecuencia directa de la cantidad de dinero que estamos utilizando. Podemos producir alimentos más que suficientes para alimentar a todo el mundo, pero claramente no es suficiente dinero para pagar por todo. La escasez está en nuestras monedas nacionales. De hecho, el trabajo de los bancos centrales es crear y mantener esa escasez. La consecuencia directa es que tenemos que luchar entre nosotros, con el fin de sobrevivir.»
(Bernard Lietaer, economista)
SPQR
Desde el año de 508 aC, en que fue fundada la República de Roma, todos los monumentos que los romanos elevaron, llevaron las siglas latinas SPQR, que significaban “el Senado y el Pueblo de Roma”.
La palabra «Pueblo» no se correspondía en absoluto con lo que pudiéramos entender hoy día, porque Roma no incluía dentro del término «Pueblo» a toda la ciudadanía, sino tan sólo dos clases sociales: la de los patricios y la de los caballeros (‘equites’).
- Los patricios eran los descendientes de los fundadores de la ciudad: un centenar de familias, que, naturalmente, acapararon las mejores propiedades, y que se consideraban algo así como “los dueños de la casa” con respecto al montón de gente que vino después, la clase de los plebeyos.
- Con el tiempo, de los plebeyos se diferenció un pequeño grupo que se puede asimilar a la alta burguesía o clase media, muy fuertes desde el punto de vista financiero: los caballeros (‘equites’).
Cuando el último rey fue desalojado del poder, y se instauró la República, los patricios comprendieron que no podían quedarse solos contra todos los demás, y pensaron en tomar por aliados a los ricos caballeros, que, en el fondo, y como todos los burgueses de todos los tiempos, no aspiraban sino a formar parte de la aristocracia, es decir, del Senado (si los nobles franceses del siglo XVIII hubiesen hecho otro tanto, se habrían salvado de la guillotina).
El pueblo lo constituían, pues, solamente estos dos órdenes: patricios y caballeros. Todo el resto era plebe, y no contaba. Los plebeyos eran agricultores, artesanos, pequeños comerciantes, empleaduchos, y esclavos liberados («libertos«)… pero no eran “Pueblo de Roma”; carecían de poder e influencia.
Con este planteamiento, es fácil prever que el primer siglo de la República de Roma estuvo enteramente ocupado por las luchas sociales entre los que querían ampliar el concepto de «Pueblo» y los que querían mantenerlo restringido para las aristocracias (la de la ‘sangre’ y la de ‘carteras llenas’).
Así, esa lucha comenzó en 494 aC, es decir, sólo 14 años después de la proclamación de la República, cuando Roma, atacada por todas partes, había perdido todo lo conquistado bajo la monarquía y, reducida a casi ‘cabeza de partido’, tuvo que conformarse con ser miembro de la Liga Latina en pie de igualdad con todas las demás ciudades.
Al final de aquella ruinosa guerra, la plebe, que había proporcionado la mano de obra para llevarla a cabo, se encontró en condiciones desesperadas. Muchos habían perdido los campos, que quedaron en territorios ocupados por el enemigo. Y todos, para mantener a la familia mientras estaban en filas, se habían cargado de Deudas.
En efecto, en Roma, existían el dinero, la inflación, los préstamos y, por ende, las crisis económicas planificadas.
¿ Qué podían hacer aquellos plebeyos para reclamar un poco de justicia ?
Comenzaron a agitarse por calles y plazas, pidiendo por boca de los más desenvueltos, que sabían hablar, la anulación de las Deudas, un nuevo reparto de tierras que les permitiese reemplazar la propiedad perdida y el derecho de elegir magistrados propios.
Pero las clases privilegiadas y su Senado hicieron oídos sordos a estas demandas.
Así que, grandes masas de plebeyos decidieron cruzarse de brazos, retirarse al Monte Sacro, a unos 5 kilómetros de la ciudad, y proclamar que, a partir de aquel momento, no aportarían ni un bracero a la tierra, ni un obrero a las industrias…y, lo más dañino… ni un soldado al ejército.
Estaban en huelga.
Finalmente, el Senado capituló. Canceló Deudas, restituyó la libertad a quienes habían caído en la esclavitud por ellas, y puso a la plebe bajo la protección de 2 tribunos y de 3 ediles elegibles por ésta cada año.
Fue la primera gran conquista del proletariado romano, la que le dio el instrumento legal para alcanzar también las demás por el camino de la justicia social.
No mucho después, Roma lograba la «ley de las Doce Tablas«.
Fue otro éxito de los plebeyos: tras volver del Monte Sacro, no cejaron en pedir que las leyes no fuesen dejadas más en manos de la Iglesia, que a su vez era monopolio de los patricios, sino que se publicasen, de modo que cada uno supiese cuáles eran sus deberes y cuáles las penas en que incurrirían en caso de infringirlas.
Hasta aquel momento, las normas en que se basaba el magistrado que juzgaba habían sido secretas, reunidas en textos que los sacerdotes conservaban celosamente, y mezcladas con ritos religiosos con los que se pretendía indagar la voluntad de los dioses. Si el dios estaba de buen humor, un asesino podía salir de apuros; si el dios tenía mal día, un pobre ladronzuelo de gallinas podía terminar en la horca. Dado que quienes interpretaban su voluntad, magistrados y sacerdotes, eran patricios, los plebeyos se sentían en clara indefensión.
Así, el Senado encargó a una comisión de 10 legisladores que redactasen el código o ley de las Doce Tablas, que constituyó la base, escrita y pública, nada más y nada menos, que del Derecho Romano, que es la base de los ordenamientos jurídicos contemporáneos.
Esta otra conquista lleva la fecha del año 451 aC, sólo 57 años después de la fundación de la República.
La letra P de las siglas SPQR comenzaba a tener otro significado.
Toda huelga general tiene como objetivo extenderse a todas las actividades laborales, y afectar al conjunto de trabajadores e incluso a otros estamentos sociales (estudiantes, jubilados, etc.).
La convocada el 29-S en España, surge como respuesta a la reciente reforma laboral.
Se puede argumentar, con razón, que llega un poco tarde.
Porque la reforma laboral ya está aprobada.
Solo podrá modificarse si otro gobierno la deroga o altera.
Es lícito pensar que tiene más sentido esperar y expresarse en las siguientes Elecciones Generales, previstas para 2012.
Claro que, con la actual ley electoral, el sistema consigue que votar a partidos de implantación nacional que no sean los 2 mayoritarios, minusvalore el voto del resto.
Pero, en realidad, la huelga general no se plantea contra las decisiones de este o cualquier otro gobierno títere de la dictadura de los mercados, sino contra los mercados mismos, y más concretamente, contra la que es hoy su principal arma contra la clase trabajadora española, europea y mundial: el sistema financiero.
Vista la delegación de la soberanía de España a manos del euro, la Unión Europea (UE) y la Banca, la huelga general del 29-S se justificaría no sólo en defensa de derechos económicos, sociales y laborales, sino frente a la tergiversación de la Democracia.
Así, la huelga ya no es una lucha exclusivamente obrera, sino una lucha de todos, porque, directa o indirectamente, a todos van a afectar las reformas, que, por cierto, forman parte de un paquete de medidas neoliberales que la UE trata de implementar vía Fondo Monetario Internacional (FMI). Con dicho conjunto de medidas, similar a los “planes de ajuste estructural” que el FMI imponía a los países latinoamericanos en los años 80’ del siglo pasado para sojuzgar a los países, tratan de imponer duros sacrificios, y hacer pagar al Pueblo por una crisis que éste no ha provocado, y que ya le está afectando seriamente.
Esta crisis no ha sido provocada por la inmensa mayoría de la población, sino por una pequeña minoría de especuladores ligados a la gran Banca que, con el pretexto del estallido de la “burbuja” inmobiliaria y financiera, la han trasladado a la economía real vía saqueo de las arcas públicas (con la colaboración de gobiernos cómplices) y la supresión drástica del crédito a empresas y familias, provocando miles de quiebras, y millones de parados.
El rescatar a la Banca no lo va a pagar la propia Banca. Quieren que lo paguen el Pueblo.
La reforma laboral es el primero de los ejes del ataque a la población.
De entrada, esa reforma mina el papel de los sindicatos.
Además, y en paralelo, se ha orquestado una brutal campaña de propaganda contra los sindicatos, en prensa e Internet.
Los especuladores que han creado la crisis exigen recortar salarios y derechos sociales, diciendo que los trabajadores vivían «por encima de sus posibilidades«. Los gobiernos aplican planes de ajuste contra los trabajadores… Pero la campaña se forma sólo cuando los sindicatos convocan una huelga general contra esos recortes.
Y es cierto que los sindicatos han actuado de forma excesivamente complaciente, firmando ‘pactos sociales’ que libraban de responsabilidad al gobierno de turno por las mermas sociales, pactando ERE’s a nivel autonómico o nacional, y beneficiándose de la gestión de la formación para desempleados.
Pero la explicación de los ataques tiene que ver con la hipótesis de una ofensiva en toda la UE contra el (muy básico en el caso de España) estado del bienestar.
El Partido Popular (PP) ya tiene puesta la vista más allá de la huelga general: espera ganar las próximas elecciones. Ese hipotético gobierno del PP sería el encargado de profundizar en el desmantelamiento del estado del bienestar y en el recorte aún más grave de los derechos laborales. Y para esa política, con un PSOE en la oposición después de haber dado los primeros pasos en esa línea, sólo queda un enemigo a tener en cuenta: los sindicatos.
Porque, hoy por hoy… los sindicatos son los únicos que pueden movilizar y sacar al Pueblo a la calle para defender sus derechos.
La campaña contra los sindicatos quiere facilitar las cosas a los que se aprovechan de la clase trabajadora, desmoralizar a los propios trabajadores, y dejarles sin armas de organización colectiva para responder a los recortes salariales y sociales.
Los otros 2 grandes aglutinadores de masas: los clubes de fútbol, y la Iglesia y cofradías católicas no han puesto el menor interés por defender al ciudadano, ni lo van a poner.
Y los sindicatos tienen tanta legitimidad para hacerlo como el que más. Suman tantos afiliados como los partidos políticos que dicen representar al conjunto de los españoles. Si 3’5 millones de afiliados son suficientes como aval de los partidos para presentarse a unas elecciones, 3’5 millones de afiliados también avalan a los sindicatos para representar así a los trabajadores.
Y es desde los sindicatos desde surge la mejor posibilidad de reconstrucción de la «izquierda social«, como salida política.
De ahí la importancia del éxito de la huelga general, como resistencia frente el ajuste neoliberal actual y previsible.
En España, uno de los colectivos de trabajadores más reivindicativos, con permiso de las organizaciones agrarias y ganaderas, viene siendo el de los mineros del carbón.
Resulta clarificador…
Los mineros son trabajadores de un sector “obsoleto”.
Pero es que sectores “obsoletos” lo son todos los del país, porque se pide competir en cada momento con quien ofrezca, a nivel mundial (por aquello de la ‘Globalización‘), el menor coste de mano de obra, sin asumir responsabilidad alguna por el medio ambiente, cuando hay beneficios, ni por las consecuencias para las personas, cuando deja de haberlos.
Y, por eso mismo, todos los trabajadores de España y la UE ya están obsoletos. Hoy se ofrecen mejores costes de mano de obra para productos y servicios desde China, Argentina, Brasil… Pero, cuando dejen de ofrecerse desde esos países, aparecerán otros: India y Vietnam… Y luego, otros…
Y el rastro que se irá dejando es de pobreza y miseria, las raíces de los males del mundo.
Tendremos un mundo globalmente pobre.
En paralelo con el paro y los recortes de derechos sociales, asistiremos a otra oleada de privatizaciones, con la excusa de tapar el agujero de la Deuda.
Los gobiernos volverán a recurrir a la malventa de activos públicos para sanear las cuentas… que irán a parar a los de siempre, administrándolos gestores más preocupados por el lucro que por el servicio prestado.
En España, una vez avanzadas las privatizaciones en las áreas de salud y enseñanza, quedan, como bocados muy apetitosos, AENA (gestor de aeropuertos); el 20% de Red Eléctrica, el transporte de mercancías de RENFE (e incluso el ADIF, gestor de las infraestructuras ferroviarias), las cajas de ahorro (proceso ya iniciado), el agua (la Comunidad Autónoma de Madrid sacará próximamente a Bolsa el Canal de Isabel II), la lotería del Estado…
Mientras tanto, el gobierno de EEUU nacionaliza empresas para salvarlas de la quiebra: la aseguradora AIG, el banco Citigroup, las automovilísticas General Motors y Chrysler… en contraste con las políticas que se aplican dentro de la UE. Estos romanos están locos.
En tiempos de la República de Roma, el Pueblo lo componían sólo los nobles y los ricos. En el Capitalismo actual, el Pueblo somos la Plebe: todos, menos los nobles y los ricos.
Los privilegios surgidos en ambas épocas son análogos, pues en ambas se lucha por el status basado en el juego de Dinero y poder.
Por eso, del mismo modo, los plebeyos de Roma se negaron a reconocer ninguna pertenencia natural a una casta inferior, e hicieron huelga.
De hecho, negarse a trabajar ha sido siempre la única arma disponible para la Plebe.
Al menos, tenían una. Porque, por debajo en la jerarquía social, utilizados como la mano de obra más barata posible, y como base del sistema productivo, estaban los esclavos.
Los esclavos eran alojados, vestidos y alimentados por sus amos. Pero, en el Capitalismo actual, los esclavos pagan su propia manutención.
«La esclavitud posibilita la propiedad sobre el trabajo, pero obliga a tener que cuidar de los obreros, mientras que… el Capital controla el trabajo, gracias al control de los salarios. Y eso se puede conseguir, controlando el Dinero» (circular interbancaria de julio de 1862, contra el greenback, una nueva moneda libre de Deuda para EEUU).